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6,7
10.382
6
1 de abril de 2021
1 de abril de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La premisa es muy original.
La visión de un niño que es hijo de inmigrantes coreanos en Estados Unidos en una granja de Arkansas. Esta película no trata sobre racismo, ni la bondad contra la maldad. Se puede decir que es una película intimista donde vemos cómo son algunas costumbres de Corea trasladadas a Estados Unidos, observamos el orgullo del padre por querer buscar el éxito a toda cosa, el papel de madre silenciosa que sigue al marido, las travesuras del niño por querer hacer su vida un poco más potable y qué no entiende muchas cosas que suceden a su alrededor, la hermana que se deja llevar con todo y la pincelada del humor que trae la abuela.
Sin embargo me ha parecido excesivamente lenta. Realmente cuenta pocas cosas durante hora y media de forma que los detalles de la película los tienes que interpretar, razonar por qué actúa cada uno así. Pero sin embargo en la última media hora todo se precipita y tengo sensación de que me han cortado la película, de nuevo cada uno puede interpretar los sentimientos de cada uno. No es una película donde se vaya a ver emoción a raudales, ni fotografía estupenda, ni grandes conversaciones, de hecho, lo raro es que hablen pero posiblemente me quede retenida porque empiezo a entender un poco la idea de trabajar de lunes a domingo, por ejemplo, perseguir un sueño, que viven muchos inmigrantes. Un fallo que veo a esta película es que aunque se dice que es de los años 80, me parece una película atemporal, podría ser de los 80, como también de los 70. Es decir, no se contextualiza nada, de hecho, apenas vemos estadounidenses en la película, casi toda la película reside en una granja.
Al final la película trata de mostrar la visión de una familia inmigrante en los años 80, y desde ese punto es enriquecedora. Personalmente no le daría ningún Oscar, porque hay películas mucho mejores, pero eso no quita para tenga mérito que un coreano-americano nos haya querido mostrar cómo ha sido su infancia en Estados Unidos.
Recomendaría esta película solo a aquellos que les guste lo intimista. Es lenta, pero tiene su punto de interés. Si hay algo que voy a recordar de esta película es la abuela, que trae aire y vida a la familia.
Nota: 5,5.
La visión de un niño que es hijo de inmigrantes coreanos en Estados Unidos en una granja de Arkansas. Esta película no trata sobre racismo, ni la bondad contra la maldad. Se puede decir que es una película intimista donde vemos cómo son algunas costumbres de Corea trasladadas a Estados Unidos, observamos el orgullo del padre por querer buscar el éxito a toda cosa, el papel de madre silenciosa que sigue al marido, las travesuras del niño por querer hacer su vida un poco más potable y qué no entiende muchas cosas que suceden a su alrededor, la hermana que se deja llevar con todo y la pincelada del humor que trae la abuela.
Sin embargo me ha parecido excesivamente lenta. Realmente cuenta pocas cosas durante hora y media de forma que los detalles de la película los tienes que interpretar, razonar por qué actúa cada uno así. Pero sin embargo en la última media hora todo se precipita y tengo sensación de que me han cortado la película, de nuevo cada uno puede interpretar los sentimientos de cada uno. No es una película donde se vaya a ver emoción a raudales, ni fotografía estupenda, ni grandes conversaciones, de hecho, lo raro es que hablen pero posiblemente me quede retenida porque empiezo a entender un poco la idea de trabajar de lunes a domingo, por ejemplo, perseguir un sueño, que viven muchos inmigrantes. Un fallo que veo a esta película es que aunque se dice que es de los años 80, me parece una película atemporal, podría ser de los 80, como también de los 70. Es decir, no se contextualiza nada, de hecho, apenas vemos estadounidenses en la película, casi toda la película reside en una granja.
Al final la película trata de mostrar la visión de una familia inmigrante en los años 80, y desde ese punto es enriquecedora. Personalmente no le daría ningún Oscar, porque hay películas mucho mejores, pero eso no quita para tenga mérito que un coreano-americano nos haya querido mostrar cómo ha sido su infancia en Estados Unidos.
Recomendaría esta película solo a aquellos que les guste lo intimista. Es lenta, pero tiene su punto de interés. Si hay algo que voy a recordar de esta película es la abuela, que trae aire y vida a la familia.
Nota: 5,5.

4,6
1.204
5
5 de noviembre de 2022
5 de noviembre de 2022
0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película desaprovechada donde esperas ver una retórica aplastante de un periodista de radio y terminas viendo a un histriónico Mel Gibson con más pena que gloria. Hemos visto miles de veces la conversación a través de móvil o radio entre un psicópata y una víctima, el juego que propone el extorsionador y que debe seguir la víctima, los sucesivos cambios de guión a lo largo de la película...
Se hubiese podido hacer una película más notable, con mayor profundidad en los diálogos, qué le mueve a actuar a un asesino, qué siente el protagonista Elvis (Mel Gibson). Los papeles femeninos son anecdóticos. Todo se ha realizado para que Mel Gibson sea la estrella y la verdad es que el personaje de William Moseley en su primer día de trabajo está totalmente reducido a decir unas pocas frases y seguir a todo lo que haga Elvis.
¿Lo mejor? El final… o no. La cierto es que me sorprendió y por eso le doy un aprobado.
¿Lo peor? La dirección, Romuald Boulanger hace una película palomitera. Se limita a entretener pero que con el paso del tiempo terminarás olvidando.
Con esta película se entiende que Mel Gibson pueda estrenar hasta 9 películas en todo 2022.
No lo negaré, con esta película echaba mucho de menos a Aaron Sorkin y sus diálogos rápidos, irónicos… Aquí es imposible recordar ninguna frase memorable.
Se hubiese podido hacer una película más notable, con mayor profundidad en los diálogos, qué le mueve a actuar a un asesino, qué siente el protagonista Elvis (Mel Gibson). Los papeles femeninos son anecdóticos. Todo se ha realizado para que Mel Gibson sea la estrella y la verdad es que el personaje de William Moseley en su primer día de trabajo está totalmente reducido a decir unas pocas frases y seguir a todo lo que haga Elvis.
¿Lo mejor? El final… o no. La cierto es que me sorprendió y por eso le doy un aprobado.
¿Lo peor? La dirección, Romuald Boulanger hace una película palomitera. Se limita a entretener pero que con el paso del tiempo terminarás olvidando.
Con esta película se entiende que Mel Gibson pueda estrenar hasta 9 películas en todo 2022.
No lo negaré, con esta película echaba mucho de menos a Aaron Sorkin y sus diálogos rápidos, irónicos… Aquí es imposible recordar ninguna frase memorable.

6,7
14.830
9
1 de mayo de 2022
1 de mayo de 2022
11 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soberbia película costumbrista que relata como nadie los avatares de una familia campesina de un pueblo de Lleida, Alcarràs.
Pocas veces he visto una película donde los actores actúen con la naturalidad de Alcarrás. Siempre he tenido la impresión que la familia Solé existe de verdad. Recolectan paraguayos, melocotones, higos… Me basta ver a Quimet, el padre de familia que mueve con soltura su tractor y Rogelio, el abuelo para saber que han trabajado toda su vida en el campo. Lo atestiguan las arrugas que poseen y el color bronceado típico de trabajar todos los días bajo el sol.
Veo a los niños que juegan en el campo con un coche abandonado, un familia que se desloma por la tierra y llora en su interior porque puede perderlo todo. El padre que blasfema durante toda la película para sacar adelante a su familia es también un padre que no puede controlar su ira al ver que no todos le siguen, el adolescente que no quiere seguir los estudios y quiere ayudar en el campo, pero vive las contradicciones de sus limitaciones. Querer no es poder.
Uno de los grandes aciertos en la película es que no toma partido por nadie. Se ve diferentes visiones, el abuelo, el padre, la madre, los hijos y el campo. No vamos a ver grandes conversaciones. No hay apenas primeros planos. Es la historia de Alcarràs, la verdadera protagonista.
Aquí no se trata de ver una España profunda como en Los santos inocentes ni otras películas rurales donde el silencio es protagonista. No, se trata de una familia normal del campo que ríe y llora como cualquier familia y que quiere vivir de la tierra pero no se lo permiten. Pero también se aprecia ver costumbres de una familia catalana. Ver cómo cocinan los caracoles en el campo, las reuniones familiares en las comidas, esa conversación de abuelas del fricandó…
No hay banda sonora pero hay una preciosa canción que cantan los niños que brilla por su ternura. Una familia unida por una canción.
Hay escenas que quedan para la historia del cine. Una de ellas es el final. Se oye un ruido de fondo, se intuye lo que va a pasar y se ve de cerca a Rogelio. Emociona ver su amor por la tierra que se trabaja.
Para mí, firme candidata a la mejor película del cine español de 2022. Me encantó Carla Simón en Verano 1993 y ahora se afianza como una de nuestros mejores directores del cine español. Obra maestra.
Pocas veces he visto una película donde los actores actúen con la naturalidad de Alcarrás. Siempre he tenido la impresión que la familia Solé existe de verdad. Recolectan paraguayos, melocotones, higos… Me basta ver a Quimet, el padre de familia que mueve con soltura su tractor y Rogelio, el abuelo para saber que han trabajado toda su vida en el campo. Lo atestiguan las arrugas que poseen y el color bronceado típico de trabajar todos los días bajo el sol.
Veo a los niños que juegan en el campo con un coche abandonado, un familia que se desloma por la tierra y llora en su interior porque puede perderlo todo. El padre que blasfema durante toda la película para sacar adelante a su familia es también un padre que no puede controlar su ira al ver que no todos le siguen, el adolescente que no quiere seguir los estudios y quiere ayudar en el campo, pero vive las contradicciones de sus limitaciones. Querer no es poder.
Uno de los grandes aciertos en la película es que no toma partido por nadie. Se ve diferentes visiones, el abuelo, el padre, la madre, los hijos y el campo. No vamos a ver grandes conversaciones. No hay apenas primeros planos. Es la historia de Alcarràs, la verdadera protagonista.
Aquí no se trata de ver una España profunda como en Los santos inocentes ni otras películas rurales donde el silencio es protagonista. No, se trata de una familia normal del campo que ríe y llora como cualquier familia y que quiere vivir de la tierra pero no se lo permiten. Pero también se aprecia ver costumbres de una familia catalana. Ver cómo cocinan los caracoles en el campo, las reuniones familiares en las comidas, esa conversación de abuelas del fricandó…
No hay banda sonora pero hay una preciosa canción que cantan los niños que brilla por su ternura. Una familia unida por una canción.
Hay escenas que quedan para la historia del cine. Una de ellas es el final. Se oye un ruido de fondo, se intuye lo que va a pasar y se ve de cerca a Rogelio. Emociona ver su amor por la tierra que se trabaja.
Para mí, firme candidata a la mejor película del cine español de 2022. Me encantó Carla Simón en Verano 1993 y ahora se afianza como una de nuestros mejores directores del cine español. Obra maestra.
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