Me he tragado suficientes basuras herederas de SyFy como para no ver en Lavalantula un producto tan mediocre como, a ratos, entretenido. Mike Mendez consigue, no sin pasar por periodos de fuerte vergüenza ajena, hacer una película suficiente para los estándares del género y que aunque no puedo llegar a recomendarla me toca en la fibra sensible de esta clase de producciones: el no tener complejos.

Porque no son pocas las películas sin presupuesto o unos medios ridículos inferiores a los de un canal de YouTube con mediana cantidad de seguidores que intentan camuflar sus carencias con planos rápidos, borrosos y oscuros donde difícil es discernir dónde está la criatura de turno. Lavalantula transcurre en pleno sol angelino, y no tiene complejo alguno a la hora de mostrar sus digitalizadas ridiculeces. Todo termina en un clímax que, he de decir, presenta efectos bastante más currados.

Sabiendo a lo que vas, es de las mejores peores películas.

El director adjunto Walter Skinner convertido en un asesino de mueca fácil. Michael Murphy se enfrenta a un asesino incansable encarnado por Mitch Pileggi que no da tregua ni al protagonista ni al espectador. Shocker es una sucesión de escenas locas que hacen que su más de hora y media de duración sea hora y media de clímax. No hay tiempo para el descanso.

Wes Craven intenta sin éxito crear otro monstruo del terror, y repetir el pelotazo de Elm Street, cosa que no conseguiría hasta la llegada de Scream donde consiguió de nuevo otro icono del terror. Shocker es una película irregular de una filmografía irregular, pero que te entretendrá a su manera.

Desarrollo de telefilm para una especie de La Profecía a lo pobre. La película se ve tan mal que parece de los años 90, y sus interpretaciones con caras televisivas no ayudan al empaque final.

Stewart Hendler acaba filmando una comedia en una película de terror de manera involuntaria, con un niño que parece sacado de Scary Movie 3 y que tiene el título de ser uno de los peores niños quehe visto actuar en televisión. Olvidaros de esos comentarios de "este niño tiene una gran carrera por delante" -para casi siempre nunca volver a saber de él- tan clásicos en el cine.

Es este factor cómico involuntario lo que salva Hellion de tener una puntuación todavía inferior. Digamos que me lo pasé mejor de lo que pensaba, aunque no precisamente por sentir miedo.

En condiciones normales, Crudo me hubiera gustado menos, pero tal y como está mi amado género de terror, el encontrar una película tan diferente, tan atractivamente incómoda, y tan visualmente impactante, hace que sea razón suficiente para encontrar en Crudo muchos valores que merecen la pena.

No puedo evitar mencionar la también estupenda Excisión,de Richard Bates Jr., de la que Crudo voluntaria o involuntariamente bebe. Adolescentes, un toque cómico y esa continua apuesta por lo incómodo por delante de lo repulsivo, con una gran plasticidad. Esa capacidad de buscar la sonrisa de uno entre cien que es incapaz de ocultar que está disfrutando con la grotesquidad de las imágenes. Ese culto al rarito que siente que el director le ha comprendido.

Crudo es una película diferente, y sí, probablemente muchas cosas pueden hacerse mejor, pero es todo lo que puedes esperar de un producto exótico como el que nos muestra Julia Ducournau. Las interpretaciones redondean una película que sabes perfectamente a quién recomendar, porque se sentirán tan comprendidos como tú.

Un slasher muy cojo, bastante vulgar y hecho casi con plantilla, con actores de media tarde y presupuesto intuyo que bastante reducido. Entretenido a ratos, más aburrido conforme va pasando el tiempo. La premisa no es mala pero lo que viene siendo el asesino, figura fundamental de cualquier slasher, no puede tener menos carisma personalidad.

Con la fiebre de Scream, Cry Wolf no es más que una consecuencia de una moda. Una película de relleno, que no satisface ni mucho menos a los que busquen una buena película, y tampoco a los que busquen un pasatiempo quinceañero.