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Críticas ordenadas por utilidad
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6,7
2.175
4
20 de mayo de 2019
20 de mayo de 2019
1 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi abuela Carlota me contaba con emoción y énfasis en su narración, la historia de Anastasia y su "reaparición" milagrosa en París, donde un astuto ex general ruso (malo, malísimo, como todos los soviéticos) toma las riendas del asunto y se dispone a cambiar el curso de la historieta. Y lo digo en diminutivo, porque el dramón resulta, además de más falso que un euro con el rostro de la Reina Letizia; no resiste el menor análisis histórico.
Puede que en la Rusia actual, el inventor del cuento de Anastasia exija derechos de autor al espantoso musical que recorre los escenarios de EEUU y Europa, rememorando nuevamente el tema de la nieta nunca fusilada por los rojos, rojísimos de la Revolución bolchevique contra el reinado de los Zares, tan buenos y estupendos, aunque mataran de hambre a más de 40 millones de personas.
Técnicamente, el producto cumple los requisitos esenciales para que la leyenda sea adoptada como verdadera entre los millones de incautos que cuando van al cine, creen lo que ven, cuando lo suyo es comprender que en Hollywood se lleva haciendo este tipo de cine desde la época de las silent movies, solo que entonces Charlot era una mosca cojonera en el trasero de la industria y esta clase de narraciones no colaban.
Las Fake News tienen hoy un hermano llamado Fake Films (casi todos) aunque en muchos casos se advierte que "los hechos que relata la película están basados en la realidad", lo que por ende resulta insultante para quienes conocen la historia.
Aqui, ni con Yul Brynner y la oscarizada Bergman (en su peor papel) se logra otra cosa que la risa contenida, aceptando en lo que vale la astucia de Anatole Litvak, que como director de productos anticomunistas ganó muchisimo dinero, pero como realizador fue siempre un desastre.
Puede que en la Rusia actual, el inventor del cuento de Anastasia exija derechos de autor al espantoso musical que recorre los escenarios de EEUU y Europa, rememorando nuevamente el tema de la nieta nunca fusilada por los rojos, rojísimos de la Revolución bolchevique contra el reinado de los Zares, tan buenos y estupendos, aunque mataran de hambre a más de 40 millones de personas.
Técnicamente, el producto cumple los requisitos esenciales para que la leyenda sea adoptada como verdadera entre los millones de incautos que cuando van al cine, creen lo que ven, cuando lo suyo es comprender que en Hollywood se lleva haciendo este tipo de cine desde la época de las silent movies, solo que entonces Charlot era una mosca cojonera en el trasero de la industria y esta clase de narraciones no colaban.
Las Fake News tienen hoy un hermano llamado Fake Films (casi todos) aunque en muchos casos se advierte que "los hechos que relata la película están basados en la realidad", lo que por ende resulta insultante para quienes conocen la historia.
Aqui, ni con Yul Brynner y la oscarizada Bergman (en su peor papel) se logra otra cosa que la risa contenida, aceptando en lo que vale la astucia de Anatole Litvak, que como director de productos anticomunistas ganó muchisimo dinero, pero como realizador fue siempre un desastre.

7,4
69.467
5
5 de septiembre de 2018
5 de septiembre de 2018
6 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin desmerecer la calidad de los efectos especiales y la narración cinematográfica, además de los loables esfuerzos de la protagonista por comprender a los extraterrestres (que nunca llegaron y jamás llegarán), este tipo de películas aburren incluso a quienes se consideren alienígenas en propia tierra o crean en esas presuntas civilizaciones remotas.
Lo de que "no estamos solos en el universo" es una memez tan nítida como indemostrable.
La explotación de las creencias en seres de otros mundos sigue siendo (qué horror) una de las manías de la industria del séptimo arte, pese a que ya sabemos que las historias de Ovnis eran tan falsas como producto de mentes calenturientas y estafadores de medios de comunicación, agencias militares y científicos a un paso del psiquiatra.
Esta clase de productos, con atractiva envoltura y argumento que esta vez no deriva en aniquilación de la Humanidad, resultan ideales para adultos que siguen anclados en las historias de Hans Christian Andersen o los Hermanos Grimm.
Lo de que "no estamos solos en el universo" es una memez tan nítida como indemostrable.
La explotación de las creencias en seres de otros mundos sigue siendo (qué horror) una de las manías de la industria del séptimo arte, pese a que ya sabemos que las historias de Ovnis eran tan falsas como producto de mentes calenturientas y estafadores de medios de comunicación, agencias militares y científicos a un paso del psiquiatra.
Esta clase de productos, con atractiva envoltura y argumento que esta vez no deriva en aniquilación de la Humanidad, resultan ideales para adultos que siguen anclados en las historias de Hans Christian Andersen o los Hermanos Grimm.
Serie

6,9
9.871
5
26 de agosto de 2020
26 de agosto de 2020
0 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que alguien calcó un espacio de la TV estadounidense en el que presuntos graciosos/as se dedicaban a soltar toda serie de chistes revestidos de cierto tono autobiográfico, en España se desató un sismo televisivo llamado "El Club de la Comedia", en el que decenas de personajes (masculinos y femeninos) con rostro de payaso sin maquillar, previa memorización de un guión al que se aplaudía por orden del realizador (aunque no tuviera maldita la gracia) trataban de arrancar carcajadas a una audiencia dispuesta a palmear cualquier estupidez.
Para eso se entregaba al personal una entrada gratuita, algunos bocadillos, bebidas y ocasión de pedir autógrafos a los actores y actrices que desfilaban por el escenario.
Dicen los sociólogos que un país donde sus medios audiovisuales emiten una mayoría de espacios destinados a "entretener" al personal, es que algo va muy mal en ese territorio.
España ha sido siempre un país de cómicos de toda ralea. Ya fuera en la prensa, la radio, la TV, Youtube, redes sociales, partidos políticos, etc. etc. Y trata de continuar por esa senda.
Berto Romero, como Buenafuente, Santiago Segura, Leo Harlem, los Morancos y un largo listado que sería largo de exponer, es el culpable de esta historieta. Un actor con algo de Buster Keaton, reminiscencias de seminarista vasco y aura de empollón, lo que en principio predispone a la audiencia a reirse con las situaciones en las que planean aromas mil veces expuestos en el cine.
Sin ir más lejos, la historia de tres solteros y un biberón, en su versión original francesa y en el espantoso remake estadounidense, acompañan esta serie exprimida hasta el hastío en su anhelo de que los/as espectadores/as "se deshueven" con las anécdotas del padre primerizo.
La crítica nacional, algunos de cuyos miembros participan del jolgorio y mantienen una gran amistad con los actores y actrices del mamotreto, ha sido muy generosa en sus comentarios. Y ese exceso no corresponde a la realidad.
Una servidora no puede por menos que lamentar el tono hagiográfico de todas esas frases que se recogen en la publicidad de esta telenovela, además de la cansina, pertinaz e infantil manía de las productoras de TV, para seguir intentando divertir al personal con bodrios como el presente.
Siendo caritativa le voy a dar un 5 pelado.
Para eso se entregaba al personal una entrada gratuita, algunos bocadillos, bebidas y ocasión de pedir autógrafos a los actores y actrices que desfilaban por el escenario.
Dicen los sociólogos que un país donde sus medios audiovisuales emiten una mayoría de espacios destinados a "entretener" al personal, es que algo va muy mal en ese territorio.
España ha sido siempre un país de cómicos de toda ralea. Ya fuera en la prensa, la radio, la TV, Youtube, redes sociales, partidos políticos, etc. etc. Y trata de continuar por esa senda.
Berto Romero, como Buenafuente, Santiago Segura, Leo Harlem, los Morancos y un largo listado que sería largo de exponer, es el culpable de esta historieta. Un actor con algo de Buster Keaton, reminiscencias de seminarista vasco y aura de empollón, lo que en principio predispone a la audiencia a reirse con las situaciones en las que planean aromas mil veces expuestos en el cine.
Sin ir más lejos, la historia de tres solteros y un biberón, en su versión original francesa y en el espantoso remake estadounidense, acompañan esta serie exprimida hasta el hastío en su anhelo de que los/as espectadores/as "se deshueven" con las anécdotas del padre primerizo.
La crítica nacional, algunos de cuyos miembros participan del jolgorio y mantienen una gran amistad con los actores y actrices del mamotreto, ha sido muy generosa en sus comentarios. Y ese exceso no corresponde a la realidad.
Una servidora no puede por menos que lamentar el tono hagiográfico de todas esas frases que se recogen en la publicidad de esta telenovela, además de la cansina, pertinaz e infantil manía de las productoras de TV, para seguir intentando divertir al personal con bodrios como el presente.
Siendo caritativa le voy a dar un 5 pelado.
MiniserieDocumental

7,8
3.694
4
14 de octubre de 2020
14 de octubre de 2020
50 de 172 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de ETA, a la que en muchos países de Europa se conoce aún como "grupo armado separatista" u “organización nacionalista armada”, cuyas siglas en euskera significan Patria Vasca y Libertad, fue fundada en 1959 y luego evolucionó agrupando varios sectores sociales, entre los que se incluían el militar, que perpetraba toda clase de ataques contra el ejército y las fuerzas de seguridad del franquismo, el político, que defendía una nación separada del estado español, y el cultural, que luchaba por mantener su idioma y las costumbres de una pequeña población ibérica, asentada desde tiempos inmemoriales en una tierra dividida entre Francia y España (Iparralde y Hegoalde).
Naturalmente, en aquella década de 1960, esta organización fue apoyada mediática y políticamente desde varias naciones del continente, como Francia, Irlanda, Bélgica, Italia, Alemania, Suecia y otros, al considerar que sus miembros no eran sino combatientes antifascistas como aquellos y aquellas que lucharon contra Hitler en la resistencia gala o en los grupos antifascistas italianos.
Entre 1968 y 2009, ETA mató a 829 personas (incluidos 340 civiles) e hirió a miles más, reclasificado como grupo terrorista en 1978 (tras ser aprobada la primera Constitución postfranquista, que decretaba la amnistía para todos los criminales de guerra y torturadores de la dictadura) por los gobiernos de Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.
Tal calificación no se recogía como tal (ni aún se utiliza) en la mayor parte de los medios de comunicación internacionales, incluyendo a Wikipedia en francés, italiano, alemán o inglés, lo que entraña una paradójica disidencia entre Internet, los gobernantes de aquellas naciones y sus periodistas.
Una muy amplia mayoría de expertos, historiadores, analistas, redactores y figuras de la escena social y política mundial, condenaron la permanencia en activo de ETA tras haberse celebrado las primeras elecciones democráticas en el estado español, que significó el reconocimiento legal del Partido Comunista de España y otros grupos de la izquierda radical, incluyendo a Herri Batasuna, brazo político de ETA. Pero vayamos al documental.
El realizador Hugo Stuven (Valparaíso, Chile, 1945), afincado en España desde 1965, ampliamente conocido en RTVE por haberse responsabilizado de una gran cantidad de programas musicales y de entretenimiento, dirige este amplio reportaje, basado en el libro “Historia de un desafío” (Manuel Sánchez Corbí y Manuela Simón), donde el contenido se convierte en una simple hagiografía de la Guardia Civil, siguiendo las vías periodísticas de aquellos líderes políticos que soslayan la simpatía que despertaba esa organización en casi toda la oposición política al régimen terrorista de Francisco Franco, desde la muerte del comisario y torturador Melitón Manzanas, en 1968, hasta el cese definitivo de sus brutales atentados (2009) y su total desaparición y disolución en 2018.
Los personajes elegidos para hablar de un tema tan doloroso no aportan nada nuevo en la historia de ese colectivo, ni se pretende realizar un análisis profundo del mismo, aunque supongo que la presencia de dos líderes vascos como José Antonio Ardanza y Carlos Garaikoetxea, pretenda justiticar algunas ausencias clamorosas que hubieran mejorado sustancialmente el reportaje.
Ninguno de los dos citados habla de la prohibición de toda clase de actividades de que fue objeto el PNV, en el año 2002, cuando el gobierno de Aznar acusó a la formación nacionalista de apoyar al grupo armado separatista, como todavía se le califica a ETA en la corporación alemana Deutsche Welle.
Especialmente descarado, aunque muy valioso como documento visual, el cinismo estruendoso de Felipe González como inspirador del grupo terrorista GAL, que cometió varios asesinatos en Francia con la excusa de combatir a ETA.
Un realizador de miras más amplias hubiera optado por conocer y exponer las opiniones de otras figuras de la política nacional, catalana, vasca e internacional. Stuven es un profesional del diseño y la confección televisual, que ha demostrado ampliamente a lo largo de su carrera, pero este reportaje bien puede calificarse como de mero entretenimiento… y hecho por encargo.
Resumiendo: lo que siempre has visto.
PD.- Me llega un mensaje del realizador de la serie, que atribuí erróneamente a Hugo Stuven padre, cuando la realidad es que no fue él sino Hugo Stuven, hijo. Sugiero al autor que añada un JR a su apellido para evitar confusiones.
Naturalmente, en aquella década de 1960, esta organización fue apoyada mediática y políticamente desde varias naciones del continente, como Francia, Irlanda, Bélgica, Italia, Alemania, Suecia y otros, al considerar que sus miembros no eran sino combatientes antifascistas como aquellos y aquellas que lucharon contra Hitler en la resistencia gala o en los grupos antifascistas italianos.
Entre 1968 y 2009, ETA mató a 829 personas (incluidos 340 civiles) e hirió a miles más, reclasificado como grupo terrorista en 1978 (tras ser aprobada la primera Constitución postfranquista, que decretaba la amnistía para todos los criminales de guerra y torturadores de la dictadura) por los gobiernos de Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.
Tal calificación no se recogía como tal (ni aún se utiliza) en la mayor parte de los medios de comunicación internacionales, incluyendo a Wikipedia en francés, italiano, alemán o inglés, lo que entraña una paradójica disidencia entre Internet, los gobernantes de aquellas naciones y sus periodistas.
Una muy amplia mayoría de expertos, historiadores, analistas, redactores y figuras de la escena social y política mundial, condenaron la permanencia en activo de ETA tras haberse celebrado las primeras elecciones democráticas en el estado español, que significó el reconocimiento legal del Partido Comunista de España y otros grupos de la izquierda radical, incluyendo a Herri Batasuna, brazo político de ETA. Pero vayamos al documental.
El realizador Hugo Stuven (Valparaíso, Chile, 1945), afincado en España desde 1965, ampliamente conocido en RTVE por haberse responsabilizado de una gran cantidad de programas musicales y de entretenimiento, dirige este amplio reportaje, basado en el libro “Historia de un desafío” (Manuel Sánchez Corbí y Manuela Simón), donde el contenido se convierte en una simple hagiografía de la Guardia Civil, siguiendo las vías periodísticas de aquellos líderes políticos que soslayan la simpatía que despertaba esa organización en casi toda la oposición política al régimen terrorista de Francisco Franco, desde la muerte del comisario y torturador Melitón Manzanas, en 1968, hasta el cese definitivo de sus brutales atentados (2009) y su total desaparición y disolución en 2018.
Los personajes elegidos para hablar de un tema tan doloroso no aportan nada nuevo en la historia de ese colectivo, ni se pretende realizar un análisis profundo del mismo, aunque supongo que la presencia de dos líderes vascos como José Antonio Ardanza y Carlos Garaikoetxea, pretenda justiticar algunas ausencias clamorosas que hubieran mejorado sustancialmente el reportaje.
Ninguno de los dos citados habla de la prohibición de toda clase de actividades de que fue objeto el PNV, en el año 2002, cuando el gobierno de Aznar acusó a la formación nacionalista de apoyar al grupo armado separatista, como todavía se le califica a ETA en la corporación alemana Deutsche Welle.
Especialmente descarado, aunque muy valioso como documento visual, el cinismo estruendoso de Felipe González como inspirador del grupo terrorista GAL, que cometió varios asesinatos en Francia con la excusa de combatir a ETA.
Un realizador de miras más amplias hubiera optado por conocer y exponer las opiniones de otras figuras de la política nacional, catalana, vasca e internacional. Stuven es un profesional del diseño y la confección televisual, que ha demostrado ampliamente a lo largo de su carrera, pero este reportaje bien puede calificarse como de mero entretenimiento… y hecho por encargo.
Resumiendo: lo que siempre has visto.
PD.- Me llega un mensaje del realizador de la serie, que atribuí erróneamente a Hugo Stuven padre, cuando la realidad es que no fue él sino Hugo Stuven, hijo. Sugiero al autor que añada un JR a su apellido para evitar confusiones.
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