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Críticas 314
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
3 de octubre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The abominable Snowman (El abominable hombre de las nieves) es una película realizada por Val Guest en 1957. Su incursión en diversos géneros cinematográficos como el musical, la comedia, la ciencia ficción, el espionaje o el drama social, le sitúa como experimentado realizador con el bagaje suficiente para afrontar retos tan sugerentes como The abominable Snowman.

Dirigida aproximadamente hacia la mitad de su carrera, Guest, con el respaldo de la Hammer, trata con desigual resultado el atractivo y misterioso tema del yeti. Grandes planos panorámicos nos introduce en el escenario propicio junto a un nutrido grupo de expedicionarios con (en algún caso) intereses no confesados. El centro de la acción centrado en el doctor Rollason (Peter Cushing), el cazador aventurero Tom Friend (Forrest Tucker) y el Lama (Arnold Marlé) entre otros personajes, giran las actuaciones que conducirán a buscar respuestas en las frías y míticas montañas donde se asegura vive el misterioso hombre de las nieves.

La película repleta de aventuras movidas por el interés científico, el miedo a lo desconocido, el imaginario social y el incontrolable instinto de supervivencia hacia lo terrorífico, mantiene en jaque una expedición donde la soberbia de algunos de sus componentes no les deja ver la verdadera realidad detrás de la cual se esconde una leyenda jamás demostrada en la que, a pesar de las numerosas dudas, la actitud colectiva de los lugareños desencadenan acciones irremediables.

La interesante fotografía de Arthur Grant (habitual en las producciones de la Hammer) le da al metraje un plus de calidad añadido junto a la apropiada y acertada banda sonora de Humphrey Searle que en algunos pasajes roza la atonalidad focalizando en algunas escenas el centro de tensión e intriga donde el atrezzo de la expedición peca de inocencia en un entorno gélido, glacial; además: el tratamiento en el guión de algunos personajes del elenco, desvirtúa con cierto desaire la relación y los pensamiento entre culturas diferentes que en algunas escenas llegan a ser fruto del desconocimiento ancestral autóctono.

A pesar de todo, El abominable hombre de las nieves, debería despertar cierto interés por su visionado ya que todos sus componentes (humanos y técnicos) resuelven con ajustado acierto un resultado complementado con, entre otros, el serpa Kusang (Wolfe Morris), el retornado McNee (Michael Brill) o el fiel Ayudante del Lama (Anthony Chin). Por lo que respecta al yeti, resulta, cuanto menos original, como el guión y Val Guest resuelven la situación de tan misterioso personaje.
29 de septiembre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uncovered (La tabla de Flandes) es una película dirigida por Jim McBride en 1994 con guión de Michael Hirst, Jim McBride y Jack Baran sobre la novela de Arturo Pérez Reverte. Interesante acercamiento al mundo de la restauración en torno al cuadro del primitivo flamenco Pieter van Huys pintado en 1471 donde observación y lógica de la restauradora Julia Darro (Kate Beckinsale) aplicadas al proceso en el restablecimiento de la obra, le lleva a un hallazgo sorprendentemente oculto.

Las consecuencias del descubrimiento en ‘La tabla de Flandes’ genera una cascada de impredecibles consecuencias en torno a tres personajes centrales que intentan encontrar respuestas a las incógnitas surgidas durante el proceso de limpieza y rehabilitación de la pintura: la restauradora, Cesar (John Wood), y Domenec (Paudge Behan), generando incógnitas de alguna manera relacionadas con el contenido oculto del cuadro.

La película deja al descubierto cierto desequilibrio interpretativo entre los diferentes personajes mediante la asunción de los correspondientes roles y la empatía aplicada a las caracterizaciones convirtiéndose en un elemento interpretativo muy importante, tanto como saber desligarse de ella. Resulta difícil seguir las diferentes actuaciones por cuanto en algunos casos pecan por exceso, o por defecto.

En cualquier caso la idea original del escritor todo y presentar un intrigante y prometedor inicio, el desarrollo de la historia se pierde en un abrupto galimatías de escenas que desequilibran esta interesante intriga en la que predominan dos ejes fundamentales: el interés histórico y por tanto valorativo de la obra, y los intereses personales enfrentados y dispersos en demasía.

La restauración como elemento dinamizador de la rocambolesca historia es interesante, muy interesante por cuanto se trata de una trama poco tratada en cine; otra cosa son los resultados finales conseguidos por Jim McBride mediante los diferentes recursos, entre los cuales: el flashback, barridos en primerísimo plano, plano detalle y el acercamiento en busca de respuestas desde el análisis simbológico oculto de lo representado en el cuadro mediante la disposición de los personajes algunos de los cuales como Don Manuel (Michael Gough) y Álvaro (Art Malik) tienen mucho que decir.
24 de septiembre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Les sous-doúes (Los cateados) es una película del director y guionista Claude Zidi realizada en 1980. Formado en técnicas cinematográficas, centra principalmente su carrera en el género de la comedia aportando algo más de la veintena de títulos entre los cuales: Les Ripoux (1984), su incursión en los queridísimos personajes Hergé: Astérix y Obélix contra el César (1999) o la película que nos ocupa de corte estudiantil que en los 80 gozó de cierto éxito en taquilla, hasta el punto que generó una secuela.

El guión de Michel Fabre, Didier Kaminka y Claude Zidi, generó una serie de historias recurrentes aglutinadas en torno al polémico grupo de estudiantes mediante temas tratados a menudo en este tipo de género: la aceptación, el enfrentamiento, el novato, el primer amor, el rechazo, el origen social, los enfrentamientos, el dominio, la sumisión o la rebeldía entre otros motivos tratados desde el prisma de la comedia.

Claude Zidi sitúa Los cateados en un enrarecido ambiente donde el éxito es el fracaso consciente y continuado que los estudiantes de un liceo escolar pretenden perpetuar. La directora del centro, Lucie Jumaucourt (María Pacôme), en su afán por cambiar los resultados académicos redirige la orientación pedagógica; por otro lado, el profesor León Jumaucourt (Hubert Deschamps) fiel defensor de una enseñanza algo diferente, tiene el afán de solucionar las cosas desde la simple evolución de las clases.

Las artimañas del estudiante alteran el curso natural de las asignaturas por medio de múltiples travesuras, provocando situaciónes límite que deberán solucionarse desde la intervención judicial mediante una propuesta que no podrá ser rechazada. El Comisario (Michel Galabru), convertido en uno de los ejes centrales de los acontecimientos, tratará de hacer valer su punto de vista de la situación creada. Tampoco debemos olvidar a los progenitores quienes tendrán mucho que aportar a los problemas creados.

No debemos olvidar en este alocado metraje grandes personajes del cine francés tan emblemáticos (además de los ya mencionados) como Daniel Auteuil en el rol de Baptiste ‘Bebel’ Lavalle, el veterano Raymond Bussières como Gaston o la atractiva Katherine Erhardy como Jeanne Hamilton entre el numeroso elenco de destacados intérpretes.
13 de septiembre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The young ‘Tom’ Edison (El joven Edison) es una película dirigida por Norman Taurog en 1940, guión de Hugo Butler, Bradbury Foote y Dore Schary, música de Edward Ward y fotografía de Sidney Wagner. Familiar inicio de una película que a lo largo del tiempo ha cosechado interés y admiración por lo que representa: el afán de superación basado en el reconocimiento representado en el joven Thomas Alva ‘Tom’ Edison (Mickey Rooney).

Tras alguna secuencia costumbrista, donde la intervención del cartero local el señor Waddell (Clem Bevans) nos da paso a la intimidad de la familia Edison en mitad de algún que otro experimento casero de ‘Tom’ y algún otro que se le va de las manos; nada es motivo suficiente para dar salida a sus inquietudes, incluso bajo la presión de la señora Lavinia Howard (Elly Malyon).

La película evoluciona entre cables de cobre, la ley de la gravedad, el gas volador, pruebas y más pruebas, reprimendas y algún negocio ferroviario. La constante tozudez de Edison por encontrar respuestas a las constantes incógnitas planteadas buscando “las causas no los efectos”, es una constante en sus jóvenes experimentos entre diccionarios científicos y libros técnicos que tratan temas de su interés como la filosofía natural, las investigaciones sobre electricidad y algo de historia.

La formación de Edison no conoce límites, incluso en la delicada situación en la que se anuncia un serio conflicto: con la ayuda del señor Nelson (Eugene Pallette) nuestro protagonista se las ingenia (con algunas consecuencias no deseadas), ayudar a su manera; acciones que hacen crecer la desconfianza del señor Samuel ‘Sam’ Edison (George Bancroff) sobre su hijo, haciéndole dudar sobre su verdadera vocación.

La situación de incomprensión, le impulsa a buscar otras vías para tratar de ayudar y sentirse útil. Con la desconfianza instalada, el realizador nos lleva hasta uno de los momentos más sublimes de la película que por sí solo se convierte en la máxima expresión, en el paradigma de la inquietud de Thomas Alva Edison, con el permiso del doctor Pender (Lloyd Corrigan), lo que hará que la intuición del inventor fluya de forma espectacular hasta el punto de encontrar la solución a un problema de luz para una solución de urgencia.

Si a todo lo anterior añadimos la situación extrema de un tren y el modo de solucionar las diferencia con el tendero el señor Dingle (Victor Kilian) y su hijo Joe ‘Joey’ Dingle (Bobby Jordan), ponen el broche a una emotiva película donde el realizador enfrenta la incomprensión de la ignorancia colectiva a la intuición de una mente inventora sin límites. El razonamiento final nos deja el edificante discurso del reconocimiento a una mente brillante que tanto hizo por la humanidad, dejando gran lección de vida en beneficio de la ciencia y la evolución.
2 de septiembre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The trouble with Harry (Pero… ¿Quién mató a Harry?) es una película dirigida por Alfred Hitchcock en 1955, con guión de John Michael sobre la historia de Jack Trevor Story, música de Bernard Herrmann y fotografía de Robert Burks que capta la intención colorista de un entorno natural hecho a la medida para una historia plagada de amables personajes, incluida la victima Harry Worp (Philip Truex). A Hitch le debió agradar el relato de Jack Trevor Story a quien anteriormente había dirigido como actor en Champagne (1928).

Entre La ventana indiscreta (1954), el inicio de la serie Alfred Hitchcock Presenta (1955) y Atrapa a un ladrón (1955), Hitch nos regala la preciosa comedia The trouble with Harry a la que nos invita por medio de entrañables personajes entre las notas de una partitura que supuso la primera colaboración de Bernard Herrmann con Hitchcock entre alegres melodías, algún dudoso tempo di valse y algo (como no podía ser de otra manera) de misterio sonoro que refuerza algunos de los momentos generados por tensión escénica, sobre todo en algunas de las intervenciones de Calvin Wiggs (Royal Dano), dejando para los instrumentos de metal el toque gracioso que acompaña a nuestros personajes en sus paseos por la coloreada campiña otoñal de Vermont.

Un conjunto de historias cruzadas, raramente coincidentes en lo esencial, satisfacen lo básico según necesidades: Al veterano capitán Albert Wiles (Edmund Gwenn) solo le interesa la buena armonía con la naturaleza convencido que le proporcionará un buen día de caza, además de mantener una buena amistad vecinal con el pintor abstracto Sam Marlowe (John Forsythe) quien en un acto de generosidad estética ayuda a la recatada señorita Ivy Gravely (Mildred Natwick) a prepararla para una cita muy importante.

Jennifer Rogers (Shirley MacLaine) madre de Arnie Rogers (Jerry Mathers) intenta llevar una vida normal en el plácido lugar desligándose de un pasado algo tortuoso; el mismo lugar donde una de las veteranas del elenco, en el rol de la señora Wiggs (Mildred Dunnock) intenta sacar su negocio adelante, con el reclamo añadido de la obra de Marlowe el artista local, consiguiendo atraer el interés del excéntrico Millonario (Parker Fennelly). Un monumental enredo al que se une el despistado doctor Greenbow (Dwight Marfield) en una comunidad donde al parecer solo existe una preocupación prioritaria llamada Harry Worp.
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