Sucesión de efectos especiales, empalmados con clips; en medio soporíferos romances juveniles y un guión mediocre para unos actores que ya no caben en la ropa. Mucho mejor (y ya es decir), el libro.

En el DVD de la película, se incluye un reportaje sobre la producción de la misma, donde Spielberg dice: " Hemos de recordar las guerras para que no vuelvan a ocurrir ". Es una de las favoritas de mi hijo (14 años), y piensa que una guerra es el acontecimiento más funesto en la vida de una persona, lo que permite comprobar la veracidad y solidez de la cinta. Con escenas irrepetibles, como la de la madre que cae al suelo ante las negras nuevas que presiente, esa postal que son los soldados cuando pasan de escuchar la canción de ¿Edith Piaf? a las ominosas cadenas de los tanques, el llanto del cobarde,... Diálogos y frases brillantes: " Sólo se que cuando mato me siento más lejos de casa ". Manuales de Psicología, como cuando el capitán Miller rompe una situación de tensión, desvelando un secreto nimio (su identidad corriente) o el pánico y las lágrimas de los soldados en el fragor del combate. Los fotogramas "interactivos" de Janusz Kaminsky (el director de fotografía) han sido ampliamente imitados con posterioridad, y la banda sonora de John Williams, como siempre soberbia, ponen adecuado colofón a una película inolvidable.

No me gusta Scorsese. Salvo Taxi Driver o El aviador, creo que es un director supervalorado. Sus películas son de metraje desmesurado y secuencias innecesarias, aunque ésta no es tanto tostón como Infiltrados, La edad de la inocencia o Gangs of New York. Sus guiones son miméticos de otros ajenos y anteriores, hipertrofiados y enmascarados. Los viste con algún gran actor domo Di Caprio o Nicholson, y excelentes secundarios, pero son producto chino que imita a la perfección la marca original, aunque a ojos cinéfilos no ocultan la farsa. Algo de lo que se ve en la peli lo habíamos visto en El resplandor, Los otros o El sexto sentido. Intenta despistar al espectador con algún truco y muchos pasillos oscuros, pero al final, no puedo dejar de recordar El corazón del ángel, de Alan Parker.

Pasando someramente sobre la compleja vida del monje agustino, no deja de ser un muy digno producto que sobresale sobre la barahunda de cine de efectos especiales.