Lo primero que se me viene a la cabeza tras ver Another es preguntarme cómo es posible la nota tan alta de esta serie. Señores, que tiene casi la misma puntuación que obras maestras como Mirai Nikki, Steins Gate o Deadman Wonderland.
Another falla en todo: personajes sin carisma (salvo por Rei, la única mínimamente interesante), escenas que parecen de relleno, cero acción aparte de alguna muerte tonta estilo Destino Final, y el peor pecado de un anime: que aburre más que un mitin político, solo hablar y contar una y otra vez lo mismo pero con distintas palabras. Esta serie de terror tiene poco, y pasados los dos primeros capítulos ya no hay ganas de ver más. Porque lo que yo le pido a una serie es que sea entretenida, aunque el argumento peque de disparatado, como es el caso de otras series de guion facilón y situaciones absurdas, pero con gancho suficiente como para que te tragues todos los capítulos de tirón (sí, te miro a ti, High School of the Dead).
Another no convence y cansa mucho; cualquier película de terror japonesa serie B tipo Ringu la supera en sustos y argumento. Lo único destacable de forma positiva es la animación, bastante bien hecha, porque ni siquiera el opening y el ending son la gran cosa.

Tanto músculo, tanta arruga, tanta cana, tanta calvicie y tanta dentadura postiza. Son los hombres de hierro de antaño, que no se resignan a jubilarse, y bien que hacen, porque mientras mantengan el espíritu joven serán capaces de seguir así hasta que sus cansados huesos no les sostengan tanta masa. Los años pasan y eso se nota, en unos más que en otros. El cuerpo parece aguantar, pero el rostro rebela apergaminado el paso de las décadas. Pero por mucho tiempo que transcurra, ellos son inconfundibles e inolvidables, leyendas vivas que tanto emocionaron en el siglo pasado, y que no necesitan reinventarse en la nueva centuria. Ellos están bien haciendo lo que siempre hicieron, aquello para lo que son los mejores. No necesitan retoques digitales, pues las marcas de su piel son como galones que infunden respeto y veneración. Como buenas piezas de museo se siguen revalorizando con el tiempo, y hoy en día mayor mérito tiene su esfuerzo, pues el desgaste acusa más que ayer y pasa una factura algo más onerosa que hace treinta años. Nuevos rostros vendrán, pero los legendarios mercenarios siempre ocuparán el pedestal más elevado en el olimpo del cine de acción.
Por fin Arnold dejó las corbatas y los mítines para volver a coger el fusil y la chaqueta de cuero. Su rostro amenaza con caerse a pedazos y su cuerpo terso y macizo ha dado paso a la flacidez, cosas de la gravedad, pero qué emoción da ver a mi mayor ídolo de nuevo soltando frases agudas, pegando tiros y fumando su puro.
Bruce ya no tiene un solo pelo (aunque su sucesor, el no tan joven Jason S., tampoco), pero la garra de antaño no la pierde, y espero con ansias volverle a ver con su sucia y ensangrentada camiseta blanca.
La faz de Sly parece a punto de estallar por el botox, pero mantiene la figura como ninguno, como si lo hubieran criogenizado a lo Demolition Man.
Dolph, talludo hombre de pocas palabras y semblante de pasarela, celebro que te den más minutos y papel de bueno, pues de villano ya hiciste bastante.
Chuck, el lobo más viejo de la manada, colgaste el sombrero vaquero, pero todavía te queda un tiro en la recámara.
Jean Claude, tu mítica patada voladora no ha perdido altura ni potencia. Mucho te habrás divertido cambiando de bando.
Jason, digno recogedor de la antorcha, eslabón entre el ayer, el hoy y el mañana. Sigue los pasos de tus maestros sin dejar de aportar tu propio estilo.
Y por último, quiero dar mi agradecimiento a los esteroides, que tanto han aportado a este tipo de cine, pues no me imagino viviendo en un mundo de Rambos y Terminators fibrosos.

Un excremento de película, los peores zombies de la Historia, el protagonista es para matarlo, pero de verdad, el maquillaje es peor que los de Romero de 1968, que Teresa Palmer se enamore de eso no se lo cree ni un deficiente, y última pregunta: ¿Por qué John Malkovich se presta a aparecer en estas mierdas? Decían que era una comedia que parodiaba las pelis adolescentes como Crepúsculo, pues la obra de Stephenie Meyer, siendo basura, es mejor que esto, que va de pretenciosa, poniendo música sublime para maquillar la porquería, pero que no lo logra ni de lejos. Aburrida, tonta, ridícula. Señorita Palmer, mejor le iría si se dedicara al porno.

Peliculilla menor, muy menor, del afamado Danny Boyle, que antaño hacía cosas buenas, pero no le voy a reprochar mucho porque un desliz lo tiene cualquiera. Esta película me recuerda a algo que ya he visto, pero mejor hecha. Cierto, ésa era Inception, Ya me parecía que de algo me sonaba. Pero aquí la burda copia está hecha con menos gracia y atino, actores menos carismáticos, como la fea Rosario Dawson y el siempre malo Vincent Cassel, quien parece que siempre anda chupando limones. James McAvoy va deambulando de aquí para allá, como mareado en un barco que hace aguas y no sabe dónde atracar. Creo que ya se abusa mucho de las cintas de robos: robos de coches, robos de bancos, robos de arte, robos de joyas, robos de gente, robos del siglo, vale ya de robar, que ya hay mucho ladrón suelto en el mundo como para encima inundar la pantalla grande con tanta temática mil veces vista. No me creo nada en esta película, ni la hipnosis, ni la panda de ladronzuelos atontados, ni que alguien pueda considerar a Rosario guapa. Mi recomendación para el señor Boyle, que no se embrolle demasiado en guiones retorcidos y haga cosas más simples y menos pretenciosas, como su maravillosa 127 horas.
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Película de romanos bastante aburrida, y con excesiva sangre (como siempre). No aporta nada nuevo al género y está a años luz de Gladiator, Espartaco o la serie Roma. Me pareció tan tediosa que tuve que ir pasandola con el mando rápidamente, hasta que por fin acabó. Me suelen gustar mucho las películas de ambientación histórica, pero en este caso hubiera preferido perder el tiempo en otra cosa más productiva, o ver algo más interesante. La película parece esas producciones hechas para la televisión, más que una cinta de cine. Es la tercera película que veo de este director, y solo una me pareció entretenida, Doomsday; en cambio, The descent también me pareció pésima. Lo mejor de esta producción es la fotografía de los hermosos paisajes y el vestuario.