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6,6
60.469
6
8 de enero de 2015
8 de enero de 2015
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Death Proof se encuentra dentro de Grindhouse, una película de terror dividida en dos partes, esta y Planet Terror, dirigida por Robert Rodriguez –del cual algún día tendremos que preparar algo.
La parte de Tarantino, Death Proof, trata sobre un psicópata asesino que termina con sus víctimas, mujeres jóvenes, con la ayuda de su coche, preparado especialmente para tal fin.
La trama de la película no es una de las historias más concienzudamente preparadas de la historia del cine, y el argumento no tiene unos recursos históricos ni repercusión más allá del disfrute por la acción y la sangre; pero Death Proof es una salvajada en cuanto a estilo y diferenciación.
Es divertida y sangrienta, abotargada de acción y chicas jóvenes. Un verdadero plano de diversión continuo embriagado por el estilo que hizo a Tarantino ser Tarantino. No existe un guion maravilloso; no es Pulp Fiction, ni mantiene un ritmo vibrante y sin freno exceptuando pequeños momentos de la película, pero Death Proof mantiene el equilibrio de su fuerza en la dualidad de una imagen que recuerda a los comics o a antiguas películas, y en una fiesta continua plagada de recursos y estilos grotescos y de mal habla. Un lujo para la retina de cualquier fan del director o del cine en general.
Enfrascada en un marco que difiere mucho de la seriedad y la personalidad de una película para la taquilla, Death Proof se torna como un capricho; un dulce que Tarantino quería probar y disfrutar, sabiendo de buena tinta que las críticas que pudiese recibir a partir de su creación le importaban poco. Un guion plano, pero cargado de las palabras que tanto le gusta soltar, sangre, desmembraciones, carreras, acción, mujeres y sus primeros planos tan deseados por el mismo. Todo eso conforma esta cinta que parece sacada de una noche de borrachera entre dos amigos más que en un proyecto serio.
Pero lejos de parecer así insulsa, estamos ante una cinta innovadora en la que Tarantino nutre su mente y memoria con las películas que siempre le gustaron, y selecciona lo que quiere de cada una para su creación, de la cual surge una película únicamente creada para el entretenimiento puro y directo; un disfrute continuo con imágenes, música y tantos etcéteras que permanecen ocultos en la que podría ser una de las películas que consiguen hacer que el tiempo pase más rápido.
Concienzudamente elaborada para este fin, no se debe esperar unas actuaciones prodigiosas; puesto que las chicas de Tarantino se enfrascan en conversaciones planas y vacías, en una formalidad despreocupada en la que las palabras que sueltan presentan la búsqueda de pasar el rato hasta que el coche vuelva a andar. Kurt Russell, Zoë Bell, Rosario Dawson, Vanessa Ferlito…son meros participes de una fiesta, de una grabación para una película sin sentido especifico con el público, y con un afán de entretenimiento que desborda todas las anteriores producciones de Tarantino y su mágica aura que envuelve cada creación. Los detalles musicales y de imagen, la transición entre tomas cual diapositiva quemándose y la construcción del fin de la cinta son obra y gracia de la varita del director que, ya tenga infinidad de detractores, o sepa que en taquilla puede quedarse a las puertas de un rotundo fracaso o un rotundo triunfo, hace lo que quiere, cuando quiere, y como quiere.
Y si con Sin City puso su granito de arena en una producción que era muy esperada, con Death Proof consiguió crear una montaña de lo que solo parecía un grano de arena, haciéndonos escuchar de nuevo “Me lo paso como los indios haciendo lo que me da la real gana”.
Crítica para MagaZinema / @MagaZinema _
La parte de Tarantino, Death Proof, trata sobre un psicópata asesino que termina con sus víctimas, mujeres jóvenes, con la ayuda de su coche, preparado especialmente para tal fin.
La trama de la película no es una de las historias más concienzudamente preparadas de la historia del cine, y el argumento no tiene unos recursos históricos ni repercusión más allá del disfrute por la acción y la sangre; pero Death Proof es una salvajada en cuanto a estilo y diferenciación.
Es divertida y sangrienta, abotargada de acción y chicas jóvenes. Un verdadero plano de diversión continuo embriagado por el estilo que hizo a Tarantino ser Tarantino. No existe un guion maravilloso; no es Pulp Fiction, ni mantiene un ritmo vibrante y sin freno exceptuando pequeños momentos de la película, pero Death Proof mantiene el equilibrio de su fuerza en la dualidad de una imagen que recuerda a los comics o a antiguas películas, y en una fiesta continua plagada de recursos y estilos grotescos y de mal habla. Un lujo para la retina de cualquier fan del director o del cine en general.
Enfrascada en un marco que difiere mucho de la seriedad y la personalidad de una película para la taquilla, Death Proof se torna como un capricho; un dulce que Tarantino quería probar y disfrutar, sabiendo de buena tinta que las críticas que pudiese recibir a partir de su creación le importaban poco. Un guion plano, pero cargado de las palabras que tanto le gusta soltar, sangre, desmembraciones, carreras, acción, mujeres y sus primeros planos tan deseados por el mismo. Todo eso conforma esta cinta que parece sacada de una noche de borrachera entre dos amigos más que en un proyecto serio.
Pero lejos de parecer así insulsa, estamos ante una cinta innovadora en la que Tarantino nutre su mente y memoria con las películas que siempre le gustaron, y selecciona lo que quiere de cada una para su creación, de la cual surge una película únicamente creada para el entretenimiento puro y directo; un disfrute continuo con imágenes, música y tantos etcéteras que permanecen ocultos en la que podría ser una de las películas que consiguen hacer que el tiempo pase más rápido.
Concienzudamente elaborada para este fin, no se debe esperar unas actuaciones prodigiosas; puesto que las chicas de Tarantino se enfrascan en conversaciones planas y vacías, en una formalidad despreocupada en la que las palabras que sueltan presentan la búsqueda de pasar el rato hasta que el coche vuelva a andar. Kurt Russell, Zoë Bell, Rosario Dawson, Vanessa Ferlito…son meros participes de una fiesta, de una grabación para una película sin sentido especifico con el público, y con un afán de entretenimiento que desborda todas las anteriores producciones de Tarantino y su mágica aura que envuelve cada creación. Los detalles musicales y de imagen, la transición entre tomas cual diapositiva quemándose y la construcción del fin de la cinta son obra y gracia de la varita del director que, ya tenga infinidad de detractores, o sepa que en taquilla puede quedarse a las puertas de un rotundo fracaso o un rotundo triunfo, hace lo que quiere, cuando quiere, y como quiere.
Y si con Sin City puso su granito de arena en una producción que era muy esperada, con Death Proof consiguió crear una montaña de lo que solo parecía un grano de arena, haciéndonos escuchar de nuevo “Me lo paso como los indios haciendo lo que me da la real gana”.
Crítica para MagaZinema / @MagaZinema _
20 de noviembre de 2014
20 de noviembre de 2014
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando, por allá por sepa Dios el momento y conozca alguien el lugar, mi interés cinéfilo se acrecentó hasta hacerme ser el empedernido visualizador de obras que soy hoy en día, comencé a visionar todo aquello que pasaba por mis manos, pues consideraba al mismo cine el precursor de un estilo de vida desinteresado de nuestras personalidades propias, y encabezonado en hacer del disfrute y de la evasión de los problemas nuestra forma de vida.
Cada película que pasaba por mis manos, eras desgranada y escudriñada por mi joven cabeza, emborrachándome a mí mismo de todos aquellos aspectos de la misma que me parecían fascinantes y gloriosos. Cada película que veía tenía algo bueno que llevarse a la boca; absolutamente todas.
Después me hice mayor, supongo.
Mi decisión cabezona de crecer con el cine me ha llevado a ver auténticos bodrios y sandeces en pantalla que harían revolverse en su tumba al mismísimo Ed Wood, y alzarse de entre los muertos para reclamar la destitución de su nombre con cierto “premio” que posee. Cantidades insanas de películas que asolaban las taquillas y videotecas del mundo desde Reikiavik hasta Kuala Lumpur. Y llegaron a deteriorar en mí la idea de que el cine poseía una magia impropia de todo aquello tangible, y que las dos horas de media que una producción nos regala no iban más allá de la búsqueda de ciertos beneficios a costa del televidente. Y puede que sea asi, eso es algo que no soy quien para discutir.
Pero luego, haciendo gala del dicho “siempre encuentras algo entre la mierda que no tiene desperdicio”, me encuentro de lleno con títulos como este. Como “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”. La idea de una película sueca, mi gusto por los goles de Zlatan Ibrahimović, y un título visto en su idioma natal que produciría arcadas de saber pronunciarlo (Hundraåringen som klev ut genom fönstret och försvann) me golpearon como una bofetada y me hicieron interesarme por la misma.
La película ronda y aborda el tema de la vejez, y el placer por la vida de un hombre encerrado en un marco que no le agrada como paseo final para su vida. Amistad y aventuras cogidas de la mano en una travesía histórica a lo largo de la existencia de este hombre, y de todos los momentos que lo hicieron ser quien es. De manera divertida e incluso boba, se limita a hacer lo que mejor sabe hacer el cine, que es entretener; y encuadra toda su existencia girando alrededor de la idea de una recreación fílmica sobre las ganas por revivir y escapar.
Saltar por la ventana como un anciano ha de ser un trabajo arduo, al igual que adaptar un Best-seller para todo director. Felix Herngren fue el encargado, y reunió para ello a Robert Gustafsson, Iwar Wiklander y David Wiberg; en una cinta plagada de extras cuyos nombres no aparecen tan pronunciados como deberían. -¡Ay, Einstein!
Frente al regalo o a la pesadilla que pueda parecer el trabajo de director y actores, la consecución final de la película encuentra su amanecer en la confraternización; en un pequeño vestigio de humildad amable y abrazada por todos los integrantes que recrean la historia a lo largo de sus 114 minutos.
Las imágenes resultan hipnóticas y agradecidas, mezcladas a la trama principal y pequeños clichés de humor que se refrotan con el surrealismo de ciertas circunstancias y momentos de la historia. Esta trama, alrededor de este abuelo lleno de hastío por su situación actual, son una sonrisa en la cara de la tristeza, y la ejecución de los actos que contiene y que propone eliminan la misma tristeza de una boca curvada hacia arriba con escenas simples y llanas, muy por debajo de la fotografía que blockbusters insulsos y desazucarados nos puedan regalar.
Es absurda y accidentada, y exactamente no se consigue saber si te recuerda a “La vida secreta de Walter Mitty” o “La vida secreta de Walter Mitty” te recuerda a “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”; pero es divertida y simpática; y lo más importante, hace recordar en un adulto aquel cine que de pequeño le hizo hincar la rodilla y ofrecerle su corazón al cine con un anillo de diamantes en la mano.
Y eso, como mínimo, es para estar agradecido.
Crítica para MagaZinema / @MagaZinema _
http://www.magazinema.es/el-abuelo-que-salto-por-la-ventana-y-se-largo-felix-herngren-2013/
Cada película que pasaba por mis manos, eras desgranada y escudriñada por mi joven cabeza, emborrachándome a mí mismo de todos aquellos aspectos de la misma que me parecían fascinantes y gloriosos. Cada película que veía tenía algo bueno que llevarse a la boca; absolutamente todas.
Después me hice mayor, supongo.
Mi decisión cabezona de crecer con el cine me ha llevado a ver auténticos bodrios y sandeces en pantalla que harían revolverse en su tumba al mismísimo Ed Wood, y alzarse de entre los muertos para reclamar la destitución de su nombre con cierto “premio” que posee. Cantidades insanas de películas que asolaban las taquillas y videotecas del mundo desde Reikiavik hasta Kuala Lumpur. Y llegaron a deteriorar en mí la idea de que el cine poseía una magia impropia de todo aquello tangible, y que las dos horas de media que una producción nos regala no iban más allá de la búsqueda de ciertos beneficios a costa del televidente. Y puede que sea asi, eso es algo que no soy quien para discutir.
Pero luego, haciendo gala del dicho “siempre encuentras algo entre la mierda que no tiene desperdicio”, me encuentro de lleno con títulos como este. Como “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”. La idea de una película sueca, mi gusto por los goles de Zlatan Ibrahimović, y un título visto en su idioma natal que produciría arcadas de saber pronunciarlo (Hundraåringen som klev ut genom fönstret och försvann) me golpearon como una bofetada y me hicieron interesarme por la misma.
La película ronda y aborda el tema de la vejez, y el placer por la vida de un hombre encerrado en un marco que no le agrada como paseo final para su vida. Amistad y aventuras cogidas de la mano en una travesía histórica a lo largo de la existencia de este hombre, y de todos los momentos que lo hicieron ser quien es. De manera divertida e incluso boba, se limita a hacer lo que mejor sabe hacer el cine, que es entretener; y encuadra toda su existencia girando alrededor de la idea de una recreación fílmica sobre las ganas por revivir y escapar.
Saltar por la ventana como un anciano ha de ser un trabajo arduo, al igual que adaptar un Best-seller para todo director. Felix Herngren fue el encargado, y reunió para ello a Robert Gustafsson, Iwar Wiklander y David Wiberg; en una cinta plagada de extras cuyos nombres no aparecen tan pronunciados como deberían. -¡Ay, Einstein!
Frente al regalo o a la pesadilla que pueda parecer el trabajo de director y actores, la consecución final de la película encuentra su amanecer en la confraternización; en un pequeño vestigio de humildad amable y abrazada por todos los integrantes que recrean la historia a lo largo de sus 114 minutos.
Las imágenes resultan hipnóticas y agradecidas, mezcladas a la trama principal y pequeños clichés de humor que se refrotan con el surrealismo de ciertas circunstancias y momentos de la historia. Esta trama, alrededor de este abuelo lleno de hastío por su situación actual, son una sonrisa en la cara de la tristeza, y la ejecución de los actos que contiene y que propone eliminan la misma tristeza de una boca curvada hacia arriba con escenas simples y llanas, muy por debajo de la fotografía que blockbusters insulsos y desazucarados nos puedan regalar.
Es absurda y accidentada, y exactamente no se consigue saber si te recuerda a “La vida secreta de Walter Mitty” o “La vida secreta de Walter Mitty” te recuerda a “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”; pero es divertida y simpática; y lo más importante, hace recordar en un adulto aquel cine que de pequeño le hizo hincar la rodilla y ofrecerle su corazón al cine con un anillo de diamantes en la mano.
Y eso, como mínimo, es para estar agradecido.
Crítica para MagaZinema / @MagaZinema _
http://www.magazinema.es/el-abuelo-que-salto-por-la-ventana-y-se-largo-felix-herngren-2013/
7
24 de diciembre de 2021
24 de diciembre de 2021
13 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el anuncio de una nueva entrega de Matrix muchos de aquellos que disfrutamos gratamente la saga original nos echamos un poco las manos a la cabeza. Primeramente porque ‘Matrix Resurrections’ no parecía tener un encaje definido, lo cual asusta en sobremanera teniendo cierto respeto hacia lo que Wachowski (en menos medida) y la Warner (en mayor medida) pudiesen hacer con esta cuarta entrega; y seguidamente porque todas las aventuras de Neo, Trinity y compañía nos parecen pocas.
‘Matrix Resurrections’ comienza de manera vertiginosa y con todo el encanto de los comienzos de ‘Matrix’. La historia que se nos creó en su día sigue siendo de índole moderna hasta la saciedad, lo que ayuda a que al contarla a día de hoy tengamos todos esos elementos perfectos para que siga resultando de interés. Ese comienzo veloz y con los inicios de Matrix en la mente nos conduce por un pequeño viaje donde los guiños a la original de 1999 y a sus secuelas están realizados con criterio para la sucesión de la trama de ‘Matrix Resurrections’ y a la vez para que el público disfrute de ello y mantenga en el recuerdo el porqué de lo que está viendo en pantalla.
Esto surge de que no deja de ser una secuela más, nada de reboot o historia paralela. Teniendo en cuenta dicho comentario las explicaciones que encontraremos dentro de la película son escasas, ya que se supone el conocimiento del público derivado de las anteriores entregas. Sin embargo, y bien plausible es de cara a Lana Wachowski, todo está lo suficientemente bien cosido para que ninguno de los nuevos elementos que aparecen en ‘Matrix Resurrections’ pasen desapercibidos.
‘Matrix Resurrections’ y la pastilla.
Así pues ‘Matrix Resurrections’ nos ofrece una nueva pastilla, más moderna y con menos pinta de gominola. La sensación de elección que se ofrece en la saga sigue haciendo sentir el deseo de ver si la azul o la roja es la deseada, pero algo cambia en esta nueva cinta. Ahora esa pastilla se organiza en torno a un conocimiento mayor del propio mundo real y de Matrix que los personajes tienen, lo que hace que sea más rico aun todo lo que no se explica pero si se conoce en la cinta.
Y no podemos dejar de lado uno de los elementos que hicieron a la saga ser lo que es, además de que la historia vuelva a encandilar y hacernos partícipes incluso de en la propia butaca pensar en las elecciones; estamos de nuevo ante un ejercicio maestro de efectos especiales que hacen las delicias de todos los amantes de la saga y los que no, incluso para ellos mismos reírse de esto. Hay radica otra de las riquezas de ‘Matrix Resurrections’: la falta de prejuicio de la cuarta entrega hace que todo lo que la trama va utilizando para llegar a contar la historia que desea se vaya alimentando a sí misma con esas referencias propias y con todo lo que ante nuestros ojos se va abriendo.
La música sigue siendo otro de los elementos a destacar de Matrix, donde la tensión o relajación que la escena precisa están presentes en un mayor punto gracias a ella. Así mismo ocurre con la fotografía, que mantiene el aura impenetrable y tan propio de la saga. Sin ningún ápice de duda la mezcla de ambos elementos en pantalla añaden la riqueza a un guion que ya de por sí es muy bueno y a un metraje que, si bien se deja llevar en demasía por escenas perdidas que no requerían de tanto contoneo, sigue siendo una fuente inagotable de enseñanzas acerca del universo Matrix.
Las interpretaciones era lo que se esperaba: auténticos artistas de la misma que están enamorados de los personajes haciendo lo que mejor saben. Así pues el bueno de Keanu Reeves y de Carrie-Anne Moss están espectaculares, y el resto del elenco que entra de lleno en la entrega mantienen el nivel tan magnífico de todas las actrices y actores.
Desvergonzada y novedosa, ‘Matrix Resurrections’ es una historia de amor interna y para con la propia saga, donde los elementos que siguen sucediéndose en la gran pantalla hacen que el público disfrute y reaccione. No hay ningún ápice de torpeza y búsqueda de la taquilla por el más, como otras sagas han terminado aceptando, por lo que ese notorio respeto por el producto es digno de alabar y engrandecer, ya que una historia que de por sí era maravillosa contiene una pieza más que la engrandece. Seguid ese conejito blanco, que el camino es de lo más divertido.
Crítica para MagaZinema.
https://www.magazinema.es/
‘Matrix Resurrections’ comienza de manera vertiginosa y con todo el encanto de los comienzos de ‘Matrix’. La historia que se nos creó en su día sigue siendo de índole moderna hasta la saciedad, lo que ayuda a que al contarla a día de hoy tengamos todos esos elementos perfectos para que siga resultando de interés. Ese comienzo veloz y con los inicios de Matrix en la mente nos conduce por un pequeño viaje donde los guiños a la original de 1999 y a sus secuelas están realizados con criterio para la sucesión de la trama de ‘Matrix Resurrections’ y a la vez para que el público disfrute de ello y mantenga en el recuerdo el porqué de lo que está viendo en pantalla.
Esto surge de que no deja de ser una secuela más, nada de reboot o historia paralela. Teniendo en cuenta dicho comentario las explicaciones que encontraremos dentro de la película son escasas, ya que se supone el conocimiento del público derivado de las anteriores entregas. Sin embargo, y bien plausible es de cara a Lana Wachowski, todo está lo suficientemente bien cosido para que ninguno de los nuevos elementos que aparecen en ‘Matrix Resurrections’ pasen desapercibidos.
‘Matrix Resurrections’ y la pastilla.
Así pues ‘Matrix Resurrections’ nos ofrece una nueva pastilla, más moderna y con menos pinta de gominola. La sensación de elección que se ofrece en la saga sigue haciendo sentir el deseo de ver si la azul o la roja es la deseada, pero algo cambia en esta nueva cinta. Ahora esa pastilla se organiza en torno a un conocimiento mayor del propio mundo real y de Matrix que los personajes tienen, lo que hace que sea más rico aun todo lo que no se explica pero si se conoce en la cinta.
Y no podemos dejar de lado uno de los elementos que hicieron a la saga ser lo que es, además de que la historia vuelva a encandilar y hacernos partícipes incluso de en la propia butaca pensar en las elecciones; estamos de nuevo ante un ejercicio maestro de efectos especiales que hacen las delicias de todos los amantes de la saga y los que no, incluso para ellos mismos reírse de esto. Hay radica otra de las riquezas de ‘Matrix Resurrections’: la falta de prejuicio de la cuarta entrega hace que todo lo que la trama va utilizando para llegar a contar la historia que desea se vaya alimentando a sí misma con esas referencias propias y con todo lo que ante nuestros ojos se va abriendo.
La música sigue siendo otro de los elementos a destacar de Matrix, donde la tensión o relajación que la escena precisa están presentes en un mayor punto gracias a ella. Así mismo ocurre con la fotografía, que mantiene el aura impenetrable y tan propio de la saga. Sin ningún ápice de duda la mezcla de ambos elementos en pantalla añaden la riqueza a un guion que ya de por sí es muy bueno y a un metraje que, si bien se deja llevar en demasía por escenas perdidas que no requerían de tanto contoneo, sigue siendo una fuente inagotable de enseñanzas acerca del universo Matrix.
Las interpretaciones era lo que se esperaba: auténticos artistas de la misma que están enamorados de los personajes haciendo lo que mejor saben. Así pues el bueno de Keanu Reeves y de Carrie-Anne Moss están espectaculares, y el resto del elenco que entra de lleno en la entrega mantienen el nivel tan magnífico de todas las actrices y actores.
Desvergonzada y novedosa, ‘Matrix Resurrections’ es una historia de amor interna y para con la propia saga, donde los elementos que siguen sucediéndose en la gran pantalla hacen que el público disfrute y reaccione. No hay ningún ápice de torpeza y búsqueda de la taquilla por el más, como otras sagas han terminado aceptando, por lo que ese notorio respeto por el producto es digno de alabar y engrandecer, ya que una historia que de por sí era maravillosa contiene una pieza más que la engrandece. Seguid ese conejito blanco, que el camino es de lo más divertido.
Crítica para MagaZinema.
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7
18 de abril de 2023
18 de abril de 2023
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ojo con Zaida Carmona y ‘La amiga de mi amiga’. Atención porque no son pocas las razones que tiene para convencer al público y alzarse como una película a tener en cuenta. Con un nutrido grupo de mujeres delante y detrás de las cámaras, encargando de todo el trabajo casi en su totalidad, tenemos en ‘La amiga de mi amiga’ una película fresca y muy singular que nos cuenta la historia de Zaida, una mujer que regresa a Barcelona y a la que le va sucediendo de todo conforme las relaciones amorosas y de amistad se van entrelazando entre sí, todo bajo un aura de música pop y guiños a Éric Rohmer y su cine.
La singularidad de la película viene generada por ese perenne ambiente amateur que la envuelve pero que encierra dentro una nutrida historia cuyo ritmo narrativo va generando en nuestro propio cuerpo una vibración intensa que nos hace ir bailando a su compás. Pronto en ‘La amiga de mi amiga’ te has hecho a su cotidiana forma de contarnos la historia y no tardas mucho en estar en la onda que Zaida Carmona y Marc Ferrer, ambos guionistas de la misma, quieren que estés. Así está situada ya la primera base del proyecto ‘La amiga de mi amiga’, introduciendo al público desde un inicio ágil en la situación en la que se encuentra nuestra protagonista y en lo que realmente espera y busca mientras va navegando por las vicisitudes cotidianas en las que se encuentra.
Zaida Carmona, Rocío Saiz, Alba Cros, Thaïs Cuadreny, Aroa Elvira… con todas y cada una de ellas disfrutas y te ríes conforme las situaciones van sucediéndose. Teniendo en cuenta lo complejo que es hacer reír a la gente, y que la comedia en el cine posiblemente sea de lo más difícil de hacer, bien plausible es ver como esta novel directora ha conseguido que una comedia de enredos de este calibre esté tan bien creada. Y es que ya no es solo lo terminantemente derivado de la comedia, es que a ello se une el mensaje que contiene, la fuerte identidad de la película y la bella narración que alberga. Todo esto termina luciéndose como un bello traje que lleva el nudo y grueso de ‘La amiga de mi amiga’; traje que se disfruta y se observa dejándose llevar (sabiendo dejarse llevar) por lo flecos de sus arrugas y la suavidad de su tela.
En definitiva, ‘La amiga de mi amiga’ es muy ágil y divertida, con ciertos puntos que muestran una calidad interesantísima que obliga a tener el nombre de Zaida Carmona muy presente y que permite a la misma ser consciente de lo que es capaz de hacer y de las aptitudes que posee. Una comedia hecha para disfrutarse.
Crítica para MagaZinema
https://www.magazinema.es/
La singularidad de la película viene generada por ese perenne ambiente amateur que la envuelve pero que encierra dentro una nutrida historia cuyo ritmo narrativo va generando en nuestro propio cuerpo una vibración intensa que nos hace ir bailando a su compás. Pronto en ‘La amiga de mi amiga’ te has hecho a su cotidiana forma de contarnos la historia y no tardas mucho en estar en la onda que Zaida Carmona y Marc Ferrer, ambos guionistas de la misma, quieren que estés. Así está situada ya la primera base del proyecto ‘La amiga de mi amiga’, introduciendo al público desde un inicio ágil en la situación en la que se encuentra nuestra protagonista y en lo que realmente espera y busca mientras va navegando por las vicisitudes cotidianas en las que se encuentra.
Zaida Carmona, Rocío Saiz, Alba Cros, Thaïs Cuadreny, Aroa Elvira… con todas y cada una de ellas disfrutas y te ríes conforme las situaciones van sucediéndose. Teniendo en cuenta lo complejo que es hacer reír a la gente, y que la comedia en el cine posiblemente sea de lo más difícil de hacer, bien plausible es ver como esta novel directora ha conseguido que una comedia de enredos de este calibre esté tan bien creada. Y es que ya no es solo lo terminantemente derivado de la comedia, es que a ello se une el mensaje que contiene, la fuerte identidad de la película y la bella narración que alberga. Todo esto termina luciéndose como un bello traje que lleva el nudo y grueso de ‘La amiga de mi amiga’; traje que se disfruta y se observa dejándose llevar (sabiendo dejarse llevar) por lo flecos de sus arrugas y la suavidad de su tela.
En definitiva, ‘La amiga de mi amiga’ es muy ágil y divertida, con ciertos puntos que muestran una calidad interesantísima que obliga a tener el nombre de Zaida Carmona muy presente y que permite a la misma ser consciente de lo que es capaz de hacer y de las aptitudes que posee. Una comedia hecha para disfrutarse.
Crítica para MagaZinema
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6
26 de septiembre de 2020
26 de septiembre de 2020
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con ‘Greenland: El último refugio’ estamos ante una situación tantísimas veces vista dentro del cine: el planeta Tierra se va a… se destruye tal y como lo conocemos. En su momento, uno de mis directores fetiche como es Quentin Tarantino soltó una frase en la que afirmaba algo parecido a que el cine estaba hecho para la acción y la violencia. Un servidor añadiría sin ningún tipo de dudas cualquier término apocalíptico y de destrucción planetaria a dicha oración. No sin más las posibilidades de un cataclismo mundial y/o planetario son algo llamativo que ofrece en mucha gente sentimientos encontrados entre la curiosidad, el miedo a la posibilidad y el sentir este cine catastrófico como un aviso para lo que estamos haciendo con nuestro querido planeta.
Sin embargo ‘Greenland: El último refugio’ deja de lado ciertos aspectos del cine de cataclismos para adentrarse en algo más maduro y perfeccionado. Cintas como ‘2012’ o ‘El día de mañana’ nos nutrieron en su momento de imágenes tan bellas como devastadoras de lo que la naturaleza era capaz de hacer por reclamar su sitio. Incluso ‘San Andrés’ nos dejó boquiabiertos en el cine con algún que otro fotograma y, aunque esta capacidad creativa de imágenes impactantes en pantalla se mantienen en ‘Greenland: El último refugio’; realmente nos centramos en otro aspecto algo diferente del fin de la humanidad tal y como es a día de hoy.
La película nos brinda una muestra de lo que la naturaleza humana podría hacer, del comportamiento familiar y de la lucha común por la salvación. Sí producciones como la plausible ‘El colapso’ ya se adentran de manera magnífica en como sería el comportamiento humano, en esta película volvemos a tocarlo, viendo diversas situaciones que nos aceleran el pulso y cargan de tensión.
Ahora bien, ‘Greenland: El último refugio’ pues cuenta con una dificultad añadida a lo que en su día, como ya he comentado, nos mostraron otras cintas del fin del planeta. Tenemos que creernos esas relaciones personales y esa tensión ha de ser palpable. No quiero pasar por uno de esos necios que saben lo que harían en todo momento ante esta situación, puesto que como muchas veces comento, nunca se sabe si seríamos Rick Grimes o el zombie que le intenta morder en el primer episodio, pero sí que es verdad que el instinto de supervivencia existe. Un instinto que te lleva a querer cuidar de los tuyos y ponerlos a salvo ante la situación que se muestre.
Así pues, Gerald Butler tenía una papeleta muy seria justo delante. No nos valía con salvar al presidente como en todas las ‘(…) Has Fallen’; si no que tenía que volver a darnos una de las interpretaciones de categoría para las cuales está sobradamente preparado. Para bien de ‘Greenland: El último refugio’, su interpretación es de las segundas y estamos ante una credibilidad muy interesante en pantalla; eso sí, merced de la química con una Morena Baccarin, que ya nos sedujo a todos en ‘Deadpool’, cuya interpretación es espectacular. El gran peso interpretativo pasa por ellos dos, quedando su hijo, Roger Dale Floyd, en meras aportaciones donde realmente lo que hace es comportarse como cualquier niño se comportaría en una situación similar. El resto son secundarios que aportan, lo cual ya es mucho decir en muchas de las películas de hoy día.
El tema es que todo eso está muy bien, cromáticamente es una película impecable, dicha tensión la tenemos, algún que otro leve momento de desconexión narrativa pero que está perfectamente rellenado con imágenes impactantes y todos esos pequeños detalles que alimentan a ‘Greenland: El último refugio’ y la engrandecen; pero tenemos unos cuantos peros que no se pueden obviar. Los clichés: sin contar mucho y balanceandome por la delgada cuerda del spoiler: la necesidad de futura mano de obra cualificada, cierta enfermedad, envidia, saqueo… algo perfectamente ahorrable pero a su vez correctamente adherido.
Por lo que tenemos en ‘Greenland: El último refugio’ una película sobre cataclismos madura y buena; rozando un notable en muchos de sus aspectos. No defrauda en cuanto a fotografía y se mantiene siempre tensa gracias a la capacidad de contar mucho con poco en pantalla. Una película sobre la humanidad cuando corre peligro que realmente muestra eso: el ser humano y su comportamiento ante la situación; y una película que cumple lo que prometía sorprendiendo a bastantes.
Crítica para MagaZinema.
https://www.magazinema.es/
Sin embargo ‘Greenland: El último refugio’ deja de lado ciertos aspectos del cine de cataclismos para adentrarse en algo más maduro y perfeccionado. Cintas como ‘2012’ o ‘El día de mañana’ nos nutrieron en su momento de imágenes tan bellas como devastadoras de lo que la naturaleza era capaz de hacer por reclamar su sitio. Incluso ‘San Andrés’ nos dejó boquiabiertos en el cine con algún que otro fotograma y, aunque esta capacidad creativa de imágenes impactantes en pantalla se mantienen en ‘Greenland: El último refugio’; realmente nos centramos en otro aspecto algo diferente del fin de la humanidad tal y como es a día de hoy.
La película nos brinda una muestra de lo que la naturaleza humana podría hacer, del comportamiento familiar y de la lucha común por la salvación. Sí producciones como la plausible ‘El colapso’ ya se adentran de manera magnífica en como sería el comportamiento humano, en esta película volvemos a tocarlo, viendo diversas situaciones que nos aceleran el pulso y cargan de tensión.
Ahora bien, ‘Greenland: El último refugio’ pues cuenta con una dificultad añadida a lo que en su día, como ya he comentado, nos mostraron otras cintas del fin del planeta. Tenemos que creernos esas relaciones personales y esa tensión ha de ser palpable. No quiero pasar por uno de esos necios que saben lo que harían en todo momento ante esta situación, puesto que como muchas veces comento, nunca se sabe si seríamos Rick Grimes o el zombie que le intenta morder en el primer episodio, pero sí que es verdad que el instinto de supervivencia existe. Un instinto que te lleva a querer cuidar de los tuyos y ponerlos a salvo ante la situación que se muestre.
Así pues, Gerald Butler tenía una papeleta muy seria justo delante. No nos valía con salvar al presidente como en todas las ‘(…) Has Fallen’; si no que tenía que volver a darnos una de las interpretaciones de categoría para las cuales está sobradamente preparado. Para bien de ‘Greenland: El último refugio’, su interpretación es de las segundas y estamos ante una credibilidad muy interesante en pantalla; eso sí, merced de la química con una Morena Baccarin, que ya nos sedujo a todos en ‘Deadpool’, cuya interpretación es espectacular. El gran peso interpretativo pasa por ellos dos, quedando su hijo, Roger Dale Floyd, en meras aportaciones donde realmente lo que hace es comportarse como cualquier niño se comportaría en una situación similar. El resto son secundarios que aportan, lo cual ya es mucho decir en muchas de las películas de hoy día.
El tema es que todo eso está muy bien, cromáticamente es una película impecable, dicha tensión la tenemos, algún que otro leve momento de desconexión narrativa pero que está perfectamente rellenado con imágenes impactantes y todos esos pequeños detalles que alimentan a ‘Greenland: El último refugio’ y la engrandecen; pero tenemos unos cuantos peros que no se pueden obviar. Los clichés: sin contar mucho y balanceandome por la delgada cuerda del spoiler: la necesidad de futura mano de obra cualificada, cierta enfermedad, envidia, saqueo… algo perfectamente ahorrable pero a su vez correctamente adherido.
Por lo que tenemos en ‘Greenland: El último refugio’ una película sobre cataclismos madura y buena; rozando un notable en muchos de sus aspectos. No defrauda en cuanto a fotografía y se mantiene siempre tensa gracias a la capacidad de contar mucho con poco en pantalla. Una película sobre la humanidad cuando corre peligro que realmente muestra eso: el ser humano y su comportamiento ante la situación; y una película que cumple lo que prometía sorprendiendo a bastantes.
Crítica para MagaZinema.
https://www.magazinema.es/
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