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Críticas ordenadas por utilidad
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10
23 de abril de 2012
23 de abril de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífico largometraje que extraña lo entrañable en una atmósfera hostil para el encuentro tosco de dos soledades, oscilando entre la pugna de saberes, y el dominio del más fuerte... rigores dominado expresiones de miedo, miedos presentándose ante la muerte para no morir sin afrontarla, sin enrostrarle la verdad debida y no dicha en su momento… truchas contaminadas para un nuevo y tácito pacto de amistad.
Hielos que el navío académico no pudo romper, cincelado por el saber rústico, por el artesano; vaivenes de dos almas esculpidas en cristales antárticos, biseladas a mano, con rudeza, a manos duras golpeando temores, azotando a Danilov, para forjar su nueva piel, más resistente al invierno, a los inviernos que deberá encarar.... Es Sergei y su disciplina innecesaria, la que contrasta con la elegancia de ensayos académicos, que quieren controlar el tiempo, nuestro tiempo, todos los tiempos fallidamente frente a los rastros históricos, ante la rutina, ante los artificios de madera, testigos de locuras solitarias, de trampas proyectadas sobre la intemperie, sobre los nortes inhóspitos que enredan los caminos, que emborronan los mapas, que desorientan cuando se cree que , serenamente ya se ha logrado el control sobre los elementos, sobre lo elemental que resulta obtener conocimientos para figurarse no-niño, sin arrogancia empero....
El temperamento dócil del recién graduado Danilov no informa de pretensiones abisales; en cambio su maestro se insufla con aires de suficiencia, de gélido desprecio a lo débil , a lo sofisticado y frágil del discurso universitario. Con su rigor militarista no llega a precisar qué pretende, qué quiere forjar en su joven compañero de trabajo, a quien trata como subalterno, sometiéndolo, reduciéndolo, gobernándolo ¿como a un incapaz? ¿cómo a un hijo? ¿Cómo a un sirviente? En la película los personajes posan en su inexpresividad, no se dilapidan gestos, se ahorran palabras; no se desbordan miradas, sólo los golpes y empujones al joven principiante delatarían un signo de ese algo que aunque flota en el hielo, no escarcha la mirada expectante de quien sigue los pasos de los personajes. No hay camaradería, no hay una convivencia en planos equitativos, no hay mayores ganas de efectuar reclamos…sólo instantes de ciertos reflejos de discreta ira, y el temor reverencial que da luces tenues, atravesando la bruma de los silencios habituales, para acercarse al otro, -al Otro- , para lanzarle un hilo, de la red que se niegan a tejer, así Serguei sea muy hábil pescando...
Hielos que el navío académico no pudo romper, cincelado por el saber rústico, por el artesano; vaivenes de dos almas esculpidas en cristales antárticos, biseladas a mano, con rudeza, a manos duras golpeando temores, azotando a Danilov, para forjar su nueva piel, más resistente al invierno, a los inviernos que deberá encarar.... Es Sergei y su disciplina innecesaria, la que contrasta con la elegancia de ensayos académicos, que quieren controlar el tiempo, nuestro tiempo, todos los tiempos fallidamente frente a los rastros históricos, ante la rutina, ante los artificios de madera, testigos de locuras solitarias, de trampas proyectadas sobre la intemperie, sobre los nortes inhóspitos que enredan los caminos, que emborronan los mapas, que desorientan cuando se cree que , serenamente ya se ha logrado el control sobre los elementos, sobre lo elemental que resulta obtener conocimientos para figurarse no-niño, sin arrogancia empero....
El temperamento dócil del recién graduado Danilov no informa de pretensiones abisales; en cambio su maestro se insufla con aires de suficiencia, de gélido desprecio a lo débil , a lo sofisticado y frágil del discurso universitario. Con su rigor militarista no llega a precisar qué pretende, qué quiere forjar en su joven compañero de trabajo, a quien trata como subalterno, sometiéndolo, reduciéndolo, gobernándolo ¿como a un incapaz? ¿cómo a un hijo? ¿Cómo a un sirviente? En la película los personajes posan en su inexpresividad, no se dilapidan gestos, se ahorran palabras; no se desbordan miradas, sólo los golpes y empujones al joven principiante delatarían un signo de ese algo que aunque flota en el hielo, no escarcha la mirada expectante de quien sigue los pasos de los personajes. No hay camaradería, no hay una convivencia en planos equitativos, no hay mayores ganas de efectuar reclamos…sólo instantes de ciertos reflejos de discreta ira, y el temor reverencial que da luces tenues, atravesando la bruma de los silencios habituales, para acercarse al otro, -al Otro- , para lanzarle un hilo, de la red que se niegan a tejer, así Serguei sea muy hábil pescando...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un abrazo al final, una despedida podría romper el hielo; el encuentro podría presentarse con una separación…

7,0
12.597
10
29 de septiembre de 2008
29 de septiembre de 2008
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermosa pieza cinematográfica sobre la dictadura Argentina con sólo menos de un minuto de botas militares. El fascismo inunda de miedo hasta el ultimo rincón del mundo. Un niño intenta mudarse a "Kamchtaka" con el raudo vuelo de su imaginación, un juego y un libro de magia; sus padres tendrán que quedarse. Otra impecable apuesta de Piñeyro, con Ricardo Darin, Cecilia Roth y Hector Alterio.
6 de junio de 2012
6 de junio de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan prolija como desconcertante; así se arma esta otra joya artística de Alexander Sokurov. Su logrado trascendentalismo, esta vez campea en los subterráneos de una relación filial; la unión de un padre con su hijo, personificada, con vida propia, se alza como conductora y protagonista de esa indagación metafísica que resulta ser el guión. La narración fanstasmal es la fuerza propulsora de la belleza escénica y fotográfica, como en otros films pulidos en preciosismo del megalómano director. Los tonos ocre de la fotografía suman razones para sentirse extasiado con la fuerza estética de la película; con la contemplación de un oficio estético que sublima , que invita a trasegar por unos sentidos al borde de la santificación. Otra cosa son las pulsiones, cuyo laberinto vertiginoso se intenta también tornar sublime. Los lazos afectivos de padre e hijo son tan férreos y cálidos que en múltiples escenas en las que éstos se prodigan una suerte de irrebatible e inmortal amor, llegan a provocar otra suerte de rebatibles sospechas sobre límites morales-sexuales-culturales transgredidos.
"El amor de un padre crucifica y un hijo que ama se deja crucificar"
La pulsiones de estos modelos que el Director talla con cuidado detalle, son innegables, pero dudo mucho que a él le guste esta mirada, porque siempre intenta brindarle existencia independiente y perpetua a las sensaciones. Es un artista apologético y conservador, en esta obra no hay tiempo medible, no hay instituciones a criticar, todos los recorridos de la cámara sólo delatan el sino vaporoso de su majestuosos campos donde la acción queda inhibida por lo absoluto. En Padre e Hijo, ese absoluto es el amor filial, que sin embargo halla sus propias fronteras, más bien las contruye, so pena de contrariar un orden armonioso y eterno, evidenciado en la espiritualidad. Esta es una espiritualidad que pugna con lo animal, es decir con lo perecedero, con lo mortal.
En un extremo intrincado en la mística relación paterno filial, aparece un joven afanoso en su misión personal por hallar sus orígenes; es un hijo sin padre, que al buscarlo por doquier, denota las fátigas anímicas que puede soportar un hombre si en su imaginario no ha existido la figura de un Padre o más aún, si lo que ha se ha experimentado es precisamente la carencia de ese amor etéreo,consagrado, enérgico y entregado.
"Sí, tú tienes un padre.Pero ni siquiera te envidio"
"El amor de un padre crucifica y un hijo que ama se deja crucificar"
La pulsiones de estos modelos que el Director talla con cuidado detalle, son innegables, pero dudo mucho que a él le guste esta mirada, porque siempre intenta brindarle existencia independiente y perpetua a las sensaciones. Es un artista apologético y conservador, en esta obra no hay tiempo medible, no hay instituciones a criticar, todos los recorridos de la cámara sólo delatan el sino vaporoso de su majestuosos campos donde la acción queda inhibida por lo absoluto. En Padre e Hijo, ese absoluto es el amor filial, que sin embargo halla sus propias fronteras, más bien las contruye, so pena de contrariar un orden armonioso y eterno, evidenciado en la espiritualidad. Esta es una espiritualidad que pugna con lo animal, es decir con lo perecedero, con lo mortal.
En un extremo intrincado en la mística relación paterno filial, aparece un joven afanoso en su misión personal por hallar sus orígenes; es un hijo sin padre, que al buscarlo por doquier, denota las fátigas anímicas que puede soportar un hombre si en su imaginario no ha existido la figura de un Padre o más aún, si lo que ha se ha experimentado es precisamente la carencia de ese amor etéreo,consagrado, enérgico y entregado.
"Sí, tú tienes un padre.Pero ni siquiera te envidio"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El padre, un sujeto atlético y bien parecido, protege a su hijo, que orbita la mayoría de edad, sobremanera; ambos juegan, ambos se lanzan miradas de aguda complicidad, ambos quisieran inmortalizar sus abrazos y caricias. A menudo funden sus cuerpos de olimpiada en prolongados abrazos surcados por lágrimas y besos dilatados, al tenor de la magistral música compuesta por Andrey Sigle; sin duda hay un culto al cuerpo, una fórmula tal vez exhibicionista, que sin embargo se adivina más que como artilugio, como un alegato en favor de la sensualidad mostrada entre padre e hijo. Empero en los viejos edifcios en que se tramitan los aconteceres que fundan el film, no hay lugar a errores; Sokurov no incurre en desmanes azarosos, quizás sea este el elemento más criticable en su cine: su perfeccionismo descollante aunado a sus excelsas pretensiones estilísticas. Así que la sensualidad, está planificada como ese no ser sexual, como ese instersticio que impide a Padre e Hijo desbordar su sentimientos, sus afectos, en suma sus actos de entrega.
La enamorada del Hijo por minutos templa la película, señalando las tentaciones de ruptura entre Padre e Hijo: la partida de éste, y cierta culpa que sobre él se cierne al considerar su acto de independencia como una resolución de abandono y desagradecimiento. Para el padre, las intentonas de despedidas se le aparecen como la pérdida de su fuego interno, ese fuego que le permite juguetear con su hijo en los aires de una antigua azotea.
La enamorada del Hijo por minutos templa la película, señalando las tentaciones de ruptura entre Padre e Hijo: la partida de éste, y cierta culpa que sobre él se cierne al considerar su acto de independencia como una resolución de abandono y desagradecimiento. Para el padre, las intentonas de despedidas se le aparecen como la pérdida de su fuego interno, ese fuego que le permite juguetear con su hijo en los aires de una antigua azotea.

6,2
56
9
8 de noviembre de 2018
8 de noviembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia conmovedora pero muy similar a muchas sobre inmigrantes. Muy humana, eso sí; el mayor logro del filme no es precisamente recrear el guión cargado de acontecimientos históricos, sino hacer visible los paisajes del alma de un hombre que con suma honradez, gallardía, y entusiasmo por las causas nobles , no conquista el sueño de enriquecerse emigrando de su tierra natal, pero se topa con un tesoro más preciado aún: su serena libertad. Manuel sacudió las cadenas atávicas con su tradicional familia para ir en pos de su construcción como Hombre, como ser autónomo , como ser de entrega , humilde y a la vez fuerte y decidido. Se ocupó en varios oficios de " menor valía" : obrero, carpintero, ayudante en la línea de tranvías, hasta que decidió dar por terminada su cuota de sacrificio y recordó con la mirada retadora que él "no nació para ser criado".
La película no es tan linear e idealista como para dejarlo en actitud contemplativa frente al mar dándole gracias a la vida por respirar los aires salitrosos que remueven sus cabellos curtidos por el tiempo. El viejo Manuel obtiene más allá de su recompensa moral: un negocio propio, que le permite vivir con soltura, después de sortear múltiples inconvenientes económicos. Su amado calor isleño , nunca le permitió apartarse de los placeres amatorios, en cambio le propició la calidez suficiente para entregarse a los otros, a su familia caribeña , a sus amigos y a su Cuba del alma. Fue forastero en su tierra, cuando volvió se sintió lejano, ya Galicia no era " su lugar en el mundo" ( con el permiso de Aristarain), aunque siempre hizo mella en su interior.
Por lo demás, "Gallego" es un filme intimista , que muestra choques culturales y contradicciones de sentimientos a través del personaje principal sin llegar al dramatismo excesivo. Manuel Ruiz se empeña en controlar sus pasiones- arrogándose ciertas licencias- evitando con éxito que éstas se desborden. Con música de Pablo Milanés y de fondo de una escena la inolvidable "Vida" de Benny Moré, se puede sentir el sabor cubano, su iconografía, su sincretismo religioso y su multietnicidad. También se aprecia la riqueza cultural de Galicia, sus pequeñas aldeas, y el ruido de una España en guerra. Planos comunes, lugares comunes en una de tantas obras en las que el tiempo asume posición protagónica, pero que vale la pena ver, por la psicología de los extranjeros en países disímiles culturalmente y por entrever cómo se forja una personalidad - contra toda tesis genética o bioquímica-, influenciada por el medio ambiente, los cambios políticos y sociales, el marco familiar y la búsqueda de un sentido de vida que será hallado allende las fronteras.
El héroe de "Gallego", tan común y tan héroe como todos los que se aventuraron a probar fortuna por rutas desconocidas - y como los que se quedaron en su tradicional Galicia-, se enganchó a una necedad que afincaría el sentido de su existencia: no perjudicar a nadie para conseguir sus fines; el Gallego de la Habana, como en la canción de Rubén Blades, nunca hipotecó su alma, y se hizo ciudadano de dos continentes.
Buena fotografía, un ritmo sostenido - que no monótono- , impecables actuaciones, guión decoroso, son los elementos atractivos de esta buena película que propicia la reflexión serena sobre el hombre en el sigo XX... demasiado serena para muchos, sin dudad, pero hay que darle la oportunidad de ser vista: Gallego.
La película no es tan linear e idealista como para dejarlo en actitud contemplativa frente al mar dándole gracias a la vida por respirar los aires salitrosos que remueven sus cabellos curtidos por el tiempo. El viejo Manuel obtiene más allá de su recompensa moral: un negocio propio, que le permite vivir con soltura, después de sortear múltiples inconvenientes económicos. Su amado calor isleño , nunca le permitió apartarse de los placeres amatorios, en cambio le propició la calidez suficiente para entregarse a los otros, a su familia caribeña , a sus amigos y a su Cuba del alma. Fue forastero en su tierra, cuando volvió se sintió lejano, ya Galicia no era " su lugar en el mundo" ( con el permiso de Aristarain), aunque siempre hizo mella en su interior.
Por lo demás, "Gallego" es un filme intimista , que muestra choques culturales y contradicciones de sentimientos a través del personaje principal sin llegar al dramatismo excesivo. Manuel Ruiz se empeña en controlar sus pasiones- arrogándose ciertas licencias- evitando con éxito que éstas se desborden. Con música de Pablo Milanés y de fondo de una escena la inolvidable "Vida" de Benny Moré, se puede sentir el sabor cubano, su iconografía, su sincretismo religioso y su multietnicidad. También se aprecia la riqueza cultural de Galicia, sus pequeñas aldeas, y el ruido de una España en guerra. Planos comunes, lugares comunes en una de tantas obras en las que el tiempo asume posición protagónica, pero que vale la pena ver, por la psicología de los extranjeros en países disímiles culturalmente y por entrever cómo se forja una personalidad - contra toda tesis genética o bioquímica-, influenciada por el medio ambiente, los cambios políticos y sociales, el marco familiar y la búsqueda de un sentido de vida que será hallado allende las fronteras.
El héroe de "Gallego", tan común y tan héroe como todos los que se aventuraron a probar fortuna por rutas desconocidas - y como los que se quedaron en su tradicional Galicia-, se enganchó a una necedad que afincaría el sentido de su existencia: no perjudicar a nadie para conseguir sus fines; el Gallego de la Habana, como en la canción de Rubén Blades, nunca hipotecó su alma, y se hizo ciudadano de dos continentes.
Buena fotografía, un ritmo sostenido - que no monótono- , impecables actuaciones, guión decoroso, son los elementos atractivos de esta buena película que propicia la reflexión serena sobre el hombre en el sigo XX... demasiado serena para muchos, sin dudad, pero hay que darle la oportunidad de ser vista: Gallego.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Manuel Ruiz es un joven Gallego cuyo único patrimonio está constituido por los sueños de dejar atrás la pobreza. Como muchos jóvenes y no tan jóvenes llega a la convicción que para logra su propósito también debe dejar atrás su tierra. Se embarca con un único seguro: la incertidumbre. Una carta de recomendación a un conocido residente en la Habana no logra encontrar a su destinatario al desembarcar; un compañero de viaje que se despide al encontrar a sus guías y un negro cargador de bultos con deseos de convertirse en campeón de boxeo serán su ligero aliento en esos días difíciles. Corren los años 20 , y Cuba vive un momento de esplendor comercial; un viejo Gallego le ofrecerá la primera oportunidad al emprendedor Manuel, quien sin embargo, trasteará múltiples desencantos y desamores de regreso a su entrañable Galicia. Pero el reencuentro lo dejará con un frío dentro de sí, que lo hará añorar sus años de primera juventud bajo el abrasador sol cubano. Soplan vientos de guerra, y el Gallego no podrá evitar tomar partido; y lo hace por la libertad y la igualdad, pese a que detesta la política. Pierde y el Caribe nuevamente le ofrece refugio, y esta vez jura triunfar. Al fin logra halla una mujer que no traiciona ni abandona, encuentra el abrazo de sus primeros amigos en la isla: el boxeador que ya ha sido campeón pero ha caído en desgracia, y su par polizón que ha logrado llevar una vida cómoda. Huyendo de la dictadura Franquista se encuentra con otro trago de fascismo; Batista ha dado golpe de Estado, y la cruel represión no se ha dejado esperar. Fiel a su postura de no participar en política, toma partido nuevamente por la libertad y la justicia y aprueba las actividades revolucionarias de su hija mayor , y ve desde su balcón con enorme regocijo el jolgorio juvenil que ha estallado en las calles por el triunfo de la Revolución Cubana. Asiste, honrado y satisfecho a la culminación de una lucha que libró por mantenerse digno en su realización personal. Su amigo boxeador fue asesinado y su amigo Gallego anuncia con un mar de nostalgia su regreso a España. Un pequeño cubano camina de la manos de Manuel por el Malecón de La Habana. Su nieto es la representación de que nada ha sido en vano; pero que a pesar de todo , la felicidad no es completa...atrás quedó su familia, su natal Galicia, su patria ensangrentada...

6,8
1.593
10
12 de abril de 2008
12 de abril de 2008
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la muerte de un amigo, tres hombres se lanzan a la caza de la vida que ha huido en pos de la muerte; Harry, Gus y Archie, tuvieron que afrontar el funeral de un amigo para tornar consciente la alienación y automatización de que han sido objeto. Angustia, ansiedad, crisis existencal, sentimiento de culpa, en una edad madura en la que parece imposible retroceder para ganar espacio e impedir la masificación; elementos que conllevan al encuentro afanoso de una libertad asida por pulsiones autodestructivas. Cassavetes integra a sus obra, sin artificios ni vanos efectos, la tragedia cotidiana de cientos de hombres, que asumen un tanto involuntariamente, o tal vez sin saberlo, su rutinario trasegar dentro de los esquemas normativos contemporáneos. Planos abiertos que parecen paralizarse por minutos y conversaciones comunes con trazos de genialidad, son cubiertos con una gruesa caparazón de camaradería entre los protagonistas, cuyos códigos éticos ya han logrado vencer la mojigatería y fatuidad del mundo de "afuera", coronado por la deslealtad y las formas. El manifiesto Dogma seguramente ha debido nutrirse de Cassavetes, quien junto a su co-elenco hace notable la posibilidad de encarnar en un personaje ficticio a un hombre real.
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