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España España · Pasajero 58
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Críticas 2.259
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
1 de septiembre de 2023
92 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
Denzel vuelve a interpretar al personaje de Robert McCall y bienvenido sea. No ha variado lo más mínimo. Llama un poco la atención, no sé si para bien o para mal, situar la trama en la Italia de la Camorra. Pero como somos personas de mundo no vamos a buscar más explicaciones que las que dan. Denzel encuentra allí, por accidente, un pueblo pesquero del que se enamora, no porque sea bonito (que lo es) sino por la gente generosa y amable que lo habita. A partir de ahí, hay un relato simpático, bien contado, el esperado sin duda, y el otro también está, por supuesto, el tenebroso, el odioso, con una música muy acorde a la cruenta acción que sube en tono según el bueno de Denzel da un paso más en su tarea vengativa.

Denzel es mi primo. ¡Qué bien trabaja! Qué planta, qué confianza da al espectador. Lo bien que ha asumido ese papel, habla con ironía, con dulzura casi, con una sonrisa y con firmeza. Adora a los niños. Lo da todo. Eso sí, quita también. Quita a quién hay que quitar. Quita las vidas. "¿Acaso me parezco a alguien que va matando gente por ahí?" Qué va Denzel, das el pego. ¿Cómo va a ser eso posible? Y es que el fondo de la cuestión está en que sus palabras tienen un tono bíblico, es un predicador, un Mesías —"Ese hombre va a morir ahora y no lo sabe"—. A uno le gusta escucharle, ese es el otro aliciente, tan calmado, con esa personalidad de justiciero de la justicia de la buena, que se adivina será la del Juicio Final. Así que el ritmo es siempre impecable. Escucharle ya vale media película.

Hay quien piensa que la justicia no tiene que ser vengativa, pero los que no nos engañamos, sin más leches ni políticas, entendemos de sobra que no existe la justicia justa y menos cuando varía tanto según estás en un rincón del mundo o en otro. Por eso algunos justicieros son mucho más justos que un juzgado ya sea de Primera Instancia o sea el Supremo. Cada uno que piense lo que quiera pero esa es la verdad. En la película Fallen (1998), Denzel como policía tiene que enfrentarse al mismísimo diablo que va adquiriendo cuerpos por el camino según se tropieza con la gente, y canturrea cuando actúa. Creo que aquí, el personaje justiciero de Denzel es un predicador bíblico —existe desde el principio un ambiente de lo más cristiano con imágenes de cruces y figuras de la Virgen—, es un santo, un discípulo de las causas perdidas, pero cuando tiene que actuar con una violencia salvaje se convierte en un demonio, y canturrea tan tranquilo mientras ve agonizar a sus víctimas sin piedad alguna. Es acojonante. En esta vida hay que ser bueno, pero con los mierdas hay que ser un verdadero demonio. Esa es la enseñanza. Ojalá, hubiera una cuarta entrega.
13 de enero de 2024
90 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, no lo soy, pero me gustaría serlo. Hace poco me estafaron en una tienda. Advertí algo raro en el precio y luego me di cuenta. Regresé y protesté a la asquerosa dependienta, una vieja alta, con unas gafas grandísimas y una melena dispersa como una onda expansiva. Me dijo que estaba todo bien. En ese momento me hubiera gustado ser un Beekeeper, coger un bidón de gasofa, rociar los estantes y prender toda la mierda del negocio. Pero no, media vuelta y fuera. No era para tanto, dirá alguien, serían 5 ó 6 euros pero es la honrilla. La falta de respeto lo que jode. Timan por internet y la policía no puede hacer nada. Te birlan la casa y la policía no puede hacer nada. ¿Ley o justicia? Justicia, evidentemente. Y eso es un Beekeeper.

Eso es lo que tienen estas películas, que reconoces a Jason en el papel de Jason, el justiciero, el que hace por ti lo que los hijos de puta del Estado no hacen y en cierta forma agradeces que al menos, en película, te cuenten casos de justicieros desinteresados vengando al anónimo ciudadano estafado, violado. Agradeces que al ver a ese ciudadano desamparado haya alguien que inventa personajes para hacer justicia aunque sea a hostias (ahora lo están aprendiendo por centro américa). Y lo hace porque está de acuerdo. Y ahí está Jason, modélico. No es que la película sea modélica de brillante sino que es del modelo bien sabido. Su modelo de acción. Jason hace la película como el funcionario atiende el mostrador de información, mecánicamente, sin alardes, sin sonrisas, sin amabilidad, sin gracia. Bueno, para mí, bien, esos trabajos no son agradecidos y por tanto no hay que regalar simpatía, y menos aún sonrisas falsas, aunque pienso que en una película sí se podría, y Jason en otras hace lo mismo (repartir hostias) pero con más historia, con un fondo más entrañable, aquí no. Y eso se echa de menos. Hay mucha gente al tostadero para que Jason sacuda pero poca reflexión, poco espacio para asentir con tristeza la excusa de tanta violencia, pero Jason es así, tajante. ¡Pero que sí! Espero volver a verlo, como es él, del lado honrado y actuando como un criminal.
8 de abril de 2016
104 de 133 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué existe esta película? Una película cuyos autores saben desde el principio que va a ser vapuleada por el sector crítico más formal y, que como se ve así ha sido pues no hay nadie que se atreva a valorarla ni siquiera como entretenida, sale a la luz por un par de razones posibles.

La primera podría ser que los autores saben que hay un determinado público que consume acción, que da por bueno todo, que no entra en valoraciones políticas, metafóricas o de sensibilidad, y que muestra facilidad para reír cuando el héroe le vuela la cabeza de un disparo al hijo puta terrorista tras haberlo cosido a puñaladas, y como colofón añade un comentario que demuestra su rudeza absoluta y que es más bestia que los bestias de asesinos.
-¿Era necesario eso?
-No.

Pero que les de por culo a los terroristas. Algunos, que tenemos la cabeza llena de problemas ajenos a nuestra voluntad, necesitamos cierta dosis de evasión para que la cabeza se despeje y así volver a retomar la vida desde cero. Y es que Objetivo Londres es de las que te reinicia el cerebro, termina y sales del cine como nuevo, sereno y dispuesto a centrarte en la realidad y continuar con tu lucha diaria.

Esto no quiere decir que los autores tachen a este público de característico como poseedor de neuronas tipo elemental sin capacidad de clasificar o distinguir, al contrario, se le valora y se le estima, es más, se le cuida. Los autores saben que es un público muy estimable y muy válido. Por eso hablan claro y no se cortan, y lo que menos pretenden es engañar o soltar mensajes subliminales. Por ejemplo, durante el intercambio de frases entre gobierno USA y el terrorista, éste dice: “Todos somos iguales: yo vendo armas como los países también lo hacen”. El guion está así y no añade más, no se les ocurre adoctrinar; se calla hasta el mismísimo Morgan Freeman. Los autores saben que su público es capaz de discernir de sobra y que tiene su opinión, que ésta puede ser cualquiera y que la respeta. Esta es forma de presentar una realidad, y no la que emplean los que se dedican siempre a insultar a los que no piensan como ellos.

La otra opción de la existencia de este film puede ser un mensaje, no amenazante ni nada parecido, sino como una leyenda sobre esta guerra que han trasladado a Occidente los terroristas. Y es que ante este cambio de escenario, los americanos quieren dejar claro que podrán seguir atentando contra ellos y contra el mundo democrático, pero que “Dentro de mil años, seguiremos aquí”. No es por tanto aleccionadora en ningún sentido, tan solo es una frase, y volvemos a señalar, que es lo contrario a esos críticos detractores que sabiendo lo que hay, se salen del contexto para quejarse de lo mal que les parece estas exposiciones fílmicas, incluso llegándolas a tachar de "fascistoides", como si Aaron Eckhart fuera el culpable de que la película sea una fantasmada, señores: ¡qué es sólo un actor!, que aunque esté muy metido en su papel, es inocente del todo; que no es el presidente USA yendo por las calles de Londres con el colega pegando tiros. Dicho de otro modo para los cerebritos: Que el presidente USA nunca se las va a ver en esas situaciones tan apuradas, ¡pero el pueblo sí!, por desgracia, y se las verá por esos fanáticos terroristas. En mucha medida, los contrarios a este cine, a la larga, no están sólo contra este cine, sino contra la libertad (cada uno que vea y opine lo que le de la gana).

Aparte de estas consideraciones obligadas para ver con tranquilidad la película y no fantasear sobre el presidente USA y su colega, diremos que Fuqua dejó las directrices marcadas para esta continuación y que se ha trabajado a pies juntillas sobre la de Objetivo: La Casa Blanca. ¿Veremos la misma película? ¿Es un corta pega? Pues no lo es. Es una continuación.

Para todo lo que quiere abarcar el film de destrucción masiva, hay que decir que con poco se ha conseguido bastante. En absoluto es chapucera, las secuencias se aprovechan al máximo aunque eso supone aceptar muchas que se podrían discutir; pero entonces ya no sería este cine. El caso es que resulta algo simple todo lo relacionado con los mandos directivos policiales; el enfrentamiento policial es algo impensable, pero se tiene que aceptar y es que de entrada, el hecho de que la cúpula mundial del G8 vaya a saltar por los aires ya te predispone a cualquier cosa. Las calles se quedan desiertas para la acción y los acontecimientos se acomodan para que nuestros héroes Gerard Butler y un eficaz Aaron Eckhart como presidente —sólo Charlton Heston hubiera quedado mejor ;)—, sigan su camino hacia la salvación y hacia la libertad. Yo la apruebo porque el presidente me ha convencido con una frase muy tierna: No hay que criticar, lo que hay que hacer es animar. No me sirve mucho, pero me gusta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Alguna salvedad.
El que se acepte el caos propuesto no quiere decir que el público sea tonto. Al director, no a éste sino a muchos que cometen los mismos errores, habría que darlos un capón fuerte cuando te ponen escenas como ésta: Después que el helicóptero ha sido derribado, la jefa de seguridad queda atravesada por un hierro que le sale por el pecho. El hierro es de tamaño como el árbol de levas de un camión de 18 toneladas pues aún así van y dicen que la taponen la hemorragia, pero además la tía no está muerta, puede hablar durante unos segundos y desear lo mejor a su amigo para que siga adelante y luego fallecer ya tranquilamente. Para quedarse pasmado.

Me ha hecho gracia que al presidente italiano le hayan colocado con una guapa señorita que se adivina desde lejos que no es su mujer. Han puesto a Silvio Berlusconi con todas las de la ley.

Lo de la mujer esperando un hijo, como siempre, cuando el marido sale de viaje con una misión peligrosa, es ya un acontecimiento tan manido, tan trillado, que urgen convencer a los guionistas que busquen otras alternativas para causar emoción. Nada más. De nada.
12 de noviembre de 2010
102 de 131 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular. Tal vez las expectativas no eran claras, pero estaba Denzel y sabíamos que Denzel está muy puesto en esto de los trenes desde que se encontró con el 123, por tanto tampoco se arriesga uno mucho. El caso es que ahora tiene que detener el triple 7 que se ha escapado sin control. Muy bien, Denzel. Eso es pan comido para ti, lo sabemos.

La apuesta está clara: emoción; y Tony Scott sabe sacar partido a los 800 metros de tren a la carrera. Una fotografía espectacular y una acción imparable. La películas de trenes tienen un algo que atrae … No sé qué será pero ahí están las locomotoras que si no te atraen, pues nada, te quitan de en medio. Fuera. No lo dudes.
El tema es que la locomotora tiene que estar descontrolada como la del tren del infierno, y tenga esa robustez que impresiona, que te dice la cabrona que no hay huevos de pararla.
Además consideremos los añadidos que acompañan esta aventura:
-Tensión del equipo de profesionales como si estuvieran viendo a tope una final de fútbol.
-El toque sentimental que no puede faltar. Algo visto pero muy bien expuesto sin cortar la acción ni entretener con chorradas o cariñitos. Bueno, una lagrimita tiene que rodar por el rostro de alguna... Ahí los americanos no perdonan.
-El despliegue de seguridad también perfectamente colocado por TS a ambos lados de la vía: Policías, cambio de vías, carreras, cabreos, etc… Todo con el punto de veracidad exigido.

La película está imparable. Y me voy al vagón de cola para terminar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Por eso cuando Denzel decide perseguir al tren 777, y dice: “¿Te apuntas?” Sabes en ese momento que la película funciona porque, si uno de nosotros hubiera estado ahí, si tuviéramos esa oportunidad, si nos lo preguntara a nosotros, o por lo menos a mi, por supuesto que hubiéramos respondido firmemente que sí. Estoy contigo Denzel.
Voy a apoyarte y voy a estar a tu lado hasta el final aunque sea sólo para tocar el silbato.
14 de septiembre de 2018
118 de 164 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un insulto a la galaxia de los depredadores y a la nuestra. Un insulto que lo pagaremos caro la próxima vez que vengan. Los productores han querido dar un paso adelante con esta tercera parte (la de los alien no cuentan), y no es más que un paso atrás definitivo, un costalazo bestial. ¿Más mortíferos los depredadores? ¡Y una m…! Qué vergüenza. Si vas a verla a los 10 minutos estarás pidiendo: Por favor que se acabe ya, por favor Dios, que se acabe, por favor que se acabe ya… Lo más horrible son las referencias que utilizan, por ejemplo comparar a Arnold y a Carl Weathers con el capitán que hace el papel de Arnold y el otro negro. Mientras los auténticos demostraban sus recias personalidades masculinas, sin una sola sonrisa, con palabras medidas, éstos parecen que van a terminar juntos en la cama como dos tortolitos hablando del amor. Aquí el grupo de militares son una pandilla de descerebrados a lo Murdock del Equipo A sin más historia, sin encanto alguno. Pero eso no es todo, la cosa se agrava más todavía. Sale una tía bióloga evolucionista a lo Anita la Fantástica, que sabe más de armas que el coronel Furia, algo ilógico, asombroso, estúpido a más no poder, que no he podido dejar de ver en ella a la horrible Piar Rubio, esposa de Sergio Ramos, esa histérica haciendo las pruebas de gilipollas absoluta que le ordena hacer el general Motors (Pablo), el enano butanero, en su mierda de programa el hormiguero más gastado que la silla de Toro Sentado; y encima la tía lista se atreve a utilizar una frase de Arnold, que se debía haber disculpao. Otro insulto es el hijo del macarra capitán ése que es presentado con el síndrome de Asperger, ¿con síndrome, discapacitado? ¡Anda ya! Pero si termina dejando al mismo Eduardo Punset como un parvulario tartaja, ¡qué chaval la hostia! No me extraña que quieran pegarle. Ese no necesita que nadie le haga las tesis para los doctorados. Encima connotaciones bárbaras en los diálogos, fascistas, cuando ese mismo chaval le dice al cartero: Mi padre mata para que usted pueda ser cartero. Cómo una Belén Esteban cualquiera: ¡Ma-ta! Por favor, asesino, criminal..., se dice: Mi padre “trabaja”… Un poco de delicadeza, coño, que somos gente civilizada. Pero es que entre ellos, que son todos miembros del Ejército, se matan sin más en vez de estar juntos, sin respeto a la vida humana, al compañerismo, algo impensable. Un insulto a la camaradería, al sentido común.

Y el mayor insulto va al mismo depredador. Si es que parece un depredador de Tercera Regional, no es él, está claro… No sabe ni utilizar sus gadgets, al revés, los pierde como el que pierde la cartera cuando sale del coche; ya casi ni se mimetiza. Han utilizado la patente del dibujo para ridiculizarlo, no hay derecho. Lo han empobrecido, si da pena… Y los perros, no cuento lo de los perros porque vais a llorar conmigo, así que no me queda otra que avisar para que esto termine pronto y vuele de las pantallas rápidamente y el día de mañana logremos olvidarlo. La hubiera puesto un 2, o un 3, pero utilizando la referencia que se utiliza, esa memorable obra, con Arnold y compañía, e incluso la digna secuela de Danny Glover, deberían haber tenido un máximo respeto y haber cuidado una trama más inteligente, más digna, evitando tanto efecto digital y buscando intriga y suspense en base al terrorífico visitante de una lejana galaxia.
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