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6,5
33.402
8
15 de octubre de 2024
15 de octubre de 2024
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película, con una premisa interesante y posiblemente la mejor interpretación de la carrera de Demi Moore, acompañada de una soberbia Margaret Qualley y de un Dennis Quaid que, en su tónica habitual, no brilla pero tampoco estorba. Estética y técnicamente impecable, como un cuento retorcido y oscuro, capaz de llevar al espectador por los estados emocionales que pretende.
La crítica implícita al autocuidado extremo frente a la salud, a la sensualidad frente a la belleza y a la monstruosidad frente a la humanidad queda patente, pero toda metáfora tiene necesariamente un límite y el de La sustancia se encuentra en su recta final, que parece una sucesión de finales superpuestos y donde se va perdiendo la lógica e incluso la sutileza, hasta llegar a lo esperpéntico, probablemente deseado de este modo por la directora, ya que se consigue reforzar el mensaje, pero el precio es un pequeño bajón en calidad y un cierre algo simplón.
Muy recomendable.
La crítica implícita al autocuidado extremo frente a la salud, a la sensualidad frente a la belleza y a la monstruosidad frente a la humanidad queda patente, pero toda metáfora tiene necesariamente un límite y el de La sustancia se encuentra en su recta final, que parece una sucesión de finales superpuestos y donde se va perdiendo la lógica e incluso la sutileza, hasta llegar a lo esperpéntico, probablemente deseado de este modo por la directora, ya que se consigue reforzar el mensaje, pero el precio es un pequeño bajón en calidad y un cierre algo simplón.
Muy recomendable.

6,3
26.161
3
27 de marzo de 2017
27 de marzo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Personalmente me parece imposible separar la crítica de la película en sí de la crítica de la película por comparación a la original.
Tomándola de manera independiente, la película es excesivamente larga, recargada y superficial. Y, sobre todo, es una película carente de magia y romanticismo: a ambos se los carga la necesidad de explicar detallada, tediosa e innecesariamente cada cosa, como el porqué de la nieve, la justificación de la maldición sobre los sirvientes o la historia de la madre de Bella. Todo ello queda como enormes parches que tapan lo importante: la relación entre Bella y la Bestia. Aun no siendo romántica, la película es increíblemente cursi, defecto que contribuye la irregular y agobiante musicalidad.
Pero si nos ponemos a comparar con la versión animada de 1991, la película sale todavía peor parada. Aunque se repitan las canciones e incluso diálogos y ropas, no se aprecia ninguna fidelidad. La fidelidad no radica en parecerse exteriormente sino en compartir la esencia. Y esto no es algo que se encuentre aquí, porque no hay una Bella valiente y femenina, dulce e ingeniosa; no hay una Bestia terrible y animalada que se sorprenda de los sentimientos de su corazón; no hay un Gastón machista y ególatra al que odiar desde su primera aparición; ni un Lefou rastrero hasta la nausea... No están ni la magia ni la luz, ni el ritmo ni la alegría, no hay carisma ni risas y, especialmente, no se encuentra por ningún lado la relación romántica, preciosa y profunda, que da ganas de llorar.
Tomándola de manera independiente, la película es excesivamente larga, recargada y superficial. Y, sobre todo, es una película carente de magia y romanticismo: a ambos se los carga la necesidad de explicar detallada, tediosa e innecesariamente cada cosa, como el porqué de la nieve, la justificación de la maldición sobre los sirvientes o la historia de la madre de Bella. Todo ello queda como enormes parches que tapan lo importante: la relación entre Bella y la Bestia. Aun no siendo romántica, la película es increíblemente cursi, defecto que contribuye la irregular y agobiante musicalidad.
Pero si nos ponemos a comparar con la versión animada de 1991, la película sale todavía peor parada. Aunque se repitan las canciones e incluso diálogos y ropas, no se aprecia ninguna fidelidad. La fidelidad no radica en parecerse exteriormente sino en compartir la esencia. Y esto no es algo que se encuentre aquí, porque no hay una Bella valiente y femenina, dulce e ingeniosa; no hay una Bestia terrible y animalada que se sorprenda de los sentimientos de su corazón; no hay un Gastón machista y ególatra al que odiar desde su primera aparición; ni un Lefou rastrero hasta la nausea... No están ni la magia ni la luz, ni el ritmo ni la alegría, no hay carisma ni risas y, especialmente, no se encuentra por ningún lado la relación romántica, preciosa y profunda, que da ganas de llorar.

7,1
103.501
4
26 de septiembre de 2010
26 de septiembre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me la recomendó una muy buena amiga que sabe mucho de cine y cuyo gusto, en general, respeto. Me dijo que le encantaba, que era muy original, así que con todas las ganas del mundo la vi, porque a mí la originalidad me suele gustar.
Cuando la terminé, me pregunté: "¿Te ha gustado?"Quizá fue por respeto a mi amiga, al principio pensé en parte sí y en parte no. Luego dejé de mentirme: no, no me ha gustado. Y no sabía decirme por qué. Ahora sí.
Los planos de Japón y la relación amistad/amor de los personajes me gustaron (sin volverme loco tampoco), pero no me hicieron ninguna gracias las escenas interminables (que podrían haber durado 5 segundos en vez de 3 minutos), la redundancia de la película, ni las vidas deprimentes de los protagonistas. Vamos, que me aburrió y me dejó mal sabor de boca, pero un sabor muy ligero, porque la peli es bastante sosa, como que te deja igual pero un poco más triste. Pues vaya, para eso no me trago las 5 horas que dura (dura mucho menos pero se te puede hacer muy larga la condenada, que no me hable Nietzsche del Eterno Retorno, Zaratustra no se ha ido de fiesta con Scarlett una y otra vez).
Si hubiera sido una novela me habría encantado, porque la literatura descriptiva me gusta muchísimo, pero como película, le falta velocidad. Y le falta sentimiento humano, o quizá tenga demasiado. No lo sé, el caso es que es muy real, tan real como la parte más pesimista de la vida.
Cuando la terminé, me pregunté: "¿Te ha gustado?"Quizá fue por respeto a mi amiga, al principio pensé en parte sí y en parte no. Luego dejé de mentirme: no, no me ha gustado. Y no sabía decirme por qué. Ahora sí.
Los planos de Japón y la relación amistad/amor de los personajes me gustaron (sin volverme loco tampoco), pero no me hicieron ninguna gracias las escenas interminables (que podrían haber durado 5 segundos en vez de 3 minutos), la redundancia de la película, ni las vidas deprimentes de los protagonistas. Vamos, que me aburrió y me dejó mal sabor de boca, pero un sabor muy ligero, porque la peli es bastante sosa, como que te deja igual pero un poco más triste. Pues vaya, para eso no me trago las 5 horas que dura (dura mucho menos pero se te puede hacer muy larga la condenada, que no me hable Nietzsche del Eterno Retorno, Zaratustra no se ha ido de fiesta con Scarlett una y otra vez).
Si hubiera sido una novela me habría encantado, porque la literatura descriptiva me gusta muchísimo, pero como película, le falta velocidad. Y le falta sentimiento humano, o quizá tenga demasiado. No lo sé, el caso es que es muy real, tan real como la parte más pesimista de la vida.

6,3
30.040
5
2 de septiembre de 2021
2 de septiembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Madre! comienza con un ritmo muy interesante, en un par de pinceladas consigue que el espectador empatice con la protagonista y viva su angustia como propia. Esto, junto con la interpretación de Jennifer Lawrence (sin la cual la película no podría ser la misma) son los puntos fuertes de la obra.
Sin embargo, hay un lastre mayor que desnivela la balanza, haciendo que el interés comience a perderse: se trata del carácter metafórico de todo lo que ocurre. Que nada es meramente literal empieza a descubrirse desde bien pronto, pero el significado no es tan oscuro, difícil o complejo como para desarrollar toda una película, sino más bien para escribir un cuento o rodar un cortometraje. El resultado es una experiencia irregular con tono de moralina innecesario.
Sin embargo, hay un lastre mayor que desnivela la balanza, haciendo que el interés comience a perderse: se trata del carácter metafórico de todo lo que ocurre. Que nada es meramente literal empieza a descubrirse desde bien pronto, pero el significado no es tan oscuro, difícil o complejo como para desarrollar toda una película, sino más bien para escribir un cuento o rodar un cortometraje. El resultado es una experiencia irregular con tono de moralina innecesario.
4
22 de marzo de 2019
22 de marzo de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Maya" es una película extraña, compuesta por imágenes fragmentadas que no siempre parecen hilarse hasta formar un continuo. Algo similar ocurre con el guion: todos los sucesos, así como los diálogos, parecen ir por libre, como si fueran pedazos de monólogos que se encuentran, chocan y no varían tras el encuentro de frases sueltas, antinaturales y hasta tópicas.
Cuando pasa esto, el espectador apenas se llega a preguntar por las actuaciones, la credibilidad de la película o la empatía hacia el personaje. Por eso, "Maya" no acaba de ser desagradable o aburrida, sino más bien extraña y fría, con poca o ninguna implicación afectiva o incluso moral por parte del espectador. No se sufre viéndola pero creo que la olvidaré muy pronto.
Cuando pasa esto, el espectador apenas se llega a preguntar por las actuaciones, la credibilidad de la película o la empatía hacia el personaje. Por eso, "Maya" no acaba de ser desagradable o aburrida, sino más bien extraña y fría, con poca o ninguna implicación afectiva o incluso moral por parte del espectador. No se sufre viéndola pero creo que la olvidaré muy pronto.
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