Grata sorpresa la que me encontré con esta película de acción coreana. Sin ser nada del otro mundo en cuanto a la historia, que luce como un híbrido entre Leon el profesional, El caso Bourne y un poco de Kill Bill en la escena final.

Se podría pensar que este amasijo de inspiraciones acabaría dando como resultado un film de acción absurdo, pero el hecho es que la cosa funciona y la verdad es que estuvo muy entretenida atrapándome hábilmente durante todo su desarrollo sin tiempo para el aburrimiento ni el bostezo, y eso que dura más de dos horitas.

Los actores están geniales, sobre todo el protagonista que tiene un cierto aire a Keanu Reeves y la niña que actúa muy bien. La pareja de malos malísimos esta muy conseguida también haciendo que en ocasiones parezcan hasta simpáticos, y eso que son malísimos, ya podréis comprobarlo.

Los policías están retratados en la linea del cine coreano. Son extremadamente expeditivos en sus métodos pero al mismo tiempo parecen bufones saltimbanquis en su comportamiento, de todos modos tampoco no poseen demasiado peso en la trama al contrario que en The Chaser.

La música es un poco resultona, pero sin duda lo mejor en el apartado técnico es la fotografía y los planos, algunos de ellos tan logrados que no hechas de menos los efectos especiales de hollywood ni el dichoso croma verde.

Una muy recomendable cinta de acción para pasar una tarde entretenida, pero sin más pretensiones, a mi me gustó.

Ante todo lo primero dar las gracias al maestro Kurosawa por hacerme disfrutar por esta maravilla del cine negro, una película por la que no pasa el tiempo y que destaca por su absoluta perfección argumental. Sorprende que un director acostumbrado a las historias de época, consiga desarrollar una historia ambientada en su Japón actual de un modo tan moderno y a la vez imperecedero. Con un desarrollo que parece inspirado en M el vampiro de Dusseldorf por la perfección con la que se nos narran las técnicas policiales, se nos narra la historia de un secuestro y el dilema moral que se le plantea al protagonista, un millonario, entre salvar la vida de un niño o no caer en su propia ruina. A pesar del único inconveniente que tiene esta obra, su larga duración, se puede dividir en dos partes bien diferenciadas que por separado no se hacen para nada pesadas.
1. la intriga de la liberación del niño secuestrado, de una gran inteligencia y tensión dramática la cual la calificaría de magistral.
2. La caza del secuestrador, con una investigación policial que sorprende por su gran meticulosidad en todos los detalles para dar con el culpable, que no escatima en metraje para darnos a conocer todos los detalles que estrechan el cerco al delincuente.
Sin dejar ni un solo cabo suelto, Kurosawa nos sumerge de principio a fin es una historia que si bien se caracteriza por la frialdad de las actuaciones, no se debe a que sean malos actores sino porque es el modo de expresar sentimientos de la cultura japonesa, el director logra conseguir no obstante un elenco de carismáticas figuras, sobretodo personificadas en los trabajadores y efectivos miembros de la policía.

Comienza la película, la primera sensación es la de sentirme envuelto por los sonidos que acompañan a unas imágenes que poco a poco me hipnotizan, tres bandidos esperan la llegada del tren en una desértica estación en medio del desierto, el tiempo transcurre lentamente, el sonido de la veleta y del viento, los sudorosos rostros de los maleantes, la pegajosa mosca, el primer plano de una gota de agua cayendo, el abrasador sol, llegas a la conclusión de que ya no se hace cine como antes, al unísono los títulos de crédito van apareciendo, guionistas Darío Argento y Bernardo Bertolucci, música de Enrio Morricone y dirección de Sergio Leone, buena tarjeta de presentación, y de repente, el inconmensurable plano de la llegada del tren a la estación, nadie baja pero… una harmónica comienza a tocar unas notas que parecen venir de otro mundo.
Falta por saber si el resto de la obra hace honor a este prometedor comienzo, la respuesta es sí.
La historia se sustenta en un guión perfectamente trenzado y unos diálogos brillantes y concisos.
Las actuaciones son portentosas, destacando sin duda un maduro Henry Fonda en el papel de frio, inmoral y ambicioso pistolero, con un gran porte y una intensa mirada azul, Claudia Cardinale aporta carácter y personalidad a su papel de desvalida viuda a la par que nos deja desvalidos con su bella mirada y carnosos labios, Charles Bronson, de quien no soy devoto, el que no consigue hacerte olvidar al frio y cínico Clint Eastwood, y es que el hombre del poncho es insuperable. El entrañable personaje de Cheyenne, líder de una banda de rufianes, se escapa del estereotipo de sucio bandolero, abriéndonos su corazón y dejándonos ver al ser humano que se oculta en su interior.
Una banda sonora que mezcla las evocadoras y personales melodías que ya hiciera míticas Morricone en anteriores Spaghetti-Western, con otras más épicas, que nos recuerdan a las grandes producciones de Hollywood, destacando la emotiva música que acompaña a la bella Cardinale por Monument Valley.
El duelo final es simplemente magnífico, no es una obra perfecta pero me fui a la cama maravillado después de un duro día de trabajo, esperar el autobús por las mañanas se me hace largo, las obras maestras no.

Siempre he pensado que la historia de los inmortales puede dar mucho juego pero nunca se ha sabido aprovechar adecuadamente en los filmes protagonizados por Christopher Lambert y esta película de animación, obra a priori avalada por el genial Yoshiaki Kawajiri, creador de Ninja Scroll, no es la excepción. El error es no aprovechar más los emocionantes flashbacks ambientados en diferentes épocas centrandose más en el futuro apocalíptico donde se desarrolla la trama principal, que dicho sea de paso es una cutrada llena de tópicos al más puro estilo del Puño de la estrella del Norte, solo que sin su carisma.
La escena de la batalla de Trafalgar, por ejemplo, completamente sin desarrollar, me dejo con ganas de ver si el protagonista bueno iba del bando español o del ingles, aunque parezca una tontería, estos detalles hubieran dado mucho mas juego que todos los cyborgs y virus mortales futuristas juntos de la pobre trama principal.

Mi historia con Blade Runner ha sido extraña, nací en el 80 y del estreno ni me enteré como imagináis, de hecho pasó desapercibida hasta que mediados los 90 me compré el video de Akira, en los comentarios de la contra carátula hacía una mención parecida a "Akira es a la animación lo que Ciudadano Kane y Blade Runner ha sido al cine real". Tras quedar maravillado con Akira usé todos mis medios para hacerme con Blade Runner, al final la vi una noche en Telemadrid y con mis 16 añitos no la llegué a entender del todo, me defraudó la falta de acción ya que esperaba algo más parecido a Desafío Total o Robocop, pero me descolocó tal derroche de imaginación y mensajes subliminales, después de pasar algunos años más maduro entre comillas yo, la volví a ver y me fascinó y a cada visionado posterior me fascina cada vez más y más, es una joya, encuentras nuevos detalles que pasaron desapercibidos, disfrutas de escenarios a los que no prestaste atención, y comprendes frases que te aburrieron hace años y que ahora cobran sentido cuando te identificas con los miedos y deseos de los personajes. Posee mucho de anticipación, nos dio una visión del futuro nunca vista donde no existían modernos edificios blancos e impolutos, ni naves espaciales gigantes surcando el espacio, tan solo barrocos y decadentes edificios antiguos que se ven obligados a convivir con los nuevos y futuristas apartamentos y las enormes pantallas de publicidad, en una hacinada metrópolis de Los Ángeles, crisol de culturas marginales, donde la polución ha obligado a la clase alta de la sociedad a emigrar a colonias del espacio exterior mientras en la tierra quedan las todopoderosas mega corporaciones monopolistas donde su todopoderoso presidente, es considerado casi un dios en lo alto de su pirámide de cristal.
Basada en la novela de ciencia ficción de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, en una de las pocas ocasiones donde una adaptación al cine supera a su texto original. La película te envuelve en sus texturas, neón, lluvia, humo… y sonidos como los de la escena de la bañera o la persecución final, personajes siniestros casi de plástico, interpretados por actores que parecen nacidos para ese papel (Rutger Hauer, Daryl Hannah y Sean Young), diálogos escuetos y directos ("Lástima que ella no pueda vivir, pero ¿quién vive?"), una banda sonora irrepetible en la historia del cine a cargo de los sintéticos e hipnóticos sonidos de Vangelis y un final que pasó a la historia del séptimo arte casi sin pretenderlo.
Se la recomiendo a la gente que como yo, gusta de transportarse con una película a otro mundo y olvidarse de este por unas horas y a ser posible, ver la versión del director, donde elimina algunas escenas y voz en off añadidas por imposición del estudio y añade una secuencia que dice mucho de su protagonista retira pellejudos.