Una joya. Una mezcla de Sam Peckinpah y Tarantino protagonizada por Cantinflas resucitado en la piel de un narcotraficante actual. Salvando los excesos y licencias propias del género, resulta un espectáculo de lo más estimulante. Bien planificada, con una fotografía excelente y no exenta de una crítica feroz, es absolutamente recomendable para todos aquellos descubridores avispados que estén ávidos de oasis enmedio de desiertos. Película de culto.

Este viaje (nada de inesperado) sigue de pe a pa el mismo desarrollo argumental que ya hiciera la primera entrega del Sr. de los Anillos. Las mismas luchas con enemigos despiadados, idénticos escenarios en las entrañas de la tierra, los mismos recursos mágicos en el momento en que todo parece perdido para nuestros sufridos viajeros, y suma y sigue. Solo que esta vez con muchísimo menos interés y con la falta de personajes con auténtica identidad de héroes de leyenda a los que te aferrabas en las anteriores entregas y te hacía sentir como tuyos sus avatares.

Rodada descaradamente para el formato 3D, solo se ha preocupado de la técnica visual resultando extraña y, a veces molesta, su visión en 2D. Personajes situados en planos muy chocantes en relación con los otros, ángulos y proporciones muy poco naturales que, al menos a mí, te sacan de la historia, ya poco cautivadora de por sí. Lo mejor Gollum y la divertida lucha de las montañas. Entretenimiento para palomiteros. Pero en general me sobraba.

Por suerte la historia cuenta más de lo que se ve, porque algunas de las cosas que se ven me chirrían un poco. Hay escenas algo forzadas, de dudosa resolución, demasiado literarias. El desenlace final, después de una brutal elipsis, es de aquellos que dices: "Bueno, vale, si tú lo dices".
Si lo que trata es mostrar lo sucio y sórdido de unos personajes que se confunden entre sí dentro de su propia debilidad y bajeza, haciéndonos dudar entre en qué zona está lo "bueno" y lo "malo", pues lo consigue con nota.
Me resulta curioso que, estando ambientada en el 2011, me parezca estar viendo policías y ambientes de la época de Franco, en la barrera de los 70-80. En esto se inscribe en la reciente hornada de cine policiaco español de los últimos años.
Excelentes escenas de acción, y no tanto las que implican a los protas con sus parejas femeninas, que me sonaron algo impostadas, sobre todo la parte de ellas. En ellos se admite más, dada su manifiesta incapacidad de empatía y dificultad de relacionarse fuera de su propio universo interno y claramente enfermo.
Algunas soluciones para dar con el asesino también resultan algo pueriles y traídas por los pelos, pero bueno, no somos Sherlock Holmes.
En suma: una buena película de género en su forma, más que en su contenido, pero un estimulante trabajo de dirección y escritura. Cabe esperar grandes historias de Sorogoyen por venir. Me apunto a la próxima.

Nacida como pura serie B, a partir, según cuenta el propio Jon Watts, de un simple sueño que solía tener de pequeño y destinada, a poco que se esfuerce, a convertirse en película de culto, "Cop Car" resulta de lo más estimulante y atrevido que he visto últimamente. Con una fotografía impecable, buen ritmo, montaje y diálogos, amén de unas interpretaciones convincentes en general y un desarrollo del guión que no escatima giros para mantenerte interesado hasta el final. Doble mérito si tenemos en cuenta lo anecdótico del origen del relato.
Deudora de otros filmes como "Duel" de Spielberg, rememorando el universo de Stephen King y haciendo guiños a la propia "Thelma y Louise", esta road movie se disfruta con agrado si haces el esfuerzo de tomártela como un cómic. Porque, en mi opinión, y me sorprende que nadie lo incluya en sus críticas o reseñas, tiene un insalvable problema desde el punto de vista de la verosimilitud. Las andanzas de estos críos de ¡menos de diez años! son poco menos que imposibles fuera del mundo de la fantasía. Lo que esos mozalbetes hacen con el agenciado coche policial está al alcance de pocos conductores normales, e incluso expertos que no hayan practicado cursos especiales de conducción (y sé de lo que hablo). En su caso, máxime cuando dicen no haber conducido nunca antes: saltos como los del rally de Finlandia, conducir a más de 140 de noche y sin luces y, el más difícil todavía, superar la "prueba del alce" (se realiza a 60 km en circuito cerrado) a esa altísima velocidad con total éxito. Por no hablar de la familiaridad con que manejan las armas.
Creo que hay que decirlo como justa crítica, aunque ello no impide disfrutarla como un auténtico entretenimiento y con verdadero interés. Ojalá la media fuera siempre así. Por cierto, aparte de estar en cartelera, ya se puede alquilar en videoclubs selectos.

Ya no imaginaba que se pudieran escribir diálogos tan pobres, ni rodar escenas de sexo, violencia y sangre tan gratuítas. Al menos Tarantino tiene sentido de la estética en lo que a violencia se refiere. No entiendo tantos halagos a un film intencionadamente morboso y con un guión torpe y confuso en su desarrollo que busca agradar por el exceso, algo por otra parte propio de su autor, y no por la escueta plasmación de una, en principio, buena idea de base.
Imagino a William Hurt riéndose todavía hoy de su grotesco personaje. A mí no me hizo ninguna gracia.