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5,2
18.683
6
23 de abril de 2013
23 de abril de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seamos sinceros... "Memorias de un zombie adolescente" es una película mal vendida. Parece que nos encontramos ante el enésimo pastiche pseudorromántico que tan en boga se encuentra últimamente entre el público adolescente. Una cinta más de amores imposibles entre seres terroríficos y humanos que tanto tienen que des-agradecer a las novelas de Stephenie Meyer.
Y aunque la última película de Jonathan Levine, si que pulula durante su metraje en el turbulento camino abierto por la reinvención de la historia de amores imposibles por excelencia escrita por William Shakespeare, se agradece una búsqueda de originalidad en el guión y el tratamiento de la narración.
Que nadie se espere una parodia del género zombie, al más puro estilo "Zombieland". El humor salvaje y descontrolado de aquella, queda aquí sepultado bajo capas de amor. Las vísceras se sustituyen por corazones palpitantes y el terror languidece bajo el romance imposible que se nos cuenta. Sin embargo, no todo es malo. Tomando clichés del género creado por George A. Romero, y con un poco de "Frankenstein" de por medio, Levine busca dar la vuelta a la narración básica de este tipo de películas, centrando la trama en el monólogo interior del monstruo en lugar de perseguir las andanzas de los pobres y desvalidos humanos. De esta manera, surge una parcela cómica que otorga una pequeña cantidad de originalidad al relato, haciéndolo llevadero y por momentos interesante. Incluso subyace una pequeña carga de crítica social hacia nuestro mundo alienado y ajeno a la comunicación entre sus habitantes. Aunque al final, su desenlace caiga en un final feliz que traiciona a unos personajes tan emblemáticos dentro del celuloide como los zombies, el director de la genial "50/50" (cinta altamente recomendable que injustamente no llego a las grandes pantallas de nuestro país), busca ofrecer un producto de mayor calidad que la media, sin terminar de poner toda la carne en el asador.
Con una excelente fotografía de nuestro Javier Aguirresarobe, y un reparto que cumple, la temporada primaveral nos ofrece una cinta para calmar las hormonas revueltas con una pequeña dosis de comedia y algo más de romanticismo.
Y aunque la última película de Jonathan Levine, si que pulula durante su metraje en el turbulento camino abierto por la reinvención de la historia de amores imposibles por excelencia escrita por William Shakespeare, se agradece una búsqueda de originalidad en el guión y el tratamiento de la narración.
Que nadie se espere una parodia del género zombie, al más puro estilo "Zombieland". El humor salvaje y descontrolado de aquella, queda aquí sepultado bajo capas de amor. Las vísceras se sustituyen por corazones palpitantes y el terror languidece bajo el romance imposible que se nos cuenta. Sin embargo, no todo es malo. Tomando clichés del género creado por George A. Romero, y con un poco de "Frankenstein" de por medio, Levine busca dar la vuelta a la narración básica de este tipo de películas, centrando la trama en el monólogo interior del monstruo en lugar de perseguir las andanzas de los pobres y desvalidos humanos. De esta manera, surge una parcela cómica que otorga una pequeña cantidad de originalidad al relato, haciéndolo llevadero y por momentos interesante. Incluso subyace una pequeña carga de crítica social hacia nuestro mundo alienado y ajeno a la comunicación entre sus habitantes. Aunque al final, su desenlace caiga en un final feliz que traiciona a unos personajes tan emblemáticos dentro del celuloide como los zombies, el director de la genial "50/50" (cinta altamente recomendable que injustamente no llego a las grandes pantallas de nuestro país), busca ofrecer un producto de mayor calidad que la media, sin terminar de poner toda la carne en el asador.
Con una excelente fotografía de nuestro Javier Aguirresarobe, y un reparto que cumple, la temporada primaveral nos ofrece una cinta para calmar las hormonas revueltas con una pequeña dosis de comedia y algo más de romanticismo.

4,9
19.630
8
25 de marzo de 2013
25 de marzo de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Spring Breakers" es sin duda, uno de los panfletos generacionales más deslumbrantes de los últimos tiempos. Un recorrido fragmentario y speedico por los entresijos de una generación, llevado a los extremos de la exageración. Harmony Korine, destruye el universo de la moral adolescente occidental, ofreciendo un retrato excesivo de una juventud irreverente e inconsciente, que lejos de emprender la búsqueda de una madurez necesaria; decide ahogar su inquietud social en alcohol, drogas, sexo y desenfreno. Un cóctel explosivo que estalla en la pantalla en un espectáculo de música house, montaje "made in MTV", carne y terror... Terror por las implicaciones que conlleva ser consciente de que la realidad que se nos muestra, no queda muy lejos de la que día a día se experimenta en nuestro mundo. La decadencia de un sistema agotado, es combatida a diario por la indiferencia juvenil y la inexistencia de un modelo de conducta sólido que anime a los jóvenes a luchar por sus creencias.
El mensaje que envía Korine al mundo es tan intenso que transciende lo meramente cinematográfico. Al atreverse a contar con dos estrellas del fenómeno fan adolescente como son Selena Gomez y Vanessa Hudgens, y transformarlas en dos jóvenes que pierden su inocencia en el mismo agujero en el que sepultan sus inquietudes y su conciencia; es más una declaración de guerra contra el público que una campaña de marketing. Disney es consumido en las costas de Florida por la locura enfermiza de la degeneración ética del desenfreno.
La lástima de "Spring Breakers" es que dispara en muchas direcciones, menos en una. Poco o nada indaga en las causas de esa decrepitud social que campa a sus anchas por la pantalla. Harmony Korine muestra los hechos, pero no sus orígenes. Sin embargo, bastante carnaza hay en los hechos como para justificar una cinta realmente notable. Con multitud de escenas para el recuerdo, que explotan los recursos cinematográficos de un cineasta hecho a base de irreverencia; y con un personaje icónico, como es el Alien creado por James Franco; "Spring Breakers" es mucho más que un producto anfetaminado y sexy... estamos ante una aterradora ventana a un mundo que cada uno puede interpretar a su manera, pero que gracias a su genialidad, provoca todo menos indiferencia.
El mensaje que envía Korine al mundo es tan intenso que transciende lo meramente cinematográfico. Al atreverse a contar con dos estrellas del fenómeno fan adolescente como son Selena Gomez y Vanessa Hudgens, y transformarlas en dos jóvenes que pierden su inocencia en el mismo agujero en el que sepultan sus inquietudes y su conciencia; es más una declaración de guerra contra el público que una campaña de marketing. Disney es consumido en las costas de Florida por la locura enfermiza de la degeneración ética del desenfreno.
La lástima de "Spring Breakers" es que dispara en muchas direcciones, menos en una. Poco o nada indaga en las causas de esa decrepitud social que campa a sus anchas por la pantalla. Harmony Korine muestra los hechos, pero no sus orígenes. Sin embargo, bastante carnaza hay en los hechos como para justificar una cinta realmente notable. Con multitud de escenas para el recuerdo, que explotan los recursos cinematográficos de un cineasta hecho a base de irreverencia; y con un personaje icónico, como es el Alien creado por James Franco; "Spring Breakers" es mucho más que un producto anfetaminado y sexy... estamos ante una aterradora ventana a un mundo que cada uno puede interpretar a su manera, pero que gracias a su genialidad, provoca todo menos indiferencia.

5,8
6.521
7
20 de marzo de 2013
20 de marzo de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El romanticismo bien entendido, está lejos de las visiones edulcoradas que han estereotipado este concepto arrancándolo de su pureza inicial. El romanticismo clásico, tiene más que ver con la evocación que con la pasión. Es más un sentimiento de libertad que de amor. Una corriente que está cimentada en la comunión del ser humano con su YO interior, a través del cual puede entender mejor la realidad, uniéndose a ella a través de la magia del arte. Por ello, Josh Radnor, demuestra en esta, su segunda película, que es un romántico, en el buen sentido de la palabra.
"Amor y letras", es una cinta que ve sus líneas argumentales desde el prisma de la evocación a través de tres generaciones bien diferenciadas. Una primera generación que se sabe inmadura y que evoca los grandes ideales de un mundo para el que todavía no está preparado. Una segunda generación encerrada en el país de "Nunca Jamás", desde donde evoca su juventud como ventana todavía abierta hacia un mundo por exprimir mientras el tiempo obliga inexorablemente a adquirir compromisos menos idealistas. Y una tercera generación que evoca el pasado con aire nostálgico ante la certeza de que, por desgracia, no se repetirá y de que todo lo que atrás queda, es experiencia ante un futuro incierto.
Josh Radnor, se sabe dentro de esa segunda generación, y tanto el personaje que interpreta, como la película que escribe y dirige, encierran un acertado manifiesto sobre el tiempo y sus consecuencias, y sobre la madurez, que resulta exquisito cuanto menos existencialista se vuelve. Su película destila una ternura inocente y sencilla que se disfruta como los pequeños placeres de la vida. Sin embargo, existen pequeños escarceos con la pseudofilosofía "indie" que oscurecen la brillantez de una obra perfectamente equilibrada entre el drama y la comedia.
Con un reparto generacional sublime, del que destaca la genial Elizabeth Olsen; Josh Radnor demuestra que tras su deliciosa ópera prima "Happythankyoumoreplease", existe un cineasta cargado de energía cinéfila; un narrador de pequeñas historias románticas que no buscan la grandeza de las epopeyas, sino la simplicidad de una sonrisa sincera y la consciencia de que en la vida, todo lo que nos sucede, nos hace mejores. Por esta senda de la magia de lo cotidiano, y sorteando esos peligrosos barrancos de profundidad metafísica, posiblemente "Amor y letras" sea la segunda piedra sobre la que se erija la carrera de un maestro en potencia.
"Amor y letras", es una cinta que ve sus líneas argumentales desde el prisma de la evocación a través de tres generaciones bien diferenciadas. Una primera generación que se sabe inmadura y que evoca los grandes ideales de un mundo para el que todavía no está preparado. Una segunda generación encerrada en el país de "Nunca Jamás", desde donde evoca su juventud como ventana todavía abierta hacia un mundo por exprimir mientras el tiempo obliga inexorablemente a adquirir compromisos menos idealistas. Y una tercera generación que evoca el pasado con aire nostálgico ante la certeza de que, por desgracia, no se repetirá y de que todo lo que atrás queda, es experiencia ante un futuro incierto.
Josh Radnor, se sabe dentro de esa segunda generación, y tanto el personaje que interpreta, como la película que escribe y dirige, encierran un acertado manifiesto sobre el tiempo y sus consecuencias, y sobre la madurez, que resulta exquisito cuanto menos existencialista se vuelve. Su película destila una ternura inocente y sencilla que se disfruta como los pequeños placeres de la vida. Sin embargo, existen pequeños escarceos con la pseudofilosofía "indie" que oscurecen la brillantez de una obra perfectamente equilibrada entre el drama y la comedia.
Con un reparto generacional sublime, del que destaca la genial Elizabeth Olsen; Josh Radnor demuestra que tras su deliciosa ópera prima "Happythankyoumoreplease", existe un cineasta cargado de energía cinéfila; un narrador de pequeñas historias románticas que no buscan la grandeza de las epopeyas, sino la simplicidad de una sonrisa sincera y la consciencia de que en la vida, todo lo que nos sucede, nos hace mejores. Por esta senda de la magia de lo cotidiano, y sorteando esos peligrosos barrancos de profundidad metafísica, posiblemente "Amor y letras" sea la segunda piedra sobre la que se erija la carrera de un maestro en potencia.
9
12 de febrero de 2013
12 de febrero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Las ventajas de ser un marginado" es cine activo. Una película que exige al espectador lo mismo que le aporta. A través de un guión que se percibe con altas dosis de autobiografía, Chbosky pide al espectador que le conceda una parcela en sus emociones para devolvérselas convertidas en cine. No estamos ante una película que nos muestre una única realidad. Su grandeza reside en su gran diversidad. Pues todo aquel que se siente enfrente de la pantalla dispuesto a disfrutar de esta gran obra, verá desde la perspectiva de sus propios recuerdos la historia que el joven Charlie nos cuenta. Y dado que cada hombre es un mundo, el mosaico de sentimientos que genera esta cinta se presenta infinito bajo estas condiciones.
Partiendo de una excelente novela escrita por el mismo Stephen Chbosky, "Las ventajas de ser un marginado" no deja de ser un lienzo en forma de diario existencial sobre todas esas experiencias que configuran nuestro carácter en una etapa tan relevante como es la adolescencia. Las primeras experiencias cercanas a la muerte; el primer amor y toda su irracionalidad platónica que idealiza el universo; la música; la literatura; las relaciones familiares; la búsqueda de una posición social en el instituto... Todo visto desde el punto de vista de Charlie, un inadaptado social marcado por la catástrofe, cuyo único pecado es la necesidad imperante de encontrar su lugar en un mundo que le resulta ajeno. Con su voz en off a cuestas Charlie nos introduce en su mundo y nos habla a la cara, a cada uno de nosotros, buscando nuestra comprensión. Gracias a este recurso narrativo, el espectador va encontrando puntos en los que las experiencias vitales propias son tangentes a las de Charlie; por momentos nuestros recuerdos discurren paralelos a los del protagonista; otras veces son perpendiculares. Al final se crea un universo de emociones cruzadas que tejen una red que engancha al espectador y no lo suelta hasta que David Bowie termina de entonar su legendario "Heroes" con los créditos finales.
La ventaja con la que juega Chbosky, es un reparto excelente, del que destaca un soberbio Ezra Miller, que asienta una prometedora carrera como ya apuntó en la sobrecogedora "Tenemos que hablar de Kevin"; y una preciosa Emma Watson, que alejada de Hogwarts gana en madurez y carisma, enamorando a propios y extraños.
Todo ello, hace de esta cinta un alegato sorprendente para aquellos adultos que olvidan aquello que les hizo ser lo que son. Es cierto que la historia no despunta por su originalidad, pues seamos sinceros, esta historia ya nos la han contado. Lo que la hace grande, es la manera cuidadosa y mimada en la que Chbosky nos la cuenta. Al fin y al cabo, se atreve a desnudar sus recuerdos para nosotros, y eso es algo que hay que agradecerle, porque con ellos nos emociona y nos hace disfrutar.
Partiendo de una excelente novela escrita por el mismo Stephen Chbosky, "Las ventajas de ser un marginado" no deja de ser un lienzo en forma de diario existencial sobre todas esas experiencias que configuran nuestro carácter en una etapa tan relevante como es la adolescencia. Las primeras experiencias cercanas a la muerte; el primer amor y toda su irracionalidad platónica que idealiza el universo; la música; la literatura; las relaciones familiares; la búsqueda de una posición social en el instituto... Todo visto desde el punto de vista de Charlie, un inadaptado social marcado por la catástrofe, cuyo único pecado es la necesidad imperante de encontrar su lugar en un mundo que le resulta ajeno. Con su voz en off a cuestas Charlie nos introduce en su mundo y nos habla a la cara, a cada uno de nosotros, buscando nuestra comprensión. Gracias a este recurso narrativo, el espectador va encontrando puntos en los que las experiencias vitales propias son tangentes a las de Charlie; por momentos nuestros recuerdos discurren paralelos a los del protagonista; otras veces son perpendiculares. Al final se crea un universo de emociones cruzadas que tejen una red que engancha al espectador y no lo suelta hasta que David Bowie termina de entonar su legendario "Heroes" con los créditos finales.
La ventaja con la que juega Chbosky, es un reparto excelente, del que destaca un soberbio Ezra Miller, que asienta una prometedora carrera como ya apuntó en la sobrecogedora "Tenemos que hablar de Kevin"; y una preciosa Emma Watson, que alejada de Hogwarts gana en madurez y carisma, enamorando a propios y extraños.
Todo ello, hace de esta cinta un alegato sorprendente para aquellos adultos que olvidan aquello que les hizo ser lo que son. Es cierto que la historia no despunta por su originalidad, pues seamos sinceros, esta historia ya nos la han contado. Lo que la hace grande, es la manera cuidadosa y mimada en la que Chbosky nos la cuenta. Al fin y al cabo, se atreve a desnudar sus recuerdos para nosotros, y eso es algo que hay que agradecerle, porque con ellos nos emociona y nos hace disfrutar.

7,6
33.040
10
11 de enero de 2013
11 de enero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amor es una caricia que calma los ánimos.
Amor es una bofetada que espanta los miedos.
Amor es una palabra repetida hasta la saciedad.
Amor es la terquedad del amado enfrentada contra la paciencia del enamorado.
Amor es enfermedad.
Amor es vida.
Amor es muerte.
Amor es tiempo.
Amor es pasado y presente.
Amor es futuro.
Amor es una melodía que evoca un sentimiento.
Amor es un piano que enmudece.
Amor es una fotografía que muestra los entresijos del ser humano.
Amor es lágrimas.
Amor es crudeza.
Amor es un plano fijo alrededor del que gira nuestro universo.
Amor es Haneke al desnudo.
Amor es Trintignant y Riva.
Amor es algo que escapa a cualquier explicación racional, pero que empuja al alma al abismo de la realidad.
Amor es tragedia.
Amor es triste.
Amor es bonita.
Amor es eterna... Amor es arte.
(Nota en el "Spoiler" sin desvelar nada del argumento)
Amor es una bofetada que espanta los miedos.
Amor es una palabra repetida hasta la saciedad.
Amor es la terquedad del amado enfrentada contra la paciencia del enamorado.
Amor es enfermedad.
Amor es vida.
Amor es muerte.
Amor es tiempo.
Amor es pasado y presente.
Amor es futuro.
Amor es una melodía que evoca un sentimiento.
Amor es un piano que enmudece.
Amor es una fotografía que muestra los entresijos del ser humano.
Amor es lágrimas.
Amor es crudeza.
Amor es un plano fijo alrededor del que gira nuestro universo.
Amor es Haneke al desnudo.
Amor es Trintignant y Riva.
Amor es algo que escapa a cualquier explicación racional, pero que empuja al alma al abismo de la realidad.
Amor es tragedia.
Amor es triste.
Amor es bonita.
Amor es eterna... Amor es arte.
(Nota en el "Spoiler" sin desvelar nada del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si alguien me pregunta que porque recomiendo "Amour", es, sin ningun atisbo de duda, porque tras tres horas después de disfrutarla, un poso de amargura mezclada con melancolía y aderezada con un toque de belleza, sigue instalado dentro de mí. "Amour" es una cinta que para mí ya es un recuerdo, y los recuerdos son uno de nuestros bienes más preciados.
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