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Críticas ordenadas por utilidad
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4
26 de enero de 2023
26 de enero de 2023
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Jesse Pinkman, nuestro querido Jesse… De entre todos los carismáticos, excelentes, inquietantes y entrañables personajes de “Breaking Bad”, a Jesse le tocó demostrar de la saña de la que estaba hecho y eso pudo observarse a lo largo de la serie gracias al desarrollo en madurez, estrategia e inteligencia que fue adquiriendo para finalmente convertirse en el personaje con mayor y más satisfactoria evolución personal. Siendo un personaje tan trágicamente curtido en tantas desgracias, malas decisiones, malas influencias, miedo, osadía y decisión, ¿hay fidelidad a Jesse o incluso a la serie en “El Camino”? Pues… No…
Antes de entrar en detalle en los fallos, que no son pocos, merece mencionarse los aspectos de producción y de diseño consiguen transportarnos de nuevo a los escenarios originales, a la atmósfera tensa y agobiante en ciertas escenas. Incluso después de seis años, Aaron Paul demuestra aún afinidad y mimetismo con Jesse, así como el resto del elenco con sus respectivos personajes, en especial Robert Forster. Y una vez más, en el infalible del desierto suroccidental americano, desde luego un escenario sumamente acertado para la dinámica que requería “Breaking Bad”. Aunque una vez vistos los (evidentes, hay que reconocerlo) puntos a favor de la película, a lo largo de la misma el espectador puede comprobar sin demasiado esfuerzo, e incluso con cierta incomodidad, que el fuerte apego por un adecuado desarrollo del guión queda mermado a “ocasiones”. Esto se ve principalmente reflejado en los recuerdos de Jesse tras haber sido esclavo de los neonazis y la mascota de Todd (ahorrémonos en lo irreconocible que está Jesse Plemons en apenas unos años ahora que lo sabemos todos), y el resultado es desencajado debido a que algunos de esos flashbacks no aportan nada a una floja y alargada trama. Este es el principal problema de “El Camino”: la directa y necesaria dependencia en elementos de la serie y en el escaso contenido propio que ofrece, esto es, mediocridad, porque, ¿qué aportan que no supiéramos? No se siente como una película descendiente de la serie, más bien como un borrador de un par de capítulos concluyentes alternativos amalgamados en dos horas.
Con lo satisfactoriamente que había concluido una de las series más influyentes de las últimas décadas, frustra un poco y avergüenza que la masa fanática pidiera algo que era gratis soñar para evitarnos un producto que aparentemente nació de la improvisación y de la pereza. Y como ya se ha marcado antes, sí, a todos nos ha quedado claro la sensación disonante que tienen un Paul casi cuarentón en la piel de un muchacho en sus veintimedios o un Plemons en con unos kilitos de más, pero sólo nos queda mordernos la lengua y recordar que Gilligan casi improvisó la cinta y la elaboró para los fans de la serie, así que es de suponer que a ambos actores les vino casi de sorpresa la noticia.
Nota: 4/10.
Antes de entrar en detalle en los fallos, que no son pocos, merece mencionarse los aspectos de producción y de diseño consiguen transportarnos de nuevo a los escenarios originales, a la atmósfera tensa y agobiante en ciertas escenas. Incluso después de seis años, Aaron Paul demuestra aún afinidad y mimetismo con Jesse, así como el resto del elenco con sus respectivos personajes, en especial Robert Forster. Y una vez más, en el infalible del desierto suroccidental americano, desde luego un escenario sumamente acertado para la dinámica que requería “Breaking Bad”. Aunque una vez vistos los (evidentes, hay que reconocerlo) puntos a favor de la película, a lo largo de la misma el espectador puede comprobar sin demasiado esfuerzo, e incluso con cierta incomodidad, que el fuerte apego por un adecuado desarrollo del guión queda mermado a “ocasiones”. Esto se ve principalmente reflejado en los recuerdos de Jesse tras haber sido esclavo de los neonazis y la mascota de Todd (ahorrémonos en lo irreconocible que está Jesse Plemons en apenas unos años ahora que lo sabemos todos), y el resultado es desencajado debido a que algunos de esos flashbacks no aportan nada a una floja y alargada trama. Este es el principal problema de “El Camino”: la directa y necesaria dependencia en elementos de la serie y en el escaso contenido propio que ofrece, esto es, mediocridad, porque, ¿qué aportan que no supiéramos? No se siente como una película descendiente de la serie, más bien como un borrador de un par de capítulos concluyentes alternativos amalgamados en dos horas.
Con lo satisfactoriamente que había concluido una de las series más influyentes de las últimas décadas, frustra un poco y avergüenza que la masa fanática pidiera algo que era gratis soñar para evitarnos un producto que aparentemente nació de la improvisación y de la pereza. Y como ya se ha marcado antes, sí, a todos nos ha quedado claro la sensación disonante que tienen un Paul casi cuarentón en la piel de un muchacho en sus veintimedios o un Plemons en con unos kilitos de más, pero sólo nos queda mordernos la lengua y recordar que Gilligan casi improvisó la cinta y la elaboró para los fans de la serie, así que es de suponer que a ambos actores les vino casi de sorpresa la noticia.
Nota: 4/10.

6,5
21.991
6
5 de diciembre de 2022
5 de diciembre de 2022
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Como muchos otros colegas de la plataforma han manifestado en sus críticas, hay que montarse en el carro y compartir la misma opinión inicial: el que mucho abarca poco aprieta. Y esto se siente más como una lección de dirección para el mismo Iñárritu debido a lo excesivo de la trama y de las subtramas que se van desarrollando a lo largo de la película. Hay que recordar que con sus 147 minutos, no es especialmente corta ni el propio transcurso permite que sea demasiado dinámica.
Y aun así, una lanza a favor hacia Iñárritu. Por supuesto que no es debido principalmente a lo ya mencionado, pues en “The Revenant” había momentos todavía más indigestos a causa de lo pesado de la historia, aunque es cierto que en este caso semejante obra con tantas y tan variadas aristas concluyen de manera más o menos superficial, más o menos satisfactorias y más o menos mal y raramente. Son muchos los personajes a tratar y en cada uno de ellos se desarrolla, incluso si es a mínima escala, una historia que en la mayoría de los casos (y en conjunto), hacen que se pierda el eje principal de la trama. No hay duda de que Uxbal es un complejo personaje cargado de responsabilidades como padre, socio, hermano, colega y ex marido, y en todas ellas el director y los guionistas cargan de responsabilidad al pobre hombre; sin embargo, Uxbal es humano y como humano en su ansia y su necesidad de supervivencia hace lo que puede para que a sus niños no les falte de nada y para mantener satisfecha a la desequilibrada mental de su madre. Por no hablar del puto cáncer… Esto es cierto, la complejidad de una vida humana tan “vivida” provoca que casi dos largas horas y media no hagan justicia al libro de Uxbal. Pero para añadir justicia, la interpretación de Bardem.
La actuación del protagonista fue, sin duda, lo más aclamado de toda la película y con fiera y fuerte razón. La sangre, el temple y el carácter de Uxbal parecía haberse diseñado para Javier centímetro a centímetro de su piel. Sin duda, una actuación soberbia. Doña Maricel Álvarez tampoco está exenta de este apartado, pues su personaje logra diseñar el retorcido y maquiavélico retrato de una mujer desesperada por tener razón a pulso de ventaja de su clara bipolaridad. Y, madre mía, qué manera de lograrlo. Incluso los críos Mateo y Ana consiguen reflejar la inocencia y el temor por las lecciones de vida que los esperan, mostrando también el tierno amor que sienten por su atareado padre. La escenografía es también digna de mencionarse, ya que es mostrada en la Barcelona pobre y casi marginal, en la Barcelona ajena al célebre Montjuic, al Camp Nou o a la Sagrada Familia. Y si se le añade la banda sonora de Gustavo Santaolalla, el conjunto podría haber sido estremecedor. Pero no lo fue…
Entonces, ¿dónde reside el gran fallo de “Biutiful”? Siendo breves, probablemente en la perspectiva del propio Iñárritu. No cabe duda de que fue una idea hecha por sí para sí (y para la memoria de su padre). Se enlazó tan fuertemente a Uxbal que perdió de la mano el necesario hilo conductor que tan imprescindible es para que la narración y la misma película se entiendan a sí mismas, y no dejó demasiado que ofrecer al espectador que comprendiera el quehacer final de su personaje.
Nota: 6/10.
Y aun así, una lanza a favor hacia Iñárritu. Por supuesto que no es debido principalmente a lo ya mencionado, pues en “The Revenant” había momentos todavía más indigestos a causa de lo pesado de la historia, aunque es cierto que en este caso semejante obra con tantas y tan variadas aristas concluyen de manera más o menos superficial, más o menos satisfactorias y más o menos mal y raramente. Son muchos los personajes a tratar y en cada uno de ellos se desarrolla, incluso si es a mínima escala, una historia que en la mayoría de los casos (y en conjunto), hacen que se pierda el eje principal de la trama. No hay duda de que Uxbal es un complejo personaje cargado de responsabilidades como padre, socio, hermano, colega y ex marido, y en todas ellas el director y los guionistas cargan de responsabilidad al pobre hombre; sin embargo, Uxbal es humano y como humano en su ansia y su necesidad de supervivencia hace lo que puede para que a sus niños no les falte de nada y para mantener satisfecha a la desequilibrada mental de su madre. Por no hablar del puto cáncer… Esto es cierto, la complejidad de una vida humana tan “vivida” provoca que casi dos largas horas y media no hagan justicia al libro de Uxbal. Pero para añadir justicia, la interpretación de Bardem.
La actuación del protagonista fue, sin duda, lo más aclamado de toda la película y con fiera y fuerte razón. La sangre, el temple y el carácter de Uxbal parecía haberse diseñado para Javier centímetro a centímetro de su piel. Sin duda, una actuación soberbia. Doña Maricel Álvarez tampoco está exenta de este apartado, pues su personaje logra diseñar el retorcido y maquiavélico retrato de una mujer desesperada por tener razón a pulso de ventaja de su clara bipolaridad. Y, madre mía, qué manera de lograrlo. Incluso los críos Mateo y Ana consiguen reflejar la inocencia y el temor por las lecciones de vida que los esperan, mostrando también el tierno amor que sienten por su atareado padre. La escenografía es también digna de mencionarse, ya que es mostrada en la Barcelona pobre y casi marginal, en la Barcelona ajena al célebre Montjuic, al Camp Nou o a la Sagrada Familia. Y si se le añade la banda sonora de Gustavo Santaolalla, el conjunto podría haber sido estremecedor. Pero no lo fue…
Entonces, ¿dónde reside el gran fallo de “Biutiful”? Siendo breves, probablemente en la perspectiva del propio Iñárritu. No cabe duda de que fue una idea hecha por sí para sí (y para la memoria de su padre). Se enlazó tan fuertemente a Uxbal que perdió de la mano el necesario hilo conductor que tan imprescindible es para que la narración y la misma película se entiendan a sí mismas, y no dejó demasiado que ofrecer al espectador que comprendiera el quehacer final de su personaje.
Nota: 6/10.

7,3
29.389
8
1 de noviembre de 2022
1 de noviembre de 2022
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Monty Python presentó al mundo tres grandes obras cada una con su sello identificatorio mediante adaptaciones repletas de sátira, humor absurdo... Y a veces de filosofía. "La vida de Brian" se atrevió a parodiar al mismísimo Cristo y su sagrada historia, mientras que "Los caballeros de la Mesa Cuadrada" reescribía la leyenda del rey Arturo y de los caballeros de Camelot. Pero, ¿de qué va "El sentido de la vida"? Pues aunque suene extrañamente retórico y redundante, va (como la vida misma) de nada en concreto.
La vida en su esencia no es más que cadenas de ADN autorreplicante, de católicos salvados de la furia de Dios gracias a evitar el desperdicio del esperma, de aburridas clases de sexología con coito en vivo, de despiadados piratas oficinistas en busca de grandes mercados financieros, del ejército británico en su colonia sudafricana del siglo XIX en busca de una pierna amputada, de números musicales que intentan explicar nuestra leve presencia en la inmensidad del Sistema Solar o de la Vía Láctea cada vez que nos ruegan que entreguemos nuestro hígado... La vida, en sí, no tiene un rumbo claro y somos nosotros quienes tenemos la misión de buscárselo cada vez que recordemos que aún estamos vivos para plantearnos sin cesar esta enigmática cuestión. Pero al fin y al cabo, y aunque la vida no deja de ser cadenas de ADN autorreplicante, usted tiene la última palabra.
Nota: 8,0/10
La vida en su esencia no es más que cadenas de ADN autorreplicante, de católicos salvados de la furia de Dios gracias a evitar el desperdicio del esperma, de aburridas clases de sexología con coito en vivo, de despiadados piratas oficinistas en busca de grandes mercados financieros, del ejército británico en su colonia sudafricana del siglo XIX en busca de una pierna amputada, de números musicales que intentan explicar nuestra leve presencia en la inmensidad del Sistema Solar o de la Vía Láctea cada vez que nos ruegan que entreguemos nuestro hígado... La vida, en sí, no tiene un rumbo claro y somos nosotros quienes tenemos la misión de buscárselo cada vez que recordemos que aún estamos vivos para plantearnos sin cesar esta enigmática cuestión. Pero al fin y al cabo, y aunque la vida no deja de ser cadenas de ADN autorreplicante, usted tiene la última palabra.
Nota: 8,0/10
MiniserieDocumental

6,8
559
Documental
6
1 de noviembre de 2022
1 de noviembre de 2022
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Sin duda, la era del Paleozoico es injustamente la más infravalorada si se compara con la del Cenozoico y especialmente con la del Mesozoico. Sus períodos recogen los eventos geológicos y faunísticos que, por un lado, dieron lugar a las faunas de hoy día y, por otro lado, dejaron únicamente en el registro paleontológico innumerables formas de vida que en momentos muy concretos de la historia del planeta, la evolución biológica los seleccionó para que se amoldaran a los ambientes que inminentemente iban a cambiar o a desaparecer.
El Paleozoico tiene mucho que contar, demasiado quizás para el formato de este documental. ¿Puede una miniserie de apenas 90 minutos de duración agrupar todos los eventos y procesos evolutivos identificados en un marco de nada más y nada menos que 300 millones de años, desde las faunas de Burgess Shale del Cámbrico canadiense hasta los sinápsidos del Pérmico-Triásico antártico? El documental trata de adecuarse a esta problemática desde una perspectiva más alejada del arte escénico y narrativo de sus antecesoras "Walking with Dinosaurs" y "Walking with Beasts" (mejor no hablemos de la bochornosa "Walking with Cavemen"...) para centrarse en cuestiones notablemente más didácticas. Ello no quita, sin embargo, el precipitado recurso (hay que decir también que demasiado especulativo) de la evolución biológica en el eje central de las tramas de cada período, que son de hecho los vertebrados, nuestros ancestros (y parientes ancestrales, como debería también añadirse), así como la etología de los animales (algunos de ellos están claramente inspirados en gestos, comportamientos y movimientos de animales actuales y ello peligra la veracidad científica o e sesgo de interpretación).
En cuanto a aspectos más técnicos, hay que reconocer que el haberse filmado y desarrollado en el 2005 da una evidente ventaja al documental frente a la primigenia "Walking with Dinosaurs" e incluso a "Walking with Beasts", lo que también incluye movimientos de cámara que rivalizan con "The Ballad of Big Al" y con la serie de las bestias. Las imágenes realizadas por computadora, sin duda, también reflejan estar un paso más allá, ya que a veces se notan mucho más nítidas que las de las anteriores entregas, si no iguales. La banda sonora, en cambio y aunque tiene composiciones claramente inspiradas en la serie de los dinosaurios, se siente mucho más sobria y aburrida que la de sus antecesoras, siendo incluso ésta bastante más corta, además de poseer una molesta melodía sintetizadora que a la larga sólo acarrea más desentendimiento. Es la decisión de amputar una rama del arte para permitir el crecimiento de otra.
No es una mala serie, para nada, pero no hace total justicia a la olvidada y casi marginada riqueza geológica y paleontológica del Paleozoico. Y en general, se queda un poco más atrás que las entregas del Mesozoico y del Cenozoico.
Nota: 6,0-6,5/10.
El Paleozoico tiene mucho que contar, demasiado quizás para el formato de este documental. ¿Puede una miniserie de apenas 90 minutos de duración agrupar todos los eventos y procesos evolutivos identificados en un marco de nada más y nada menos que 300 millones de años, desde las faunas de Burgess Shale del Cámbrico canadiense hasta los sinápsidos del Pérmico-Triásico antártico? El documental trata de adecuarse a esta problemática desde una perspectiva más alejada del arte escénico y narrativo de sus antecesoras "Walking with Dinosaurs" y "Walking with Beasts" (mejor no hablemos de la bochornosa "Walking with Cavemen"...) para centrarse en cuestiones notablemente más didácticas. Ello no quita, sin embargo, el precipitado recurso (hay que decir también que demasiado especulativo) de la evolución biológica en el eje central de las tramas de cada período, que son de hecho los vertebrados, nuestros ancestros (y parientes ancestrales, como debería también añadirse), así como la etología de los animales (algunos de ellos están claramente inspirados en gestos, comportamientos y movimientos de animales actuales y ello peligra la veracidad científica o e sesgo de interpretación).
En cuanto a aspectos más técnicos, hay que reconocer que el haberse filmado y desarrollado en el 2005 da una evidente ventaja al documental frente a la primigenia "Walking with Dinosaurs" e incluso a "Walking with Beasts", lo que también incluye movimientos de cámara que rivalizan con "The Ballad of Big Al" y con la serie de las bestias. Las imágenes realizadas por computadora, sin duda, también reflejan estar un paso más allá, ya que a veces se notan mucho más nítidas que las de las anteriores entregas, si no iguales. La banda sonora, en cambio y aunque tiene composiciones claramente inspiradas en la serie de los dinosaurios, se siente mucho más sobria y aburrida que la de sus antecesoras, siendo incluso ésta bastante más corta, además de poseer una molesta melodía sintetizadora que a la larga sólo acarrea más desentendimiento. Es la decisión de amputar una rama del arte para permitir el crecimiento de otra.
No es una mala serie, para nada, pero no hace total justicia a la olvidada y casi marginada riqueza geológica y paleontológica del Paleozoico. Y en general, se queda un poco más atrás que las entregas del Mesozoico y del Cenozoico.
Nota: 6,0-6,5/10.
9
30 de octubre de 2022
30 de octubre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
La gran sencillez del metraje, la curiosa ausencia de diálogos del protagonista y la bella animación hacen que una sugerente narración evoluciona a una lectiva historia de un cazador enfrentado a los espíritus de los animales que, de algún modo, fuera por necesidad o por azares, lo aferran al tótem que le pertenece. La banda sonora es breve e intermitente, se conoce al personaje humano único (en este caso, un cazador) mejor por sus consecuencias que por sus acciones y carece de diálogos que ni siquiera son necesarios. De una manera poética, invita al espectador a explorar la espiritualidad de la fauna del bosque y su efecto en el protagonista.
Nota 9,0/10.
Nota 9,0/10.
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