Traspasar un cómic al cine supone que la gente piense inmediatamente en un producto de entretenimiento sin más. Eso no es algo malo ni mucho menos, al fin y al cabo a eso vamos al cine, con “Batman begins” el director Christopher Nolan nos demostró que se podía ir más allá, coger un relato tan fantástico como es el universo del cómic y dotarlo de un grado de credibilidad óptimo que nos implique como espectadores a compartir una experiencia un tanto diferente a lo acostumbrado sin renunciar al carácter de espectáculo que un film como ese debe despertar. Begins fue una piedra de toque fabulosa, ponía el listón muy alto y la continuación era una prueba de fuego para el género y para el propio director. Cuando acabé de ver “El caballero oscuro” me quedé sentado en la Sala a oscuras, escuchando la impresionante banda sonora que cerraba el film, soñando y suplicando por otras dos horas y media más, porque me supo a poco, me llenó por completo, es uno de los grandes ejemplos en los que es imposible prescindir de un sólo fotograma del relato, cuidado con un esmero intachable los numerosos personajes que configuran la película. Personalmente me atrevería a aventurar que se trató de la mejor película del 2008 (de las que he visto yo claro), ya que no encuentro ningún tipo de fisura que invite a restarla puntos. Dadas las circunstancias, uno de los aspectos más llamativos y ruidosos fue la presencia del malogrado Ledger lo que originó un apartado especial para su participación. Lo que es realmente cierto es su impecable y ejemplar actuación independientemente de las circunstancias que lo rodean, la recreación del Jocker es soberbia, perfecta, un personaje único surgido de la nada y dotado de un poder de seducción que supera al del propio Batman, el misticismo y las incógnitas que le rodean lo convierten en un villano único con un poder de actuación que va mucho más allá de la fuerza bruta convencional con la que el villano suele ejecutar sus planes, su malevolencia lo convierte en un icono que difícilmente se pueda superar.

Es difícil dar una puntuación a una película cuyo único objetivo es divertir y entretener al personal. Lo mejor que puedo decir de esta segunda parte es su empeño por realizar un esfuerzo técnico impecable, en el resto sólo encuentro defectos que chocan con lo visto en la primera parte. Para empezar con el capítulo negativo debo decir que su duración es excesiva una costumbre que parece introducirse en las grandes producciones, un claro ejemplo fue recientemente el "King Kong" de Jackson, al que claramente le sobra una hora de metraje y hubiera quedado como un excelente film. Quiero decir con esto que no es necesario dilatar una escena 15 minutos para que resulte más espectacular.

Hay películas que terminan por no encajar debido la manipulación de su trama real. Este es uno de esos casos en el que el trailer vendió un film de monstruos que no tenía nada que ver con la realidad. Sin embargo si le damos su lectura real “El Bosque” es una película diferente que está próxima al drama y en la que todos los personajes que aparecen tienen importancia en el relato que se cuenta. Se trata más bien de un cuento utópico sobre el sueño de un grupo de personas que hacen lo inimaginable por mantener al fantasma de la violencia alejado de sus vidas. Pero la violencia está en la naturaleza del ser humano, al menos eso cree Shyamalan y no se puede eliminar como si de una mala costumbre se tratase. La película transcurre en tres actos, uno de presentación y misterio, otro en el que sucede una tragedia y un tercero desconcertante que supondrá el desenlace. “El bosque” no es pues una película de monstruos ni de terror, es un relato sobre el miedo de los hombres hacia sí mismos, hacia el progreso y los problemas planteados por nuestra sociedad en la vida actual. Un cuento indispensable para soñadores de tiempos mejores.

Estoy enamorado de esta película desde el primer día que la vi, me parece que lo tiene todo para gustar, una puesta en escena preciosa, grandes y carismáticos actores, aventuras, una música maravillosa, acción... en su conjunto me parece perfecta (aunque no lo sea), pero le agradezco de todo corazón a Lawrence Kasdan el cariñoso cuidado y esmero que ha dedicado a este olvidado género. Pocas películas se han realizado desde entonces pero ninguna con la épica aventurera de los viejos clásicos, no digo en absoluto que no se hayan realizado buenas películas pero con otro aire diferente, “Silverado” entra dentro de ese coloquial género en el que todos decíamos “una de vaqueros” y nos sentábamos muy a gusto a dejarnos llevar por magia operística que estas películas nos ofrecían. A partir de “Silverado” el western se puso serio, no es que sea ni mejor ni peor pero se echa en falta que de vez en cuando algún director nos diera un espectáculo de aventuras tan desenfadado y entretenido que nos deje la huella imperecedera que al menos a mí me dejó esta genial película. “Silverado” es en líneas generales un film de estilo clásico con aires renovados, la acumulación de personajes crea un mundo en sí mismo en el que nos será fácil identificar la personalidad de cada uno de ellos, su corte ambiental es tan sencillo como eficaz dejando las cosas claras desde el inicio, los malos son muy malos y los buenos son muy buenos, no hay lugar para terceras interpretaciones. El escore de Broughton, suena majestuoso desde el momento en el que aparece en grandes letras el título en un nostálgico recuerdo a “Centauros del desierto”, a partir de ahí nos sumergimos en el mágico mundo de Silverado donde encontraremos 2 horas de apasionado entretenimiento.

En esta ocasión es el mexicano Guillermo Del Toro el que se hace cargo de la continuación del vampiro híbrido, dando una vuelta de tuerca al género con una nueva hornada de vampiros mutantes y cambiando la estética y el formato cinematográfico empleado por Norrington en el original. Tras la brillante y poco reconocida “Mimic” a este nuevo trabajo de Del Toro hay que reconocerle el talento que maneja a la hora de emplear los recursos de los que dispone, logrando que la película luzca a la altura del original con un presupuesto menor, algo que el director exprime casi siempre. Por lo que al argumento se refiere, como toda continuación tiene en su contra que el factor sorpresa ya no existe y por mucho que Del Toro trate de imponer un ritmo más frenético que el de Norrington, así la película está por debajo de la primera parte, sin embargo no deja de resultar interesante y gana bastante en nuevos visionados, quizás por saber con lo que nos vamos a encontrar.