Siguiendo la estela de su predecesora se nos presenta la segunda parte de la malograda saga Alone in the Dark llevada al cine. El que haya tenido la oportunidad o mas bien la desgracia de haber visto la primera parte de esta saga dirigida por el mediocre director de cuyo nombre no me quiero acordar, se llevará un chasco mayor, y es que el dúo de directores que se han hecho cargo de dirigir esta nueva entrega superan con creces al director de la primera parte.
Sin extenderme mucho, ya que la cinta no vale el esfuerzo, diré que es una película de ritmo lento, con actores mediocres y una historia sin fundamento, donde una malvada bruja encapuchada da mas risa que miedo, en una historia confusa de principio a fin.
No merece la pena malgastar el tiempo viendo este bodrio con mas pinta de telefilm barato de fin de semana que de autentica película de terror-suspense que haga honor a cualquiera de las historias del afamado juego.

Scarred o Cicatrizado, que es lo que vendría a ser su traducción en español, es una película dentro del género del terror, pero no del que da miedo, sino del pavor que produce encender la tele y ponerse a ver con buena intención esta cinta; que es lo que me pasó a mí.

Desde luego, es que nada bueno me podría esperar de antemano, de una película cuya caratula dice mucho de lo que se puede ver en su interior, pues no se sabe bien si la foto que se ve pertenece a un ser humano que pasa por una experiencia psicotrópica o un mutante con cara de pez.

Para rodar esta "obra maestra del terror" se han necesitado dos directores y seguro que bastante dinero malgastado, para contar la típica historia de una familia que vive perdida en lo profundo del bosque, con un marido alcohólico y una mujer sumisa que recibe mas palos que una estera vieja. Hasta que una noche, aprovechando el sueño etílico de su maltratador, que en otro tiempo no muy lejano fue el novio mas maravilloso que podría conocer, decide escaparse para empezar una nueva vida. Pero su huida dura poco, cuando el saco de huesos y alcohol en el que se ha convertido su marido, la descubre en los brazos de otro, en mitad del bosque. Tras ajustar cuentas con el desconocido que le acaba de obsequiar con una bonita cornamenta, coge a la mujer para encerrarla durante mucho tiempo en la solitaria casa del bosque. Nueve meses después, la mujer da a luz a una bonita niña. Ante los celos obsesivos de su marido, decide coger como si nada un cincel y cortarla la cara, para tirar después su cuerpo al río y luego matar a su mujer, quemar la cabaña y sucidarse; vamos, lo que vendría a ser una venganza salvaje, porque yo lo valgo... Pero parece ser que la niña sobrevivió y veinte años después, empiezan a producirse una serie de muertes por el bosque. Así se forja la leyenda maldita y para darle un poco mas de chicha a algo que no lo tiene, metemos a unos campistas despistados, compuestos por un padre de familia con mentalidad quinceañera que va de la mano de su joven novia a la que llama conejita en todo momento y sus dos hijos que no desean otra cosa que alejarse de su viejo padre verde, esperando el desenlace con la niña maldita que todos nos imaginamos ya.

Contado así hasta parece un peliculón y todo. Lo malo es cuando te sientas a verla y ves realmente las imágenes que desfilan ante tus ojos compruebas que la realidad es bien distinta. Y es que como dice el refrán: una imagen vale mas que mil palabras. Por eso me he permitido la libertad de contar su argumento, para evitar en la medida de lo posible, (si es que no te pica mucho la curiosidad) de que pierdas el tiempo viendo esta bazofia hecha película.

Al terminar de ver la primera película de Sherlock Holmes, su director Guy Ritchie, se encargó de mostrar unas cuantas escenas rebuscadas de lo que iba a ser la continuación de este particular detective encarnado por Robert Downey Jr., con el enfrentamiento épico contra su archi-enemigo el profesor Moriarty. Sin embargo, sólo fue eso, un reclamo, pues la película sigue la estela de su predecesora; un poco de acción, que a veces no viene a cuento, muchas escenas lineales aderezadas con aburrimiento y diálogos de poca sustancia y un Robert Downey Jr. que con su saber estar campechano, parece querer emular al Jack Sparrow de Piratas del Caribe, y es que por lo que se ve, en su momento, Johnny Deep sentó las bases de lo que sería el nuevo actor cómico, con su punto pícaro y peleón que parece encantar al público en general. Y es que el señor Downey a veces olvida que no está interpretando a Iron Man, bajo la apariencia del ricachón que todo lo puede, gracias al poderoso caballero que es don dinero. No, Sir Arthur Conan Doyle dejó retratado a su genuino detective en sus extensas obras y ni por asomo se parece a este Sherlock Holmes fabricado a medida y deseo del consumidor del cine del siglo XXI, a base de escenas de acción, explosiones a porrillo y poca sustancia argumental y caracterización de sus personajes. Porque para Sherlock Holmes que se adapte a la visión de su creador, (Sir Conan Doyle) tenemos a Michael Caine, vestido para la ocasión con su traje de paño a cuadros, su gorra y su pipa, acompañado por un elegante amigo que responde al nombre de Watson, pero claro, es que esas películas son muy viejas y no mola nada ver a dos señores sentados, discutiendo un misterioso caso, mientra sorben tranquilamente un taza de té. ¡Dios mío que tortura!, es mejor ver a Iron Man haciendo de detective y encima hay explosiones y peleas sin ton ni son, Bravo, bravo, que maravilla.

Pues nada, visto lo visto, para contrarrestar el fenómeno Downey-Holmes, dentro de poco, a algún guionista de Hollywood se le ocurrirá la idea (si es que no lo está haciendo ya...) de coger a Hercules Poirot y Miss Marple de Agatha Christie y los caracterizará para hacer de ellos un par de super-heroes vengadores, que se dedicarán a sacudir mamporros a los delincuentes escondidos a lo largo y ancho de los barrios marginales de Londres, y si no al tiempo.

Viendo el título de la película puede dar a la confusión. El que espere ver aquí a un grupo de vampiros humanos, que sufren de mutaciones, se va a llevar una gran desilusión. Porque en realidad, aunque son vampiros, se alejan mucho del cinematográfico Drácula, Lestat u otros vampiros famosos de las novelas y el celuloide. En realidad son murciélagos vampiros; una sub-especie de murciélagos, que al igual que las sanguijuelas y otros parásitos, se alimentan también de sangre. Gracias a este juego de palabras, la película pasa de ser de vampiros para ubicarse en el género de monstruos en forma de plagas del tipo abejas asesinas, arañas, serpientes u otros bichos similares.

La cinta podría pasar fácilmente por una historia de telefilme de fin de semana, con pocos sustos y mediocres interpretaciones. Si no la ves, no te vas a perder nada.

Al mas puro estilo Ulli Lommel se nos presenta esta cinta bizarra. Si bien es cierto, se echan en falta las penetrantes melodías tenebrosas de películas como: "Diario de un Canibal" o "The Tomb" del señor Lommel. Por lo demás, se podría decir que Brett Leonard ha cogido como fuente de inspiración el extravagante arte cinéfilo del director alemán, trasladándolo a su propio prisma de perversión cinematográfica, donde se cuenta la historia de un sociópata, cuyo mayor placer es dar de comer comida basura a una mujer extremadamente gorda, que se encuentra postrada voluntariamente en una cama. Los cuidados de su amante enfermizo, proporcionan placer a la ingenua cautiva, que lo único que desea es complacerlo mediante la ingesta descontrolada de hamburguesas grasientas, patatas fritas aceitosas y embudos de grasas. Tras este cebamiento descontrolado, se esconde en realidad, el negocio cibernético de su protagonista, que genera cuantiosos ingresos económicos, gracias al morbo interesado de aquellos clientes que contemplan tras la pantalla, con gozo perverso, la lenta muerte de una muchacha ingenua, abandonada a los deseos de su falso amante y a la adicción a la comida basura.

Feed es una película no apta para estómagos delicados.