You must be a loged user to know your affinity with Polikarpov
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

6,1
2.975
3
22 de noviembre de 2009
22 de noviembre de 2009
3 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película empieza con una, a mi modo de ver, secuencia gratuíta que me hace pensar en el posible exhibicionismo intelectual del director y coautor del guión. Una vez terminada ésta, navego por una comedia suave de contenido paterno-filio-fraternal en la que todo el mundo es superliberal, se quiere mucho y sotiene el interés a duras penas. En eso estoy (en no bostezar), cuando llego más o menos a la mitad de la historia en la que, de pronto, caen unas gotas de sentimentalismo dramático. Nada más. Continúo deslizándome hasta el final con la sensación de haberme comido un buñuelo de viento sin relleno.
El guión no profundiza en absoluto en la relación entre los personajes, que podría haber dado bastante más de sí, ahogándolos en los avatares cotidianos que les rodean.
En cuanto a la interpretación, creo que es correcta, aunque el personaje que hace la Lindo es tan estrafalariamente anacrónico-histérico, que no se sabe si es un alarde de interpretación o es que lo hace fatal.
Prescindible.
El guión no profundiza en absoluto en la relación entre los personajes, que podría haber dado bastante más de sí, ahogándolos en los avatares cotidianos que les rodean.
En cuanto a la interpretación, creo que es correcta, aunque el personaje que hace la Lindo es tan estrafalariamente anacrónico-histérico, que no se sabe si es un alarde de interpretación o es que lo hace fatal.
Prescindible.

7,2
34.813
3
27 de diciembre de 2016
27 de diciembre de 2016
7 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que en una película sale el letrerito “basada en una historia real” o similar, me digo “ya la cagaste, chaval”, porque la peli (salvo excepciones, claro) suele ser o una chapuza, o una “infumabilidad”.
En este caso, es una insulsez.
Gibson no es tonto. La prueba está en sus interesantes “La pasión de Cristo” y “Apocalypto”. Pero, o eres un genio, o vas a tener que echar los higadillos por una oreja, intentando mantener el nivel de tus aciertos, así que, a no ser que goces de una visión poco común de la naturaleza humana, y seas capaz de transmitírsela a los demás con los medios disponibles, optar por una historia como la de “Hasta el último hombre”, es un error.
Y aquí es donde las tendencias épicas de Gibson se pinchan como un globo perdido en una feria, y toda la supuesta inspiración, toda la pretendida capacidad de mostrar las otras caras de lo que se pretende contar, o de enseñar las mismas cambiando ángulos y perspectivas (teóricas o empíricas), se pierde en el aire de la más absoluta falta de originalidad, sin que a nadie le preocupen lo más mínimo los “estudios”, los “conceptos”, o las “visiones” de esto o aquello.
De esta forma, sólo queda la teatralidad pirotécnico-gore que utiliza Gibson para explicar la picadora de carne de Okinawa (aquí también la realidad vuelve, incansable, a superar a la ficción) y, de paso, aprovechar tal escenario para elevar a la categoría de heroína próxima a la glorificación mística a esa peculiar tozudez del “pirao” protagonista.
Justo lo que impide al espectador bajar las persianas y decir adiós muy buenas.
En resumen: para pasar el rato, y nada más.
En este caso, es una insulsez.
Gibson no es tonto. La prueba está en sus interesantes “La pasión de Cristo” y “Apocalypto”. Pero, o eres un genio, o vas a tener que echar los higadillos por una oreja, intentando mantener el nivel de tus aciertos, así que, a no ser que goces de una visión poco común de la naturaleza humana, y seas capaz de transmitírsela a los demás con los medios disponibles, optar por una historia como la de “Hasta el último hombre”, es un error.
Y aquí es donde las tendencias épicas de Gibson se pinchan como un globo perdido en una feria, y toda la supuesta inspiración, toda la pretendida capacidad de mostrar las otras caras de lo que se pretende contar, o de enseñar las mismas cambiando ángulos y perspectivas (teóricas o empíricas), se pierde en el aire de la más absoluta falta de originalidad, sin que a nadie le preocupen lo más mínimo los “estudios”, los “conceptos”, o las “visiones” de esto o aquello.
De esta forma, sólo queda la teatralidad pirotécnico-gore que utiliza Gibson para explicar la picadora de carne de Okinawa (aquí también la realidad vuelve, incansable, a superar a la ficción) y, de paso, aprovechar tal escenario para elevar a la categoría de heroína próxima a la glorificación mística a esa peculiar tozudez del “pirao” protagonista.
Justo lo que impide al espectador bajar las persianas y decir adiós muy buenas.
En resumen: para pasar el rato, y nada más.

5,0
3.319
3
27 de marzo de 2011
27 de marzo de 2011
11 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Biopic de Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, recientemente canonizado.
Siempre que he visto o leído la biografía de un santo, he podido comprobar que, por lo general, su vida no ha sido nada fácil. No sólo en lo que respecta a las circunstancias exteriores en que le toca moverse, sino también (quizá más) en cuanto a sus propios planteamientos personales (esos niveles de fe, normalmente fluctuantes, esos sentimientos encontrados, esas flaquezas, esas pruebas de resistencia, tanto física como mental, etc).
Dicen por ahí que ha sido el Opus el que ha financiado “Encontrarás dragones” (título muy poético y sugerente pero que, como suele ocurrir en España -¿quién demonios pone los títulos aquí?- distorsiona el original). Si eso es cierto, me parece que le han hecho un flaco favor a su fundador.
Parece que Escrivá de Balaguer no fue ése típico atormentado que da lugar a situaciones existencialmente épicas mientras hace oposiciones a santo, como lo pudieron ser San Francisco de Asís (con sus iras mal contenidas) o Santa Teresa de Jesús (con sus éxtasis alucinatorios), por poner dos ejemplos pero, aún así, no debió de pasarlo muy allá, sobre todo con la guerra civil de por medio.
Joffé, no nos muestra a ese hombre. Y no lo hace porque pisa el acelerador a fondo y claro, le sale un resumen de 28 años en 2 horas y es que, cuando se cuenta una biografía, o te centras en un aspecto de la misma, o fabricas una película larga (y probablemente aburrida) a la que hay que llevarse un kit de supervivencia para poder resistir.
El resultado es de una tremenda artificiosidad, tanto en lo relativo a los personajes, en los que no se profundiza nada de nada, como en la misma puesta en escena, que parece un escenario teatral (véanse las secuencias de la batalla de Madrid).
En resumen: es de esas películas que se te olvidan nada mas salir del cine.
Siempre que he visto o leído la biografía de un santo, he podido comprobar que, por lo general, su vida no ha sido nada fácil. No sólo en lo que respecta a las circunstancias exteriores en que le toca moverse, sino también (quizá más) en cuanto a sus propios planteamientos personales (esos niveles de fe, normalmente fluctuantes, esos sentimientos encontrados, esas flaquezas, esas pruebas de resistencia, tanto física como mental, etc).
Dicen por ahí que ha sido el Opus el que ha financiado “Encontrarás dragones” (título muy poético y sugerente pero que, como suele ocurrir en España -¿quién demonios pone los títulos aquí?- distorsiona el original). Si eso es cierto, me parece que le han hecho un flaco favor a su fundador.
Parece que Escrivá de Balaguer no fue ése típico atormentado que da lugar a situaciones existencialmente épicas mientras hace oposiciones a santo, como lo pudieron ser San Francisco de Asís (con sus iras mal contenidas) o Santa Teresa de Jesús (con sus éxtasis alucinatorios), por poner dos ejemplos pero, aún así, no debió de pasarlo muy allá, sobre todo con la guerra civil de por medio.
Joffé, no nos muestra a ese hombre. Y no lo hace porque pisa el acelerador a fondo y claro, le sale un resumen de 28 años en 2 horas y es que, cuando se cuenta una biografía, o te centras en un aspecto de la misma, o fabricas una película larga (y probablemente aburrida) a la que hay que llevarse un kit de supervivencia para poder resistir.
El resultado es de una tremenda artificiosidad, tanto en lo relativo a los personajes, en los que no se profundiza nada de nada, como en la misma puesta en escena, que parece un escenario teatral (véanse las secuencias de la batalla de Madrid).
En resumen: es de esas películas que se te olvidan nada mas salir del cine.

7,6
64.739
3
19 de octubre de 2013
19 de octubre de 2013
21 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reúnanse:
1. Un par (o tres) de típicos ejemplares de la especie chalados, subespecie sádica.
2. Un par de típicas familias "normales" durmiendo el sueño de su cándida inocencia y, quizá por eso mismo, proclives a perder el norte en cuanto se las despierta.
3. Un chivo expiatorio, extremadamente vulnerable (para potenciar el efecto dramático-sensiblero).
4. Un típico poli con vida privada cero que sólo vive para currar y que, a juzgar por la cara que lleva puesta, está hasta cierto sitio de su trabajo (subespecie masoquista a la que, por cierto, pertenecen la mayoría de esclavos de este planeta).
Bueno, pues mézclese todo este elenco cuidadosamente escogido para que parezca un denso, complejo y negro thriller y cuézase a fuego lento (muy, muy lento), echándole un cubito de caldo sórdido, sucio, decadente e invernal, directamente importado del centro rural de los Estados Unidos y remuévase despreocupadamente, sin que importe que las piezas de este batiburrillo terminen o no de encajar adecuadamente. ¿Para qué, si lo que nos importa sobre todo es dar nuestro discursillo filosófico-existencial de medio pelo, sobre cómo anda de cruel la situación antropológica en estos tiempos de pandemia psicopática?
En resumen: decepcionante. No perdáis el tiempo.
1. Un par (o tres) de típicos ejemplares de la especie chalados, subespecie sádica.
2. Un par de típicas familias "normales" durmiendo el sueño de su cándida inocencia y, quizá por eso mismo, proclives a perder el norte en cuanto se las despierta.
3. Un chivo expiatorio, extremadamente vulnerable (para potenciar el efecto dramático-sensiblero).
4. Un típico poli con vida privada cero que sólo vive para currar y que, a juzgar por la cara que lleva puesta, está hasta cierto sitio de su trabajo (subespecie masoquista a la que, por cierto, pertenecen la mayoría de esclavos de este planeta).
Bueno, pues mézclese todo este elenco cuidadosamente escogido para que parezca un denso, complejo y negro thriller y cuézase a fuego lento (muy, muy lento), echándole un cubito de caldo sórdido, sucio, decadente e invernal, directamente importado del centro rural de los Estados Unidos y remuévase despreocupadamente, sin que importe que las piezas de este batiburrillo terminen o no de encajar adecuadamente. ¿Para qué, si lo que nos importa sobre todo es dar nuestro discursillo filosófico-existencial de medio pelo, sobre cómo anda de cruel la situación antropológica en estos tiempos de pandemia psicopática?
En resumen: decepcionante. No perdáis el tiempo.

5,6
612
1
23 de junio de 2013
23 de junio de 2013
37 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me deberían de dar algo, no sé, un certificado de gilipollas o un diploma de tontodeltodo, o algo parecido por ir a ver esto... Puro masoquismo, oiga.
En fin; ya puestos, prevengo a posibles incautos:
Obra de teatro en formato televisivo que cuenta un episodio de la guerra civil española (sólo con eso ya es para acojonarse, ¿no?) de forma tan tópica e impersonal que hasta se nota que ni los propios actores pueden creerse lo que están haciendo.
Entre el tal Pablo Moreno y el guionista, nos arrean una farsa tan débil en su aspecto formal, como rutinaria en su ejecución, consiguiendo así el sorprendente efecto de trasladar todo posible dramatismo al mero hecho de que haya alguien tragándose ésto, es decir, convirtiendo al espectador en la verdadera víctima de esta pretendida tragedia.
Pero ahí no acaba la cosa, no: la puesta en escena es de tal artificiosidad (esas armas -algunas, increíbles, como ese híbrido entre Winchester de juguete y Mauser que lleva el miliciano perdonavidas-, los vehículos, las propias ropas, tan limpio todo o, en ocasiones, tan calculadamente manchado) que termina con la poca verosimilitud que a esto le podía quedar (si es que le quedaba alguna).
Por cierto: el sonido está fatal.
En resumen: salid corriendo (pero corriendo, ¿eh?) para el lado contrario.
En fin; ya puestos, prevengo a posibles incautos:
Obra de teatro en formato televisivo que cuenta un episodio de la guerra civil española (sólo con eso ya es para acojonarse, ¿no?) de forma tan tópica e impersonal que hasta se nota que ni los propios actores pueden creerse lo que están haciendo.
Entre el tal Pablo Moreno y el guionista, nos arrean una farsa tan débil en su aspecto formal, como rutinaria en su ejecución, consiguiendo así el sorprendente efecto de trasladar todo posible dramatismo al mero hecho de que haya alguien tragándose ésto, es decir, convirtiendo al espectador en la verdadera víctima de esta pretendida tragedia.
Pero ahí no acaba la cosa, no: la puesta en escena es de tal artificiosidad (esas armas -algunas, increíbles, como ese híbrido entre Winchester de juguete y Mauser que lleva el miliciano perdonavidas-, los vehículos, las propias ropas, tan limpio todo o, en ocasiones, tan calculadamente manchado) que termina con la poca verosimilitud que a esto le podía quedar (si es que le quedaba alguna).
Por cierto: el sonido está fatal.
En resumen: salid corriendo (pero corriendo, ¿eh?) para el lado contrario.
Más sobre Polikarpov
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here