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7
22 de marzo de 2012
22 de marzo de 2012
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Eva resulta una rara avis dentro del cine español, y en cierto modo no es tampoco muy común una película así. Un film de ciencia-ficción que se toma a esta en serio.
El resultado es una película muy estimable.
La película nos traslada a un futuro cercano, en el que los robots son algo normal en la sociedad, buena fotografía, el montaje de corte clásico y el paisaje nevado producen una sensación de realismo en los estupendos efectos especiales, lejos de las ciudades futuristas a las que tanto acostumbra este género, la película se desarrolla en una pequeña ciudad de montaña. Eva se adentra en los sentimientos, en las emociones que nos hacen humanos, deja a un lado la ética (lástima) para mostrarnos un drama de ciencia-ficción
Con un ritmo pausado pero un metraje ajustado, de corta duración, nos cuenta una sencilla historia, no excesivamente novedosa para el espectador acostumbrado a la scifi, pero sabe contarla de una forma bonita y tierna. Como mayores defectos se encuentran, esa especie de triángulo amoroso que se intenta montar pero no se sabe contar y que acaba siendo abandonado, así como cierta gelidez en su desarrollo.
Eva, si bien lejos de un film redondo, resulta una entrañable película recomendable tanto para los amantes de la ciencia-ficción más intimista como para los amantes del drama.
El resultado es una película muy estimable.
La película nos traslada a un futuro cercano, en el que los robots son algo normal en la sociedad, buena fotografía, el montaje de corte clásico y el paisaje nevado producen una sensación de realismo en los estupendos efectos especiales, lejos de las ciudades futuristas a las que tanto acostumbra este género, la película se desarrolla en una pequeña ciudad de montaña. Eva se adentra en los sentimientos, en las emociones que nos hacen humanos, deja a un lado la ética (lástima) para mostrarnos un drama de ciencia-ficción
Con un ritmo pausado pero un metraje ajustado, de corta duración, nos cuenta una sencilla historia, no excesivamente novedosa para el espectador acostumbrado a la scifi, pero sabe contarla de una forma bonita y tierna. Como mayores defectos se encuentran, esa especie de triángulo amoroso que se intenta montar pero no se sabe contar y que acaba siendo abandonado, así como cierta gelidez en su desarrollo.
Eva, si bien lejos de un film redondo, resulta una entrañable película recomendable tanto para los amantes de la ciencia-ficción más intimista como para los amantes del drama.
28 de diciembre de 2011
28 de diciembre de 2011
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Cuarta entrega de las aventuras de Ethan Hunt.
En ella, como en el resto de la serie, la suspensión de la credibilidad por parte del espectador debe ser grande, porque si hay veces que se consigue hay otras tantas que la sobrepasa y cae en lo increíble. Pero todos sabemos a lo que nos enfrentamos, una historia en la que lo que prima no es el guión, totalmente sin importancia, lo importante es la acción y espectáculo, un paseo por lugares exóticos en diferentes países, lujo, herramientas imposibles, etc. Esas son las claves de esta especie de nuevo James Bond.
Esta vez Hunt trabaja más en equipo que nunca y en parte por ello la película logra salir airosa. Si la anterior parte poseía un gran rival que la hacía mejor, en esta por contra este estará casi ausente, la acción se centrará en Hunt y su equipo, se prioriza la acción y la comedia frente el drama de la entrega anterior. Por lo que es una película menos emocionante pero más amable, con un equipo que se lo pasa bien ante las cámaras.
Es una pena que los personajes que no pertenecen al equipo estén bastante desaprovechados, así el espía ruso o la asesina francesa tenían buenas posibilidades, pero acaban siendo muy reducidos.
El guión es prácticamente inexistente, se basa en hacer misiones, tal cual fuesen fases en un videojuego, primera fase Budapest, segunda Moscú, tercera Dubai,... Cada vez distintas.
Por ello el guión no se pierde en explicarnos una historia, con cuatro retazos nos explican la misión, sin que importe mucho el porqué, para muestra la explicación de lo que quiere hacer el malo y por qué, básicamente paródica.
En cuanto al humor que se mete, es resultón, aunque no siempre, de media sonrisa, a veces una parodia en si mismo de la serie, cosa que se agradece, pese a ello la película se lo toma muy en serio.
La dirección es correcta por parte de Brad Bird, apena que se decantase por esta película para ser su primera de no animación, su estilo es invisible, al servicio de la producción, pero al menos dota de cierta emoción y sabe rodar las escenas de acción, en las que se ve lo que sucede ya que deja la cámara quieta, y con planos adecuados, hoy en día encontrar eso ya empieza a ser difícil en el cine de acción.
El montaje es espectacular, con diversas acciones ocurriendo a la vez y pudiendo seguirlas todas.
En definitiva es una película que da lo que ofrece un gran espectáculo bonito de ver, para el que no hace falta pensar lo más mínimo (al igual que se hizo con el guión), podrías ver la película en un idioma ininteligible y seguirla sin problemas, es una película que se ve tan rápido como se olvida, pero que demonios, es muy entretenida, la ves y lo pasas bien, y es la típica para ver un día aburrido de esos que no sabes que te apetece.
En ella, como en el resto de la serie, la suspensión de la credibilidad por parte del espectador debe ser grande, porque si hay veces que se consigue hay otras tantas que la sobrepasa y cae en lo increíble. Pero todos sabemos a lo que nos enfrentamos, una historia en la que lo que prima no es el guión, totalmente sin importancia, lo importante es la acción y espectáculo, un paseo por lugares exóticos en diferentes países, lujo, herramientas imposibles, etc. Esas son las claves de esta especie de nuevo James Bond.
Esta vez Hunt trabaja más en equipo que nunca y en parte por ello la película logra salir airosa. Si la anterior parte poseía un gran rival que la hacía mejor, en esta por contra este estará casi ausente, la acción se centrará en Hunt y su equipo, se prioriza la acción y la comedia frente el drama de la entrega anterior. Por lo que es una película menos emocionante pero más amable, con un equipo que se lo pasa bien ante las cámaras.
Es una pena que los personajes que no pertenecen al equipo estén bastante desaprovechados, así el espía ruso o la asesina francesa tenían buenas posibilidades, pero acaban siendo muy reducidos.
El guión es prácticamente inexistente, se basa en hacer misiones, tal cual fuesen fases en un videojuego, primera fase Budapest, segunda Moscú, tercera Dubai,... Cada vez distintas.
Por ello el guión no se pierde en explicarnos una historia, con cuatro retazos nos explican la misión, sin que importe mucho el porqué, para muestra la explicación de lo que quiere hacer el malo y por qué, básicamente paródica.
En cuanto al humor que se mete, es resultón, aunque no siempre, de media sonrisa, a veces una parodia en si mismo de la serie, cosa que se agradece, pese a ello la película se lo toma muy en serio.
La dirección es correcta por parte de Brad Bird, apena que se decantase por esta película para ser su primera de no animación, su estilo es invisible, al servicio de la producción, pero al menos dota de cierta emoción y sabe rodar las escenas de acción, en las que se ve lo que sucede ya que deja la cámara quieta, y con planos adecuados, hoy en día encontrar eso ya empieza a ser difícil en el cine de acción.
El montaje es espectacular, con diversas acciones ocurriendo a la vez y pudiendo seguirlas todas.
En definitiva es una película que da lo que ofrece un gran espectáculo bonito de ver, para el que no hace falta pensar lo más mínimo (al igual que se hizo con el guión), podrías ver la película en un idioma ininteligible y seguirla sin problemas, es una película que se ve tan rápido como se olvida, pero que demonios, es muy entretenida, la ves y lo pasas bien, y es la típica para ver un día aburrido de esos que no sabes que te apetece.

7,5
3.874
10
18 de marzo de 2025
18 de marzo de 2025
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En mi viaje por el cine negro, vuelvo a encontrarme con esta película; el 17/09/2015 la había votado con un 8. Ahora, al seguir una guía de cine negro y por tanto ver las películas en su orden de estreno, la he podido ver, relativamente, en su contexto y, quizás por ello, mi apreciación ha evolucionado.
Normalmente, las películas antiguas las vemos de manera aislada, saltando entre décadas, y las valoramos por lo que nos ofrecen en el presente. Sin embargo, el cine actual lo vemos en su momento y contexto cultural inmediato, lo que influye en nuestra valoración. No obstante, una película adelantada a su tiempo no podremos valorarla sino a posteriori, cuando su impacto y legado se muestren evidentes.
Toda esta perorata viene para decir que, vista anoche, me ha encantado, he redescubierto una película innovadora, adelantada a su tiempo al menos una década, toda una precursora de la Nouvelle Vague. Ese fabuloso atraco a un banco en plano secuencia, visto desde el punto de vista del interior del coche, presagia a la vez el cine de guerrilla. Esta técnica no solo añade realismo, sino que también te sumerge en la acción.
La química entre los protagonistas es palpable y convincente. El guion, adaptado por Dalton Trumbo (que se hace llamar en los créditos Millard Kaufman debido a estar en la lista negra de Hollywood), realiza una exploración de la psicología de su pareja protagonista, de su obsesión, a la par que un hábil equilibrio entre acción trepidante y momentos de tensión.
Y es que son la acción y, sobre todo, el ritmo lo que caracteriza la película. Hace que el espectador sienta el subidón de adrenalina que sienten sus protagonistas. Velocidad, coches, persecuciones, armas y amor. La fotografía ayuda a esta sensación, ya sea con sus innovadoras ideas para filmar desde el interior de un coche, ya sea en la forma, más clásica, de claroscuros del cine negro.
Una película que trasciende las limitaciones de su época y presupuesto. Joseph H. Lewis consiguió crear escuela y ofrecernos una película inolvidable y precursora, una pequeña gran joya bastante olvidada hoy día y totalmente reivindicable.
Selección de la película "Film Noir" edición Taschen e "Into the Dark" de Mark A. Vieira.
Normalmente, las películas antiguas las vemos de manera aislada, saltando entre décadas, y las valoramos por lo que nos ofrecen en el presente. Sin embargo, el cine actual lo vemos en su momento y contexto cultural inmediato, lo que influye en nuestra valoración. No obstante, una película adelantada a su tiempo no podremos valorarla sino a posteriori, cuando su impacto y legado se muestren evidentes.
Toda esta perorata viene para decir que, vista anoche, me ha encantado, he redescubierto una película innovadora, adelantada a su tiempo al menos una década, toda una precursora de la Nouvelle Vague. Ese fabuloso atraco a un banco en plano secuencia, visto desde el punto de vista del interior del coche, presagia a la vez el cine de guerrilla. Esta técnica no solo añade realismo, sino que también te sumerge en la acción.
La química entre los protagonistas es palpable y convincente. El guion, adaptado por Dalton Trumbo (que se hace llamar en los créditos Millard Kaufman debido a estar en la lista negra de Hollywood), realiza una exploración de la psicología de su pareja protagonista, de su obsesión, a la par que un hábil equilibrio entre acción trepidante y momentos de tensión.
Y es que son la acción y, sobre todo, el ritmo lo que caracteriza la película. Hace que el espectador sienta el subidón de adrenalina que sienten sus protagonistas. Velocidad, coches, persecuciones, armas y amor. La fotografía ayuda a esta sensación, ya sea con sus innovadoras ideas para filmar desde el interior de un coche, ya sea en la forma, más clásica, de claroscuros del cine negro.
Una película que trasciende las limitaciones de su época y presupuesto. Joseph H. Lewis consiguió crear escuela y ofrecernos una película inolvidable y precursora, una pequeña gran joya bastante olvidada hoy día y totalmente reivindicable.
Selección de la película "Film Noir" edición Taschen e "Into the Dark" de Mark A. Vieira.

8,1
11.476
10
7 de febrero de 2025
7 de febrero de 2025
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No es fácil explicar al espectador común qué es el cine negro; aún más difícil es hacerle comprender que el cine de gangsters no forma parte de este género. Mientras que el segundo se enfoca en el ascenso y caída del criminal, el cine negro se centra en la fatalidad, en la desesperanza de personajes atrapados en situaciones sin salida. Se aleja del glamour del poder del gánster para ser un cine sombrío y opresivo.
Es por ello que Al Rojo Vivo es una curiosidad: una película que es, a la vez, cine de gangsters y cine negro, quizás por ser más cercana a este último.
Cody Jarrett es un personaje atormentado, un psicópata emocionalmente dependiente de su madre, tan peligroso como vulnerable. Está rodeado de traidores y marcado por un destino cruel, dados sus antecedentes psiquiátricos familiares. Puro cine negro.
Si hay algo que destacar en esta película es, sin duda, la actuación de James Cagney, impecable. Su personaje es un desafío interpretativo, pues debe mostrarse violento y frágil a la vez. Otros actores habrían caído en la exageración histérica para reflejar su locura o, en el extremo opuesto, en un hieratismo inerte para representar su psicopatía. Cagney equilibra ambos matices con maestría, pasando de ser un hombre roto que llora y quiere esconderse cuando los dolores de cabeza lo atacan, a un criminal impávido que mata a sangre fría cinco minutos después. Lo mejor es que su interpretación hace que el personaje sea completamente creíble, inspirando miedo y compasión a la vez.
Otro punto fuerte es la dirección de Raoul Walsh, quien maneja con maestría la combinación de escenas de acción y desarrollo de personajes, todo con un ritmo ágil, sin tiempos muertos.
Por lo demás, los secundarios son estupendos (esa Virginia Mayo que aparenta ser débil cuando en realidad es todo lo contrario), y destaca el enfrentamiento entre la tecnología, representada por la policía, y su rechazo por parte de Cody. Y, desde luego, un relato que lo tiene todo: comienza con un brutal robo de tren y se desarrolla con una serie de giros que incluyen infiltraciones encubiertas, traiciones y una implacable cacería policial, sin olvidar cuernos, asesinatos, un atraco a una empresa química, hasta un caballo de Troya y un final que ha pasado a la historia del cine. Brutal, frenética y sin rodeos.
Selección de la película "Film Noir" edición Taschen e "Into the Dark" de Mark A. Vieira.
Es por ello que Al Rojo Vivo es una curiosidad: una película que es, a la vez, cine de gangsters y cine negro, quizás por ser más cercana a este último.
Cody Jarrett es un personaje atormentado, un psicópata emocionalmente dependiente de su madre, tan peligroso como vulnerable. Está rodeado de traidores y marcado por un destino cruel, dados sus antecedentes psiquiátricos familiares. Puro cine negro.
Si hay algo que destacar en esta película es, sin duda, la actuación de James Cagney, impecable. Su personaje es un desafío interpretativo, pues debe mostrarse violento y frágil a la vez. Otros actores habrían caído en la exageración histérica para reflejar su locura o, en el extremo opuesto, en un hieratismo inerte para representar su psicopatía. Cagney equilibra ambos matices con maestría, pasando de ser un hombre roto que llora y quiere esconderse cuando los dolores de cabeza lo atacan, a un criminal impávido que mata a sangre fría cinco minutos después. Lo mejor es que su interpretación hace que el personaje sea completamente creíble, inspirando miedo y compasión a la vez.
Otro punto fuerte es la dirección de Raoul Walsh, quien maneja con maestría la combinación de escenas de acción y desarrollo de personajes, todo con un ritmo ágil, sin tiempos muertos.
Por lo demás, los secundarios son estupendos (esa Virginia Mayo que aparenta ser débil cuando en realidad es todo lo contrario), y destaca el enfrentamiento entre la tecnología, representada por la policía, y su rechazo por parte de Cody. Y, desde luego, un relato que lo tiene todo: comienza con un brutal robo de tren y se desarrolla con una serie de giros que incluyen infiltraciones encubiertas, traiciones y una implacable cacería policial, sin olvidar cuernos, asesinatos, un atraco a una empresa química, hasta un caballo de Troya y un final que ha pasado a la historia del cine. Brutal, frenética y sin rodeos.
Selección de la película "Film Noir" edición Taschen e "Into the Dark" de Mark A. Vieira.

8,0
32.225
10
19 de diciembre de 2024
19 de diciembre de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Obra fundamental en la historia del cine, Nosferatu es una obra cumbre que ha inspirado a generaciones posteriores y transformado para siempre el mito del vampiro. Más de 100 años después, ¿todavía se puede disfrutar? Es lo que me planteé el otro día, especialmente porque pronto se estrenará la nueva versión ¿Las antiguas siguen aguantando el tipo?
Primero decidí ver la versión de 1979, dirigida por Werner Herzog. Mi intención era dejar la de 1922 para otro momento. Sin embargo, el enorme aburrimiento que me provocó la película de Herzog me hizo replantearme las cosas. Recordaba que la versión original no era tan soporífera, así que decidí comenzar a verla. Para mi sorpresa, lo que empezó como una simple curiosidad terminó en una experiencia completamente absorbente: acabé viendo la película entera, fascinado.
La película de Murnau es un verdadero prodigio en términos de imagen y montaje. La cinematografía de Fritz Arno Wagner es magistral: cada encuadre está cuidadosamente pensado para aprovechar al máximo la pantalla. Aunque la cámara apenas se mueve, no se echa de menos esta carencia de movimiento, gracias al uso impecable de la composición y el encuadre.
La iluminación y las sombras son fundamentales en el estilo visual de Nosferatu. El uso de la imagen, jugando con las angulaciones de cámara y dando a la imagen un encuadre perfecto en el que se usa toda la pantalla, al que hay que sumarle el uso de la iluminación y sombras, así como el color de la imagen. Dando un peculiar y, prácticamente, único, estilo visual.
En cuanto al montaje, es un ejemplo sobresaliente en una época en la que el cine aún comenzaba a desarrollar su lenguaje. Murnau utiliza técnicas como el montaje paralelo, los cambios de ritmo y la superposición de imágenes para generar tensión y una sensación de fantasía. Los escasos efectos especiales en momentos como la escena del vampiro saliendo del ataúd en el barco o el uso de imágenes aceleradas funcionan perfectamente dentro del tono onírico de la película.
El vampiro es monstruoso como pocas películas lo han mostrado, se unen un magnífico maquillaje y la perfecta interpretación de Schreck, con movimientos cuasi mecánicos, el vampiro se asemeja a una rata o a una araña, su presencia se siente constante aunque no aparezca en pantalla, todos los otros personajes parecen atrapados en su tela de araña.
Greta Schröeder hace un gran papel como heroína trágica, los otros personajes son algo más diluido y alguno demasiado exagerado, como el que interpreta a Knock (aunque una delicia comparado con la histriónica interpretación de la versión del 79)
La película sigue sorprendentemente fiel a la novela de Stoker, especialmente durante la primera mitad. Pero introduce cambios significativos en su tramo final. Cuando el Conde Orlok llega a la ciudad, se convierte en una una peste que arrasa con todo a su paso. Esto supone un acercamiento original al mito confundiéndolo con las plagas que asolan la humanidad.
El clímax de la película es una obra maestra del simbolismo cinematográfico. La escena final, donde el vampiro aparece como una sombra que desaparece al contacto con la luz, es un momento que solo el cine puede ofrecer. Además, esta película fue la primera en establecer la idea de que la luz solar es letal para los vampiros. Tan grande es esta película como para llegar a cambiar una mitología.
A pesar de su antigüedad, Nosferatu sigue siendo sorprendentemente moderna en muchos aspectos. Secuencias como la del barco son fabulosas, y es una pena que producciones recientes como El último viaje del Demeter no hayan sabido capturar este mismo espíritu.
La versión que vi fue la restaurada en 2013, que cuenta con una imagen cuidada y fragmentos de la banda sonora original, complementados con piezas clásicas. Aunque estas piezas no son muy conocidas, algunas resultan demasiado alegres para el tono de la película. Sería interesante revisitarla con la banda sonora compuesta por el gran James Bernard en 1997.
Más de un siglo después, Nosferatu sigue siendo una obra maestra. Es una película que no solo ha resistido el paso del tiempo, sino que ha cambiado para siempre la historia del cine y el mito del vampiro y resulta totalmente disfrutable hoy día.
Primero decidí ver la versión de 1979, dirigida por Werner Herzog. Mi intención era dejar la de 1922 para otro momento. Sin embargo, el enorme aburrimiento que me provocó la película de Herzog me hizo replantearme las cosas. Recordaba que la versión original no era tan soporífera, así que decidí comenzar a verla. Para mi sorpresa, lo que empezó como una simple curiosidad terminó en una experiencia completamente absorbente: acabé viendo la película entera, fascinado.
La película de Murnau es un verdadero prodigio en términos de imagen y montaje. La cinematografía de Fritz Arno Wagner es magistral: cada encuadre está cuidadosamente pensado para aprovechar al máximo la pantalla. Aunque la cámara apenas se mueve, no se echa de menos esta carencia de movimiento, gracias al uso impecable de la composición y el encuadre.
La iluminación y las sombras son fundamentales en el estilo visual de Nosferatu. El uso de la imagen, jugando con las angulaciones de cámara y dando a la imagen un encuadre perfecto en el que se usa toda la pantalla, al que hay que sumarle el uso de la iluminación y sombras, así como el color de la imagen. Dando un peculiar y, prácticamente, único, estilo visual.
En cuanto al montaje, es un ejemplo sobresaliente en una época en la que el cine aún comenzaba a desarrollar su lenguaje. Murnau utiliza técnicas como el montaje paralelo, los cambios de ritmo y la superposición de imágenes para generar tensión y una sensación de fantasía. Los escasos efectos especiales en momentos como la escena del vampiro saliendo del ataúd en el barco o el uso de imágenes aceleradas funcionan perfectamente dentro del tono onírico de la película.
El vampiro es monstruoso como pocas películas lo han mostrado, se unen un magnífico maquillaje y la perfecta interpretación de Schreck, con movimientos cuasi mecánicos, el vampiro se asemeja a una rata o a una araña, su presencia se siente constante aunque no aparezca en pantalla, todos los otros personajes parecen atrapados en su tela de araña.
Greta Schröeder hace un gran papel como heroína trágica, los otros personajes son algo más diluido y alguno demasiado exagerado, como el que interpreta a Knock (aunque una delicia comparado con la histriónica interpretación de la versión del 79)
La película sigue sorprendentemente fiel a la novela de Stoker, especialmente durante la primera mitad. Pero introduce cambios significativos en su tramo final. Cuando el Conde Orlok llega a la ciudad, se convierte en una una peste que arrasa con todo a su paso. Esto supone un acercamiento original al mito confundiéndolo con las plagas que asolan la humanidad.
El clímax de la película es una obra maestra del simbolismo cinematográfico. La escena final, donde el vampiro aparece como una sombra que desaparece al contacto con la luz, es un momento que solo el cine puede ofrecer. Además, esta película fue la primera en establecer la idea de que la luz solar es letal para los vampiros. Tan grande es esta película como para llegar a cambiar una mitología.
A pesar de su antigüedad, Nosferatu sigue siendo sorprendentemente moderna en muchos aspectos. Secuencias como la del barco son fabulosas, y es una pena que producciones recientes como El último viaje del Demeter no hayan sabido capturar este mismo espíritu.
La versión que vi fue la restaurada en 2013, que cuenta con una imagen cuidada y fragmentos de la banda sonora original, complementados con piezas clásicas. Aunque estas piezas no son muy conocidas, algunas resultan demasiado alegres para el tono de la película. Sería interesante revisitarla con la banda sonora compuesta por el gran James Bernard en 1997.
Más de un siglo después, Nosferatu sigue siendo una obra maestra. Es una película que no solo ha resistido el paso del tiempo, sino que ha cambiado para siempre la historia del cine y el mito del vampiro y resulta totalmente disfrutable hoy día.
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