You must be a loged user to know your affinity with Yamato_cat
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
7
26 de junio de 2014
26 de junio de 2014
Sé el primero en valorar esta crítica
De todos es sabido que en los tiempos que corren, es muy fácil hacer hype o extender una noticia, un producto o un rumor con la misma facilidad con la que se extiende un virus.
Pues esta es una obra que demuestra en suma el poder del boca a boca para demostrar algo.
Criticada por muchos como una vulgar forma de promoción de un invento del guionista y director y vilipendiada en algunos círculos indies, esta resulta una historia amable y humana sobre un hombre. No una figura.
Este documental cabe perfectamente al lado de otros filmes centrados alrededor de figuras artísticas que quedaron por alguna razón u otra olvidadas en la historia a pesar de su potencial, talento o nivel de influencia. Obras como Anvil! The Story of Anvil, The Devil and Daniel Johnston, American Movie y por supuesto, mucho más amena y amable que la trágica Let´s get lost. La diferencia es que esta está construida como un misterio extremadamente efectivo y del cual valdría la pena saber lo menos posible antes de empezar a verla (como yo, que me hago el culto pero no tengo ni puta idea de lo que hablo).
Este es el documental que narra la búsqueda e historia de este rockero misterioso, una interrogación sobre si la música popular todavía puede existir en esa etapa semi folclórica, con un protagonista cuya paradoja es la de un ser excepcional siendo quizá el hombre más común imaginable.
El misterio alrededor de Rodriguez es amplio y espeso, pero cuando esa neblina de preguntas se empieza a disipar, es fácil entender que todas las piezas estaban ahí desde el principio. Así que tomad estas últimas líneas como una advertencia: si planeáis ver esta cinta, hacedlo sin intentar averiguar nada sobre él. Que nadie se meta en Google, no preguntéis por él a vuestros amigos melómanos, no hagáis nada… sólo tomad asiento y disfrutad el viaje.
Lo mejor: La humanidad que desprende un sencillo documental que se convierte en la búsqueda del mito y la leyenda y la crítica a lo que un simple rumor puede llegar a abarcar.
Lo peor: Quizá el hype generado, dice mucho de lo hipócrita que llega a ser la sociedad cuando quieren acercarse a una estrella.
Nota para todo el mundo: Recomendadla, pero no contéis el final. Puede daros una grata sorpresa.
Como rezaba Steve Vai, "the audience is listening".
Pues esta es una obra que demuestra en suma el poder del boca a boca para demostrar algo.
Criticada por muchos como una vulgar forma de promoción de un invento del guionista y director y vilipendiada en algunos círculos indies, esta resulta una historia amable y humana sobre un hombre. No una figura.
Este documental cabe perfectamente al lado de otros filmes centrados alrededor de figuras artísticas que quedaron por alguna razón u otra olvidadas en la historia a pesar de su potencial, talento o nivel de influencia. Obras como Anvil! The Story of Anvil, The Devil and Daniel Johnston, American Movie y por supuesto, mucho más amena y amable que la trágica Let´s get lost. La diferencia es que esta está construida como un misterio extremadamente efectivo y del cual valdría la pena saber lo menos posible antes de empezar a verla (como yo, que me hago el culto pero no tengo ni puta idea de lo que hablo).
Este es el documental que narra la búsqueda e historia de este rockero misterioso, una interrogación sobre si la música popular todavía puede existir en esa etapa semi folclórica, con un protagonista cuya paradoja es la de un ser excepcional siendo quizá el hombre más común imaginable.
El misterio alrededor de Rodriguez es amplio y espeso, pero cuando esa neblina de preguntas se empieza a disipar, es fácil entender que todas las piezas estaban ahí desde el principio. Así que tomad estas últimas líneas como una advertencia: si planeáis ver esta cinta, hacedlo sin intentar averiguar nada sobre él. Que nadie se meta en Google, no preguntéis por él a vuestros amigos melómanos, no hagáis nada… sólo tomad asiento y disfrutad el viaje.
Lo mejor: La humanidad que desprende un sencillo documental que se convierte en la búsqueda del mito y la leyenda y la crítica a lo que un simple rumor puede llegar a abarcar.
Lo peor: Quizá el hype generado, dice mucho de lo hipócrita que llega a ser la sociedad cuando quieren acercarse a una estrella.
Nota para todo el mundo: Recomendadla, pero no contéis el final. Puede daros una grata sorpresa.
Como rezaba Steve Vai, "the audience is listening".
8
1 de septiembre de 2014
1 de septiembre de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
NO solo los Simpsons predicen el futuro. Llegada a nuestro país gracias a Manga Video, esta cinta nos muestra una situación que nunca ha podido ser más veraz, sincera y humana.
Roujin-Z no es el clásico telefilm dramático-social de la hora del café ni pretende sacarle la lágrima fácil a nadie. Es una excelente mezcla de drama y comedia, con mucha acción y un ritmo trepidante a medida que arranca la trama. Otomo realiza una mordiente crítica a la sociedad, centrada en dos aspectos. Por un lado, la dejadez de las familias y el gobierno hacia la tercera edad, siendo los abuelos vistos como un estorbo, sin apreciar todo aquello que la cultura tradicional (en este caso, la nipona) veneraba en las personas mayores; por otro, la escalada tecnológica que, con el pretexto de facilitar la vida de sus ciudadanos mediante la tecnología y la robótica, no hace sino alejar a las personas, obligándolas cada vez más a necesitar de un medio tecnológico para comunicarse con otras personas o simplemente dejándolas a merced de máquinas. Dosificando y alternando los momentos dramáticos y cómicos, nos encontramos ante una película amable, que te hace reír y emocionarte, que no tiene grandes pretensiones artísticas, sino que busca la reflexión del espectador en aquellos temas en que hace hincapié. La animación no es espectacular, aunque se mantiene siempre a buen nivel, es un perfecto ejemplo de la animación habitual de la época. El diseño de personajes, aunque no está realizado por Otomo, sigue claramente su estilo. La banda sonora acompaña perfectamente a la película, con un interesante tema final cuando aparecen los títulos de crédito.
Aunque los puristas digan lo contrario, esta forma ya parte de las obras cyberpunk más elogiadas y no solo muestra "mechas" o criaturas gargantuescas, explosiones, disparos y sangre.
Su desenlace va sobre cómo el amor, aunque se muestre monstruoso y terrible, nos persigue y nos busca destruyendo todo si hace falta para llevarnos a donde queremos, a ese anciano al lugar donde desea ir y no donde otros le obliguen.
También acompaña el doblaje español, uno de los más entonados que nos ofreciera Mangafilms, con una acertada elección de voces para los principales personajes. En fin, una película que, a la vez que divierte, hace pensar. Un trabajo de Katsuhiro Otomo que, a pesar de sus muchos seguidores en nuestro país, desgraciadamente pasó con más pena que gloria en salas comerciales y ya pocos recuerdan. De hecho, solo recuerdo un cine donde se exhibió y solo durante un fin de semana. Una gran injusticia para este estupendo film que todos deberíamos ver al menos una vez.
Como anécdota, el guionista Otomo ideó el guión tras un viaje a la playa de Kamakura con su esposa.
Otomo nos muestra en el pasado, el futuro de la deshumanización.
Lo mejor: El mensaje tras los escasos y justos 80 minutos de película. El doblaje en castellano. El final.
Lo peor: Se hace corta, pero al menos impide que la trama se enrevese a la forma japonesa e introduzca relleno.
Roujin-Z no es el clásico telefilm dramático-social de la hora del café ni pretende sacarle la lágrima fácil a nadie. Es una excelente mezcla de drama y comedia, con mucha acción y un ritmo trepidante a medida que arranca la trama. Otomo realiza una mordiente crítica a la sociedad, centrada en dos aspectos. Por un lado, la dejadez de las familias y el gobierno hacia la tercera edad, siendo los abuelos vistos como un estorbo, sin apreciar todo aquello que la cultura tradicional (en este caso, la nipona) veneraba en las personas mayores; por otro, la escalada tecnológica que, con el pretexto de facilitar la vida de sus ciudadanos mediante la tecnología y la robótica, no hace sino alejar a las personas, obligándolas cada vez más a necesitar de un medio tecnológico para comunicarse con otras personas o simplemente dejándolas a merced de máquinas. Dosificando y alternando los momentos dramáticos y cómicos, nos encontramos ante una película amable, que te hace reír y emocionarte, que no tiene grandes pretensiones artísticas, sino que busca la reflexión del espectador en aquellos temas en que hace hincapié. La animación no es espectacular, aunque se mantiene siempre a buen nivel, es un perfecto ejemplo de la animación habitual de la época. El diseño de personajes, aunque no está realizado por Otomo, sigue claramente su estilo. La banda sonora acompaña perfectamente a la película, con un interesante tema final cuando aparecen los títulos de crédito.
Aunque los puristas digan lo contrario, esta forma ya parte de las obras cyberpunk más elogiadas y no solo muestra "mechas" o criaturas gargantuescas, explosiones, disparos y sangre.
Su desenlace va sobre cómo el amor, aunque se muestre monstruoso y terrible, nos persigue y nos busca destruyendo todo si hace falta para llevarnos a donde queremos, a ese anciano al lugar donde desea ir y no donde otros le obliguen.
También acompaña el doblaje español, uno de los más entonados que nos ofreciera Mangafilms, con una acertada elección de voces para los principales personajes. En fin, una película que, a la vez que divierte, hace pensar. Un trabajo de Katsuhiro Otomo que, a pesar de sus muchos seguidores en nuestro país, desgraciadamente pasó con más pena que gloria en salas comerciales y ya pocos recuerdan. De hecho, solo recuerdo un cine donde se exhibió y solo durante un fin de semana. Una gran injusticia para este estupendo film que todos deberíamos ver al menos una vez.
Como anécdota, el guionista Otomo ideó el guión tras un viaje a la playa de Kamakura con su esposa.
Otomo nos muestra en el pasado, el futuro de la deshumanización.
Lo mejor: El mensaje tras los escasos y justos 80 minutos de película. El doblaje en castellano. El final.
Lo peor: Se hace corta, pero al menos impide que la trama se enrevese a la forma japonesa e introduzca relleno.
7 de julio de 2014
7 de julio de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Plagada de un estilo que recuerda a los gags británicos y llena de tópicos, es verdaderamente difícil hacer una comedia que no decaiga y que tenga claros valores de estilo. Y los tiene en gran medida. Frente a las dos líneas narrativas, la huida hacia adelante del viejecito, al que cada vez le acompaña más gente implicada en un robo, se le une otro hilo argumental increíblemente endiablado que parte de la vida del padre de Allan y continúa con su periplo vital a través de países y mandatarios de todo el siglo XX.
Uno de los problemas que a menudo puede tener este tipo de películas es que acaben resultando algo cargantes o, directamente, que se pase de la risa al bostezo. Tratándose además de una cinta de 114 minutos, un metraje cuantioso para una comedia que se presupone ligera, no era difícil adivinar que ese podía ser un obstáculo insalvable para la calidad final del producto. Sin embargo, y pese a que es inevitable que la película pierda fuelle en algún momento, en ningún momento llega a cortar el ritmo como para devaluar su interés.
Los típicos momentos dramático-sensibleros que usualmente se introducen en las comedias a modo de descanso o pausa narrativa se pueden contar en la obra de Felix Herngren con los dedos de una mano, y además no da la sensación de que éstos sean prescindibles. Al entrar en la media hora final, hay unos minutos en los que parece que la película definitivamente se va a encaminar por un mal sendero, pero con un par de escenas graciosas logra remontar el vuelo y desde ahí hasta el final (pelín pasteloso, todo hay que decirlo) se logra rematar la película de manera satisfactoria.
Quizá si se valora que El abuelo que saltó por la ventana y se largó desde un punto de vista más amplio se pueda decir que tampoco es para tanto, que no deja de ser una película para echarse unas risas, que funciona simplemente como elemento de evasión. Pero pensándolo con detenimiento, hay que preguntarse acerca de la dificultad de llevar a cabo esta película de manera satisfactoria. Y la respuesta es que hubiera sido fácil caer en alguno de los errores de muchas obras de su estilo (Big fish, por ejemplo), además de que alguna de las escenas que ahora nos parecen buenas podrían haber dado vergüenza ajena de no haber acertado con el casting o de haber caído en la tentación de una vuelta de tuerca más a la comicidad hasta llegar a lo grotesco. Así que en este sentido no hay que quitar ningún mérito a la película de Felix Herngren, que logra mantener casi dos horas de comedia con una buena realización (también en el apartado de efectos visuales, por cierto) y que cumple a las mil maravillas con su cometido de hacer reír al público.
Lo mejor: El protagonista. Los efectos visuales. No mirar más allá de lo que hay: simplemente, cine de entrenenimiento desde una curiosa perspectiva y más de una sonrisa garantizada.
Lo peor: Caer en la rutina y que se pueda hacer menos liviana y algo "cargante" en algunas situaciones.
Uno de los problemas que a menudo puede tener este tipo de películas es que acaben resultando algo cargantes o, directamente, que se pase de la risa al bostezo. Tratándose además de una cinta de 114 minutos, un metraje cuantioso para una comedia que se presupone ligera, no era difícil adivinar que ese podía ser un obstáculo insalvable para la calidad final del producto. Sin embargo, y pese a que es inevitable que la película pierda fuelle en algún momento, en ningún momento llega a cortar el ritmo como para devaluar su interés.
Los típicos momentos dramático-sensibleros que usualmente se introducen en las comedias a modo de descanso o pausa narrativa se pueden contar en la obra de Felix Herngren con los dedos de una mano, y además no da la sensación de que éstos sean prescindibles. Al entrar en la media hora final, hay unos minutos en los que parece que la película definitivamente se va a encaminar por un mal sendero, pero con un par de escenas graciosas logra remontar el vuelo y desde ahí hasta el final (pelín pasteloso, todo hay que decirlo) se logra rematar la película de manera satisfactoria.
Quizá si se valora que El abuelo que saltó por la ventana y se largó desde un punto de vista más amplio se pueda decir que tampoco es para tanto, que no deja de ser una película para echarse unas risas, que funciona simplemente como elemento de evasión. Pero pensándolo con detenimiento, hay que preguntarse acerca de la dificultad de llevar a cabo esta película de manera satisfactoria. Y la respuesta es que hubiera sido fácil caer en alguno de los errores de muchas obras de su estilo (Big fish, por ejemplo), además de que alguna de las escenas que ahora nos parecen buenas podrían haber dado vergüenza ajena de no haber acertado con el casting o de haber caído en la tentación de una vuelta de tuerca más a la comicidad hasta llegar a lo grotesco. Así que en este sentido no hay que quitar ningún mérito a la película de Felix Herngren, que logra mantener casi dos horas de comedia con una buena realización (también en el apartado de efectos visuales, por cierto) y que cumple a las mil maravillas con su cometido de hacer reír al público.
Lo mejor: El protagonista. Los efectos visuales. No mirar más allá de lo que hay: simplemente, cine de entrenenimiento desde una curiosa perspectiva y más de una sonrisa garantizada.
Lo peor: Caer en la rutina y que se pueda hacer menos liviana y algo "cargante" en algunas situaciones.

6,3
8.350
6
26 de junio de 2014
26 de junio de 2014
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas veces los publicistas de las productoras nos quieren hacer creer que el hecho de una película esté producida por un director de renombre, es sinónimo de éxito asegurado en taquilla.
Pues bien, en el caso de la cinta "Big bad wolves" riza el rizo porque ya ni se molestan en hacernos creer que la ha producido (puesto el dinero) o supervisado (puesto el dinero x2 o es amiguito del director) fulano de tal o cual. Tanto en cartel como en trailers, la cinta viene "avalada" y "piropeada" por el sin par "Quentin Tarantino".
Para mí, esto significa la muerte o la falta de interés absoluto en el visionado de cualquier historia porque me parece una falta de respeto inconcebible por parte de la industria al espectador.
Afortunadamente este no ha sido el caso y la israelí "Big bad wolves" ha sabido triunfar allá por donde ha sido vista y goza de poseer un buen resultado aunque la historia haya sido más de mil veces repetida desde en cine convencional, telefilmes o tramas de venganza coreanas.
Muchos la han descrito como un cuento macabro realizado por Lars Von Trier si se hubiera ido de copas con Haneke y Nicolas Winding Refn. Afortunadamente, el dúo de directores (Aharon Keshales y Navot Papushado) ha sido lo suficientemente innovador para mezclar un estilo propio del thriller, el gore, el drama y un puntito de retorcida comedia sin caer en lo mundano de otras obras.
Partiendo de estos elementos, se nos ofrece un punto en el que reflexionar sobre la naturaleza malévola intrínseca de cada uno de nosotros en situaciones desesperadas. Todo ello narrado desde una puesta en escena y unos planos fríamente calculados que pretenden sobrecoger al espectador desde apenas los primeros minutos de la cinta.
Cierto es que parece que se frivoliza mucho con el gore y que no está hecho para todos los estómagos, pero aquí se genera un climax distendido "CASI" apto para todos los públicos y que dará que hablar en las pocas salas en las que desgraciadamente se estrenará.
Sin ánimo de elaborar una crítica pretenciosa o con ínfulas reflexivas con respecto a la moralidad, la redención o el concepto de venganza, destacar la más que notable puesta en escena (one more time) del trío protagonista: el principal sospechoso, el padre de una de las víctimas y su anciano padre.
Una vez vista, más de uno entenderá el por qué de las alabanzas de Tarantino.
También puede contar con las mías, porque ha sido una de esas raras sorpresas que aún dejan ver en una sala de cine.
Lo mejor: La puesta en escena y "esos planos en los que dicen todo sin que se produzca ni un sonido".
Lo peor: Si se mira con la cabeza fría, parece que vaya a pasar más de lo que cuenta... pero no.
El maldito encabezado de "Película-del-año-porque-lo-dice-Tarantino".
Pues bien, en el caso de la cinta "Big bad wolves" riza el rizo porque ya ni se molestan en hacernos creer que la ha producido (puesto el dinero) o supervisado (puesto el dinero x2 o es amiguito del director) fulano de tal o cual. Tanto en cartel como en trailers, la cinta viene "avalada" y "piropeada" por el sin par "Quentin Tarantino".
Para mí, esto significa la muerte o la falta de interés absoluto en el visionado de cualquier historia porque me parece una falta de respeto inconcebible por parte de la industria al espectador.
Afortunadamente este no ha sido el caso y la israelí "Big bad wolves" ha sabido triunfar allá por donde ha sido vista y goza de poseer un buen resultado aunque la historia haya sido más de mil veces repetida desde en cine convencional, telefilmes o tramas de venganza coreanas.
Muchos la han descrito como un cuento macabro realizado por Lars Von Trier si se hubiera ido de copas con Haneke y Nicolas Winding Refn. Afortunadamente, el dúo de directores (Aharon Keshales y Navot Papushado) ha sido lo suficientemente innovador para mezclar un estilo propio del thriller, el gore, el drama y un puntito de retorcida comedia sin caer en lo mundano de otras obras.
Partiendo de estos elementos, se nos ofrece un punto en el que reflexionar sobre la naturaleza malévola intrínseca de cada uno de nosotros en situaciones desesperadas. Todo ello narrado desde una puesta en escena y unos planos fríamente calculados que pretenden sobrecoger al espectador desde apenas los primeros minutos de la cinta.
Cierto es que parece que se frivoliza mucho con el gore y que no está hecho para todos los estómagos, pero aquí se genera un climax distendido "CASI" apto para todos los públicos y que dará que hablar en las pocas salas en las que desgraciadamente se estrenará.
Sin ánimo de elaborar una crítica pretenciosa o con ínfulas reflexivas con respecto a la moralidad, la redención o el concepto de venganza, destacar la más que notable puesta en escena (one more time) del trío protagonista: el principal sospechoso, el padre de una de las víctimas y su anciano padre.
Una vez vista, más de uno entenderá el por qué de las alabanzas de Tarantino.
También puede contar con las mías, porque ha sido una de esas raras sorpresas que aún dejan ver en una sala de cine.
Lo mejor: La puesta en escena y "esos planos en los que dicen todo sin que se produzca ni un sonido".
Lo peor: Si se mira con la cabeza fría, parece que vaya a pasar más de lo que cuenta... pero no.
El maldito encabezado de "Película-del-año-porque-lo-dice-Tarantino".
Más sobre Yamato_cat
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here