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Críticas de Sibila de Delfos
Críticas 4.419
Críticas ordenadas por utilidad
5
21 de agosto de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decían que era Pigmalión o My Fair Lady para adolescentes. Será por éso que, en vez de educar a la pobre chica palurda y de barrio, la quieren convertir en la reina del baile de fin de curso y ponerla supermona de la muerte. Pero, ¡oh, sí! dirán algunos: "Al final el chico guapísimo (y es cierto que Freddie Prinze Jr lo es... de ahí que durante un tiempo trabajara tanto, y de ahí también que cayera en un olvido merecido, vistas sus escasísimas dotes para la interpretación) se enamora de ella, por lo que se dmuestra que la belleza está en el interior". Cierto... pero lo hace cuando ella ya ha ido supermona de la muerte al dichoso baile.
En fin, que es entretenida si se ve en una tarde tonta en la que no se tenga nada que hacer, pero hay por ahí películas de y para adolescentes bastante mejores.

Lo mejor: Freddie Prinze Jr cuando no abre la boca (o sea, su percha), Rachael Leigh Cook, que hace lo que puede, y que es entretenidilla. Y la BSO, por supuesto, con el "Kiss Me" de Sixpence Non The Richer a la cabeza.
Lo peor: Es tan estúpida... tan pobretona en todo...
Sibila de Delfos
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7
19 de agosto de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
54 es una película que no engaña, y por ello no se entienden las malas críticas que recibió. No es posible saber qué esperaban crítica y público al enfrentarse a esta película, salvo una crónica de la noche, el desenfreno de toda clase y la peculiar intrahistoria del famosísimo club Studio 54 de Nueva York. Y éso es lo que es. Una entretenida y muy correcta visión de la nightlife neoyorquina de finales de los 70 y principios de los 80, vista a través de los ojos de Shane O'Shea, el protagonista. Además, Mark Christopher hace gala de una considerable sabiduría narrativa, yendo directo al grano y sin perder tiempo. en tres o cuatro breves escenas nos presenta a su personaje principal y lo lleva al 54, y lo que sigue es una secuencia absolutamente brillante que, gracias a la música, la fotografía y los ojos de Ryan Phillippe, llevan al espectador dentro del mundo salvaje del club, sintiendo la misma mezcla de fascinación, rebeldía transgresora e incluso miedo que Shane.
Cierto es que la película tampoco es nada del otro jueves, que es más tópica que nada y que si la historia de la discoteca no entra a la primera no hay manera de soportarla. Además, las andanzas sentimentales de Shane (con los personajes de unas jovencísimas y simpáticas Salma Hayek y Neve Campbell, entre otras) podrían no haber estado, pues son un añadido facilón que paga el peaje de lo convencional y ralentiza el buen ritmo del conjunto general. Pero se le puede perdonar, cuando Christopher se marca ese final tan sorprendentemente emotivo y mágico y saca tanto, tantísimo partido a Mike Myers en uno de sus escasísimos roles dramáticos.

Lo mejor: El principio y el final, dos momentos de gran brillantez en una película no muy brillante en su conjunto, aunque sí correcta. Y las interpretaciones de Mike Myers y Ryan Phillippe (en el caso de este último, no se trata de que merezca un premio ni nada por el estilo, sino de que resulta 100% creíble y es gracias a sus ojos que el espectador se introduce de un salto sin red en el ambiente del 54, como Shane)
Lo peor: El ritmo es algo irregular por la parte sentimental de la historia.... y tampoco es una gran obra maestra, no nos engañemos.
Sibila de Delfos
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7
6 de agosto de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película sirve como ejemplo para defender una teoría en la que quien esto escribe cree a pies juntillas: a las películas se les debe pedir lo que ofrecen o pretenden ofrecer. Nada más. Cualquier otra cosa es pedirle peras al olmo, y no es justo.
Todos los días de mi vida no oculta en ningún momento lo que es: drama romántico con historia melodramática, altas dosis de azúcar, tragedia, toques de comedia y una pareja asquerosamente guapa y simpática que se quiere con locura y con la que los espectadores han de amar y llorar. Así pues, ¿por qué pedirle más? ¿Por qué pedirle que sea inteligente, original o que presente personajes y situaciones complejas, cuando no lo pretende en ningún momento? Es un drama romántico para quienes les gusten este tipo de películas (que, ojo, no tienen por qué ser sólo mujeres y gays... a ver si termina ya esta dictadura de los géneros cinematográficos y los sexos; ya se sabe, acción y aventura para los hombres, drama y romance para las mujeres. digan todos conmigo: ¡CLICHÉS! Pues anda que no hay hombres heterosexuales que ven dramas de amor y mujeres que se pirran por cintas de fantasía y tiros...). Punto. A quien no le guste, pues que no la vea, porque lo que es absurdo es quejarse de que es simplona, cursi o melosa. ¡Pues claro que lo es! Pero es que de eso se trataba.
Para cualquiera que pase esa barrera de los prejuicios, Todos los días de mi vida es una película correcta, bien hecha, entretenida, con multitud de bonitos momentos (los flashbacks que detallan la relación entre Leo y Paige, la cita que le concede ella a él, la discusión en la boda, o el final) y con una pareja protagonista que funciona por su excelente química. Rachel McAdams está simplemente soberbia, pero eso no es novedad, porque la canadiense es una de las mejores actrices de los últimos años, y desde luego una de las mejores entre los 30 y los 40 años que hay en el mundo. Channing Tatum se queda más atrás, porque sigue teniendo esa expresión inmudable en la cara, pero poco a poco se va entonando y termina por resultar muy creíble como marido desesperado.
En definitiva, una buena propuesta dentro de su género, que da lo que promete y sale victoriosa en todos sus campos. que son los que son, pero es lo que hay. Como decíamos antes, a quien no le guste que no la vea.

Lo mejor: Rachel McAdams y ciertos momentos del guión.
Lo peor: Le falta ese punto de calidad y trascendencia que tenía, por ejemplo, El diario de Noah.
Sibila de Delfos
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9
27 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuantas películas se pueden hacer sobre profesores liberales que desafían las rígidas normas de un centro escolar en favor de los alumnos que estudian allí (normalmente sometidos, además, a abusos)? ¿Y cuántas películas puede hacer Irlanda acerca de su triste historia, sus miserias, sus sombras y el terrible poder que ha tenido la Iglesia Católica en todas las capas de la sociedad durante siglos?
Los niños de San Judas combina ambas cosas con un resultado memorable. La película es pura denuncia social de una realidad que desgraciadamente ha existido y seguramente aún existe en muchos centros escolares de la verde isla vecina de Reino Unido. Habla de palizas, pedrastia, dolor y muerte. Habla de todas las cosas que nunca les deberían suceder a los niños y sin embargo les suceden a diario en muchos lugares del mundo. Y además lo hace sin caer en sentimentalismos innecesarios, sin ambages, enseñando las cosas como pasaron, en San Judas o en donde sea.
Por supuesto, la película se beneficia del excelente trabajo de un entregadísimo Aidan Quinn, todo corazón a través de esos ojos tan espectaculares y expresivos que tienen, y el hoy popular Iain Glen (Jorah Mormont en Juego de Tronos), que resulta repulsivo y aterrador, tal como requería el personaje. Los chicos jóvenes, igualmente, realizan unas excelentes interpretaciones.
Una excelente película, emotiva, emocionante, comprometida, entretenida y sobre todo necesaria, muy necesaria.

Lo mejor: Casi todo, pero especialmente su intensidad.
Lo peor: Es algo lenta en algunos ratos, pero no se nota demasiado.
Sibila de Delfos
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7
25 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin McDonagh ha aprendido de los errores de Escondidos en Brujas. Por muy estimulante que fuese la propuesta, aquella cinta pecó de excesivamente aburrida y anodina en su desarrollo, y eso es justamente lo que no es Siete psicópatas. El thriller cómico que ha rodado con tan excelente y extenso reparto es un entretenimiento de primera, que a ratos recuerda a Charlie Kaufman pero con menos complicación, y a ratos parece querer ser Tarantino, aunque con menos violencia y con diálogos menos clásicos que los del genio de Reservoir Dogs. Siete psicópatas es una buena comedia, muy negra, bien pensada, con buenos personajes que recitan buenos diálogos, y sobre todo con buenos actores. Colin Farrell demuestra de nuevo su versatilidad, mientras que Christopher Walken, Woody Harrelson y Sam Rockwell desatan de manera excelente su vena más histriónica y alocada. Abbie Cornish y Olga Kurylenko cubren la cuota femenina con personajes algo superfluos e innecesarios, pero los defienden con gran dignidad y acierto.
Sin embargo, y aunque no hay intención de resultar filosófica ni complicada, existen demasiados personajes, y no todos son interesantes, resulta demasiado larga (quince minutos menos no le hubieran ido mal) y el final en el desierto se alarga demasiado. Pero aun así es una buena propuesta, original y diferente, digna de verse por su sentido del humor negrísimo y su originalidad.

Lo mejor: Los actores (especialmente Sam Rockwell) y lo bien que funciona e humor.
Lo peor: Es demasiado larga y hay muchos personajes que no aportan gran cosa.
Sibila de Delfos
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