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Críticas ordenadas por utilidad
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TV

3,5
202
6
17 de febrero de 2016
17 de febrero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada para la televisión canadiense, cuenta la historia de un Coronel de origen británico, afincado en Ontario (Canadá), de intachable hoja de servicios, que de buenas a primeras comienza una espiral decadente en la que empieza por allanar casas y robar prendas íntimas de sus vecinas, para después pasar al acoso y violación, y acabar -como era de suponer- asesinando al más puro estilo "serial killer" pero que, debido a unos descuidos, finalmente es acorralado y detenido.
Todo esto no sería especialmente interesante si no fuese porque se trata de un caso real, absolutamente bizarro e increíble, ya que el Coronel Russell Williams padecía un fetichismo enfermizo que le obligaba a hacer fotografías y grabaciones (algunas con la ropa interior robada a las vecinas que se pueden ver en internet y que, sencillamente, son patéticas) a las víctimas, y que en la películe se muestra con bastante fidelidad, lo que ayuda a componer y comprender el puzzle en que se convirtió la desordenada personalidad del protagonista, que en apariencia parecía un buen hombre con total autocontrol, altamente valorado en su comunidad y en su trabajo.
Es una película al uso, de las típicas del mediodía, pero bien hecha, muy bien interpretada por el infravalorado Gary Cole y, aunque con ligeras variaciones respecto a la historia real, bastante fidedigna, sobre todo teniendo en cuenta lo tremendamente extravagante del personaje principal.
Por cierto, aunque en la película no se muestra, todo lo que desencadenó el desorden del Coronel Williams fue la muerte de un gato al que amaba con devoción. En la película se muestra a un minino que le acompaña en muchas escenas, pero se obvia la curiosa relación que tenía con los felinos. Un rasgo peculiar más del personaje.
Todo esto no sería especialmente interesante si no fuese porque se trata de un caso real, absolutamente bizarro e increíble, ya que el Coronel Russell Williams padecía un fetichismo enfermizo que le obligaba a hacer fotografías y grabaciones (algunas con la ropa interior robada a las vecinas que se pueden ver en internet y que, sencillamente, son patéticas) a las víctimas, y que en la películe se muestra con bastante fidelidad, lo que ayuda a componer y comprender el puzzle en que se convirtió la desordenada personalidad del protagonista, que en apariencia parecía un buen hombre con total autocontrol, altamente valorado en su comunidad y en su trabajo.
Es una película al uso, de las típicas del mediodía, pero bien hecha, muy bien interpretada por el infravalorado Gary Cole y, aunque con ligeras variaciones respecto a la historia real, bastante fidedigna, sobre todo teniendo en cuenta lo tremendamente extravagante del personaje principal.
Por cierto, aunque en la película no se muestra, todo lo que desencadenó el desorden del Coronel Williams fue la muerte de un gato al que amaba con devoción. En la película se muestra a un minino que le acompaña en muchas escenas, pero se obvia la curiosa relación que tenía con los felinos. Un rasgo peculiar más del personaje.

5,7
22.138
7
31 de diciembre de 2018
31 de diciembre de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un mundo visual, como es el nuestro, donde las pantallas se han elevado a los altares de la dominación del ser humano, de sus sociedades y costumbres, no ver es "posiblemente" la peor de las discapacidades.
Sin embargo, en un mundo extrañamente postapocalíptico, no sabiendo muy bien el porqué -y no procede intentar desentrañar los supuestos motivos, para no fastidiar al personal la evolución de la trama- nos encontramos con la curiosa situación de que no mirar, no abrir los ojos, es la única posibilidad de sobrevivir en el exterior, lo que condiciona absolutamente la vida, y la supervivencia, sobre el planeta.
La historia da para muchas lecturas y posicionamientos éticos, puesto que en los personajes, su interrelación y sus reacciones se apoya el hilo argumental principal durante todo el metraje.
Bastante buena, muy bien interpretada (soberbios la oscarizada Bullock y el cuasi-oscarizado Malkovich), y con el correcto (aunque un pelín austero en algunos casos) desarrollo de las diferentes personalidades protagonistas, necesario para dar coherencia y cohesión a los acontecimientos.
Muy recomendable, e ideal para adolescentes atontados con el móvil, si conseguimos despegarlos de la nueva cajita tonta.
Sin embargo, en un mundo extrañamente postapocalíptico, no sabiendo muy bien el porqué -y no procede intentar desentrañar los supuestos motivos, para no fastidiar al personal la evolución de la trama- nos encontramos con la curiosa situación de que no mirar, no abrir los ojos, es la única posibilidad de sobrevivir en el exterior, lo que condiciona absolutamente la vida, y la supervivencia, sobre el planeta.
La historia da para muchas lecturas y posicionamientos éticos, puesto que en los personajes, su interrelación y sus reacciones se apoya el hilo argumental principal durante todo el metraje.
Bastante buena, muy bien interpretada (soberbios la oscarizada Bullock y el cuasi-oscarizado Malkovich), y con el correcto (aunque un pelín austero en algunos casos) desarrollo de las diferentes personalidades protagonistas, necesario para dar coherencia y cohesión a los acontecimientos.
Muy recomendable, e ideal para adolescentes atontados con el móvil, si conseguimos despegarlos de la nueva cajita tonta.
6
22 de septiembre de 2015
22 de septiembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Boy Interrupted es, ante todo, el homenaje de una madre desolada a su hijo, víctima de una bipolaridad genética que lo llevó, a los quince años, a suicidarse cuando debería estar disfrutando de la adolescencia, esa edad infravalorada que todos los que la hemos pasado -y desperdiciado- quisiéramos poder disfrutar de nuevo.
Evan nació condenado, y en el documental se percibe con claridad que la enfermedad que lo condujo irremediablemente a la muerte ya estaba presente en la familia antes de su nacimiento: su tío también se suicidó tras procesos mentales idénticos. Es posible incluso que su hermano, de tener hijos, pueda transmitirles la misma enfermedad.
El documental es correcto, detallista, y cuenta con los comentarios de amigos y familiares y profesionales que lo trataron (en el ámbito educacional y de salud mental) que ayudan a formarse, junto con los vídeo familiares, una biografía casi fotográfica de los pocos años que Evan sobrevivió a sí mismo. Entristece verlo evolucionar ante nosotros con la perspectiva de saber cómo acabará; por esa parte el documental hiere, y duele. Pero en el metraje se cuela el mensaje de esperanza de todo buen creyente americano (que se evidencia desde el minuto cinco) que pretende hacernos ver que Evan tenía un "alma" oscura ajena a la simple química cerebral; en esa parte el documental pierde muchos enteros, y a mí personalmente me incomoda.
Así que sí, es un duro documento de una madre que lucha por la memoria de su hijo amado, con cierto sustrato moralizador, hecho con la amargura de tan trágica experiencia; al menos, en solo 15 años, Evan dejó huella perdurable, e imágenes de ello.
Evan nació condenado, y en el documental se percibe con claridad que la enfermedad que lo condujo irremediablemente a la muerte ya estaba presente en la familia antes de su nacimiento: su tío también se suicidó tras procesos mentales idénticos. Es posible incluso que su hermano, de tener hijos, pueda transmitirles la misma enfermedad.
El documental es correcto, detallista, y cuenta con los comentarios de amigos y familiares y profesionales que lo trataron (en el ámbito educacional y de salud mental) que ayudan a formarse, junto con los vídeo familiares, una biografía casi fotográfica de los pocos años que Evan sobrevivió a sí mismo. Entristece verlo evolucionar ante nosotros con la perspectiva de saber cómo acabará; por esa parte el documental hiere, y duele. Pero en el metraje se cuela el mensaje de esperanza de todo buen creyente americano (que se evidencia desde el minuto cinco) que pretende hacernos ver que Evan tenía un "alma" oscura ajena a la simple química cerebral; en esa parte el documental pierde muchos enteros, y a mí personalmente me incomoda.
Así que sí, es un duro documento de una madre que lucha por la memoria de su hijo amado, con cierto sustrato moralizador, hecho con la amargura de tan trágica experiencia; al menos, en solo 15 años, Evan dejó huella perdurable, e imágenes de ello.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Increíble que a la hora de enterrar el sarcófago con las cenizas de Evan nadie se hubiese percatado de que habían olvidado cavar la fosa. Supongo que el abatimiento era mayúsculo.
14 de junio de 2014
14 de junio de 2014
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la saga de películas de X-Men convendría que Singer (que debería haberse dedicado a lo que se podría presuponer por su apellido antes de rodar este despojo) nos explicase qué hacemos con la historia que conocíamos hasta ahora, si la desechamos, la reconstruimos, la olvidamos, la rememoramos, la lloramos o, simplemente, hacemos como si fuese el estafador J. J. Abrams el que manda en el cine, y Singer le secunda, y asumimos que X-Men ya no tiene por qué seguir una lógica o coherencia y que se puede deconstruir a antojo suyo para hacer caja sin más, y que nosotros, abnegados amantes de la ciencia ficción y de la honestidad cinematográfica, pues nos quedamos como siempre cuando nos la meten doblada y sin vaselina: con cara de gilipollas.
La película muestra sin pudor unos años 70 repletos de tecnología que ni siquiera hoy somos capaces de reproducir, y se quedan todos tan tranquilos. El anacronismo avergüenza, porque ni el más atrevido situaría tecnologías y diseños del 2010 para arriba en un año 73 en que lo más moderno era llevar campanas y cuellos de camisa imposibles en coches donde la servodirección sólo era para los americanos, o para los ricos. Así con todo la película se atreve a poner una cárcel en el corazón del Pentágono que bien podría llevarse un premio al diseño más innovador en un certamen actual, o unos diseños de robots para los que faltarían 30 años como poco. Y el sistema de reconocimiento ocular por láser de Cerebro, madre mía. Si asumimos que el Steampunk hace volar máquinas a vapor que sería imposible levantarlas del suelo en el siglo XIX, pues entonces también podemos asumir que en 1973 había tecnologías que permitían crear máquinas voladoras, con complejísimos "sistemas" informáticos de detección de mutantes, y con materiales de altísima eficiencia (los cuales todavía hoy son difíciles de emplear por escasos y exclusivos) como polímeros ultra resistentes; DE PANDERETA.
El problema es que los amantes del cine de acción (el que se consume con desgaste mínimo de materia gris) encontrarán en este film un campo labrado de ignorancia en el que pastar a placer y hablar maravillas... y podremos añadir a los que, con todo orgullo de raza, de ése que los amantes y lectores de X-Men prodigan cuando dicen eso de "yo es que me he leído todos los cómics" y "esto es la leche de las leches de bueno", disfrutarán con esta reinvención "ocurrente" fruto de una mente muy "creativa" (!). Pero el problema viene de la mano de los que creemos que engañar por engañar con tal de llenarse el bolsillo no es ético, aunque trates con seguidores que son capaces de tragarse cualquier cosa con tal de ver efectos especiales y tíos en trajes de caucho y látex; antes colaba casi todo, pero ya no. Ahora toca exigir un poco de trabajo a los guionistas, y un poco de coherencia a los que tienen que transmitir algo: los directores. Bryan Singer me gustó en los primeros X-Men, me empezó a oler mal después y ahora, sencillamente, me apesta. Con esta película tocaba respetar al espectador, porque retornaba a la saga por la puerta grande, y porque ya vale de prostituirlo todo por seguir haciendo más rentable si se puede lo que ya es rentable en sí mismo.
Podría dar una estrella al film, pero me voy a atrever a dar dos: una por mala, y otra porque Jennifer Lawrence está apetecible aunque seas gay. Para todo los demás MasterCard, que es lo que quieren estos de Jolibud: PASTA Y MÁS PASTA.
La película muestra sin pudor unos años 70 repletos de tecnología que ni siquiera hoy somos capaces de reproducir, y se quedan todos tan tranquilos. El anacronismo avergüenza, porque ni el más atrevido situaría tecnologías y diseños del 2010 para arriba en un año 73 en que lo más moderno era llevar campanas y cuellos de camisa imposibles en coches donde la servodirección sólo era para los americanos, o para los ricos. Así con todo la película se atreve a poner una cárcel en el corazón del Pentágono que bien podría llevarse un premio al diseño más innovador en un certamen actual, o unos diseños de robots para los que faltarían 30 años como poco. Y el sistema de reconocimiento ocular por láser de Cerebro, madre mía. Si asumimos que el Steampunk hace volar máquinas a vapor que sería imposible levantarlas del suelo en el siglo XIX, pues entonces también podemos asumir que en 1973 había tecnologías que permitían crear máquinas voladoras, con complejísimos "sistemas" informáticos de detección de mutantes, y con materiales de altísima eficiencia (los cuales todavía hoy son difíciles de emplear por escasos y exclusivos) como polímeros ultra resistentes; DE PANDERETA.
El problema es que los amantes del cine de acción (el que se consume con desgaste mínimo de materia gris) encontrarán en este film un campo labrado de ignorancia en el que pastar a placer y hablar maravillas... y podremos añadir a los que, con todo orgullo de raza, de ése que los amantes y lectores de X-Men prodigan cuando dicen eso de "yo es que me he leído todos los cómics" y "esto es la leche de las leches de bueno", disfrutarán con esta reinvención "ocurrente" fruto de una mente muy "creativa" (!). Pero el problema viene de la mano de los que creemos que engañar por engañar con tal de llenarse el bolsillo no es ético, aunque trates con seguidores que son capaces de tragarse cualquier cosa con tal de ver efectos especiales y tíos en trajes de caucho y látex; antes colaba casi todo, pero ya no. Ahora toca exigir un poco de trabajo a los guionistas, y un poco de coherencia a los que tienen que transmitir algo: los directores. Bryan Singer me gustó en los primeros X-Men, me empezó a oler mal después y ahora, sencillamente, me apesta. Con esta película tocaba respetar al espectador, porque retornaba a la saga por la puerta grande, y porque ya vale de prostituirlo todo por seguir haciendo más rentable si se puede lo que ya es rentable en sí mismo.
Podría dar una estrella al film, pero me voy a atrever a dar dos: una por mala, y otra porque Jennifer Lawrence está apetecible aunque seas gay. Para todo los demás MasterCard, que es lo que quieren estos de Jolibud: PASTA Y MÁS PASTA.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Necesitaría explicaciones; o no, qué mas da:
¿Por qué anda Xavier? Vale con un jeringuillazo que limita la mutación y de paso arregla un corte de médula espinal. ¡¡PARA VOMITAR!!
¿Por qué vuelve Cíclope? ¿Y Fénix? Porque me sale de ahí, diría el Singer. PARA REGURGITAR.
¿Por qué todos son colegas al final/principio? Porque nos importa una mierda lo que pase con tal de que sea X-Men. PARA VACIAR EL ESTÓMAGO VIOLENTAMENTE, de nuevo.
¿Por qué anda Xavier? Vale con un jeringuillazo que limita la mutación y de paso arregla un corte de médula espinal. ¡¡PARA VOMITAR!!
¿Por qué vuelve Cíclope? ¿Y Fénix? Porque me sale de ahí, diría el Singer. PARA REGURGITAR.
¿Por qué todos son colegas al final/principio? Porque nos importa una mierda lo que pase con tal de que sea X-Men. PARA VACIAR EL ESTÓMAGO VIOLENTAMENTE, de nuevo.

6,4
4.380
9
15 de octubre de 2018
15 de octubre de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olvidémonos por un momento de los típicos patriotismos ufanos "made in USA" y dejémonos absorber por historias de héroes (al margen de su nacionalidad) de los de verdad, de los que dejan huella en el tiempo y de las historias de sus vidas. Héroes de carne y hueso que no necesitan pegar tiros en ninguna guerra para colgarse medallas, sino hacer algo tan impagable como jugarse el tipo por los demás luchando contra un monstruo, el fuego, que destruye sin compasión alguna las tierras y el bosque; a los animales y especies que lo habitan; a las personas que viven en la naturaleza o cerca de ella; en definitiva: lo destruye todo.
Los hechos, excepcionalmente narrados en esta película, son reales, tan reales que se te incrustan en la memoria como si los hubieses vivido de cerca; lograr transmitir eso no es tan fácil, nada fácil. Es cierto que algunos personajes y sus desarrollos a lo largo del film pueden parecer un poco estereotipados, pero es de agradecer que la dimensión humana de todos ellos se haya plasmado con la verosimilitud y el respeto que merecen, con todas sus virtudes y defectos; pues son humanos, héroes pero humanos... para lo bueno y lo malo.
Impactante film de principio a fin, si bien de inicio tranquilo, va cogiendo ritmo conforme avanza y se remata con una media hora final de antología. Fidedigna y respetuosa con los hechos, aunque hubiese sido de apreciar si se hubiese contado la historia al completo, incluido "todo" lo que aconteció tras el incendio final; entonces sí se habría merecido un rotundo 10.
A favor: El cásting perfecto. La fotografía. Los efectos especiales. La banda sonora. El guión in crescendo (inevitable por los acontecimientos).
En contra: Haber soslayado las repercusiones del incendio de Yarnell.
Los hechos, excepcionalmente narrados en esta película, son reales, tan reales que se te incrustan en la memoria como si los hubieses vivido de cerca; lograr transmitir eso no es tan fácil, nada fácil. Es cierto que algunos personajes y sus desarrollos a lo largo del film pueden parecer un poco estereotipados, pero es de agradecer que la dimensión humana de todos ellos se haya plasmado con la verosimilitud y el respeto que merecen, con todas sus virtudes y defectos; pues son humanos, héroes pero humanos... para lo bueno y lo malo.
Impactante film de principio a fin, si bien de inicio tranquilo, va cogiendo ritmo conforme avanza y se remata con una media hora final de antología. Fidedigna y respetuosa con los hechos, aunque hubiese sido de apreciar si se hubiese contado la historia al completo, incluido "todo" lo que aconteció tras el incendio final; entonces sí se habría merecido un rotundo 10.
A favor: El cásting perfecto. La fotografía. Los efectos especiales. La banda sonora. El guión in crescendo (inevitable por los acontecimientos).
En contra: Haber soslayado las repercusiones del incendio de Yarnell.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las imágenes del despliegue final son bellas y trágicas; como bien dice el súper en un momento dado del film: lo más bello y horroroso que he visto nunca.
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