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España España · Madrid
Críticas de OsitoF
Críticas 2.096
Críticas ordenadas por utilidad
5
14 de octubre de 2019
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Películas como estas son, para mí, las más difíciles de calificar. No entro en la factura técnica ni en el trabajo que hay detrás de esta película ni de la necesidad de visibilizar los problemas de la gente. Mi problema con películas como esta “No dejes rastro” es de dónde saco yo las fuerzas para dedicar dos horas de mi vida a ver esto. ¿Qué interés hay? ¿Es esto cine?

Quien me haya leído algo, habrá podido percibir que mi concepto del cine va íntimamente ligado al concepto de entretenimiento. Y no ya sólo en el sentido de pasar un rato agradable, divertido o desconectado de los problemas de la vida real, sino en la parte motivacional: ¿por qué voy a pagar entre siete y nueve euros para ver algo? ¿Merece la pena el esfuerzo de levantarme del sofá para ir al cine? Incluso si me apuras, ¿por qué verla en televisión y no leer un libro, echar la siesta o mirar el twitter?. Y no estoy diciendo que el cine protesta no sea cine, que el cine experimental sea una rayada, que una película sin tiros sea necesariamente una moñada o que una película que te deja a cuadros sea una gafapastadada snob. Lo que digo es que, a la hora de poner una nota numérica que condense dirección, ambientación, fotografía, interpretaciones, interés, etc, etc… el factor esencial, para mí, tiene que ser la pregunta de ¿ha compensado ver tal película el tiempo que le he dedicado? Al menos, mientras las valoraciones de esta página se realicen con una única nota y no una valoración apartado a apartado.

En absoluto es una mala película, pero es más adecuada para festivales y academias que para desfrutar un fin de semana. Tiene una buena intención, sensibilizar sobre la existencia de personas atormentadas, inadaptadas socialmente y darles voz u ofrecer un punto de vista distintos. También hay buenos momentos como cuando la niña tiene que madurar a la fuerza y aprender a tomar decisiones vitales en cuestión de minutos, pero en general no puedo le poner más de un suficiente porque si bien es una película bien contada, bien interpretada y bien ambientada, no puedo recomendarla a un espectador normal, interesado en pasar el rato más que en fijarse profesionalmente en las técnicas empleadas. Te pasas toda la semana trabajando y enfrentándote a problemas personales, puede que dramas incluso, y el rato libre del fin de semana lo inviertes en una película del tono de esta “No dejes rastro” y empiezas el lunes con -4 de moral.
OsitoF
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3
9 de diciembre de 2020
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dios sabe que me encanta Irlanda. Me podría pasar horas alabando sus ciudades llenas de vida o sus paisajes mágicos y de verdad que me caen muy bien los irlandeses, pero su cine se me hace bola. Sus películas de miedo pecan de amateurismo, su cine costumbrista es aburrido, cuando quieren innovar les salen cosas raras y su sentido del humor consiste en soltar chascarrillos inocentes mientras ponen caras deformes. Pero como soy un optimista incorregible, tenía ciertas esperanzas en que esta “El libro de Kells”, la primera de animación a la que enfrentaba y con ese nombre tan prometedor, supusiera un punto de inflexión, pero nada, no hay manera: estaba dificil - siempre digo que hoy día cualquiera con un ordenador y una buena idea puede hacer una película de animación decente- pero han conseguido presentar la primera película aburrida de dibujos animados que recuerdo en mucho tiempo.

Desde luego el problema no es el tema. El libro de Kells es un manuscrito de principios del siglo IX, primorosamente ilustrado con recargadas filigranas por monjes celtas. Se exhibe, previo pago de una entrada bastante carita (pero que vale la pena), en la Old Library del Trinity College de Dublin, un sitio fascinante de esos que te dejan con la boca abierta y la imaginación desbocada que ha reservado una sala a una exposición permanente sobre el libro. En esa sala, el clímax de la visita, se pueden ver las dos páginas del libro por las que coincida que lo hayan abierto (obviamente está encerrado en su vitrina protectora junto a otros incunables), mientras que reproducciones del resto del libro están accesibles por la sala junto con esas inevitables explicaciones audiovisuales (juegos de luces, frases out of context en las paredes, música de juglares) presentes en cualquier exposición moderna y que me sacan de quicio. ¿A quién se le ocurrió que la mejor forma de hacer la cultura atractiva era simplificarla y trivializarla? ¿Desde cuando estudiar y aprender no ha de requerir un mínimo esfuerzo para leer, entender, contrastar y asimilar y todo ha de venir masticadito en forma de estimulación sensorial con música evocadora, emisión de narraciones con voces de época o dramatizaciones con actores caracterizados? ¿Por qué toman al espectador por lerdo y reducen las explicaciones a eslóganes?

Pues parte del problema que le veo a la película viene por ahí: quiere hacer un homenaje, un docudrama y un publirreportaje todo a la vez. Y que sea atractivo para niños, divulgativo para estudiantes y comprensible para adultos. Y que entretenga y haga pasar un buen rato, pero que a la vez sea riguroso. Vamos pretende tocar todos los palos y abarcar todos los públicos y termina quedándose a medio camino de todo. La otra parte del problema, para mí, reside en el arte gráfico elegido, novedoso y original, de los que llaman la atención pero no siempre para bien. A mí me recordó a Cobi, la mascota de Barcelona 92 y sus amigos: unos personajes deliberadamente dibujados con tosquedad y simpleza en una estética a medio camino entre la psicodelia y lo infantiloide. A la crítica profesional le gustó o dice que le gustó, supongo que porque siempre le puedes buscar el lado bueno a las cosas, pero a mi me pareció la guinda a una historia áspera que no sabe lo que realmente quiere contar y lo hace con una puesta en escena de las que hacen salir huyendo.

Que por otro lado fue lo que hice, creo que llegué más o menos hasta la mitad, luego me convencí de que estaba perdiendo el tiempo. Ni me estaban contando nada interesante, ni me estaban contando nada convincente, ni lo que veía en pantalla hacía justicia a la obra maestra original. Consultar la Wikipedia para conocer todo sobre el libro es más rápido y productivo.
OsitoF
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6
19 de agosto de 2014
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
PREVISIBILE*: No en el sentido de que la historia se ve venir con un cuarto de hora de antelación (que también) sino en el sentido de que los cuatro puntazos de humor están más que destripados trailers, cortinillas de programas de cine y bolos de propaganda. A medida que transcurre la película ya ves venir el “ahí es donde canta delante de los etarras” o “aquí es cuando dice lo de adiós corazones”… han decidido sacrificar la capacidad de sorpresa en aras del interés comercial con uno de los trailers más trillados que recuerdo. Nada que objetar pero que la película se resiente.

DIVERTIDA: Se explica solo.

COMERCIAL: Chorrocientos millones de espectadores que han pagado religiosamente su entrada y 500 críticas en FA dejan constancia de su repercusión.

ENTRETENIDA: Es innegable. La película dura hora y media que pasa volando ¡y encima los protagonistas no cantan! La propuesta es simple: hilvanar chascarrillo tras chascarrillo metiendo todos los sketches posibles en el tiempo existente y funciona: es imposible no sonreír en, cuando menos, tres o cuatro situaciones. En general, dependiendo de quién actué un monólogo del Club de la Comedia suele ser divertido; cuatro monólogos uno detrás de otro también son llevaderos… pues esto es igual.

SOBREVALORADA: Que sea incuestionablemente entretenida no la convierte en una genialidad de Billy Wilder ni en una comedia de referencia en el plano cinematográfico (en el comercial, evidentemente, sí… anda que les ha faltado tiempo para planear una segunda parte en 2016). No hay una propuesta de guión ni historia medianamente serias que sustenten la película más que para contextualizar chistes, los personajes son caricaturas y cuando algún chiste hace agua la película deja al aire sus carencias, no hay plan B.

ATREVIDA y OPORTUNISTA: Hablar sobre tópicos autonómicos básicos como que los catalanes son unos rácanos y los madrileños unos chulos está al alcance de cualquiera; que los andaluces son unos vagos y los vascos unos obtusos ya tiene más nivel y más riesgo de herir sensibilidades… pero hacer un chiste de la quema de un contenedor o hablar jocosamente de la kale borroka, de la independencia y de ETA tiene su mérito. “8 apellidos vascos” se aprovecha de ser el primero foro de ámbito nacional (no cuento el “Vaya semanita” de dudoso gusto en ETB) en hacer chistes sobre esto… a sotavento de que el clima político actual, esta calma chica sobre tan espinoso asunto, favorece una frivolización que hace unos años parecía impensable. Creo que la fuerza de muchos sketches está más en el hecho de ser los primeros que de su buen hacer.

AMARGA: Tengo treinta y ocho años. He vivido toda la vida con ETA en todas sus formas: la asesina, la pasiva, la política y la juvenil. He sentido rabia ante secuestros, asesinatos, equidistancias, dobles morales y violencia callejeras y no tengo ninguna necesidad de superar esa rabia, mucho menos con humor. Creo que es una rabia es buena y que no hay que olvidar lo que pasa y ha pasado en el País Vasco. No creo que “8 apellidos vascos” haga apología de la violencia porque alguna escena esté rodada en una herrikotaberna ni porque Karra Elejalde haga de independentista… pero me he sentido sucio al sonreír en algún chiste. Me ha dejado un regusto amargo.
OsitoF
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3
25 de junio de 2011
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Películas como ésta me desconciertan, no las entiendo. ¿Qué interés puede haber en hacer una película sobre el Desánimo Crónico (lo digo en serio, parece que hay una enfermedad que se llama así)? Ninguno, ¿verdad? Igual de poco atractivo como ir a ver una película sobre la pereza o las pocas ganas de un director para hacer una película. Igual de apasionante de quedar a tomar algo con unos amigos que se pasen la tarde hablando de lo bien que se está en casa y lo aburrido que es salir a tomar algo. Pues esta es la propuesta de “Conociendo a Jim”: cabrearnos con las andanzas de un niñato sin interés por nada y su familia disfuncional a ver cuánto resistimos sin poner otra cosa en la tele o sin dar un par de voces para pedir a gritos que alguien le suelte dos hostias a ver si espabila ese payaso.

En el fondo, imagino que la película intenta presentar a Jim como el fruto previsible de la vida en la América Profunda, la que sólo sale en las noticias cuando hay tornados, inundaciones o cuando un pirado aburrido sube a un tejado con un rifle. El reflejo de la vida en un pueblo dejado de la mano de Dios, sin perspectivas, sin ambiciones, sin entretenimientos en el que sólo se pueden encontrar historias tristes sobre gente triste con sueños patéticos.

Eso sí, está estupendamente bien narrada, con una gran labor de dirección capaz siempre de poner el foco en lo más pesimista de cada escena, con algunas secuencia impactantes como esa en la que el protagonista encesta desde el medio del campo y no se inmuta, y muy bien interpretada por Casey Affleck, su familia (ficticia) y Liv Tyler, la única nota de color positivo en esta apología del suicidio.

Jugador de chica, perdedor de mus, dicen… y es aplicable al cine. Si la propuesta no es ambiciosa, da igual lo bien que se hagan las cosas técnicamente,o lo muy profunda que sea la historia de una persona incapaz de sentir apego o interés por nada… podrá ganar muchos premios de cine independiente o muchas críticas favorables, pero espantará al espectador normal. Es imposible sentir lástima o afecto por un personaje que lo tiene todo y se empeña en ser un desgraciado.

Desde luego la película provoca sentimientos y sensaciones… pero no creo que sean las esperadas. Segunda película que veo del Steve Buscemi director, infinitamente mejor que la primera, pero me da que estamos destinados a no entendernos.
OsitoF
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3
8 de agosto de 2023
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En lo puramente artístico, producto rústico, simplón y de andar por casa: un guion frío con tan poca lírica como la columna de sucesos de un periódico de provincias, una realización funcionalmente tosca y unos personajes caricaturizados y sin más perfil que malos (la Guardia Civil y el Estado Español), buenos el conjunto de la sociedad vasca) y neutros (el resto de España). “Lasa y Zabala” pone el foco en uno de los episodios más oscuros y vergonzosos de la historia reciente de nuestro país, lo documenta con rigor forense y le exprime hasta la última gota de rédito político financiado por el Gobierno de las Vascongadas. No le niego cierto interés documental, aunque sí cuestiono que en las casi dos horas de victimismo sesgado que dura, te puedes leer un artículo de Wikipedia o similares con el mismo nivel informativo y te queda tiempo para profundizar en conceptos como los tiros en la nuca a los que no comulgaban con el independentismo vasco, las bombas lapa, los coches bomba, la constante intimidación personal, el vandalismo callejero, las coacciones a políticos no nacionalistas, el impuesto revolucionario y tantos otros matices de la lucha contra ETA en los que a “Lasa y Zabala” no le da tiempo a entrar.

Ni siquiera trata de dar algo de contexto a los GAL, una historia de chapuza nacional en consonancia con los intereses del film porque eso implicaría hablar necesariamente de ETA y, no nos engañemos. “Lasa y Zabala” no tiene intenciones artísticas sino el mismo afán propagandístico que otros productos financiados por el los diferentes Gobiernos de la Paz o, no sé qué es peor, elaborados altruistamente por indocumentados hipersensibles con la violencia que se lamentan con la misma intensidad del dolor de los que han perdido a un familiar en un atentado que de la incomodidad de viajar a otra provincia (cuando aún había una política penitenciaria decente) a ver a un asesino preso. Así que si un marciano hubiese aterrizado en el Pais Vasco en 2014 y hubiese asistido a alguna de las salas en las que estaba obligado proyectar la cinta para cogerse a la correspondiente subvención, llegaría a la conclusión de que Lasa y Zabala fueron dos alevines de la Real Sociedad secuestrados y asesinados porque sí por una secta clandestina de psicópatas dentro del ejército de ocupación español.
OsitoF
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