Un testimonio accidental de un homicidio, mujer divorciada para más señas; un hombre íntegro e incorruptible que la protege, de profesión ayudante del Fiscal del distrito; el acoso de 2 esbirros al servicio de la mafia; y un tren de largo recorrido con destino Vancouver, en marcha, evidentemente. De esos escasos elementos, tan simples como efectivos, se vale Peter Hyams para armar una intriga, remake de un film homónimo del versátil Richard Fleischer, poco o nada original pero de lo más entretenida. Sin duda alguna el director de Capricornio uno y Atmósfera cero será recordado por sus incursiones en la ciencia ficción, aunque hay que reconocer que el thriller tampoco se le dio del todo mal.

Tras un solemne discurso sobre la Fe y la importancia de la palabra de Dios, El libro de Eli se toma menos en serio a sí misma de lo que aparenta. Lo que verdaderamente importa de la nueva película de los hermanos Hughes son sus gratos referentes y sus guiños cinéfilos, que evocan inevitablemente al spaghetti western y la acción postapocalíptica a lo Mad Max. Si Leone o Sergio Corbucci hubieran dirigido The road, el resultado se hubiera asemejado a El libro de Eli. Mientras tanto, parece que estos gemelos le han cogido el gusto al tema postapocalíptico, y ya preparan un remake de Akira, la emblemática película de animación obra del japonés Katsuhiro Ôtomo.

La pugna por la presidencia del gobierno entre 2 hermanos gemelos, uno del Partido conservador y el otro del Progresista, sirve de metáfora sobre el bipartidismo y las cada vez más escasas diferencias que separan a nuestros 2 grupos políticos principales (PSOE y PP, obviamente). Fuera de esta evidente parábola, 2 rivales casi iguales pasa de la sátira política (de bajo voltaje y escasa gracia) a la comedieta familiar (con menos gracia aun y plagada de personajes inconcretos) de una forma un tanto injustificada. Su plantel poco extenso en figuras conocidas, del que sólo la veterana Maria Galiana destaca levemente, no es la mejor ayuda para revivir semejante fiasco.

Ayudado por su particular aspecto, el actor italiano Lino Ventura interpreta convincentemente a un físico nuclear al servicio de la URSS que, tras ser obligado a delatar a varios agentes dobles, debe huir desesperadamente del acoso de la KGB. Libre adaptación de la novela “Drole de pistolet”, El silencioso es una de las muchas intrigas de espías que durante La Guerra Fría proliferaron en las carteleras occidentales. Con buen pulso, no exento de cierta introspección, Claude Pinoteau consigue armar un thriller efectivo que no pasará a los anales de las Historia del séptimo arte, pero que engancha desde principio y entretiene muy dignamente.

Fallida e intranscendente comedia estudiantil que da cuenta, algo erráticamente, de la preparación para los exámenes de ingreso a Oxford y Cambridge por parte de 8 bachilleres durante el curso del 83. La última película del director de La locura del rey Jorge es una adaptación de una obra teatral homónima vencedora en los premios Tony 2006, aunque también tiene como referente ineludible a El club de los poetas muertos de Peter Weir. Pese a la indudable calidad de sus fuentes, el filme resulta aburrido a causa de la desdibujada presencia de algunos personajes y, sobre todo, por culpa de unos diálogos tan cansinos como auto-importantes.