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Críticas 215
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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10 de diciembre de 2014
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En racha desde 1982, Woody Allen llega a nuestras carteleras al menos una vez al año y dicho evento queda marcada con una divertida confusión. Siempre fuimos algo escéptico con el cine de este personaje, capaz de las mejores comedias románticas o las mayores pedantadas, de ideas descabelladas y divertidas o densos dramas, pero 'Midnight in Paris' supuso para mí un punto de inflexión y un voto de confianza hacia su manera de hacer las cosas. Con años brillantes -y otros no tanto-, Allen ha creado una montaña rusa de críticas en la última década. Desde la maravillosa 'Match Point' a la bochornosa 'Vicky, Cristina, Barcelona', pasando por una serie de altibajos en otros títulos. Parece agotar su genialidad ciertos años para salir del paso en los siguientes. Valorando este punto de vista, después de la tremenda 'Blue Jasmine' (reseña), en la que hipocresía y derroche quedaban en evidencia ante vidas de lo más normal, parecía tocar un título inferior. Y así ha sido; 'Magia a la Luz de la Luna' no parece ser un título demasiado transcendente en su filmografía.

Como película de época la ambientación es maravillosa y la banda sonora, una vez más, es una delicia embaucadora gracias a un ameno Rythm&Blues mezclado con el mejor Jazz. Estos aspectos demuestran la devoción que vive Allen por dicha época, creando una dirección que se siente realmente cómodo en ella. Aunque este no sea su estilo más habitual, ya había coqueteado con él en más de un título, siempre con un resultado artístico similar, aunque no lograra transmitir todo lo que pretendiera. Su pretensión de relato amoroso inteligente de personajes profundos aunque cómicos se pierde en conversaciones que prometen pero no cumple. Las reflexiones son creadas pero no conjugadas en la ilusoria sensación de la trama general, una trama de agradable simpleza en la que falla su terrible impresión de reciclaje.

Sus miras al cielo estrellado, la fantasía y el delicado coqueteo hacen que se olviden del humor inteligente y directo del neoyorquino, que pudiera haber dado más juego en la ilusión y el misticismo. Algo a destacar, en cambio, son las interpretaciones, las cuales pueden disfrutarse gracias a la conexión entre los protagonistas, más si cabe al descubrir que Emma Stone parece ser la nueva musa Allen (también protagonista de su próxima película, junto a Joaquin Phoenix). El film queda atrapado en sí mismo, en la nostalgia y en los fallos de escenas sin concretar que proporcionen mayor sentido al conjunto y una ligereza que no arrastre un esperado final desde las escenas iniciales. Esta vez no convence, pero no por ello dejaremos de tener fe en nuevos y -ocasionalmente- sorprendentes proyectos.

CarlosDL - http://odiseaenelcine.blogspot.com.es/
4 de mayo de 2017 1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arnold Schwarzenegger, ese actor de los mil nombres por culpa de que nadie sabrá nunca cómo se pronuncia adecuadamente su apellido, ha crecido. De hecho, ha crecido, ha sido gobernador y ha envejecido. Mucho. Tanto, que ya parece no tener nada que ver con el personaje action-man de Conan (1984) o Comando (Commando, 1985) el cual le dio su fama de tipo duro que tan bien ha sabido explotar hasta después de los 60 años en películas como las de la exitosa saga de Los mercenarios (The Expendables, 2010-2012-2014). El viejo Arnie -para los amigos- intenta ahora dejar de lucir músculo ante la cámara y comenzar a lucir arrugas tomándose muy enserio la máxima de “adáptate o muere”. Para ello, aunque no deje escapar alguna película de acción, hace unos años comenzó a coquetear con el drama apocalíptico en Maggie (2015), y busca ahora lanzar una nueva carrera con Una historia de venganza (Aftermath, 2017).

Basada en hechos reales, la película intenta recrear algunas de las dramáticas consecuencias que tuvo un accidente aéreo ocurrido en 2002 en el que fallecieron 71 personas y cuyas responsabilidades quedaron diluidas en una burbuja informativa amasada por las propias compañías afectadas. Una historia en la que vemos enfrentados por igual al poder empresarial contra el pequeño trabajador americano, además de la moral de un hombre corriente -responsable directo del destino de esas vidas perdidas- contra su flagelación mediática y moral. Un buen planteamiento podría hablarnos de la escasa ética del que tiene los bolsillos llenos, la culpabilidad del responsable directo de los hechos o la frustración de un padre al que le han arrebatado su vida, dispuesto a todo lo que sea necesario por alcanzar su merecida venganza, pero por desgracia lo único que encontramos son intenciones vacías.

Su director, Elliott Lester, es incapaz de ofrecer mucho más que una promesa inicial de cine personal y responsable nunca satisfecha. Los minutos pasan lentamente ante el espectador y el desconcierto es cada vez mayor; las emociones afloran esporádicamente en las caras de los protagonistas, pero la dirección no logra más que mostrar pretensiones de transcendencia sin garra y flaquezas absolutas en la forma y el contenido. Ni tan siquiera el guion de Javier Gullón resulta un resorte en el que aferrarse en última estancia, pues parece querer utilizar un trama espaciada en la que los saltos temporales formen la dialéctica necesaria entre los diferentes actos de la película, pero se olvida de que no siempre se puede jugar con el espectador como en Enemy (2013), ni tampoco todos los directores tienen el ingenio de Denis Villeneuve.

Taciturna y apagada, la película llega a un final indiferente, sin interés y descuidado. El esfuerzo de Arnold y Scoot McNairy (encargado de encarnar al controlador aéreo) por evitar la colisión de todo el equipo es completamente insuficiente cuando el director deja puesto el piloto automático de un vuelo monótono y aburrido, olvidando que los trayectos en avión que incluyen turbulentos despegues o aterrizajes con algún bache son, al fin y al cabo, los más emocionantes, asegurando quedarse guardados en la memoria. En esta ocasión, no hay mucho que recordar de este interminable vuelo a baja altura.

Lo mejor: olvidar quién es el actor protagonista -y de dónde viene- durante algunos momentos de lucidez. ¿Te veremos en más dramas, Arnie?

Lo peor: su metraje resulta interminable, a pesar de durar 90 minutos.

CarlosDL - http://redrumblogdecine.com/historia-venganza-formas-estas/
1 de abril de 2013
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como con muchas otras cosas, mi abuelo fue quien me inició en el campo de cine mudo. Los VHS de Charles Chaplin y Buster Keaton acababan ardiendo después de verlos tantas veces, y eso hizo que el cine mudo se convirtiera en una tipo de narrativa cinematográfica que me encanta. Si a eso le sumas que el cine español debe empezar a innovar, a explotar nuevos campos y salir de sus registros habituales, no podía perderme esta película, ganadora además de 10 Premios Goya (aunque el mérito descienda cuando los nominados se reducen a escasos títulos) incluyendo nominación a un paisano, Gavira.

Una adaptación del cuento clásico de los Hermanos Grimm al gusto de la tradición española. Porque otra cosa no se, pero no podemos negar que la película es todo un canto a la tradición española del toreo, la andalucía profunda de principios del siglo XX y las raíces más fuertes de un país de contrastes entre grandes cortijos de adinerados y señoríos, y la mayor miseria de pueblos llenos de inocentes familias analfabetas, dedicadas al campo, donde un simple elemento ilusoria como podían ser los enanitos de esta peculiar Blancanieves podía reunir a todos para intentar paliar la dureza de su día a día.

Es una pequeña joya en el panorama del cine español, y será una película muy recordada, pero las comparaciones son odiosas y no se ha podido evitar compararla con The Artist. Eso no juega a su favor, The Artist basó su éxito en las referencias, a clásicos en la sencillez del cine mudo, con una narrativa básica y atractiva, cuando este decaía por culpa del sonido en las salas de cine, y The Artist si que me pareció grandísima película. Ello puede que halla lastrado bastante la ascensión y el reconocimiento de Blancanieves, aún así es una buena película muda, que no debería compararse tanto con la ganadora de los Oscar del año pasado. Quizá si el cine mudo fuera más utilizado y no abandonado a un pasado glorioso, no hablaríamos de tantas comparaciones.

El film de Pablo Berger es un trabajo de muchísimos años, hecho con ilusión y tesón, y eso se nota en la pantalla. La banda sonora es muy buena, mezcla de flamenco y música tradicional española, mientras que la fotografía se convierte casi en lo más sobresaliente, una técnica buenísima del equipo de la película. No se hace nada larga gracias a lo anterior y a unas interpretaciones bien llevadas tanto de los buenos como de los malos del guión, con un gruñón más manchego que nunca, otro gran papel en la carrera de Emilio Gavira. Enhorabuena moñigón.
28 de octubre de 2013
6 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Receta ideal para una película independiente con alto grado de destilación personal:
- Un hombre de cine y humor con muchísimas ideas.
- Paciencia para realizar el proyecto.
- Una cámara que proporcione resultados decentes.
- Ganas de contar lo que circula por su cabeza.
- Un punto de vista diferente a la hora de hacer cine.
- Sinceridad con uno mismo y naturalidad al rodar.
- Gran cantidad de contactos dispuestos a echar un cable.

Añadir al gusto del cocinero: dosis de humor, realidad, reflexión, drama y algo de surrealismo.

El resultado final obtenido no será un plato de alta degustación para todos lo paladares, pero no dejará indiferente a nadie. Esto es lo que ocurre con 'Gente en Sitios', la segunda proyección de Abycine Digital 2013, que llegó a este festival después de pisar otros tan importantes como son los de Toronto o San Sebastián.
Resulta alarmante el halo de sencillez del montaje que parece desprender la película al lanzarse casi hora y media de historias inconexas a simple vista que son sólo lo que el mismo título indica; gente normal en lugares normales creando una burbuja absorbente para el espectador, aparentemente normal. Gente en sitios. Pero no es habitual encontrar algo así. Los diferentes episodios van adquiriendo cierta armonía alejándose de un ensamble caótico para acordar ciertas pautas narrativas de diferentes expresiones anímicas. Los golpes entre el humor, la extrañeza o el drama no son radicales, sino que siguen una montaña rusa de emociones llevada metódicamente por un montaje muy complejo.

La experiencia fue más positiva si cabe, al contar con Juan Cavestany en la sala de cine y darnos la oportunidad de saciar nuestras curiosidades. En ese momento nos dejó claro que la película es así y cada uno debe catarla como guste, sin más. Al ser una película que se reinventaba a sí misma durante el rodaje de unos 7 meses, las posibilidades eran infinitas y el resultado no es más que un cúmulo acertado de decisiones puntuales sobre los episodios y sus protagonistas. Un conjunto delicado y explosivo que salta barreras que pueden descolocar a más de uno.
31 de octubre de 2013
6 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrito a los productores, creadores y distribuidores de 'La Plaga', aclamada película en muchos puntos que no ha terminado de encajar en muchos otros:

El Abycine ha sido una oportunidad fantástica para mí, un maratón cinéfilo de lo más divertido hasta el pasado martes. Fue un día largo de universidad, trabajos y preocupaciones, pero lo acabaría con mis posaderas apoyadas en una butaca del cine. Momento de desconexión, relax, evasión. La proyección se titulaba 'La Plaga' y no sabía demasiado de ella, ni me importaba. No al menos hasta que esta empezó con algunos subtítulos en inglés. Vale, lo acepto, no es la primera vez que veo algo así, podré soportarlo. O eso es lo que creía. Una vez leí una frase que dictaba 'Lo bueno del cine es que durante dos horas los problemas son de otros', no fue así en esta ocasión, los problemas se convirtieron en propios y la batalla encarnizada por sobrevivir al sueño que me producía la película parecía derrotar al interés en decadencia que esta me provocaba. Es una película casi documental de historias reales, crueles y dramáticas provocaron mi total desconexión, solo que no del mundo como yo pretendía, si no con la propia película.

La sensación de quietud, serenidad y obviedad en una película que no parece contar nada mató mi inquietud por descubrir algo en ella, algo que rompió mis esquemas siendo que sus personajes tienen historias altamente cargadas de coraje y valor. Puede que gran parte de la culpa la tuvieran los subtítulos de los que hablaba antes. Tengo la suerte de saber algo de inglés y puedo entender los diálogos, pero ¿y si no fuera así? El descuido y despreocupación por parte de la distribución del film me sentó realmente mal. No sólo a mí, si no también a aquellos que se levantaron a mitad de la proyección para abandonar la sala.

El pesimismo chocó contra mis pensamientos en cuanto a 'La Plaga' y no pude alejarlo de mi cabeza, ni si quiera si carga emotiva lo consiguió. Esta vez me fui cansado y taciturno a casa.
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