La serie va creciendo. El carisma de los personajes va de la mano de una animación y mundo que van ganando complejidad y espectacularidad. El espectador lo disfruta, pero en su afán de alcanzar lo trascendental da la sensación de no saber cómo acabar sino con un final rutinario. Pero el viaje merece mucho la pena, a pesar de la nefasta traducción y del precario doblaje.

Alocada y desacomplejada comedia donde todo pivota alrededor de Richard Dreyfuss, que abraza su personaje y se nota que disfruta con él. El film ha mejorado con el tiempo e incluso se podría decir que es una de las joyas escondidas dentro de las comedias de la década de los años 90.

Tiene ideas que se manifiestan de manera heterodoxa pero efectiva y por ello merece un visionado. Los actores principales se muestran sorprendentemente convencidos de lo que relatan. No obstante, debe mejorar en la continuación porque todo lo demás juega en su contra y se toma demasiado tiempo copiando lo (malo) de otras series en vez de ofrecer algo novedoso para superar sus problemas.

Es un regalo para los fans y estos se arreglarán. Volverán a visitar un lugar que ya conocen y se sentirán como en casa. Además, la calidad y el cuidado alcanzan el mismo nivel que en la serie en todos los sentidos. Ahora bien, es tan conservadora que a su lado muchos capítulos de la serie parecen herejías iconoclastas. Le habría venido bien arriesgarse en algún aspecto.

Hay intentos de ir más allá, de criticar aspectos de la sociedad que representa, pero no son más que intentos que nunca llegan a materializarse ni a tener la valentía suficiente. Partiendo de esto, lo que queda es un mero producto etnológico o costumbrista que muestra las tradiciones de un grupo humano de manera más o menos competente. Fácilmente olvidable por no intentar ir más allá.