Tremendo drama familiar, inmerso en el género deportivo también, no en vano los tres protagonistas están inmersos en el más grande campeonato de artes marciales mixtas, donde casi todo vale.
Como película de acción deportiva tiene muchísima fuerza, es trepidante y la verdad es que te hace entrar en este mundo donde el dinero y la brutalidad se dan la mano, al menos tal y como se percibe aquí.
Pero hay que decir que está llenita de tópicos ya mil veces visto y que ello le resta credibilidad, ya que, para comenzar, el argumento, siendo interesante y humano, no cabe duda que se nos hace increíble, y más al ver cómo se desarrollan los hechos.
El drama familiar tiene gancho también, pero es irregular en su planteamiento y desarrollo, existiendo momentos donde el ser humano se siente fácilmente reconocible, con otros que no dejan de ser demasiado cinematográficos y por ello, suenan un tanto falsos y, sobre todo, excesivos. Esto se comprueba fácilmente en el grandilocuente personaje de Tom Hardy, un ser humano (su personaje) que más parece un robot destinado a destruir a cuantos se cruzan en su camino, sin compasión, sentido del perdón ni empatía, excepto con una persona, o con los que consideran sus verdaderos hermanos.
Muy buena fotografía, excelente montaje y un actor siempre excelente, uno de mis favoritos, que con su papel en este film estuvo nominado a varios de los más prestigiosos premios internacionales, incluido el Óscar: Nick Nolte.
Una peli espectacular, con gran fuerza expresiva, que no convence en su verosimilitud

Un film francamente ameno, vistoso, espectacular, lleno de acción, sin tregua para el espectador y para los malotes de la peli.
Es cierto que no cuenta nada nuevo, está lleno de esos, para mí, molestos, tics del cine de acción actual, con un único héroe que se carga a todos y a él ni le rozan las balas, pero está filmado con fuerza, un sentido del ritmo endiablado y acaba por todo ello resultando la mar de entretenida.
Es superficial en cuanto a fondo se refiere, nada original, pero es resultona y ofrece incluso algo más a los habituales de este tipo de género.
La verdad es que está bien filmada y se pasa muy bien el rato. No ganará ningún Óscar, pero funciona y cumple con creces su cometido.

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Divertida comedia a mayor gloria del gran e incomprendido tiempo poco tiempo después, Buster Keaton.
Aquí logra un film muy simpático, por debajo, eso sí, de otras obras suyas, pero meritoria al no caer el ritmo y poseer estupendos momentos.
Gags, si no desternillantes sí eficaces, y buena labor en la dirección, con tomas generales realmente estimulantes, como la del lugar donde se celebra el primer combate de boxeo, casi vacío si no fuera por Keaton y su fiel criado en sus butacas.
Puede que olvidable pasado un tiempo, pero mientras se ve entretiene mucho.

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Buena película de Ray, un director indio que cosechó numerosos premios en el extranjero, pero que en su país no triunfó al alejarse mucho de la clase de cine que allí se hacía.
Este film es duro, inclemente, realista, con ninguna canción ni bailes, como los que se hacían en la India, y se siguen haciendo con estruendoso éxito (véase "Bollywood").Aquí, con pocos personajes, se teje una historia de gente humilde tratando de sacar adelantes sus muy humildes vidas.
Su primer tercio es lento, parsimonioso, los personajes se asientan en la historia, y el espectador los va haciendo, poco a poco, suyos. Más tarde el interés aumenta considerablemente, habiendo escenas realmente hermosas como la de los dos hermanos corriendo hacia las vías del tren para ver pasar a éste, o la del cuidado de la madre a la hija enferma, mientras oyen, asustadas, el sonido del viento que golpea la puerta de la humildísima casa.
Una buena película que merece verse por sus virtudes cinematográficas y humanas.

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Curioso y bastante original planteamiento vital de un ser humano, a cargo de un debutante en el largometraje.
Contado pasito a pasito, sin prisas pero sin pausas, Rosales, su director, nos muestra a unos personajes cercarnos, reconocibles, nada especiales, como lo que nos encontramos cada día en la calle.
Sin embargo introduce un elemento desestabilizador, estremecedor, que nos inquieta e incomoda, como no podía ser menos. Para entenderlo debería explicarlo, claro está, pero no lo haré por no destrozar algo fundamental para la comprensión del film.
Rosales filma todo con distanciamiento, así nos muestra gran parte de los diálogos fuera del lugar donde suceden. Si están hablando mientras comen en la cocina de la casa, la cámara está fuera. Ello otorga un toque no de frialdad expositiva, pero sí de cierto alejamiento de los hechos.
No se juzga a los personajes. Son todos como son, con sus virtudes y vicios.
El espectador, por ello no puede sino contemplar todo sin ninguna posibilidad de interrelación, de empatía con nada ni nadie. Por ello, al finalizar la cinta, se tiene una extraña y amarga sensación.
Puede que algunos guste y algunos disguste sobremanera, pero sin lugar a dudas no deja a nadie indiferente.
Un cine a contracorriente de lo que se ve masivamente, nada convencional y que hará, tras su visión, reflexionar sobre algunas cuestiones cotidianas del ser humano.
Habrá que seguir de cerca el trabajo de Jaime Rosales. Puede que no guste, pero es alguien a tener en cuenta.

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