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6,9
19.172
8
31 de diciembre de 2020
31 de diciembre de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que haya bastante gente que desprecie esta película y la puntué por debajo de cinco despierta no solo mi perplejidad, sino también mi irritación y enfado. Me los imagino con la cara de Sheldon Cooper en la Nasa, exudando esa misma autosuficiencia estólida e insensible. Lo cierto es que esta historia acerca de tres mujeres afroamericanas que contribuyeron con su -no reconocido- esfuerzo y talento a ganar la carrera espacial en los años sesenta me ha encantado y ha despertado en mí renovadas simpatías hacia la comunidad afroamericana de Estados Unidos.
También me he sentido avergonzado, para qué negarlo. Porque cómo puede ser que en un país de los más avanzados, un país líder en tantas cosas, se prohibiera a los negros (en muchos estados) utilizar el mismo lavabo que los blancos o beber de la misma fuente. Y no en la época de la guerra civil, no, sino todavía en los años sesenta del siglo siguiente, y encima en la Nasa, empresa puntera, llena de gente inteligentísima, de gente culta y universitaria. Lo dicho, vergonzoso e indignante.
A un nivel puramente cinematográfico, esta película destaca por lo bien hecha que está en todos los aspectos. La ambientación de principios de los sesenta, la fotografía, los decorados, el vestuario... La música es magnífica, excepcional en algunos momentos. Me estoy acordando de una suerte de coros con reminiscencias celestiales que acompañan el momento en que, ante la mirada atónita de sus racistas compañeros de trabajo, una de las protagonistas está escribiendo unos cálculos matemáticos en una pizarra; recuerdo que pensé, joder, qué música, qué bien elegida, y sentí un escalofrío. También me me ha gustado el guion. Contra lo que dicen algunos, se evitan los trazos de brocha gorda y se incide, por el contrario, en lo sutil, pues muchas cosas se narran con gestos reveladores, con miradas, silencios, actitudes contenidas (en este aspecto, Kevin Costner hace una interpretación impecable).
Vale, puede que a veces se caiga en cierto maniqueísmo; pero a mi me ha gustado ver como una mujer negra le da caña a un hombre blanco que en su vida se ha planteado la posibilidad de no ser inmensamente superior a ella. El gran mérito de estas valerosas mujeres es que deben luchar contra una doble discriminación; primero por ser negras, y luego por ser mujeres; y a pesar de todo perseveran con alegría y humildad en su empeño de ser reconocidas y de alcanzar el sueño de vivir en un mundo sin injustas discriminaciones.
Esta película, en definitiva, me ha emocionado y ha despertado en mí un afán justiciero. Qué buena película, coño.
También me he sentido avergonzado, para qué negarlo. Porque cómo puede ser que en un país de los más avanzados, un país líder en tantas cosas, se prohibiera a los negros (en muchos estados) utilizar el mismo lavabo que los blancos o beber de la misma fuente. Y no en la época de la guerra civil, no, sino todavía en los años sesenta del siglo siguiente, y encima en la Nasa, empresa puntera, llena de gente inteligentísima, de gente culta y universitaria. Lo dicho, vergonzoso e indignante.
A un nivel puramente cinematográfico, esta película destaca por lo bien hecha que está en todos los aspectos. La ambientación de principios de los sesenta, la fotografía, los decorados, el vestuario... La música es magnífica, excepcional en algunos momentos. Me estoy acordando de una suerte de coros con reminiscencias celestiales que acompañan el momento en que, ante la mirada atónita de sus racistas compañeros de trabajo, una de las protagonistas está escribiendo unos cálculos matemáticos en una pizarra; recuerdo que pensé, joder, qué música, qué bien elegida, y sentí un escalofrío. También me me ha gustado el guion. Contra lo que dicen algunos, se evitan los trazos de brocha gorda y se incide, por el contrario, en lo sutil, pues muchas cosas se narran con gestos reveladores, con miradas, silencios, actitudes contenidas (en este aspecto, Kevin Costner hace una interpretación impecable).
Vale, puede que a veces se caiga en cierto maniqueísmo; pero a mi me ha gustado ver como una mujer negra le da caña a un hombre blanco que en su vida se ha planteado la posibilidad de no ser inmensamente superior a ella. El gran mérito de estas valerosas mujeres es que deben luchar contra una doble discriminación; primero por ser negras, y luego por ser mujeres; y a pesar de todo perseveran con alegría y humildad en su empeño de ser reconocidas y de alcanzar el sueño de vivir en un mundo sin injustas discriminaciones.
Esta película, en definitiva, me ha emocionado y ha despertado en mí un afán justiciero. Qué buena película, coño.
31 de agosto de 2019
31 de agosto de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez esta película no sea una obra maestra ni la mejor de su director, pero aun así me parece mejor y más original que el 95% de las repetitivas tonterías que se cocinan en los estudios de Hollywood.
Su argumento, alejado de lo convencional, es una mirada bastante cotidiana a la vida laboral y amistosa de un actor en decadencia y el especialista que lo dobla en el cambiante e idealizado Hollywood de 1969. Sin embargo, hay un segundo argumento que se desarrolla como telón de fondo, y es el famoso y execrable asesinato de la bella actriz Sharon Tate (muy bien captada por Margot Robbie), que se va acercando cada vez más en el horizonte temporal de la película, provocando la desazón del espectador, o por lo menos de los espectadores familiarizados con los hechos reales (yo había leído un apasionante libro titulado Helter Skelter sobre el caso).
Pero nada es lo que parece, y Tarantino, mezclando realidad y ficción, acaba haciendo un original homenaje, casi una declaración de amor, a ese icónico ángel caído cuya muerte certificó el fin de una época. Hay que decir que todos los actores están muy bien, la ambientación es magnífica, así como la fotografía, banda sonora, etc.
He echado en falta, sin embargo, la canción Helter Skelter de los Beatles (o algún tipo de referencia a ella), en la cual se inspiró el sociopata Charles Manson para ordenar los asesinatos a miembros de su secta. Y por último resaltar la apostura juvenil de un Brat Pitt bien entrado en la cincuentena, que exhibiendo unos marcados abdominales y una tupida cabellera, parece que tenga veinte años menos.
Su argumento, alejado de lo convencional, es una mirada bastante cotidiana a la vida laboral y amistosa de un actor en decadencia y el especialista que lo dobla en el cambiante e idealizado Hollywood de 1969. Sin embargo, hay un segundo argumento que se desarrolla como telón de fondo, y es el famoso y execrable asesinato de la bella actriz Sharon Tate (muy bien captada por Margot Robbie), que se va acercando cada vez más en el horizonte temporal de la película, provocando la desazón del espectador, o por lo menos de los espectadores familiarizados con los hechos reales (yo había leído un apasionante libro titulado Helter Skelter sobre el caso).
Pero nada es lo que parece, y Tarantino, mezclando realidad y ficción, acaba haciendo un original homenaje, casi una declaración de amor, a ese icónico ángel caído cuya muerte certificó el fin de una época. Hay que decir que todos los actores están muy bien, la ambientación es magnífica, así como la fotografía, banda sonora, etc.
He echado en falta, sin embargo, la canción Helter Skelter de los Beatles (o algún tipo de referencia a ella), en la cual se inspiró el sociopata Charles Manson para ordenar los asesinatos a miembros de su secta. Y por último resaltar la apostura juvenil de un Brat Pitt bien entrado en la cincuentena, que exhibiendo unos marcados abdominales y una tupida cabellera, parece que tenga veinte años menos.
8
18 de octubre de 2012
18 de octubre de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A muchos les podrá extrañar que en Hollywood hayan hecho un “remake” de una película escandinava filmada solo dos años antes. Entre las razones para que esto suceda se suele pasar por alto la principal, y es que el espectador estadounidense, a diferencia del europeo, está acostumbrado, ya desde los inicios del cine sonoro, a ver las películas en su propio idioma y a disfrutar además de la veracidad y espontaneidad que proporciona el registro del sonido y del habla en directo, cosa que no sucede –o sucedía- en España, por ejemplo, donde hasta hace relativamente poco se doblaba siempre, tanto las películas españolas (por el propio interprete o a veces por alguien distinto) como las extranjeras, que aun se siguen doblando en la mayoría de los casos. Otras razones para el “remake”, cuando es tan reciente respecto al original, obedecen al deseo de lograr un producto más eficiente y comercial –a veces contando con actores de renombre- que facilite su difusión a nivel mundial.
El problema es que las versiones suelen ser, en la mayoría de los casos, inferiores y menos imaginativas que el original. No es este el caso, sin embargo. Temía que, una vez más, un “remake” americano de una película europea tendiera a limar sutilezas y rebajar dosis de originalidad en favor de los consabidos e inevitables elementos que se le suponen a un artefacto comercial diseñado para complacer al gran público. Pero el director Matt Reeves ha sabido -y se ha atrevido- a respetar escrupulosamente el espíritu de la película original; y me atrevería a decir que incluso la ha mejorado en algunos aspectos (Para especificar cuales son exactamente esos aspectos tendría que volver a ver la película original que vi ya hace unos cuantos años en DVD; lo cierto es que no la proyectaron en el pequeño cine de mi ciudad y cuando quise saber por qué, la taquillera me explicó que se trataba de una película poco comercial que no entraba dentro de su línea de programación. Desde entonces le he cogido bastante manía a ese cine y a esa taquillera, y me pregunto si ella pensará que esta nueva versión americana, siendo tan fiel a la original, es también poco comercial y por lo tanto no merecedora de entrar en su línea de programación).
Como ya dije de la primera versión, por encima de su adscripción al cine de terror o de vampiros, esta película es sobre todo una maravillosa y poética historia de amor y amistad entre dos niños unidos por la soledad y la marginación.
El problema es que las versiones suelen ser, en la mayoría de los casos, inferiores y menos imaginativas que el original. No es este el caso, sin embargo. Temía que, una vez más, un “remake” americano de una película europea tendiera a limar sutilezas y rebajar dosis de originalidad en favor de los consabidos e inevitables elementos que se le suponen a un artefacto comercial diseñado para complacer al gran público. Pero el director Matt Reeves ha sabido -y se ha atrevido- a respetar escrupulosamente el espíritu de la película original; y me atrevería a decir que incluso la ha mejorado en algunos aspectos (Para especificar cuales son exactamente esos aspectos tendría que volver a ver la película original que vi ya hace unos cuantos años en DVD; lo cierto es que no la proyectaron en el pequeño cine de mi ciudad y cuando quise saber por qué, la taquillera me explicó que se trataba de una película poco comercial que no entraba dentro de su línea de programación. Desde entonces le he cogido bastante manía a ese cine y a esa taquillera, y me pregunto si ella pensará que esta nueva versión americana, siendo tan fiel a la original, es también poco comercial y por lo tanto no merecedora de entrar en su línea de programación).
Como ya dije de la primera versión, por encima de su adscripción al cine de terror o de vampiros, esta película es sobre todo una maravillosa y poética historia de amor y amistad entre dos niños unidos por la soledad y la marginación.
12 de febrero de 2011
12 de febrero de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que tendríamos que hacer es olvidarnos del mito, del escándalo universal (a Bertolucci casi le meten en la cárcel en Italia), y de la famosa mantequilla. También de las colas de reprimidos carpetovetónicos que durante el franquismo iban a ver “El último tango en Paris” a Perpignan. Porque más allá de todo eso, esta película es un viaje conmovedor a la soledad y al sexo como válvula de escape a las cargas del pasado. Un maduro y desesperado Marlon Brando busca el calor de una mujer joven, casi adolescente, interpretada por María Schneider a sus veinte años, entre claroscuros y anaranjados captados por la cámara majestuosa de Vittorio Storaro. Todo ello al son de una arrolladora música jazzística (de Gato Barbieri), que penetra en nuestra alma igual que las turbadoras imágenes de cuerpos atormentados pintados por Francis Bacon.
Ahora que María Schneider acaba de morir -demasiado joven- me he acordado de ella, de esa carita de niña traviesa que también transitó algunos parajes de Barcelona y de Almería junto a Jack Nicholson en el “El reportero” de Antonioni. Precisamente en los ahora casi irreconocibles aledaños de la plaza de toros de Vera, Almería, donde se filmó el mágico plano secuencia final de esa película, estuve yo hace un par de años tratando de algún modo de desentrañar ese mítico plano y averiguar qué diantre hacía María Schneider deambulando frente al entonces decadente coso taurino mientras a espaladas de la cámara, a espaldas del espectador y detrás de los barrotes de hierro de la ventana de un hostal contiguo, se estaba cometiendo un asesinato. Podéis ver los videos que hice y que colgué en You Tube, tecleando Antonioni-Professione: Reporter.
Ahora que María Schneider acaba de morir -demasiado joven- me he acordado de ella, de esa carita de niña traviesa que también transitó algunos parajes de Barcelona y de Almería junto a Jack Nicholson en el “El reportero” de Antonioni. Precisamente en los ahora casi irreconocibles aledaños de la plaza de toros de Vera, Almería, donde se filmó el mágico plano secuencia final de esa película, estuve yo hace un par de años tratando de algún modo de desentrañar ese mítico plano y averiguar qué diantre hacía María Schneider deambulando frente al entonces decadente coso taurino mientras a espaladas de la cámara, a espaldas del espectador y detrás de los barrotes de hierro de la ventana de un hostal contiguo, se estaba cometiendo un asesinato. Podéis ver los videos que hice y que colgué en You Tube, tecleando Antonioni-Professione: Reporter.

6,1
22.340
4
13 de julio de 2009
13 de julio de 2009
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo esta película puede uno imaginar a sus voluntariosos guionistas en mangas de camisa, cada uno con su manual de como hacer una buena comedia abierto sobre la mesa de la sala de "brainstorming" y devanándose los sesos para conseguir los ingredientes precisos de la preciada fórmula, es decir, el ritmo, la sorpresa, el encanto, y ese algo indefinible que debe tener toda comedia de suspense a lo "Gary Grant" o "a lo Hitchcock". Sin embargo, fracasaron lamentablemente. Pues a pesar de las buenas interpretaciones y de un competente look visual, la película naufraga en una rutinaria mediocridad. Y lo peor de todo: tiene poca gracia.
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