You must be a loged user to know your affinity with CBHCBH
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

6,9
47.597
6
2 de septiembre de 2009
2 de septiembre de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película me pasa como con American Beauty, no está mal, incluso la historia que desarrolla merece la pena ser contada, pero le falta la chispa que encienda la mecha de los sentimientos. Cuando una película que pretende llegar a lo más profundo del alma humana a través del medio más sencillo para lograrlo, que es la relación de pareja, no consigue hacer que brote del espectador el deseo irrefrenable de inmiscuirse en los personajes, formar parte de sus vidas y compartir su aflicción, es que algo ha fallado al plasmar la historia en la pantalla.
Nada más lejos de mi intención que criticar esta película en un sentido negativo, es una buena película, con unas interesantes interpretaciones, pero los personajes desarrollan su perfil muy bruscamente; el arquetipo no es soslayado profundizando en sus contradicciones, sino que se nos muestra en todo su esplendor utilizando un recurso tan fácil como es el del esquizofrénico que deja al descubierto esos prototipos de la jungla social que tanto le gusta mostrar a Mendes.
En definitiva, una buena película, pero sólo eso. Sinceramente esperaba mucho más.
Nada más lejos de mi intención que criticar esta película en un sentido negativo, es una buena película, con unas interesantes interpretaciones, pero los personajes desarrollan su perfil muy bruscamente; el arquetipo no es soslayado profundizando en sus contradicciones, sino que se nos muestra en todo su esplendor utilizando un recurso tan fácil como es el del esquizofrénico que deja al descubierto esos prototipos de la jungla social que tanto le gusta mostrar a Mendes.
En definitiva, una buena película, pero sólo eso. Sinceramente esperaba mucho más.

6,2
4.983
2
2 de septiembre de 2009
2 de septiembre de 2009
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una de las críticas realizadas en esta página se comenta despectivamente cómo un espectador al acabar la película dijo: “Me esperaba algo más”. El escribiente argumenta su desprecio por el incauto personaje aduciendo la indispensable adquisición de conocimientos previos rayanos a la sabiduría acerca de cualquier elemento cultural susceptible de crítica personal. No puedo estar más en desacuerdo con esta teoría peregrina, es más, reivindico mi derecho a opinar sobre esta película sin haber leído absolutamente nada de Bukowski.
La crítica de una película es un acto de expresión natural por parte de un individuo necesitado de sacar fuera de sí un conjunto de ideas que fluyen en su cerebro. Estas se circunscriben a un determinado momento vital en el que los conocimientos adquiridos las habrán dado forma, y por tanto, ese instante, ese momento de creación, será único y perfectamente válido. Esa misma persona, durante su existencia, irá adquiriendo nuevos conocimientos, tomando contacto con otros aspectos de la vida, y por tanto, su opinión acerca de cualquier elemento vital irá modificándose. El resultado de la nueva adquisición de conocimientos será una nueva crítica, tan válida como la anterior y tan diferente de la que, posteriormente, con el tiempo, volverá a surgir en su mente una vez que el individuo siga impregnándose de retazos de existencia. Estos diferentes estadios vitales, que generarán disparejas opiniones, indican la imposibilidad de concebir la crítica como un hecho absoluto, algo objetivo que surgiese del conocimiento total de los aspectos que rodean la película. Este conocimiento total es imposible, siempre habrá algo que se nos escape. Sin miedo a equivocarme puedo decir que encontraríamos cientos de personas que aportarían muchísimas cosas a nuestro crítico particular acerca de la obra de Bukowski y su significado, datos que desconocería y que modificarían sin duda su forma de ver las cosas.
Una película hay que analizarla en base a los conocimientos que cada cual tenga en su momento, y esa opinión será tan respetable como cualquier otra. Estoy harto de oír que las películas basadas en novelas o relatos exigen una lectura previa de las mismas. Yo veo una película, y la analizo como tal. Si anteriormente he leído algo del autor en que se basa el guión, pues indudablemente mi opinión acerca de la misma se verá influida por esas lecturas; pero si nada he leído y parto de cero, mi visionado se circunscribirá a otros parámetros a la hora de realizar la crítica.
Y ahora, sin miedo a sentirme en una posición inferior a la hora de hacer una crítica por no haber leído el libro en el que se basa el guión, puedo decir: señores, me han tomado el pelo.
El absurdo inunda la pantalla, pero un absurdo no buscado, sino un absurdo que surge a través de la inconsistencia del la narración, del intento de impregnar a la historia de un halo de pretenciosa intelectualidad que lo único que consigue es provocarme un indescriptible hastío.
La crítica de una película es un acto de expresión natural por parte de un individuo necesitado de sacar fuera de sí un conjunto de ideas que fluyen en su cerebro. Estas se circunscriben a un determinado momento vital en el que los conocimientos adquiridos las habrán dado forma, y por tanto, ese instante, ese momento de creación, será único y perfectamente válido. Esa misma persona, durante su existencia, irá adquiriendo nuevos conocimientos, tomando contacto con otros aspectos de la vida, y por tanto, su opinión acerca de cualquier elemento vital irá modificándose. El resultado de la nueva adquisición de conocimientos será una nueva crítica, tan válida como la anterior y tan diferente de la que, posteriormente, con el tiempo, volverá a surgir en su mente una vez que el individuo siga impregnándose de retazos de existencia. Estos diferentes estadios vitales, que generarán disparejas opiniones, indican la imposibilidad de concebir la crítica como un hecho absoluto, algo objetivo que surgiese del conocimiento total de los aspectos que rodean la película. Este conocimiento total es imposible, siempre habrá algo que se nos escape. Sin miedo a equivocarme puedo decir que encontraríamos cientos de personas que aportarían muchísimas cosas a nuestro crítico particular acerca de la obra de Bukowski y su significado, datos que desconocería y que modificarían sin duda su forma de ver las cosas.
Una película hay que analizarla en base a los conocimientos que cada cual tenga en su momento, y esa opinión será tan respetable como cualquier otra. Estoy harto de oír que las películas basadas en novelas o relatos exigen una lectura previa de las mismas. Yo veo una película, y la analizo como tal. Si anteriormente he leído algo del autor en que se basa el guión, pues indudablemente mi opinión acerca de la misma se verá influida por esas lecturas; pero si nada he leído y parto de cero, mi visionado se circunscribirá a otros parámetros a la hora de realizar la crítica.
Y ahora, sin miedo a sentirme en una posición inferior a la hora de hacer una crítica por no haber leído el libro en el que se basa el guión, puedo decir: señores, me han tomado el pelo.
El absurdo inunda la pantalla, pero un absurdo no buscado, sino un absurdo que surge a través de la inconsistencia del la narración, del intento de impregnar a la historia de un halo de pretenciosa intelectualidad que lo único que consigue es provocarme un indescriptible hastío.
TV

6,1
93
6
19 de enero de 2011
19 de enero de 2011
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante y singular película, no solo por el tema tratado, prácticamente inédito en las salas de cine (apenas hay un puñado de películas que traten del tema: “La patrulla” de Alexadr Rogoschin, la interesantísima “Hasta donde los pies me lleven” de Hardy Martins, o la actual “Camino a la libertad” de Peter Weir), sino por el digno producto fílmico que resulta a pesar de ser una producción para televisión.
El inicio es desesperanzador, parece que se nos va a presentar el típico filme de ínfima calidad surgido del intenso repunte de la guerra fría en los años ochenta; sin embargo, poco a poco la historia se va alejando de la mediocridad y nos presenta ante los ojos la cruda realidad del Archipiélago Gulag. ¡Cuánta gente piensa que todo este sistema represor desapareció con la muerte de Stalin o, simplemente, desconoce su existencia!
Para alguien que no haya tomado contacto con un mínimo de lo que sucedió en la Unión Soviéntica durante más de setenta años, será imposible aceptar como real la historia que aquí se cuenta. La escena del interrogatorio les parecerá totalmente fuera de lugar, y a todas luces increíble, pero la realidad supera con creces a la ficción, si no que se lo pregunten a las decenas de millones de personas que “visitaron” estos campos durante el siglo XX.
A pesar de todo, la lo aquí descrito seguramente dista mucho de lo que debió ser el Gulag en su apogeo. Solzhenitsyn lo certifica con la terrible experiencia vivida en sus carnes desde su “estancia” en la Lubyanka en 1945 hasta su “rehabilitación” en 1956.
La pertenencia de la URSS al bando vencedor durante la Segunda Guerra Mundial y el filocomunismo cultural reinante en la sociedad occidental ha ocultado la realidad del régimen soviético a la inmensa mayoría de la población. Mientras que el otro gran sistema criminal totalitario del siglo XX, el nazismo, expía sus execrables barbaries a través de la repulsa de la totalidad de la humanidad, el comunismo soviético aún tiene una deuda contraída con la historia.
La película apenas esboza todo esto, pero al menos se le debe agradecer no resultar excesivamente panfletaria, aunque todo se hace de un modo demasiado explícito al final de la misma.
El inicio es desesperanzador, parece que se nos va a presentar el típico filme de ínfima calidad surgido del intenso repunte de la guerra fría en los años ochenta; sin embargo, poco a poco la historia se va alejando de la mediocridad y nos presenta ante los ojos la cruda realidad del Archipiélago Gulag. ¡Cuánta gente piensa que todo este sistema represor desapareció con la muerte de Stalin o, simplemente, desconoce su existencia!
Para alguien que no haya tomado contacto con un mínimo de lo que sucedió en la Unión Soviéntica durante más de setenta años, será imposible aceptar como real la historia que aquí se cuenta. La escena del interrogatorio les parecerá totalmente fuera de lugar, y a todas luces increíble, pero la realidad supera con creces a la ficción, si no que se lo pregunten a las decenas de millones de personas que “visitaron” estos campos durante el siglo XX.
A pesar de todo, la lo aquí descrito seguramente dista mucho de lo que debió ser el Gulag en su apogeo. Solzhenitsyn lo certifica con la terrible experiencia vivida en sus carnes desde su “estancia” en la Lubyanka en 1945 hasta su “rehabilitación” en 1956.
La pertenencia de la URSS al bando vencedor durante la Segunda Guerra Mundial y el filocomunismo cultural reinante en la sociedad occidental ha ocultado la realidad del régimen soviético a la inmensa mayoría de la población. Mientras que el otro gran sistema criminal totalitario del siglo XX, el nazismo, expía sus execrables barbaries a través de la repulsa de la totalidad de la humanidad, el comunismo soviético aún tiene una deuda contraída con la historia.
La película apenas esboza todo esto, pero al menos se le debe agradecer no resultar excesivamente panfletaria, aunque todo se hace de un modo demasiado explícito al final de la misma.

7,2
50.655
8
2 de septiembre de 2009
2 de septiembre de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinceramente pienso que hay un error en la tan manida forma de analizar este tipo de películas; y es el recurso, que utiliza prolijamente la persona que lleva a cabo el análisis, de llevar al terreno de la exégesis más particular la obsesión colectiva por mostrar los motivos de actuación de los nazis. Éste es un claro ejemplo de como se puede realizar una película sobre el tema, a través de la simple plasmación del comportamiento humano y la influencia de éste en el posterior desarrollo de la personalidad o de la estructura vital del protagonista. Es decir, hay que olvidarse de la constante búsqueda de la metáfora del nazismo como paradigma del mal, y de los nazis como elementos de esa realidad que basan su actuación en unas premisas concretas sobre las que posteriormente podrán ofrecer una clara justificación ante un tribunal o simplemente retractarse o arrepentirse de ellas. Precisamente la virtud de la película está en ignorar esta visión dualista del mundo y acercarse al hecho criminal de una manera más simple, como la vida nos demuestra constantemente. El personaje no considera que estuviese haciendo nada malo, era su obligación (lo cual no le exculpa de su crimen), sino que las circunstancias que le rodean hacen que su concepción del mundo en el que vive, que su concepto de la moral, se desvíe de lo universalmente aceptado y alcance un estadio que la mayoría de la humanidad calificaría de intolerable. Es decir, el personaje admite los hechos pero no acepta que estos impliquen culpabilidad alguna, no se arrepiente, pero tampoco está orgullosa de ello. Esto precisamente es lo que la lleva a ese silencio, a ese deambular sin sentido por la vida. No entiende nada, está perdida, su mundo, su concepción de lo vital se ha hundido y ya nada tiene sentido para su desconcertada mente.
El relativismo moral al que puede y debe trasladarnos una concepción monista del universo, podría llevarnos a analizar situaciones tan especiales como la del nazismo alemán sin condenarlas previamente. La manera de solucionar este aspecto, es conseguir sustituir una moral universal (algo que no es factible en la medida del hecho indiscutible de la subjetividad de la misma), por un consenso común; y éste, sin duda, y en sustitución de esa moral universal, sería la mayoría obtenida a través de un imperfecto sistema democrático. Desde luego, esta especie de consenso moral tendría que estar basado en un hecho incontrovertible, es decir, el derecho a la vida, o mejor dicho, en la imposibilidad de decisión del hombre acerca de acabar con la vida de otro. Nadie tiene derecho a poner fin a la existencia de otra persona, por mucho mal que ésta haya dejado tras de sí a lo largo de su discurrir vital. Si no se parte de esa premisa, la subjetividad de la moral nos llevaría a no poder poner barreras a la decisión individual de acabar con la vida de los demás en función de las convicciones personales.
El relativismo moral al que puede y debe trasladarnos una concepción monista del universo, podría llevarnos a analizar situaciones tan especiales como la del nazismo alemán sin condenarlas previamente. La manera de solucionar este aspecto, es conseguir sustituir una moral universal (algo que no es factible en la medida del hecho indiscutible de la subjetividad de la misma), por un consenso común; y éste, sin duda, y en sustitución de esa moral universal, sería la mayoría obtenida a través de un imperfecto sistema democrático. Desde luego, esta especie de consenso moral tendría que estar basado en un hecho incontrovertible, es decir, el derecho a la vida, o mejor dicho, en la imposibilidad de decisión del hombre acerca de acabar con la vida de otro. Nadie tiene derecho a poner fin a la existencia de otra persona, por mucho mal que ésta haya dejado tras de sí a lo largo de su discurrir vital. Si no se parte de esa premisa, la subjetividad de la moral nos llevaría a no poder poner barreras a la decisión individual de acabar con la vida de los demás en función de las convicciones personales.
3
2 de septiembre de 2009
2 de septiembre de 2009
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una lástima que se desperdicie un título tan bonito con una película tan mediocre. El guión es un desastre, o al menos la recreación que de él hace el director al llevarlo a la pantalla. Digo esto porque hay varios saltos en la película que son demasiado bruscos. Hay momentos en que una película necesita del recurso de la elipsis, pero nunca si ésta, en vez de ayudar a enriquecer la historia a través de la propia imaginación del espectador, lo que hace es cortar o sesgar parcialmente el desarrollo de la misma.
Tampoco se podría decir que el argumento sea interesante, cuando acaba la película te preguntas “¿y para esto me he pasado una hora y media delante del televisor?, si no me han contado nada”. Aburrida.
Tampoco se podría decir que el argumento sea interesante, cuando acaba la película te preguntas “¿y para esto me he pasado una hora y media delante del televisor?, si no me han contado nada”. Aburrida.
Más sobre CBHCBH
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here