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España España · Valencia
Críticas de Rubiolvera
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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
6
17 de abril de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece que uno de los errores más evidentes de esta película está en la traducción del título original. Si la tradujéramos comprobaríamos que hay algo que no cuadra, ya que de "El Búho y el Gorrión" a "Cinco días en Saigón" hay una pequeña diferencia, más que nada por lo que te pueda sugerir en un principio el contenido. Porque esta claro que la persona que pensara que iba ver ilustrada la ciudad de Saigón o propiamente la misma cultura vietnamita, se llevaría una autentica desilusión. Vamos que podría haber sido la misma tanto si es rodada en cualquier ciudad de los países colindantes, o hasta incluso cualquier otro país del mundo en las puertas del desarrollo, como lo está Vietnam. Y menos mal que no la tradujeron como: "Cinco días en Ho Chi Minh".

Por el auténtico título me surgiere que la película es como una especie de fábula. Una fábula que es idealizada por la niña que compara a la pareja de protagonistas con animales y nos transporta a un mundo infantil con argumento muy sencillo y conmovedor.
La idea general de la película, o por lo menos es lo que a mí me parece, es la de alabar y conmover con una bonita y delicada edad como es la infancia. He aquí la explicación a esa escena fuera de argumento de escaparate de niños que se nos ofrece a poco de terminar la cinta.

Una de las cosas que más fastidiaba de esta película son los movimientos de la cámara a modo de cámara domestica, que aunque entiendo es para hacer más cercana la historia, en un punto hace que incluso moleste con tanto movimiento brusco y zooms de chiste.
La película viene amenizada con una música intimista con un toque a lo post-rock que en algunas ocasiones resulta poco apropiada y algo repetitiva pero que le da el sentimentalismo a la historia.

En resumen una película que para nada es de género étnico que con pequeños tintes hollywoodenses la dejan con el culo al aire y de lo que únicamente salvaría sería su idea de salvaguardar la infancia, que muy bien resume esta frase que dice la protagonista a la niña:
"Thuy aún eres una niña y sigue siéndolo tanto tiempo que puedas".
Rubiolvera
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8
20 de septiembre de 2011
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte, en todas sus formas, no sólo es un modo de expresión, sino una herramienta terapéutica que en los últimos años se ha desarrollado para complementar los tratamientos de diversas enfermedades y también como un medio de crecimiento personal. Por eso no resulta raro que Almodóvar dejara caer la frase “El arte es garantía de salud” en el muro que pinta la protagonista a modo de recordatorio. Y es que los dos principales personajes de esta película -Vera (Elena Anaya) y Robert (Antonio Banderas)- tienen que recurrir al arte para no acabar, lo que se suele decir, tirándose por la ventana; siempre y cuando entendiendo, en el caso de Robert, que ciencia es arte también. Sí, porque la obsesión y el mimo que demuestra Robert por su obra queda reflejado en la escena cuando Vera, tumbada en la cama a lo “Venus del Espejo” de Velazquez, es observada por Robert como el artista que su único aliciente es la admirar su mejor obra.

Parte1. Introducción. Las escenas que sale Vera encerrada en una habitación, siendo monitorizada, me recordó a un “tamagochi” o un perro virtual de estos de la nintendo. Una situación que te deja con el misterio del porqué y te despiertan ganas de seguir viendo la película con más interés. Después está la escena algo tensa del “tigre”, recordando al Banderas y la Forqué en “Kika”, demostrando así Almodóvar, con esta y otras más escenas, que “La piel que habitó” es también un auto-homenaje a su obra.

Parte2. El flashback de 6 años. Aquí es donde se cuece todo a fuego lento, dando casi todas las respuestas al film y mostrando al final una de las mejores escenas de la película. Esta escena, que todos conocemos por el trailer, encontramos a una Elena vestida de sombra con la careta blanca de latex -entre ridícula y enigmática- buscando desesperada una salida; para después, viéndose atrapada, agarrar un cuchillo a lo “Psicosis” y esperar amenazante al pie de la escalera diciendo: “Si sigues bajando me corto el cuello y se te acabó el juguete”, en una toma que recuerda, por los colores y la composición, a un Miró. Mientras por la escalera baja Banderas que muy seguro dice: “No eres capaz”, todo ello amenizado por la adecuada y acuchillante música de Alberto Iglesias. Seguramente esta escena será la que recordará a la película en el futuro, además de ser un fuerte reclamo para ir a verla al cine, y eso que no es una escena prescindible para el desarrollo del argumento del film.

Parte3. Vuelta al presente. Sin duda la peor parte de las tres ya que carece de importancia y la intensidad, que deja el final de la segunda parte, va decreciendo poco a poco. Quizás lo único que te mueve a seguir viéndola es sólo dos cuestiones: ¿Es posible que un cambio de aspecto radical pueda cambiar la identidad a una persona?, ¿será un claro caso de síndrome de Estocolmo?; pero aún así y sabiendo que es una película de Almodóvar, y no de Disney, te puedes hacer una idea de cual va ser la respuesta final:... (Spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rubiolvera
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4
16 de marzo de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me recuerda cuando era pequeño y me compraban un huevo Kinder.
El hecho de tener un huevo Kinder en tus manos, siempre te albergaba la falsa esperanza de conseguir un juguete que estuviera bien de su interior, pero como siempre era una desilusión. Cuando montabas el juguete te dabas cuenta que era penoso, y al final el único consuelo que había estaba en su exterior: el huevo de chocolate, que realmente en si, era lo que te vendían. Pues con esta película me ocurrió lo mismo...

Si dividimos la película en dos partes de las cuales una es: "no me entero de lo que va", la parte cuando tienes la falsa esperanza. Y después, justo en la mitad de la cinta, cuando has abierto el huevo, tienes la otra que es: "ya se como va terminar". Te darás cuenta que si no te gusta el juguete no te quedara otra que tragarte el chocolate, de forma que lo único que puedes hacer es dejarte llevar, hasta incluso llorar si se muy sentimental.

Sobre la interpretación de Will Smith solo decir, a mi parecer, que lo más creíble de ella fue el corte de pelo y el vestuario. Sin embargo, la actuación de la chica, a pesar de no ser tan conocida, estuvo mejor; incluso con la caracterización parecía que estaba hasta enferma de verdad. Y lo Woody es un caso, ni dándole el papel de un ciego bonachón se le quita la chulería; por cierto, el juego de lentillas que le ponen al final son de risa.

Como anécdota y sorpresa, una canción que reconocí de Muse, que me pareció aquí que sonaba como un chinche en el culo de un productor. Estos chico... es un lastima, porque empezaron bien.
Rubiolvera
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8
27 de julio de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier cultura que aborde otra cultura tenderá normalmente ha aprovecharse de la invadida, por mucha baratija de progreso que puedan darles en compensación. Y es que nadie da duros por pesetas, y así fue cuando Colón pisó la nueva tierra; los barcos necesitaron del oro para poder volver y este se lo proporcionaron los indígenas, creando un ciclo donde siempre hubo uno que se benefició más que el otro. Y esto es también parecido al ciclo que se da en el cine: las películas necesitan del dinero de los bolsillos de los espectadores para que estas se puedan filmar.

La mayor apuesta de “También la lluvia” está en su elaborado guion. La historia trata de un director (Gael García) que convence a un productor (Luis Tosar) para realizar una película sobre dos monjes de la época colonial española. Con una carabela de la cruz de las cruzadas ahora transformada en helicóptero empieza esta película, que gracias al simbolismo y a la mezcla de las escenas entre presente y un filmado pasado, hacen que se cree un paralelismo temporal en un tono doblemente reivindicativo.

Y es que el agua, en “la guerra del agua” en el Bolivia de 1999, era como el oro que se llevaron los españoles. Un nuevo ciclo donde ahora una multinacional estadounidense fue la que firmara con los gobernantes del país para privatizar el agua (el agua de la lluvia también), con la excusa de que era así como un país debería progresar más económicamente. Este hecho produjo una gran revuelta popular viniendo retratado en esta película.

Quizás lo peor de la película es algún que otro momento de dramatismo exagerado, que recuerda a Celda 211, quitando así realismo a la historia y ofreciendo las peores interpretaciones de los extras secundarios. Aunque de todas formas, hay que decir que esto queda bastante eclipsado por la mayoría de las actuaciones de los actores principales y el original guion.
Rubiolvera
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7
23 de febrero de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por los comentarios que he leído sobre de la novela de la que se basa esta película, me hace pensar que el libro es más fácil de leer que la película de ver. Ya que aunque se capta muy bien la historia, cuestan de entender las ideas, cosa que en libro parece que no, y esto parece que haga que sea difícil de ver o simplemente sea un tanto raro.

En esta película se simboliza aspectos como la actual integración racial en Sudáfrica, donde los nativos reclaman de forma invasiva la tierra que les fue colonizada. Un cerco a los antiguos colonizadores que se niegan abandonar y no tienen más remedio que aceptar quien es ahora el nuevo amo. "Como un perro" es la frase que lo define en la película, o la ultima imagen: Una vieja casa colonial junto a una casa rudimentaria recién construida.

Otra idea donde el perro toma protagonismo metafórico fue en una anécdota que cuenta David Lune, el personaje que interpreta Malkovich. Siendo parte de la temática de todo el film, en esta anécdota, David a modo de comparación hacia su propia persona, cuenta como un perro es golpeado por su amo por querer montar a las hembras en celo que pasaban, haciendo una reflexión de que casi era mejor estar muerto que tener que inhibir el propio deseo; dejando ver así, que el ser humano no es más que un animal frustrado domesticado. Claro que esto tiene la cara opuesta y esta representado por la mujer, que en este caso resultará ser la autentica perjudicada sumisa del deseo incontrolable del hombre.

Los personajes están bien construidos, sobre todo David Lune: un profesor de universidad que admira la obra de Byron, y como a lo igual le ocurrió a Don Quijote de tanto leer las obras de caballería, a David le pasaría con la obra de Byron, quedando muy bien plasmado en el carácter con aire romántico del personaje. Y como no, decir el buen trabajo del señor Malkovich, que gracias a su experiencia le va dando la suficiente credibilidad a este complejo personaje.

A mi parecer el ritmo de la película es el adecuado, dejando a veces saborear una cálida y sutil fotografía. Siendo en un principio una película bastante amena, donde quizás el punto más débil se encuentre en el final y en la complejidad del contenido, ya que posiblemente de otra forma hubiera llegado a más público.
Rubiolvera
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