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5,9
746
7
2 de junio de 2020
2 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Foul Play (Juego peligroso) es una película dirigida y guionizada por Colin Higgins en 1978. De breve trayectoria cinematográfica en el largometraje, fue además actor y productor, teniendo su primer contacto escénico con el teatro en pequeñas producciones teatrales junto la realización de cortometrajes despertando así su interés por el cine como guionista (Harold y Maude, 1971) o El expreso de Chicago (1976), animándose a posteriormente dirigir películas de éxito en su día como La casa más divertida de Texas (1982), Cómo eliminar a su jefe (1980) o la intrigante película que aquí nos ocupa.
La interesante fotografía de David M. Walsh y la música de Charles Fox dotan a Foul Play del enrarecido ambiente propio de un thriller con claras referencias a la intriga hitchconiana no ocultando las influencias sino realzándolas desde la empatía hacia el mago del suspense. En cualquier caso la película resulta agradable y distraída de ver con la suficiente carga de acción al servicio del enredo generado en las diferentes secuencias a partir de una suplantación. Así las cosas, Gloria Mundy (Goldie Hawn) es una bibliotecaria acomodada en la monotonía social, teniendo la suerte de contar con su gran amiga Stella (Marilyn Sokol) bibliotecaria como ella y entendida en relaciones sociales que no duda en aconsejarla para ciertos delicados asuntos de índole personal.
El teniente Tony Carlson (Chevy Chase), el sargento Fergie (Brian Dennehy) y el casero Hennessey (Burgess Meredith) intentaran dar respuesta a la extraña situación que amenaza a Gloria quien sin tener enemigos conocidos incluido el desafortunado Stanley Tibbets (Dudley Moore), todo a su alrededor toma un peligroso cariz que tiene su origen en una buena acción al recoger en la carretera a Scott (Bruce Solomon) un personaje con problemas ocultos.
El realizador sumerge a nuestra protagonista en la duda y el caos en una espiral constante a través de sobresaltos inesperados, desesperadas huidas, incomprensibles desapariciones, duros enfrentamientos y lucha por la supervivencia, convirtiendo Foul Play en un círculo de constante y creciente enredo policial en el que un grupo de fieles y fervorosos reivindicadores de algun ambicioso tipo de creencia secundados por la arribista Gerda Casswell (Rachel Roberts) , aportan los elementos necesarios que podrían aclarar el embrollo en el que se encuentra inmersa nuestra sorprendida bibliotecaria.
La interesante fotografía de David M. Walsh y la música de Charles Fox dotan a Foul Play del enrarecido ambiente propio de un thriller con claras referencias a la intriga hitchconiana no ocultando las influencias sino realzándolas desde la empatía hacia el mago del suspense. En cualquier caso la película resulta agradable y distraída de ver con la suficiente carga de acción al servicio del enredo generado en las diferentes secuencias a partir de una suplantación. Así las cosas, Gloria Mundy (Goldie Hawn) es una bibliotecaria acomodada en la monotonía social, teniendo la suerte de contar con su gran amiga Stella (Marilyn Sokol) bibliotecaria como ella y entendida en relaciones sociales que no duda en aconsejarla para ciertos delicados asuntos de índole personal.
El teniente Tony Carlson (Chevy Chase), el sargento Fergie (Brian Dennehy) y el casero Hennessey (Burgess Meredith) intentaran dar respuesta a la extraña situación que amenaza a Gloria quien sin tener enemigos conocidos incluido el desafortunado Stanley Tibbets (Dudley Moore), todo a su alrededor toma un peligroso cariz que tiene su origen en una buena acción al recoger en la carretera a Scott (Bruce Solomon) un personaje con problemas ocultos.
El realizador sumerge a nuestra protagonista en la duda y el caos en una espiral constante a través de sobresaltos inesperados, desesperadas huidas, incomprensibles desapariciones, duros enfrentamientos y lucha por la supervivencia, convirtiendo Foul Play en un círculo de constante y creciente enredo policial en el que un grupo de fieles y fervorosos reivindicadores de algun ambicioso tipo de creencia secundados por la arribista Gerda Casswell (Rachel Roberts) , aportan los elementos necesarios que podrían aclarar el embrollo en el que se encuentra inmersa nuestra sorprendida bibliotecaria.
28 de mayo de 2020
28 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Okno v Parizh (Ventana a París), es una película dirigida, guionizada y musicada por Youri Mamin en 1993, con la colaboración en el guión de Aleksei Zalivalov, y la fotografía de Anatoli Papshov y Sergei Nekrasov. El cine sobre viajes en el tiempo a través de puertas invisibles, etéreos pasadizos o espectros aparecidos en el lugar más inesperado, permiten a sus protagonistas vivir una experiencia única que les llevará a situaciones de verdadero compromiso en sus andanzas con resultados diversos.
El maestro de música Nikolay Chizhov (Sergey Dreyden), tiene problemas de conducta en la línea pedagógica de sus clases, aceptadas y admiradas por el alumnado pero no por la dirección que le invita después de algun traspiés a prescindir de sus servicios, dejándolo en una situación precaria que le lleva a vivir en una habitación alquilada, perteneciente a Gorokhov y Vera (Viktor Mikhailov y Nina Usatova respectivamente) en un espacio compartido por diversos habitantantes y contínuos visitantes en un ambiente a través del cual van saliendo adelante.
Sin cortapisa ni acción previa que pudiese crear misterio e intriga, el realizador se enfrasca directamente en el núcleo de la narración, contando al nuevo inquilino el oscuro cubículo que ocupa tras la defunción de su anterior inquilina, una extraña mujer y un gato dejando al parecer todas las pertenencias a los habitantes de la casa, lo asombroso es que tras su reapertura se encuentran con una sorpresa y un espectro con mensaje.
Tras descubrir Gorokhov que Nikolay también es músico, le invita a disfrutar con él del descubrimiento hecho en
la habitación alquilada: un hueco espacio-temporal entre un campo limitado de etéreas energías blandas que facilitan a los personajes la posibilidad de atravesarlo; así las cosas, nuestros protagonistas se encuentran de un plumazo en mitad de dos países a través de un fenómeno repentino de atracción entre el magnetismo de dos ciudades mediante un paso transitorio. Difícilmente el guión de Mamin podía mejorar tan surrealista situación moviéndose entre campos tan contrastados como lo fantástico, lo místico, la atracción y lo comunitario.
Los avatares de los protagonistas se mueven entre la sorpresa y el escepticismo en ambos lados de la ventana con situaciones de verdadero compromiso para la supervivencia con el recurso cinematográfico de la casualidad ayudando a solucionar las confusiones creadas a partir de tan paranormal descubrimiento vital que altera la salida de la situación antes de la extinción del fenómeno espacio-temporal, intentando solucionar además, la comprometida situación entre la sorprendida Nicole (Agnès Soral) Nikolay.
El maestro de música Nikolay Chizhov (Sergey Dreyden), tiene problemas de conducta en la línea pedagógica de sus clases, aceptadas y admiradas por el alumnado pero no por la dirección que le invita después de algun traspiés a prescindir de sus servicios, dejándolo en una situación precaria que le lleva a vivir en una habitación alquilada, perteneciente a Gorokhov y Vera (Viktor Mikhailov y Nina Usatova respectivamente) en un espacio compartido por diversos habitantantes y contínuos visitantes en un ambiente a través del cual van saliendo adelante.
Sin cortapisa ni acción previa que pudiese crear misterio e intriga, el realizador se enfrasca directamente en el núcleo de la narración, contando al nuevo inquilino el oscuro cubículo que ocupa tras la defunción de su anterior inquilina, una extraña mujer y un gato dejando al parecer todas las pertenencias a los habitantes de la casa, lo asombroso es que tras su reapertura se encuentran con una sorpresa y un espectro con mensaje.
Tras descubrir Gorokhov que Nikolay también es músico, le invita a disfrutar con él del descubrimiento hecho en
la habitación alquilada: un hueco espacio-temporal entre un campo limitado de etéreas energías blandas que facilitan a los personajes la posibilidad de atravesarlo; así las cosas, nuestros protagonistas se encuentran de un plumazo en mitad de dos países a través de un fenómeno repentino de atracción entre el magnetismo de dos ciudades mediante un paso transitorio. Difícilmente el guión de Mamin podía mejorar tan surrealista situación moviéndose entre campos tan contrastados como lo fantástico, lo místico, la atracción y lo comunitario.
Los avatares de los protagonistas se mueven entre la sorpresa y el escepticismo en ambos lados de la ventana con situaciones de verdadero compromiso para la supervivencia con el recurso cinematográfico de la casualidad ayudando a solucionar las confusiones creadas a partir de tan paranormal descubrimiento vital que altera la salida de la situación antes de la extinción del fenómeno espacio-temporal, intentando solucionar además, la comprometida situación entre la sorprendida Nicole (Agnès Soral) Nikolay.

6,5
1.533
8
19 de abril de 2020
19 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sâ som i himmelen (Tierra de ángeles), es una película dirigida por Kay Pollak en 2004. A pesar de las diferentes nominaciones que en su día recibió este metraje en los Óscar y su equivalente sueco los premios Guldbagge, no llegaron a materializarse lo cual no resta en absoluto el interesantísimo contenido que la realización de Pollak nos ofrece; así pues, estamos ante una película merecedora de atención, reconocimiento y por supuesto de admiración por su gran contenido humano que derrochan todas y cada una de sus imágenes tratando temas tan sensibles como la desconfianza, el afecto, la envidia, la burla, la violencia o la oportunidad de superación individual y colectiva haciendo de Tierra de ángeles, una película emocionalmente vital, cruelmente realista y embriagadora retratando las interioridades de una pequeña comunidad en un abanico de sensaciones que roza lo abrumador teniendo al coro local como elemento unificador de todo y de todos.
Cuando la fortaleza se debilita, agravada por circunstancias propias y ajenas, no puede haber otro personaje como Daniel Daréus (Michael Nyqvist) que represente el éxito y el fracaso individual de forma tan realista como la de un personaje que recapacita sobre sí mismo después de algun aviso sobre los límites sin retorno a los que el stress le puede llevar, tras lo cual se enfrenta a una regresión al pasado, a la infancia, a su pueblo natal.
Llevado por la templanza en el rodaje, el guión del realizador del que participaron sus hijas Carin y Margaretha Pollak, nos presenta en su contenido la historia de Daniel inmerso en la recuperada tradición local enraizada vista desde el prisma emotivo, de la atención y la crítica instalada en la desconfianza inicial frente a lo inusual de la nueva situación proveniente de la invitación del padre Stig (Niklas Falk) al nuevo vecino dado su pasado musical a colaborar con el coro de la parroquia dirigido por Siv (Ylva Lööf).
Pronto surgen las dudas, los planteamientos y los enfrentamientos sobre el modo que nuestro protagonista tiene de llevar el coro, de enseñarles a cantar, a integrarse como grupo, a lo que Siv responde de forma confusa creándose irreales expectativas sobre el recién llegado, todo lo contrario de Lena (Frida Hallgren) de espíritu libre y extrovertido en su forma de ver el mundo, no teniendo problemas para comunicarse con el nuevo convecino.
La inmersión en la cotidianidad no es fácil despertando emociones muy diferenciadas entre los habituales, agarrados a la tradición local produciéndose enfrentamientos que destapan sentimientos personales no correspondidos saliendo a la luz el maltrato físico y psicológico de Florence (Axelle Axell), la amabilidad de la veterana Olga (Barbro Kollberg), el incontenible deseo por cantar de Tore (André Sjöberg), la charlatanería de Arne (Lennart Jähkel) o el despertar emocional de Inger (Ingela Olsson). El resultado de toda esta lluvia emocional nos la tiene reservada Kay Pollak en una mezcla de insalvable impotencia y regocijo subliminal donde nos cuenta en paralelo la maravillosa empatía del coro y el júbilo dramáticamente silencioso que rodea a Daniel Daréus.
Cuando la fortaleza se debilita, agravada por circunstancias propias y ajenas, no puede haber otro personaje como Daniel Daréus (Michael Nyqvist) que represente el éxito y el fracaso individual de forma tan realista como la de un personaje que recapacita sobre sí mismo después de algun aviso sobre los límites sin retorno a los que el stress le puede llevar, tras lo cual se enfrenta a una regresión al pasado, a la infancia, a su pueblo natal.
Llevado por la templanza en el rodaje, el guión del realizador del que participaron sus hijas Carin y Margaretha Pollak, nos presenta en su contenido la historia de Daniel inmerso en la recuperada tradición local enraizada vista desde el prisma emotivo, de la atención y la crítica instalada en la desconfianza inicial frente a lo inusual de la nueva situación proveniente de la invitación del padre Stig (Niklas Falk) al nuevo vecino dado su pasado musical a colaborar con el coro de la parroquia dirigido por Siv (Ylva Lööf).
Pronto surgen las dudas, los planteamientos y los enfrentamientos sobre el modo que nuestro protagonista tiene de llevar el coro, de enseñarles a cantar, a integrarse como grupo, a lo que Siv responde de forma confusa creándose irreales expectativas sobre el recién llegado, todo lo contrario de Lena (Frida Hallgren) de espíritu libre y extrovertido en su forma de ver el mundo, no teniendo problemas para comunicarse con el nuevo convecino.
La inmersión en la cotidianidad no es fácil despertando emociones muy diferenciadas entre los habituales, agarrados a la tradición local produciéndose enfrentamientos que destapan sentimientos personales no correspondidos saliendo a la luz el maltrato físico y psicológico de Florence (Axelle Axell), la amabilidad de la veterana Olga (Barbro Kollberg), el incontenible deseo por cantar de Tore (André Sjöberg), la charlatanería de Arne (Lennart Jähkel) o el despertar emocional de Inger (Ingela Olsson). El resultado de toda esta lluvia emocional nos la tiene reservada Kay Pollak en una mezcla de insalvable impotencia y regocijo subliminal donde nos cuenta en paralelo la maravillosa empatía del coro y el júbilo dramáticamente silencioso que rodea a Daniel Daréus.
7
27 de febrero de 2020
27 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ernst Lubitsch in Berlín – Von der Schönhauser Allee nach Hollywood (Lubitch en Berlín), es un documental dirigido por Robert Fischer en 2006. A modo de introducción asistimos a las opiniones (ampliadas posteriormente) de los diversos entrevistados con temas tan diversos como la reacción de público sobre su cine, su etapa berlinesa (en la que principalmente se centra el documental), conexiones con su etapa americana, la disposición de Lubitsch por llevar a la comedia elementos biográficos pasados por el tapiz de la ilusión y de la vida en general junto a una formación cinematográfica que siempre irá asociada a su experiencia teatral.
Lubitsch, bregado en múltiples papeles como actor cómico, reforzado por su apariencia en la escena y su evolución en el teatro de la mano del legendario empresario Max Reinhardt en el Deutsches Theater, quien le facilita su larga experiencia teatral preparando así la transición al cine y los entornos donde evolucionaron sus primeros años, en los que, tiempo más tarde se manifestarían en éxitos cinematográficos como ‘Ser o no ser’.
El documental nos ofrece una amplia perspectiva del director, su infancia y el entorno en el que creció, entre múltiples experiencias teatrales, así como, por medio de valiosos fragmentos cinematográficos de su primera etapa que marcaron indudablemente el futuro del responsable de comedias míticas como ‘El bazar de las sorpresas’, ‘El diablo dijo no’, o ‘El pecado de Cluny Brown’ entre una larga y fructífera realización donde puntualmente no faltaría el drama como en Remordimiento, aunque siempre con predominio de la comedia cargada de exquisita ironía como por ejemplo en ‘Ninotchka’, ‘La vida alegre’ o La octava mujer de Barba Azul’.
Los interesantísimos datos que el biógrafo Michael Hanisch aporta sobre Lubitsch nos acercan a los múltiples aspectos personales y profesionales del realizador. Del mismo modo el codirector de Lubitsch, Hans Helmut Prinzler, se refiere al maestro de la comedia como un alumno travieso en su infancia y adolescencia aunque muy vivaz y creativo para lo que realmente le atrajo durante un largo y fructífero periodo de su vida: el cine. Este interesantísimo documental se completa ampliamente, entre otras, con las opiniones de su esposa Evy Bettelheim-Bentley, o su hija Nicola Lubitsch.
Lubitsch, bregado en múltiples papeles como actor cómico, reforzado por su apariencia en la escena y su evolución en el teatro de la mano del legendario empresario Max Reinhardt en el Deutsches Theater, quien le facilita su larga experiencia teatral preparando así la transición al cine y los entornos donde evolucionaron sus primeros años, en los que, tiempo más tarde se manifestarían en éxitos cinematográficos como ‘Ser o no ser’.
El documental nos ofrece una amplia perspectiva del director, su infancia y el entorno en el que creció, entre múltiples experiencias teatrales, así como, por medio de valiosos fragmentos cinematográficos de su primera etapa que marcaron indudablemente el futuro del responsable de comedias míticas como ‘El bazar de las sorpresas’, ‘El diablo dijo no’, o ‘El pecado de Cluny Brown’ entre una larga y fructífera realización donde puntualmente no faltaría el drama como en Remordimiento, aunque siempre con predominio de la comedia cargada de exquisita ironía como por ejemplo en ‘Ninotchka’, ‘La vida alegre’ o La octava mujer de Barba Azul’.
Los interesantísimos datos que el biógrafo Michael Hanisch aporta sobre Lubitsch nos acercan a los múltiples aspectos personales y profesionales del realizador. Del mismo modo el codirector de Lubitsch, Hans Helmut Prinzler, se refiere al maestro de la comedia como un alumno travieso en su infancia y adolescencia aunque muy vivaz y creativo para lo que realmente le atrajo durante un largo y fructífero periodo de su vida: el cine. Este interesantísimo documental se completa ampliamente, entre otras, con las opiniones de su esposa Evy Bettelheim-Bentley, o su hija Nicola Lubitsch.
8
5 de enero de 2020
5 de enero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The eyes of Orson Welles (La mirada de Orson Welles, es un documental de Mark Cousins rodado en 2018, responsable además del guión y la fotografía. El realizador nos propone en modo coloquial, mantener un diálogo abierto con el creador a partir de su desconocida etapa artística, la de Orson Welles, manejando los tiempos en tono condescendiente mediante una conversación imaginada hecha realidad entre ambos en este interesante metraje.
Por defecto profesional, al director de cine le suele atraer el mundo del arte pictórico, la creación de las formas, sus composiciones, el color, los ángulos, lo resumido en un espacio generalmente rectangular, que lo explica todo mediante la iconografía y la intensidad aplicadas; conceptos que manejados hasta el infinito impregnan e inspiran felizmente al cine y a muchos de sus directores, entre los cuales nuestro querido Orson Welles y su obra artística.
Para Mark Cousins “Esto” es su palabra clave al hablar en tiempo presente con Orson, para contactar con su vida y su obra desde los múltiples escenarios muchos de ellos repletos de inolvidables escenas, pare el realizador “Se trata de tener clara la estructura antes de empezar (…), una vez tienes la forma, al montar ya no tienes que darle más vueltas, mi trabajo durante el montaje se centra en la articulación”. Así las cosas, el documental centra la mirada en los siguientes apartados: ¿Qué hay en la caja?, Peón, Caballero, Rey, Bufón, y, Las abejas fabrican la miel.
Para cada uno los apartados citados, Cousins desgrana en paralelo los múltiples dibujos y pinturas que significaron idea, intención, concepto y aplicación. En ‘¿Qué hay en la caja?’, asistimos al descubrimiento que genera el documental acercándonos al niño Orson, su evolución, así como a las múltiples muestras y referencias de sus dibujos que el tiempo ha generado, su asociación a ideas de atrezzo, iluminación y composición de muchísimas escenas en sus diferentes películas.
En el segundo apartado: ‘Peón’, el realizador nos acerca a un creador inquieto, manifestando su posicionamiento global sobre diferentes conceptos como ciudadanía, humanidad, política o profesión. Se trata del apartado más denso al que asistimos a partir de una cantidad ingente de dibujos, esbozos y pinturas que cronológicamente se nos muestra en su contexto, asociados tanto a su filmografía como a su vida social y personal. El tercer apartado: ‘Caballero’, se centra en el concepto y aplicación del amor (no solo sentimental) con el que Orson impregna su vida profesional, aclarando posicionamientos respecto a lo caballeresco, lugares, o admiración ajena, entre otras asociaciones.
El cuarto apartado: ‘Rey’, desgrana la relación y posicionamiento entre diferentes personalidades que de alguna manera influyeron en la Vida de Orson y su relación con personajes ficticios o no. En ‘Bufón’, se plantea la sinceridad como elemento de autoculpa o de confesión, ampliado al bufón que al parecer todos llevamos dentro. Finalmente, en: ‘Las abejas fabrican la miel’, el realizador da numerosa información a Orson sobre como es la vida ahora, los avances tecnológicos, las referencia a su querida hija Beatrice (importante para la creación de este documental), citando a vuelapluma personaje de sus películas, del mundo real, de la situación actual, en fin de la vida en general y de su obra en la actualidad: “Desde el futuro te puedo decir Orson que tu sueño se ha cumplido de algún modo” (Mark Cousins).
Por defecto profesional, al director de cine le suele atraer el mundo del arte pictórico, la creación de las formas, sus composiciones, el color, los ángulos, lo resumido en un espacio generalmente rectangular, que lo explica todo mediante la iconografía y la intensidad aplicadas; conceptos que manejados hasta el infinito impregnan e inspiran felizmente al cine y a muchos de sus directores, entre los cuales nuestro querido Orson Welles y su obra artística.
Para Mark Cousins “Esto” es su palabra clave al hablar en tiempo presente con Orson, para contactar con su vida y su obra desde los múltiples escenarios muchos de ellos repletos de inolvidables escenas, pare el realizador “Se trata de tener clara la estructura antes de empezar (…), una vez tienes la forma, al montar ya no tienes que darle más vueltas, mi trabajo durante el montaje se centra en la articulación”. Así las cosas, el documental centra la mirada en los siguientes apartados: ¿Qué hay en la caja?, Peón, Caballero, Rey, Bufón, y, Las abejas fabrican la miel.
Para cada uno los apartados citados, Cousins desgrana en paralelo los múltiples dibujos y pinturas que significaron idea, intención, concepto y aplicación. En ‘¿Qué hay en la caja?’, asistimos al descubrimiento que genera el documental acercándonos al niño Orson, su evolución, así como a las múltiples muestras y referencias de sus dibujos que el tiempo ha generado, su asociación a ideas de atrezzo, iluminación y composición de muchísimas escenas en sus diferentes películas.
En el segundo apartado: ‘Peón’, el realizador nos acerca a un creador inquieto, manifestando su posicionamiento global sobre diferentes conceptos como ciudadanía, humanidad, política o profesión. Se trata del apartado más denso al que asistimos a partir de una cantidad ingente de dibujos, esbozos y pinturas que cronológicamente se nos muestra en su contexto, asociados tanto a su filmografía como a su vida social y personal. El tercer apartado: ‘Caballero’, se centra en el concepto y aplicación del amor (no solo sentimental) con el que Orson impregna su vida profesional, aclarando posicionamientos respecto a lo caballeresco, lugares, o admiración ajena, entre otras asociaciones.
El cuarto apartado: ‘Rey’, desgrana la relación y posicionamiento entre diferentes personalidades que de alguna manera influyeron en la Vida de Orson y su relación con personajes ficticios o no. En ‘Bufón’, se plantea la sinceridad como elemento de autoculpa o de confesión, ampliado al bufón que al parecer todos llevamos dentro. Finalmente, en: ‘Las abejas fabrican la miel’, el realizador da numerosa información a Orson sobre como es la vida ahora, los avances tecnológicos, las referencia a su querida hija Beatrice (importante para la creación de este documental), citando a vuelapluma personaje de sus películas, del mundo real, de la situación actual, en fin de la vida en general y de su obra en la actualidad: “Desde el futuro te puedo decir Orson que tu sueño se ha cumplido de algún modo” (Mark Cousins).
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