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6,6
21.006
1
14 de agosto de 2010
14 de agosto de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo de Haneke no tiene nombre. Bueno, sí: se llama exasperación. Es lo que siento cada vez que veo una película suya. Creí que lo de Funny Games fue una casualidad pero compruebo que su cine es así: una tomadura de pelo hacia el espectador. No hay nada de cine de autor ni cine inteligente en sus películas. Para eso veo una película de Rohmer que en su sencillez tiene todos esos elementos y más.
Haneke debió tener una infancia muy dura y su propósito de adulto es reirse de todos los espectadores haciendo enfadarnos. Las pretendidas "metáforas" de su cine no son otra cosa que argumentos para snobs que después de dos horas de metraje soporifero aceptan que la justificación del film es "una metafora".
El uso interminable e inmovil de los planos generales, el uso del dichoso rebobinado de cinta que ya empleó en Funny Games, el casi "tiempo real" en que discurren las escenas... hacen que conforme vaya pasando el metraje nos vayamos encolerizando más.
No encuentro un ápice de originalidad ni inteligencia en esta película. Sea cual sea la interpretación, porque eso es algo habitual en su cine: no hay valentía ni argumento que cierre el circulo como para explicarnos el "por qué" de todo lo que nos lleva lanzando durante dos horas. Pero Haneke tiene suerte, porque siempre habrá, repito, "snobs" que encontrarán maravilloso su cine. Esas personas que pueden aburrirse todo el metraje de la película pero que luego se emocionan al darle al coco intentando encontrar una explicación metafísica al argumento.
Haneke debió tener una infancia muy dura y su propósito de adulto es reirse de todos los espectadores haciendo enfadarnos. Las pretendidas "metáforas" de su cine no son otra cosa que argumentos para snobs que después de dos horas de metraje soporifero aceptan que la justificación del film es "una metafora".
El uso interminable e inmovil de los planos generales, el uso del dichoso rebobinado de cinta que ya empleó en Funny Games, el casi "tiempo real" en que discurren las escenas... hacen que conforme vaya pasando el metraje nos vayamos encolerizando más.
No encuentro un ápice de originalidad ni inteligencia en esta película. Sea cual sea la interpretación, porque eso es algo habitual en su cine: no hay valentía ni argumento que cierre el circulo como para explicarnos el "por qué" de todo lo que nos lleva lanzando durante dos horas. Pero Haneke tiene suerte, porque siempre habrá, repito, "snobs" que encontrarán maravilloso su cine. Esas personas que pueden aburrirse todo el metraje de la película pero que luego se emocionan al darle al coco intentando encontrar una explicación metafísica al argumento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Menos mal que al menos, como en "Funny Games", no llega un momento en que Auteuil se para delante de la cámara y nos pregunta a los espectadores algo del tipo "¿y ustedes qué piensan, quién me está enviando las cintas?"
Porque entonces el que se hubiera cortado el cuello hubiera sido yo.
Ale, Haneke, otro espectador cabreado con tu cine, seguro que estás contento y de ello extraes toda una lección sobre mi infancia, mi capacidad colérica y mi racismo hacia el pueblo austriaco del que provienes.
Lo del cine de este Haneke y los que le encuentran explicaciones sesudas es como el arte abstracto o por poner un ejemplo, el cuadro "blanco sobre blanco" de Malevich. QUien mirando un cuadro en blanco es capaz de decir que es "una metáfora sobre el vacío que rodea al ser humano y un anticipo de su propia muerte" o chorradas similares, seguro que encuentra maravillosa esta película.
Porque entonces el que se hubiera cortado el cuello hubiera sido yo.
Ale, Haneke, otro espectador cabreado con tu cine, seguro que estás contento y de ello extraes toda una lección sobre mi infancia, mi capacidad colérica y mi racismo hacia el pueblo austriaco del que provienes.
Lo del cine de este Haneke y los que le encuentran explicaciones sesudas es como el arte abstracto o por poner un ejemplo, el cuadro "blanco sobre blanco" de Malevich. QUien mirando un cuadro en blanco es capaz de decir que es "una metáfora sobre el vacío que rodea al ser humano y un anticipo de su propia muerte" o chorradas similares, seguro que encuentra maravillosa esta película.
8
19 de junio de 2020
19 de junio de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine danés, y por ende sus producciones televisivas, suelen destacar por su gran calidad, esmerado diseño y acertada puesta en escena. Se palpa que la pequeña Dinamarca se toma en serio su producción audiovisual para la pequeña pantalla, y buena muestra de ello es esta que nos ocupa, en la que cuenta para el papel protagonista con un habitual de su cine, el actor Nikolaj Lie Kass, al que vimos en la excelente trilogía "Los casos del Departamento Q", un ejemplo claro de lo bien que se les da a los daneses los thrillers y las tramas criminales.
En esta "Bedrag", los criminales son de guante blanco y trajes a medida. El entramado societario y económico de una aparente próspera e innovadora empresa eólica, sirve a sus creadores para hilvanar un thriller empresarial en donde la pujanza e innovación de esta empresa oculta entramados de estructura piramidal.
Muy bien interpretada y con un casting acertado, la primera temporada se ve con interés, conocedores sus autores de los mecanismos para hacer un producto de consumo digerible y ameno. No obstante, el guión cuenta con no pocas licencias que adolecen de verosimilitud, así como reacciones o comportamientos de los protagonistas que chocan con el desarrollo argumental previo (spoiler)
En esta "Bedrag", los criminales son de guante blanco y trajes a medida. El entramado societario y económico de una aparente próspera e innovadora empresa eólica, sirve a sus creadores para hilvanar un thriller empresarial en donde la pujanza e innovación de esta empresa oculta entramados de estructura piramidal.
Muy bien interpretada y con un casting acertado, la primera temporada se ve con interés, conocedores sus autores de los mecanismos para hacer un producto de consumo digerible y ameno. No obstante, el guión cuenta con no pocas licencias que adolecen de verosimilitud, así como reacciones o comportamientos de los protagonistas que chocan con el desarrollo argumental previo (spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La actuación de la joven actriz Natalie Madueño es destacable y sostiene un gran peso en la serie. Es en quien puede verse reflejado el espectador, un espectador de a pie frente al que se erige una gran estafa. Sin embargo, seducida por el éxito profesional o el dinero, Claudia Moreno deja de lado todo espíritu crítico y conciencia moral para servir a los propósitos más espureos de la empresa, capitaneada por el CEO interpretado por Lie Kass. El comportamiento de Claudia en la parte final de la serie rechina y dista de ser coherente. Con un hijo pequeño a su cargo, la joven jefa legal de Energreen sirve a los ocultos y delictivos propósitos de su jefe, llegando incluso a un eganche afectivo/sexual con él. Poco creible esto aun cuando es testigo del intento de asesinato de la periodista por atropello, y conocedora después de que su jefe estaba detrás del mismo. Cuesta creer que cualquier persona cayera en brazos de quien sabe ha ordenado el asesinato de una persona inocente ante sus ojos. El espectador espera, en ese punto de la serie, que la joven fiscalista pudiera destapar el entramado de la empresa, colaborar con la policía y así librarse de una condena penal que a buen seguro la llevará a prisión. No se entiende que hasta el último momento la protagonista parezca dispuesta a asumir su responsabilidad sin enculpar a los que la ordenaron acometer los delitos económicos. Demasiado rápido parece caer en la seducción del poder, lo que, para el metraje y evolución de la serie, resulta poco creible, así como su repentino enganche afectivo por su superior.
Igualmente extraño resultan algunas de las medidas que toma el impulsivo policía encargado de la brigada antifraude, cometiendo delitos a sabiendas y aportando a la causa pruebas de forma poco profesional. Pareciera que a toda costa tuviera motivos personales contra esta empresa, cosa que sin embargo sí tiene su nuevo colega de origen asiático, y que sin embargo representa la mesura y el autocontrol.
Igualmente extraño resultan algunas de las medidas que toma el impulsivo policía encargado de la brigada antifraude, cometiendo delitos a sabiendas y aportando a la causa pruebas de forma poco profesional. Pareciera que a toda costa tuviera motivos personales contra esta empresa, cosa que sin embargo sí tiene su nuevo colega de origen asiático, y que sin embargo representa la mesura y el autocontrol.
1
8 de febrero de 2012
8 de febrero de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
De igual modo que unos frascos con mierda envasada y expuesta en una galería, no es arte, sino un insulto a la inteligencia colectiva; tampoco Anticristo es una obra de arte, ni una buena película siquiera. Para ver cine gore hay películas más heavys, Hostels y Saws varios. Debe pensar Trier que se acerca al surrealismo de Buñuel mostrando imágenes de mutilación humana sin censura alguna... valiente estúpido...
Pero lo cierto es que, salvando el prólogo, estéticamente impecable, el resto de la película es una tomadura de pelo, un aburrimiento y un insulto al espectador. Y además, todo ya se ha visto en otras películas, no hay nada nuevo.
En momentos me acordé, por ejemplo, de Amantes criminales de Ozon, película que muestra igualmente el lado oscuro de la mente humana, pero sin llegar a estos extremos.
Ya lo decía Hamlet, "algo huele a podrido en Dinamarca", o algo comen por allí que no está en muy buen estado, porque sólo así pueden parir películas como esta, o como "It's all about love" del también danés Vinterberg.
QUé se puede esperar de un tío que se tatua FUCK en los nudillos, igual se cree Robert Mitchum en "La noche del cazador". A este le metía yo en una celda acristalada, junto a Michael Haneke, y cómo no, con la presencia de un Hanibal Lecter en ayunas. Y que se regocijen ambos viéndose devorar el uno al otro. Toda una obra de arte...
Pero lo cierto es que, salvando el prólogo, estéticamente impecable, el resto de la película es una tomadura de pelo, un aburrimiento y un insulto al espectador. Y además, todo ya se ha visto en otras películas, no hay nada nuevo.
En momentos me acordé, por ejemplo, de Amantes criminales de Ozon, película que muestra igualmente el lado oscuro de la mente humana, pero sin llegar a estos extremos.
Ya lo decía Hamlet, "algo huele a podrido en Dinamarca", o algo comen por allí que no está en muy buen estado, porque sólo así pueden parir películas como esta, o como "It's all about love" del también danés Vinterberg.
QUé se puede esperar de un tío que se tatua FUCK en los nudillos, igual se cree Robert Mitchum en "La noche del cazador". A este le metía yo en una celda acristalada, junto a Michael Haneke, y cómo no, con la presencia de un Hanibal Lecter en ayunas. Y que se regocijen ambos viéndose devorar el uno al otro. Toda una obra de arte...
Serie

6,5
244
6
9 de agosto de 2021
9 de agosto de 2021
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las producciones danesas, ya sea en largometrajes o en series suelen ser de notable calidad. Cuidadas, bien interpretadas, no suelen decepcionar.
Esta miniserie que nos ocupa nos presenta una historia sencilla con un protagonista que presenta lastres desde el arranque. Lejos de empatizar con él o sentirnos identificados con su historia, se nos desvela como un completo capullo, un tipo cobarde y un tanto mezquino con una aparente incapacidad para ponerse en la piel de los demás, aun cuando estos sean personas muy cercanas o incluso queridas.
Un personaje que no está satisfecho con su vida y escapa constantemente de cualquier situación de compromiso que se le presenta. Aunque al final hay cierto grado de redención y la historia se cierra con una vuelta de tuerca, todos los elementos románticos y sentimentales de la serie se ven permanentemente afectados por el comportamiento mezquino de su potagonista. Por contra, este espectador se situaba una y otra vez en la piel de las dos féminas protagonistas, compadeciéndolas por la reiterada torpeza de ese chico de aspecto descuidado y carita de bueno pero carente de la inteligencia emocional debida para que la serie hubiese alcanzado las cotas de profundidad debida.
Esta miniserie que nos ocupa nos presenta una historia sencilla con un protagonista que presenta lastres desde el arranque. Lejos de empatizar con él o sentirnos identificados con su historia, se nos desvela como un completo capullo, un tipo cobarde y un tanto mezquino con una aparente incapacidad para ponerse en la piel de los demás, aun cuando estos sean personas muy cercanas o incluso queridas.
Un personaje que no está satisfecho con su vida y escapa constantemente de cualquier situación de compromiso que se le presenta. Aunque al final hay cierto grado de redención y la historia se cierra con una vuelta de tuerca, todos los elementos románticos y sentimentales de la serie se ven permanentemente afectados por el comportamiento mezquino de su potagonista. Por contra, este espectador se situaba una y otra vez en la piel de las dos féminas protagonistas, compadeciéndolas por la reiterada torpeza de ese chico de aspecto descuidado y carita de bueno pero carente de la inteligencia emocional debida para que la serie hubiese alcanzado las cotas de profundidad debida.
24 de marzo de 2021
24 de marzo de 2021
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que siempre es de agradecer que aparezcan nuevas voces o realizadores en la industria del cine patrio y que en Cataluña se hace un cine con identidad o "denominación de origen" propia, reconocible, en muchas ocasiones por rasgos positivos y otras no tanto.
Esta que nos ocupa en concreto, para ser sinceros, tiene poco de original. Ni en el título, que podría confundirse con otras tantas películas que comienzan por "Cosas que"; como en el argumento, que comparte prácticamente en su totalidad con las también catalanas "Litus" y "Las distancias".
La historia es por tanto ya conocida y vista: grupo de amigos cuarentones (qué generosa me parece la reseña de filmaffinity denominándolos de "treintaytantos"), que se reúnen para homenajear o cumplir la última voluntad de un amigo fallecido. Por supuesto, la película tiene que tener los ingredientes habituales de este tipo de producciones: la música (me recordaba todo el rato a la serie "Citas"); los planos "guays" de calles, playa; la casa guay también rollo loft con paredes de ladrillo visto, y por supuesto y más importante: el parloteo, no siempre trascendente o necesario o natural.
Y es que hacer una película coral, de personajes, debe ser más difícil de lo que parece. Sobre todo cuando tu pretensión de buenrrollismo y a la vez trascendencia vital y todo eso se ve lastrada por un grupo de personajes, supuestamente amigos, que dan notadas muestras a lo largo del metraje de no aguantarse mucho. Hay malos rollos, pullas, piques, sospechas, flirteos, malas caras y malas palabras entre todos, que se podrían atribuir a dos causas: la ingesta de cosas, que ingieren mucho, o simplemente achacable a una profunda inmadurez, más propia de adolescentes que de cuarentones.
Porque en la búsqueda constante por dar sentido a su vida o darle un giro o sentirse plenamente vivos, solo se les ocurre hacer estupideces. Sencillamente, son un grupo de estúpidos haciendo estupideces. Y claro, con tal panorama, y a sus edades ya, cuesta empatizar o sentirse identificado; a no ser que uno también lo sea (estúpido e inmaduro digo), en cuyo caso supongo que hasta habrá gente que se ría mucho. Para quien esto escribe, que está en la misma edad de los protagonistas, pasó lo peor que podía pasar visionando una película que pretende hacerte sentir empatía: que todos me provocaban profundo rechazo y hasta cabreo con sus comportamientos.
Baste para muestra de esa inmadurez que en el momento en que tienen que cocinar solo son capaces de hacer espaguettis con tomate.
Tan solo el actor Sergio Caballero representa un papel coherente, creíble y contenido. No podía ser de otro modo dadas sus circunstancias, claro.
Esta que nos ocupa en concreto, para ser sinceros, tiene poco de original. Ni en el título, que podría confundirse con otras tantas películas que comienzan por "Cosas que"; como en el argumento, que comparte prácticamente en su totalidad con las también catalanas "Litus" y "Las distancias".
La historia es por tanto ya conocida y vista: grupo de amigos cuarentones (qué generosa me parece la reseña de filmaffinity denominándolos de "treintaytantos"), que se reúnen para homenajear o cumplir la última voluntad de un amigo fallecido. Por supuesto, la película tiene que tener los ingredientes habituales de este tipo de producciones: la música (me recordaba todo el rato a la serie "Citas"); los planos "guays" de calles, playa; la casa guay también rollo loft con paredes de ladrillo visto, y por supuesto y más importante: el parloteo, no siempre trascendente o necesario o natural.
Y es que hacer una película coral, de personajes, debe ser más difícil de lo que parece. Sobre todo cuando tu pretensión de buenrrollismo y a la vez trascendencia vital y todo eso se ve lastrada por un grupo de personajes, supuestamente amigos, que dan notadas muestras a lo largo del metraje de no aguantarse mucho. Hay malos rollos, pullas, piques, sospechas, flirteos, malas caras y malas palabras entre todos, que se podrían atribuir a dos causas: la ingesta de cosas, que ingieren mucho, o simplemente achacable a una profunda inmadurez, más propia de adolescentes que de cuarentones.
Porque en la búsqueda constante por dar sentido a su vida o darle un giro o sentirse plenamente vivos, solo se les ocurre hacer estupideces. Sencillamente, son un grupo de estúpidos haciendo estupideces. Y claro, con tal panorama, y a sus edades ya, cuesta empatizar o sentirse identificado; a no ser que uno también lo sea (estúpido e inmaduro digo), en cuyo caso supongo que hasta habrá gente que se ría mucho. Para quien esto escribe, que está en la misma edad de los protagonistas, pasó lo peor que podía pasar visionando una película que pretende hacerte sentir empatía: que todos me provocaban profundo rechazo y hasta cabreo con sus comportamientos.
Baste para muestra de esa inmadurez que en el momento en que tienen que cocinar solo son capaces de hacer espaguettis con tomate.
Tan solo el actor Sergio Caballero representa un papel coherente, creíble y contenido. No podía ser de otro modo dadas sus circunstancias, claro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Además del detalle sin importancia de los espaguettis, solo un estúpido inmaduro de cuarenta y pico tacos le pasaría por las narices a un colega la cuña donde el amigo común muriéndose acaba de miccionar. En fin, pa verlo.
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