Alambicada y deslabazada historia que nos deja un sabor agridulce. El director de la película tiene una primera media hora de desbarajuste total, donde ni se aclara él ni nos aclara a los espectadores que diablos está pasando en pantalla. Todo resulta un caos de historias de personajes entrelazados, un guión de perfil bajo, -estoy convencido que intencionadamente- y una descripción inconexa del propio protagonista de la cinta, el legendario bandolero Jesse James.
Después de esta primera media hora el director retoma el pulso de la película y aunque la película no acaba de tomar el ritmo adecuado, con escenas excesivamente largas e innecesarias de aspecto costumbrista que en nada ayudan a crear un perfil alto de la historia, al menos se inicia la narración de una historia, y el espectador empieza a poder seguirla. La figura de Jesse James nunca es mitificada. De hecho, el protagonista de la cinta bien podría ser el personaje que hace de contrapunto, el cobarde asesino Robert Ford. Error bajo mi punto de vista, pues que duda cabe que el personaje más interesante de esta historia era el propio Jesse James. Sin embargo hay algo en esta película que te acaba atrapando, una cadencia pausada llena de matices y de buenos primeros planos que te coniguen involucrar en la historia. No es un western ni muchísimo menos, pero la película tiene mucha poesía, y eso siempre gusta.

No hay mucho que contar de esta supuesta película histórica, que de desabrida no consigue más que indiferencia y desprecio. Al director no tengo el gusto de seguirle, pero le recomendaría que abocara su carrera por distintos derroteros a los infortunados iniciados con esta producción. La historia es contada por encima y torpemente. La fotografía no acaba de convencerme y el reparto es lastimoso. Del guión, siempre a salto de mata, no haré mención, me resulta horroroso. La producción se nota descuidada, no hay nada dentro de esta cinta que recuerde ni por asomo a cine histórico o épico. La peli se ve como una serie B, aburrida hasta lo indecible, vacía de todo.

Thriller psicológico que podría haber resultado interesante, pero que solo se queda en intrascendente anécdota. La idea original reconozco tiene su originalidad pero hace aguas por demasidos boquetes. La elección de el tal Hayden es lamentable, es uno de los peores actores jóvenes que he visto en pantalla, no trasmite absolutamente nada y supone un lastre para la historia, dejando escapar el personaje más importante -decisivo- de la película. Nunca antes había visto actuar a la señorita Alba y he de decir me ha sorprendido positivamente, a parte de mencionar su evidente fotogenia. Lastimosamente no hay mucho más que contar, si en vez de haber sido rodada, esta historia hubiera sido editada como novela, no dudo en que la calidad del producto habría sido muy superior a la exhibida

Lo primero que he de decir es que valoro el riesgo de Hollywood a la hora de acometer una historia tan delicada y espinosa como esta. A los americanos no se les puede negar la valentía de abarcar diferentes aspectos de política internacional, máxime cuando siempre están obligados por las circunstancias a tomar partido.
Hay que reconocer que la película es flojita, el guión ha sido pulido y limado hasta quedar exento de alma. Los personajes están muy descompensados, quedando todo el peso para el personaje interpretado por Jaime Foxx, mientras el resto de la delegación americana es una pura comparsa. Otro aspecto en el que a buen seguro habrán recalcado más compañeros de la crítica hace referencia al insufrible y constante exceso de angulares y cámara al hombro por parte del director de la cinta, que realmente llegan a agobiar y no aportan ninguna pretendida emoción.
El choque cultural Oriente-Occidente está bien reflejado, las escenas de terrorismo están muy conseguidas y la fotografía destaca por su nitidez.
En definitiva, que es una peliculita del montón, de corta duración, donde uno puede contemplar escenas de acción y estallidos de granadas y bazookas muy realistas y pasar hora y media entretenido, poco más.

Película novedosa en cuanto que consta de cuatro episodios dirigidos cada uno por un director diferente, todos ellos integrados en una misma historia. Comedia negra, con una clara propensión a la estridencia, pero que, en mi opinión, nunca llega a traspasar, donde reside el principal acierto de esta entretenida película. No demuestra ningún tipo de pretenciosidad, -lo que no siempre es una virtud-y al final consigue que esa ausencia de grandes metas estilísticas sea premiada con el aplauso. El protagonista de la cinta, el británico Tim Roth, está mal dirigido y no sabe encontrar el equilibrio en la interpretación. Por si esto no fuera bastante, Tarantino se empeña en aruinar cualquier escena jugando a ser actor -no sirve y debería de ser más respetuoso con la profesión-. En esta oportunidad desvencija la historia final otorgándose el papel principal, aunque el guión y las situaciones son tan cochambrosas que no es que importe demasiado. Mención especial para Antonio Banderas, -actor mediocre donde los haya- borda el papel de esteriotipado galán hispano. A la película le sobran la primera y última historia, y uno se queda con la sensación de que con las dos historias de enmedio se podría haber rodado sendos largometrajes. La cinta está bien rodada, sin excesos de florituras y con el pulso justo. Algún que otro buen diálogo y poco más que reseñar. La peli se termina de ver con una media sonrisa y la sensación de no haber perdido completamente el tiempo.