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6
9 de mayo de 2009
9 de mayo de 2009
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocho jóvenes de un correccional, junto con dos responsables que los vigilan, se dirigen al hotel Blackwell. El cual se quemó años atrás, para empezar a acondicionarlo. Este trabajo les servirá para demostrar su capacidad de reintegrarse y para reducir condena. Con lo que no cuentan es con que el hotel no esté del todo abandonado.
Estamos frente a una película supuestamente de terror, aunque de eso hay más bien poco, ya que se relega el mismo a un segundo plano. Dejando todo el peso de hacer funcionar esta película a las incontables muertes y mutilaciones que veremos. Glorificadas y detalladas hasta el punto que pueden llegar a perturbar. Ves como se ceban gráficamente con el gore, justificando así la recomendación por edades. No voy a discutir si en esta cinta sobra tanto detalle, pero claramente toda esta atención provoca una merma o al menos una dejadez en el apartado referente a erigir una buena historia. Y es que el guión hace agua lo mires por donde lo mires. No encaja para nada que estos jóvenes sean sacados de un correccional para limpiar un hotel, que ni el triple de personas especializadas serían capaces de acondicionar. Solo pude encontrar un giro argumental que me sorprendiera, el resto de lo que vemos está tomado de otras películas del género. Tanto reciclado de ideas, consigue hacerla demasiado predecible. Y al final es lo que hace que el asesino enorme que les acecha, y en general la película en sí, no asuste demasiado. Pues sabes por donde va a transitar todo.
Probablemente la razón por la que el director se centra tanto en las muertes, es que aun siendo una película relativamente corta, el guión no aportaba nada interesante que contar. Viendo por donde podrían haber ido los tiros en este tipo de películas, tampoco voy a quejarme de no tener media hora de conversaciones aburridas e insulsas entre ellos. En realidad no tendremos ni un minuto, pues desde el inicio ya se nos muestra el tipo de violencia con el que hemos topado. Junto con el estilo que pretende llevar el director, con esa cámara tan cercana a la acción. Y que moverá a su gusto para no dejar detalles que mostrar.
De lo que sí puede presumir esta película es de tener un escenario increíble. Muy alejado de las habituales chapuzas que nos solemos encontrar. El hotel parece que haya sido usado como vertedero. No tanto por la basura sino por el gran número de cucarachas que veremos. Son ubicuas. Creando por lo menos un entorno adecuado, triste, desolado, en el que desarrollar la cinta. Además cuenta con unos efectos especiales creíbles y conseguidos.
Los actores, son meras marionetas. Todos son bastante flojos en su trabajo. Sus interpretaciones resultan acartonadas e irreales. Nada extraño en este género. Máxime cuando son poco más que adolescentes, pero eso unido a que sus papeles son demasiado tópicos dificulta que el espectador se preocupe por ellos.
Disfrutar viéndola dependerá de si percibimos demasiado brutal la acción y el gore que nos ofrece.
Estamos frente a una película supuestamente de terror, aunque de eso hay más bien poco, ya que se relega el mismo a un segundo plano. Dejando todo el peso de hacer funcionar esta película a las incontables muertes y mutilaciones que veremos. Glorificadas y detalladas hasta el punto que pueden llegar a perturbar. Ves como se ceban gráficamente con el gore, justificando así la recomendación por edades. No voy a discutir si en esta cinta sobra tanto detalle, pero claramente toda esta atención provoca una merma o al menos una dejadez en el apartado referente a erigir una buena historia. Y es que el guión hace agua lo mires por donde lo mires. No encaja para nada que estos jóvenes sean sacados de un correccional para limpiar un hotel, que ni el triple de personas especializadas serían capaces de acondicionar. Solo pude encontrar un giro argumental que me sorprendiera, el resto de lo que vemos está tomado de otras películas del género. Tanto reciclado de ideas, consigue hacerla demasiado predecible. Y al final es lo que hace que el asesino enorme que les acecha, y en general la película en sí, no asuste demasiado. Pues sabes por donde va a transitar todo.
Probablemente la razón por la que el director se centra tanto en las muertes, es que aun siendo una película relativamente corta, el guión no aportaba nada interesante que contar. Viendo por donde podrían haber ido los tiros en este tipo de películas, tampoco voy a quejarme de no tener media hora de conversaciones aburridas e insulsas entre ellos. En realidad no tendremos ni un minuto, pues desde el inicio ya se nos muestra el tipo de violencia con el que hemos topado. Junto con el estilo que pretende llevar el director, con esa cámara tan cercana a la acción. Y que moverá a su gusto para no dejar detalles que mostrar.
De lo que sí puede presumir esta película es de tener un escenario increíble. Muy alejado de las habituales chapuzas que nos solemos encontrar. El hotel parece que haya sido usado como vertedero. No tanto por la basura sino por el gran número de cucarachas que veremos. Son ubicuas. Creando por lo menos un entorno adecuado, triste, desolado, en el que desarrollar la cinta. Además cuenta con unos efectos especiales creíbles y conseguidos.
Los actores, son meras marionetas. Todos son bastante flojos en su trabajo. Sus interpretaciones resultan acartonadas e irreales. Nada extraño en este género. Máxime cuando son poco más que adolescentes, pero eso unido a que sus papeles son demasiado tópicos dificulta que el espectador se preocupe por ellos.
Disfrutar viéndola dependerá de si percibimos demasiado brutal la acción y el gore que nos ofrece.
6
12 de julio de 2009
12 de julio de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un gran magnate que es propietario de una inmensa corporación muere y lega toda su fortuna a un pariente lejano, que ni siquiera conoce. Este pariente es el propietario de una pizzería en un diminuto pueblo del interior de EE.UU. Es una persona sencilla, pero con grandes convicciones, que desconoce lo que es una gran ciudad y aun menos como se las gastan en los negocios. Aun así, Deeds sabrá salir adelante con una mezcla de candidez, gran corazón y buen ojo para los negocios.
Dentro del habitual surtido de películas que estando muy lejos de ser una maravilla, saben como colarse y encontrar su hueco, nunca pueden faltar las interpretadas por Adam Sandler. En general todas tienen la suficiente carga cómica para entretener sin llegar a ser una obra de arte. Esta vez a Adam Sandler le toca actualizar una película original de Frank Capra, El secreto de vivir. El resultado obtenido, al cual le falta la magia y encanto del original, se salva porque sabe no tomarse demasiado en serio lo que cuenta.
Adam Sandler permanece en su habitual registro. Volviendo a encarnar a su típico personaje algo ingenuo y violento, a la vez que con un gran corazón de oro. Personalmente me recuerda mucho a una de sus primeras películas, Billy Madison. Aunque esta vez cambiando su exacerbado comportamiento infantil, que rayaba el absurdo, por una sencilla candidez. El resto es casi innecesario, tanto en cuanto hayamos visto anteriores películas de Adam Sandler conoceremos casi al completo su repertorio de chistes y su humor un poco grotesco.
La cinta es completamente previsible, aun así tiene un cierto encanto, pues sabe cuidar todos los detalles de manera que la historia no se te atragante. Retorciendo los hechos un poco más de lo que esperas para que resulten entretenidos. Aunque donde realmente se apoya todo es en dos o tres escenas donde no podrás evitar el reírte. De su director, Steven Brill, solo podemos decir que no muestra personalidad propia. Anula su propia visión artística dejando fluir los hechos y que Adam Sandler y sus compañeros campen a sus anchas.
De Sandler espera lo mismo que en sus anteriores películas, una interpretación correcta, pero muy encasillada en un tipo de personaje. Winona Ryder trata de ser graciosa y creíble a la vez, pero no consigue ninguna de las dos cosas, para encajar en este tipo de películas necesitas una clase de humor del que ella carece. Los mejores son tanto Steve Buscemi, pero sobre todo el ligero de pies Emilio, interpretado por John Turtorro.
Si estás viendo una película de Sandler no va a ser porque buscas una que merezca un premio o para deleitarte con el mejor humor, sino probablemente para pasar un buen rato sin muchas pretensiones más. Si es así, has acertado con la película. Si buscas más, mejor hazlo en otra parte.
Dentro del habitual surtido de películas que estando muy lejos de ser una maravilla, saben como colarse y encontrar su hueco, nunca pueden faltar las interpretadas por Adam Sandler. En general todas tienen la suficiente carga cómica para entretener sin llegar a ser una obra de arte. Esta vez a Adam Sandler le toca actualizar una película original de Frank Capra, El secreto de vivir. El resultado obtenido, al cual le falta la magia y encanto del original, se salva porque sabe no tomarse demasiado en serio lo que cuenta.
Adam Sandler permanece en su habitual registro. Volviendo a encarnar a su típico personaje algo ingenuo y violento, a la vez que con un gran corazón de oro. Personalmente me recuerda mucho a una de sus primeras películas, Billy Madison. Aunque esta vez cambiando su exacerbado comportamiento infantil, que rayaba el absurdo, por una sencilla candidez. El resto es casi innecesario, tanto en cuanto hayamos visto anteriores películas de Adam Sandler conoceremos casi al completo su repertorio de chistes y su humor un poco grotesco.
La cinta es completamente previsible, aun así tiene un cierto encanto, pues sabe cuidar todos los detalles de manera que la historia no se te atragante. Retorciendo los hechos un poco más de lo que esperas para que resulten entretenidos. Aunque donde realmente se apoya todo es en dos o tres escenas donde no podrás evitar el reírte. De su director, Steven Brill, solo podemos decir que no muestra personalidad propia. Anula su propia visión artística dejando fluir los hechos y que Adam Sandler y sus compañeros campen a sus anchas.
De Sandler espera lo mismo que en sus anteriores películas, una interpretación correcta, pero muy encasillada en un tipo de personaje. Winona Ryder trata de ser graciosa y creíble a la vez, pero no consigue ninguna de las dos cosas, para encajar en este tipo de películas necesitas una clase de humor del que ella carece. Los mejores son tanto Steve Buscemi, pero sobre todo el ligero de pies Emilio, interpretado por John Turtorro.
Si estás viendo una película de Sandler no va a ser porque buscas una que merezca un premio o para deleitarte con el mejor humor, sino probablemente para pasar un buen rato sin muchas pretensiones más. Si es así, has acertado con la película. Si buscas más, mejor hazlo en otra parte.

4,7
995
6
10 de octubre de 2009
10 de octubre de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película de esta franquicia sorprendió con una atrayente historia. Te interesabas en su desarrollo de principio a fin. Las interpretaciones tampoco fueron malas y eso ayudó a crear la que podría haber sido una sólida saga. La segunda parte fue un auténtico desastre, sin personalidad ni respeto por lo construido anteriormente. Un producto a medio cocer, que solo buscaba cosechar dinero aprovechando éxitos pasados. Como película era un globo que se iba deshinchando hasta llegar a un final vacío. Ahora nos han regalado una tercera parte. Por suerte en calidad está a mucha distancia de la segunda, y aunque no llega a la primera por lo menos es una digna sucesora. Para ser precisos, la anterior nunca debió existir y convertir así a esta en la segunda. Lo único que juega en su contra, es que ya no es original ver a un tipo navegando por el pasado para reparar el futuro.
Esta vez se han eliminado algunos requisitos para que nuestro protagonista pueda viajar en el tiempo. A cambio se han incluido un par de normas de estricto cumplimiento, aprendidas tras un desgraciado accidente en la ocasión donde no fueron acatadas. Son las de nunca retroceder a un momento del pasado propio ni realizar ninguna modificación de lo ocurrido allí donde va. Es obvio que estas dos reglas están para justificar un uso racional de este fantástico don, y a la vez crear conflicto una vez no son seguidas. Al fin y al cabo que evitaría a nuestro héroe regalarse a sí mismo con la combinación ganadora de algún premio. Pueden interpretarse como axiomas arbitrarios, pero cobran mucho más sentido si has visto anteriores entregas. Porque sabes que si modificas tú pasado no sabes como será tú futuro. En ese sentido el guión sigue la premisa de la franquicia que cada vez que intentas reparar algo del pasado el futuro se torna más siniestro.
La película se sostiene con una envolvente historia que poco a poco te oprime hasta acorralarte como al protagonista y hacer que te preguntes como una buena intención tiene consecuencias tan funestas. El director sabe acompañar el suspense con otros elementos, a destacar la escena subida de tono entre el protagonista y Melissa Jones. La inclusión de un escurridizo asesino en serie al que cazar y no solo una novia a la que salvar ayuda también en aupar el interés de la cinta. No hay muchos, supongo que por cuestión de presupuesto, pero los asesinatos vistos en pantalla contienen siempre una importante carga de gore.
La interpretación en general es correcta. Chris Carmack como Sam consigue entrar en su papel y no parecer un muñeco de cartón, puesto solo para lucir tipo durante la película. Rachel Miner como la hermana de Sam no tiene tanto tiempo en pantalla, pero aun así le superaría en valoración de su trabajo.
No es necesario conocer anteriores entregas de la franquicia para disfrutar esta. En realidad, si es posible, mejor evitar la segunda parte, pues mata las ganas de ver más de esta saga.
Esta vez se han eliminado algunos requisitos para que nuestro protagonista pueda viajar en el tiempo. A cambio se han incluido un par de normas de estricto cumplimiento, aprendidas tras un desgraciado accidente en la ocasión donde no fueron acatadas. Son las de nunca retroceder a un momento del pasado propio ni realizar ninguna modificación de lo ocurrido allí donde va. Es obvio que estas dos reglas están para justificar un uso racional de este fantástico don, y a la vez crear conflicto una vez no son seguidas. Al fin y al cabo que evitaría a nuestro héroe regalarse a sí mismo con la combinación ganadora de algún premio. Pueden interpretarse como axiomas arbitrarios, pero cobran mucho más sentido si has visto anteriores entregas. Porque sabes que si modificas tú pasado no sabes como será tú futuro. En ese sentido el guión sigue la premisa de la franquicia que cada vez que intentas reparar algo del pasado el futuro se torna más siniestro.
La película se sostiene con una envolvente historia que poco a poco te oprime hasta acorralarte como al protagonista y hacer que te preguntes como una buena intención tiene consecuencias tan funestas. El director sabe acompañar el suspense con otros elementos, a destacar la escena subida de tono entre el protagonista y Melissa Jones. La inclusión de un escurridizo asesino en serie al que cazar y no solo una novia a la que salvar ayuda también en aupar el interés de la cinta. No hay muchos, supongo que por cuestión de presupuesto, pero los asesinatos vistos en pantalla contienen siempre una importante carga de gore.
La interpretación en general es correcta. Chris Carmack como Sam consigue entrar en su papel y no parecer un muñeco de cartón, puesto solo para lucir tipo durante la película. Rachel Miner como la hermana de Sam no tiene tanto tiempo en pantalla, pero aun así le superaría en valoración de su trabajo.
No es necesario conocer anteriores entregas de la franquicia para disfrutar esta. En realidad, si es posible, mejor evitar la segunda parte, pues mata las ganas de ver más de esta saga.
30 de abril de 2009
30 de abril de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Moses y Keats son dos amigos que pasan su tiempo cometiendo pequeños delitos. Las cosas se complican cuando se ven envueltos con un gran traficante de droga, que quiere matarles por haberlo estropeado todo. Además su relación también es puesta en compromiso porque Keats no ha sido del todo sincero con Moses y este le dispara en la cabeza de forma accidental.
Esta es una película fresca. Que se apoya sobre todo en la buena química que desprenden la pareja protagonista. Adam Sandler, ofreciéndonos un muy buen ejemplo de como hacer sonreír al público, algo menos empalagoso que en películas posteriores y Damon Wayans dándole la réplica como un tipo serio y duro. Su amistad es la que está hecha a prueba de balas. Porque aunque Moses tiene un sin fin de defectos, hay que reconocer que posee un encanto muy particular, que hace imposible odiarle. La película no terminó de cuajar y es una lástima porque resulta divertida. Aunque a la vez no resulta ser mucho más que un pasatiempo, sin más valor que las gracias de Sandler.
El guión es singular. Algunas cosas simplemente no encajan y parecen más puestas para forzar situaciones, que no un desarrollo natural del mismo. De todas formas es comprensible, pues serán sobre todo elementos graciosos aprovechados para que esbocemos esa sonrisa que nos hace cómplices de lo que ocurre en la pantalla. Por desgracia, la parte que se ciñe a la acción más contundente, le falta el aplomo y buen hacer para convertirla en creíble. Esta acción hay veces que resulta tan patosa que provoca sonrojo, mostrando la torpeza de como ha sido filmada. Esto te lleva a no saber si reírte porque está para eso o sofocarte porque sencillamente no han sido capaces de hacer nada mejor. El problema no parece ser que el guión pida algo fuera de lo común. Solo algunas refriegas con armas de fuego, para acompañar las risas. El director me parece que es quien no las termina de tomar en serio y las filma sin especial atino.
A la interpretación de los dos actores protagonistas de la película no se les puede pedir más. Congenian perfectamente en pantalla, pero resulta curioso que siendo ambos especialistas en el género de la comedia a uno de ellos, Sandler, le den el papel de gracioso y al otro, Wayans, el de tipo serio y duro. Quien se gana a pulso una mención es el perro de Moses. Sin duda un añadido gracioso que resulta ser toda una estrella.
No es una película en la que te reirás a carcajadas, ni tampoco puede presumir de tener las mejores secuencias de acción, pero es muy difícil no disfrutarla y es más que adecuada para pasar un rato ameno y divertido.
Esta es una película fresca. Que se apoya sobre todo en la buena química que desprenden la pareja protagonista. Adam Sandler, ofreciéndonos un muy buen ejemplo de como hacer sonreír al público, algo menos empalagoso que en películas posteriores y Damon Wayans dándole la réplica como un tipo serio y duro. Su amistad es la que está hecha a prueba de balas. Porque aunque Moses tiene un sin fin de defectos, hay que reconocer que posee un encanto muy particular, que hace imposible odiarle. La película no terminó de cuajar y es una lástima porque resulta divertida. Aunque a la vez no resulta ser mucho más que un pasatiempo, sin más valor que las gracias de Sandler.
El guión es singular. Algunas cosas simplemente no encajan y parecen más puestas para forzar situaciones, que no un desarrollo natural del mismo. De todas formas es comprensible, pues serán sobre todo elementos graciosos aprovechados para que esbocemos esa sonrisa que nos hace cómplices de lo que ocurre en la pantalla. Por desgracia, la parte que se ciñe a la acción más contundente, le falta el aplomo y buen hacer para convertirla en creíble. Esta acción hay veces que resulta tan patosa que provoca sonrojo, mostrando la torpeza de como ha sido filmada. Esto te lleva a no saber si reírte porque está para eso o sofocarte porque sencillamente no han sido capaces de hacer nada mejor. El problema no parece ser que el guión pida algo fuera de lo común. Solo algunas refriegas con armas de fuego, para acompañar las risas. El director me parece que es quien no las termina de tomar en serio y las filma sin especial atino.
A la interpretación de los dos actores protagonistas de la película no se les puede pedir más. Congenian perfectamente en pantalla, pero resulta curioso que siendo ambos especialistas en el género de la comedia a uno de ellos, Sandler, le den el papel de gracioso y al otro, Wayans, el de tipo serio y duro. Quien se gana a pulso una mención es el perro de Moses. Sin duda un añadido gracioso que resulta ser toda una estrella.
No es una película en la que te reirás a carcajadas, ni tampoco puede presumir de tener las mejores secuencias de acción, pero es muy difícil no disfrutarla y es más que adecuada para pasar un rato ameno y divertido.

5,2
14.093
6
21 de marzo de 2009
21 de marzo de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos hermanos, que tienen cierta experiencia escalando, sufren un duro drama familiar y se distancian. Tres años después se reencuentran en Pakistán, a los pies del K2. Pero todavía sin haber digerido que les ocurrió tres años antes, uno de ellos subirá a la cima, mientras que el otro se queda en el campamento base.
Esta es una película de acción y aventura, que busca explotar la taquilla y que sacrifica realidad y rigor por emoción y heroísmo.
Tenemos en la dirección a Martin Campbell que ya cuenta con varios éxitos en su haber, como son un par de películas de James Bond. En esta, no abandonará la acción más trepidante, te dejará casi sin respiración con las increíbles cosas que ves hacer a nuestros protagonistas. Y aunque no lo parezca, esa también llega a ser la parte negativa de la película, pues son personas, y tanta acción, tanto esfuerzo en cotas elevadas sin cansancio, tanta aventura y tanto vivir al límite te acaban por convencer que es todo una farsa. Simplemente no hay manera de creer lo que ven tus ojos. Lo que ocurre es que a la vez que el director aumenta la tensión, lo hace saltándose alguna ley, la principal, la ley de la gravedad, y la credibilidad en la película se desvanece.
El guión es fácilmente disfrutable, pero muy previsible. Desde que ves a los dos hermanos en el campamento base sabes que va a ocurrir. Hay demasiados tópicos circulando por el aire y aunque vemos elementos más que suficientes para impresionarnos, no te puedes creer cualquier cosa que ves en pantalla. Al menos si he encontrado dos cosas a favor de este guión, la primera es que estamos frente a una película de acción donde no se recurre al uso exagerado de armas, la segunda es que los propios hechos se enclavan en unos escenarios espléndidos.
Tenemos un grupo de actores que hacen lo que pueden, pues no hay espacio para lucirse, Chris O'Donnell obtiene los mejores momentos de pantalla y Scott Glenn brilla por si solo. Los demás actores hacen un trabajo correcto y poco más.
La película se disfruta más si te crees lo que ves, porque si te pones a analizar cada aspecto, cada decisión, pero sobre todo cada escena acabas hastiado de tan poco rigor.
Esta es una película de acción y aventura, que busca explotar la taquilla y que sacrifica realidad y rigor por emoción y heroísmo.
Tenemos en la dirección a Martin Campbell que ya cuenta con varios éxitos en su haber, como son un par de películas de James Bond. En esta, no abandonará la acción más trepidante, te dejará casi sin respiración con las increíbles cosas que ves hacer a nuestros protagonistas. Y aunque no lo parezca, esa también llega a ser la parte negativa de la película, pues son personas, y tanta acción, tanto esfuerzo en cotas elevadas sin cansancio, tanta aventura y tanto vivir al límite te acaban por convencer que es todo una farsa. Simplemente no hay manera de creer lo que ven tus ojos. Lo que ocurre es que a la vez que el director aumenta la tensión, lo hace saltándose alguna ley, la principal, la ley de la gravedad, y la credibilidad en la película se desvanece.
El guión es fácilmente disfrutable, pero muy previsible. Desde que ves a los dos hermanos en el campamento base sabes que va a ocurrir. Hay demasiados tópicos circulando por el aire y aunque vemos elementos más que suficientes para impresionarnos, no te puedes creer cualquier cosa que ves en pantalla. Al menos si he encontrado dos cosas a favor de este guión, la primera es que estamos frente a una película de acción donde no se recurre al uso exagerado de armas, la segunda es que los propios hechos se enclavan en unos escenarios espléndidos.
Tenemos un grupo de actores que hacen lo que pueden, pues no hay espacio para lucirse, Chris O'Donnell obtiene los mejores momentos de pantalla y Scott Glenn brilla por si solo. Los demás actores hacen un trabajo correcto y poco más.
La película se disfruta más si te crees lo que ves, porque si te pones a analizar cada aspecto, cada decisión, pero sobre todo cada escena acabas hastiado de tan poco rigor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tres personas están atrapadas, seis suben a rescatarlas, pero solo vuelven tres. Eso no era un rescate, era prácticamente un suicidio. La película está plagada de sin sentidos. Aquí hay algunos, pero no todos. La escena con el helicóptero, donde tienen que empezar el rescate, quien se cree que van a ir saltando con las mochilas, llevando nitroglicerina, de forma tan arriesgada. La doctora, se convierte en una escaladora de alto nivel y el protagonista es capaz de subir el K2, después de estar sin escalar tres años. Que sean los menos experimentados quienes sobrevivan y salven a la hermana, mientas que los expertos mueren. El salto de varios metros del protagonista para ir a parar a la pared de enfrente con dos picas. Llevar nitroglicerina escalando. Usar la nitroglicerina para abrir un camino hasta el grupo de atrapados.
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