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6,4
11.402
5
26 de julio de 2007
26 de julio de 2007
13 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ramón Fontseré no es un actor, es un monstruo, un camaleón: Boadella le dice que haga de Dalí y se convierte en Dalí, Boadella le dice que haga de Pujol y se convierte en Pujol, Boadella le dicen que haga de Franco y se convierte en Franco...
Y si Trueba le dice que haga de falangista soso, pues va y se convierte en un falangista soso.
Y Ariadna Gil es muy guapa y siempre es un placer verla, aunque todo el rato ponga más o menos la misma cara.
Pero la peli no termina de arrancar, ni siquiera cuando hay escenas de morbo lésbico (softcore) o en el emotivo final con su moraleja de que vale la pena recuperar la memoria histórica (reabrir viejas heridas, que dirían los fachas).
Tiene el ritmo perezoso de Amélie investigando en busca de su novio en el Laaargo domingo de noviazgo, pero sin efectos especiales. Y la obsesión que en la peli de Jeunet está justificada por un amor incorruptible, aquí sucede sin más motivación que el aburrimiento y los desbarajustes hormonales de la protagonista (que, del libro a la peli, le ha caído el pito y le han salido tetas, y en lugar de afeitarse la barba ahora se afeita las piernas).
Y hay un momento en que la prota se pone histérica porque es una escritora mediocre y no quiere que comparen sus artículillos con las obras maestras de la literatura universal, y yo leo entre líneas que que tampoco vamos a pedirle a la novela de Javier Cercas que sea como Por quién redoblan las campanas de Ernest Hemingway, que no hay que pedirle peras al olmo.
Sin embargo, lo que sí podemos pedirle al cine bélico español Soldados de Salamina nos lo concede: que no salga ningún niño orejudo mirando el panorama con la boca entreabierta y los dientes separados.
Nota: un sufi bajo.
Y si Trueba le dice que haga de falangista soso, pues va y se convierte en un falangista soso.
Y Ariadna Gil es muy guapa y siempre es un placer verla, aunque todo el rato ponga más o menos la misma cara.
Pero la peli no termina de arrancar, ni siquiera cuando hay escenas de morbo lésbico (softcore) o en el emotivo final con su moraleja de que vale la pena recuperar la memoria histórica (reabrir viejas heridas, que dirían los fachas).
Tiene el ritmo perezoso de Amélie investigando en busca de su novio en el Laaargo domingo de noviazgo, pero sin efectos especiales. Y la obsesión que en la peli de Jeunet está justificada por un amor incorruptible, aquí sucede sin más motivación que el aburrimiento y los desbarajustes hormonales de la protagonista (que, del libro a la peli, le ha caído el pito y le han salido tetas, y en lugar de afeitarse la barba ahora se afeita las piernas).
Y hay un momento en que la prota se pone histérica porque es una escritora mediocre y no quiere que comparen sus artículillos con las obras maestras de la literatura universal, y yo leo entre líneas que que tampoco vamos a pedirle a la novela de Javier Cercas que sea como Por quién redoblan las campanas de Ernest Hemingway, que no hay que pedirle peras al olmo.
Sin embargo, lo que sí podemos pedirle al cine bélico español Soldados de Salamina nos lo concede: que no salga ningún niño orejudo mirando el panorama con la boca entreabierta y los dientes separados.
Nota: un sufi bajo.

7,2
100.706
6
2 de noviembre de 2006
2 de noviembre de 2006
13 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La disfunción erectil, la anorgasmia o la eyaculación precoz han sido material de estudio en multitud de libros serios y obras de ficción, pero hay otro pequeño monstruo en el mundo de los trastornos sexuales que está artísticamente bastante desaprovechado y que todavía puede dar lugar a mucha literatura y filmografía (que yo sepa, sólo se menciona, y de refilón, en Persiguiendo a Amy).
Me refiero a la Postura del Cadáver, que consiste en que uno de los miembros de la pareja sea demasiado gandul para mover el culo y se limite a yacer en la cama cómo si estuviese muerto, dejando al partenaire la ardua tarea del bombeo.
Ocasionalmente puede ser divertido jugar a la necrofilia, pero que uno de los dos miembros de la pareja haga el muerto cada noche suele mermar la pasión y erosionar el cariño y el romanticismo de cualquier relación.
Con lo que da de sí el tema, menuda sorpresa resultó que La novia cadáver no tuviera nada que ver con este trastorno. Una docena de personas abandonaron la sala gruñendo y refumfuñando, al comprobar que no obtenían ninguna información sobre cómo actuar ante la pasividad de sus medias mandarinas.
En realidad, La novia cadáver es sólo otra parida de Tim Burton rodada en majestuosa stop-motion.
Lo de siempre: una historia tontorrona, un prodigio técnico, escenas bonitas, momentos musicales, terror para niños y algún que otro chiste frivolizando sobre el angustioso tema de la muerte.
No es tan bonita como Wallace & Gromit: La maldición de las verduras, pero no está nada mal... y al menos no es un remake de La Fábrica de Chocolate.
Nota: notable.
Me refiero a la Postura del Cadáver, que consiste en que uno de los miembros de la pareja sea demasiado gandul para mover el culo y se limite a yacer en la cama cómo si estuviese muerto, dejando al partenaire la ardua tarea del bombeo.
Ocasionalmente puede ser divertido jugar a la necrofilia, pero que uno de los dos miembros de la pareja haga el muerto cada noche suele mermar la pasión y erosionar el cariño y el romanticismo de cualquier relación.
Con lo que da de sí el tema, menuda sorpresa resultó que La novia cadáver no tuviera nada que ver con este trastorno. Una docena de personas abandonaron la sala gruñendo y refumfuñando, al comprobar que no obtenían ninguna información sobre cómo actuar ante la pasividad de sus medias mandarinas.
En realidad, La novia cadáver es sólo otra parida de Tim Burton rodada en majestuosa stop-motion.
Lo de siempre: una historia tontorrona, un prodigio técnico, escenas bonitas, momentos musicales, terror para niños y algún que otro chiste frivolizando sobre el angustioso tema de la muerte.
No es tan bonita como Wallace & Gromit: La maldición de las verduras, pero no está nada mal... y al menos no es un remake de La Fábrica de Chocolate.
Nota: notable.
25 de noviembre de 2005
25 de noviembre de 2005
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A partir de lo que a simple vista parece una simple reconstrucción urbana del mito de Romeo y Julieta ambientada en Leganés, se elabora una elegante metáfora sobre los problemas de convivencia entre los adeptos a las grandes religiones.
El director parece querer decirnos que los que ya son educados desde pequeños para ser monoteistas y cazurros, lo tienen difícil para dejar de ser monoteistas y cazurros toda su vida, y que los fanáticos de cultos antagónicos tienen menos tendencia a mezclarse que el licor de café y el refresco de limón... aunque se trate de fanatismos pop-rock.
Pues Romeo se llama Isi y es monoeista de AC/DC y Julieta se llama Vanesa y es monoteista de Joaquín Sabina y, claro, pasa lo que pasa.
Nuestro greñudo Romeo intentará transformar el “Choque de Civilizaciones” en “roce y cariño entre civilizaciones”, pero el resultado será desesperanzador y el tío acabará matándose a pajas.
La peli, a pesar de tratar un tema tan interesante y contar con la colaboración de estrellas de la talla de Gran Wyoming, Joaquín Sabina, el Sevilla de los Mojinos Escocíos, o el bajito de Tip y Coll; muestra cierto infantilismo y un error de guión imperdonable (Vane, la pija, en lugar de estudiar empresariales, estudia telecos!!), pero incluye algunas efectivas escenas de slapstic, abundancia de pedos y coscorrones, y un carcajeante lecherazo sorpresa en todo el ojo de una atractiva lesbiana (yo es que soy muy sensible para estas cosas).
Nota: un sufi.
El director parece querer decirnos que los que ya son educados desde pequeños para ser monoteistas y cazurros, lo tienen difícil para dejar de ser monoteistas y cazurros toda su vida, y que los fanáticos de cultos antagónicos tienen menos tendencia a mezclarse que el licor de café y el refresco de limón... aunque se trate de fanatismos pop-rock.
Pues Romeo se llama Isi y es monoeista de AC/DC y Julieta se llama Vanesa y es monoteista de Joaquín Sabina y, claro, pasa lo que pasa.
Nuestro greñudo Romeo intentará transformar el “Choque de Civilizaciones” en “roce y cariño entre civilizaciones”, pero el resultado será desesperanzador y el tío acabará matándose a pajas.
La peli, a pesar de tratar un tema tan interesante y contar con la colaboración de estrellas de la talla de Gran Wyoming, Joaquín Sabina, el Sevilla de los Mojinos Escocíos, o el bajito de Tip y Coll; muestra cierto infantilismo y un error de guión imperdonable (Vane, la pija, en lugar de estudiar empresariales, estudia telecos!!), pero incluye algunas efectivas escenas de slapstic, abundancia de pedos y coscorrones, y un carcajeante lecherazo sorpresa en todo el ojo de una atractiva lesbiana (yo es que soy muy sensible para estas cosas).
Nota: un sufi.

7,0
18.695
5
6 de febrero de 2007
6 de febrero de 2007
28 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que Paul Verhoeven termina su "etapa americana" (que incluye chufas de la talla de Showgirls, Starship Troopers e Instinto Básico) y vuelve a Europa a rodar cine europeo (que normalmente viene a ser como el americano pero con a) menos efectos especiales, b) más pit-i-cuixa y c) menos fantasmadas).
Pero el arte del holandés siempre ha estado entre dos mundos y el tío siempre nos ha regalado pit-i-cuixa (esa mutante de tres tetas en Desafío Total, ese cruce de piernas en Instinto Básico...), y tampoco hay manera de que deje totalmente de lado las fantasmadas.
Aunque la apariencia de El libro negro sea más seria de lo acostumbrado en él, hay un par de tiroteos de esos que vienen un montón de malos ametrallando a saco y no dan a casi nadie, y un solo bueno se asoma con una pistola y mata a todos los malos en un plis; y la historia de la judía que seduce a un alto cargo nazi regalándole sus sellos favoritos está cogida con pinzas (no sé si al tío lo pintan tan tonto porque es un hombre o lo pintan tan tonto porque se fíaba de Adolf Hitler, que al fin y al cabo era un señor tipo bajito, morenito y feo que se empeña en proclamar a gritos la supremacia de la raza aria).
La chica, eso sí, no defrauda, y enseña las tetillas cada dos por tres... y hay también un momento en que se espatarra ante un espejo y, con un pincel y un poco de tinte, desmiente el refrán ese que dice que "rubia de bote: chocho morenote".
A mí me pareció una peli entretenida, sin nada de especial, pero Verhoeven suele dar a entender en las entrevistas que sus pelis son obras maestras, lo que pasa es que la gente es tonta y no se da cuenta... o sea que quizá me perdí algo.
En todo caso, la moraleja parece decir que la vida es un yin-yan, que los malos no son tan malos y que los buenos a veces sí que son muy malos, que los nazis tienen su corazoncito y que los aliados también fueron un poco crueles con los colaboracionistas, ya ves tú qué panorama.
Nota: un sufi.
Pero el arte del holandés siempre ha estado entre dos mundos y el tío siempre nos ha regalado pit-i-cuixa (esa mutante de tres tetas en Desafío Total, ese cruce de piernas en Instinto Básico...), y tampoco hay manera de que deje totalmente de lado las fantasmadas.
Aunque la apariencia de El libro negro sea más seria de lo acostumbrado en él, hay un par de tiroteos de esos que vienen un montón de malos ametrallando a saco y no dan a casi nadie, y un solo bueno se asoma con una pistola y mata a todos los malos en un plis; y la historia de la judía que seduce a un alto cargo nazi regalándole sus sellos favoritos está cogida con pinzas (no sé si al tío lo pintan tan tonto porque es un hombre o lo pintan tan tonto porque se fíaba de Adolf Hitler, que al fin y al cabo era un señor tipo bajito, morenito y feo que se empeña en proclamar a gritos la supremacia de la raza aria).
La chica, eso sí, no defrauda, y enseña las tetillas cada dos por tres... y hay también un momento en que se espatarra ante un espejo y, con un pincel y un poco de tinte, desmiente el refrán ese que dice que "rubia de bote: chocho morenote".
A mí me pareció una peli entretenida, sin nada de especial, pero Verhoeven suele dar a entender en las entrevistas que sus pelis son obras maestras, lo que pasa es que la gente es tonta y no se da cuenta... o sea que quizá me perdí algo.
En todo caso, la moraleja parece decir que la vida es un yin-yan, que los malos no son tan malos y que los buenos a veces sí que son muy malos, que los nazis tienen su corazoncito y que los aliados también fueron un poco crueles con los colaboracionistas, ya ves tú qué panorama.
Nota: un sufi.
3
18 de diciembre de 2005
18 de diciembre de 2005
19 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro remake de la peli esa de niña que le cambiaba la voz como si estuviese en la edad del pavo y aprendía idiomas y hacía otras cosas raras, y que luego resulta que no aprendía idiomas de verdad sinó que es que tenía un demonio metido dentro y era el demonio el que hablaba por su boca, pero entonces venían unos curas y hacían unos conjuros y expulsaban al demonio.
Los promotores del invento dicen que no es un remake, que es una peli totalmente nueva, pero no les hagan ni caso, también dicen que está basada en hechos reales.
Nota: un cate.
Los promotores del invento dicen que no es un remake, que es una peli totalmente nueva, pero no les hagan ni caso, también dicen que está basada en hechos reales.
Nota: un cate.
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