Lo más parecido a esta serie correspondería a la española "El comisario", aunque con grandes diferencias. Se hace evidente que las maneras de los personajes italianos, y en particular los sicilianos, difieren bastante de los de la serie española, máxime en la policía. Esta divertida serie entraría dentro del ámbito de la tragicomedia en la que los casos están bien resueltos, en algunas ocasiones hasta algo complejos por la cantidad de nombres y con gags divertidos ofrecidos por el papanatas Catarella. Para los que no gustan de la violencia expresa, esta serie cumple tales requisitos con, quizás, demasiados toques de excesiva candidez. Si bien las tramas son interesantes, hay cierta recurrencia en la similitud de los personajes malvados y de los buenos, así como cierto exceso en las gesticulaciones y la sobreactuación. También la serie denota un cierto apalancamiento en la evolución de los personajes principales. En definitiva, una serie divertida, aunque puede llegar a cansar.

Un emotivo film, con toques de humor negro, donde el drama se presenta nada más empezar el film y se mantiene en mayor o menor grado durante todo el periplo de los personajes implicados. Personajes que elevan el sentimiento de amistad hasta lo inaudito, marcando una constante línea de esperanza en un entorno desesperante. El modesto contable que, en determinadas escenas, me recuerda algunos de los poses y gesticulaciones de Charlot (Chaplin), el toque imprescindible de una criatura de corta edad para que la amistad no se vea ensombrecida o solapada por el amor y un grotesco ilustrador, creador de bellísimas obras en diferentes técnicas, forman un trío carentes de recursos económicos pero ricos en sentimientos de bondad. Las continuas desventuras, que adquieren dramática intensidad conforme se desarrolla la trama, dejan entrever un desenlace dramático. Pobreza y riqueza, bello y grotesco, maldad y bondad, son elementos contrapuestos que se manifiestan durante todo el film.

Para realizar una crítica objetiva a esta serie es imprescindible situarse en el contexto de la década de su emisión: los 60. Si la comparamos con otras scifi previas -Perdidos en el espacio o Viaje al fondo del mar-, Star Trek resulta brillante en todo: guion, actuación, puesta en escena, efectos especiales, … y tanto es así que las secuelas han perdurado más de medio siglo y todavía sus seguidores (“trekianos”) se cuentan por decenas de miles. Los personajes, y los primeros actores que los encarnaron, generaron tan fuerte empatía que en las siguientes series, aun con otros actores, sus aventuras se disfrutaron igualmente. Una de las características de mayor relevancia a lo largo de todas las series es su evolución, siempre paralela al progreso social y tecnológico. Tripulación y tecnología suelen simular el funcionamiento de una pequeña base militar americana (para mí el único defecto). Y es por ese motivo que la crítica a la serie original debe realizarse en contexto, porque de lo contrario podríamos verla como una serie carca y nada más lejos de la realidad. La sociedad estadounidense de los 60 era machista -personajes femeninos con minifaldas y serviciales o sumisas-, esclavista laboral -trato despótico del capitán a sus subordinados- y violenta -constante agresividad del capitán ante peligros-. Por aquella época, los ordenadores eran inmensos y con memorias irrisorias de algunos megas (los más grandes) y con pequeñas lamparitas de funcionamiento y aun así, en la serie, su pequeño transmisor sirvió de modelo (forma de activar al levantar la tapa) a los futuros fabricantes de móviles. Y sería el carismático Sr. Spock, encarnado por el ya fallecido actor Leonard Nimoy, quien representaría el poder de la lógica y de la ciencia frente a las adversidades y la brutalidad. Asimismo, el teletransporte -artimaña del guion para reducir costes de efectos especiales- resultó un completo éxito. Otra característica a tener en cuenta es que la serie no presenta excesivas batallas galácticas, a pesar de la violencia social de entonces derivada de las tensiones del “telón de acero” y se enfoca más a las aventuras espaciales. Por último, la variedad de alienígenas resulta tan amplia que es difícil imaginarse uno completamente diferente a los presentados en la serie. Una buena diversión consiste en fijarse con detenimiento en los detalles de mando militar, civil y tecnológico de los diferentes capítulos. Maravillosamente moderna.

La tensión escénica en diente de sierra consigue que no sea tediosa. El guión no cae en controversias con la física moderna aunque las paradojas espacio-tiempo del final resultan infantiles en un entorno que no se corresponde con una supuesta civilización super-avanzada. Los actores realizan bien su trabajo y el film logra trasladar al espectador a los viajes interestelares. En su conjunto, la película es recomendable.

Al contemplar el film llegas a convertirte por unos minutos en astronauta. Los efectos especiales son excelentes. La actriz, Sandra Bullock, realiza una impecable actuación. Para ver sólo en pantalla grande porque de lo contrario no se apreciaría la inmensidad del espacio perdiéndose la emoción del entorno ingrávido. Una película amena, a pesar de contar con pocos personajes, gracias a estar muy bien dirigida.