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Mediometraje

5,9
139
6
13 de enero de 2013
13 de enero de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un jinete sobre su caballo en lo alto de un monte. Mira a la izquierda y ve venir por el valle a cuatro jinetes cabalgando por el río. Mira a la derecha y ve venir a otros cuatro jinetes cabalgando por un desfiladero. Al final, los dos grupos se juntan con el primer jinete. Si yo les preguntara quien rodó esa escena, entre unos pocos directores, casi seguro que me contestarían: “John Ford”. Pues no, fue Jack Ford, nacido como John Martin Aloysius Feeney, más conocido como Jack Feeney, o entre los amigos del instituto como “Toro” Feeney, estrella de fútbol americano de los Pórtland High Bulldogs en su ciudad natal, y que más tarde adoptaría el nombre que se ha hecho mítico en el mundo del cine: John Ford. En 1917 rodó siete películas con Harry Carey como protagonista, cinco largometrajes y dos cortos, con un sueldo de 35 dólares a la semana, mientras el protagonista cobraba 150. Durante todos estos años Ford trabajó con conciencia de que las películas que hacía eran básicamente obra de él mismo, y por eso realizaba la mayoría de las veces una sola toma para que después, en los estudios, se vieran obligados a montar las películas como él las había concebido. Esta es, sin duda, una de esas obras suyas de experimentación, y prueba de ello es que abandona los paisajes del oeste, deja los “saloones”, y traslada buena parte de la acción a los salones y terrazas de un gran hotel en Nueva York. Experimenta hasta llegar a introducir una escena de los amigos del protagonista galopando por el centro de Nueva York (en realidad esta escena fue rodada en el centro de Los Ángeles). En general John Ford es conocido por su introspección humana en el mundo del oeste, pero tiene siempre ciertos golpes de humor con sus personajes, y buena muestra de ello es la escena de “Bucking Broadway” en la que Cheyenne Harry, el protagonista, es pillado por una vieja puritana cambiándose los pantalones detrás de un mostrador. Por lo demás, no faltan escenas de rodeo y la que podría ser su firma: el encuadre de un personaje en una puerta con un paisaje exterior.

8,1
90.888
10
2 de octubre de 2009
2 de octubre de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo tengo para mi base de datos particular la clasificación de “Obra Maestra” como la máxima calificación para una película; a continuación “Muy Buena” (me suena que esto ya lo he dicho en algún post anterior), pues esta película la situaría entre ambos niveles,. Sois vosotros los que tenéis que situarla entre esa puntuación cuando la veáis. La película esta basada en una novela cuya trama te engancha al poco de haber empezado y debido a que el director ha urdido una tela de araña sutil para atrapar al espectador. Los hilos del guión son suaves y muy fuertes, de tal manera que tu puedes seguir la trama sin perderte. Esa tela de araña esta orientada de tal forma que sus brillos y sus vibraciones están elaborados con la fotografía y la música que atrae sin dudarlo al espectador. Si además, la araña se mueve por la interpretación magnífica de todos los intérpretes y en especial por un magnífico Ricardo Darin. Y en la sombra, esperando al espectador al que considera muy listo y por lo tanto no puede engañarlo simplemente, sino atraerlo, está el director que manejando cuidadosamente todos los hilos quiere atraparlo. Pero al final, la sorpresa, porque el viento, el agua u otro incidente externo, como un vaso o unas mondas de naranja, o una fotos puede hacer que el espectador se libere victorioso.
Especialmente los diálogos son muy inteligentes, tanto en la intriga, el romance o el humor. Y en la presentación de estos diálogos hay una cámara magnífica que se mueve alrededor de los personajes, sin hacerse la protagonista, pero puntuando todas las inflexiones y con una música que subraya cada situación.
La película tiene sus momentos cumbres como thriller en el asesinato o en los interrogatorios. Tiene sus momentos extraordinarios como comedia en la escena del bar donde se relacionan los nombres del asesino con el fútbol. Espectaculares son las imágenes que nos conducen al estadio donde posiblemente esté el asesino. Y tiene sus magníficos momentos románticos, para mi de los mejores en el universo cinematográfico, con la despedida en la estación, o en el reencuentro final.
Después de todo lo que he vivido en el universo fílmico con esta película solo me cabe el máximo desprecio por el festival de cine de San Sebastián que ha pasado por esta película sin enterarse; explicable porque en este maravilloso film no hay ningún elemento que pueda servir a sus objetivos políticos. Absolutamente de obligada visión.
Especialmente los diálogos son muy inteligentes, tanto en la intriga, el romance o el humor. Y en la presentación de estos diálogos hay una cámara magnífica que se mueve alrededor de los personajes, sin hacerse la protagonista, pero puntuando todas las inflexiones y con una música que subraya cada situación.
La película tiene sus momentos cumbres como thriller en el asesinato o en los interrogatorios. Tiene sus momentos extraordinarios como comedia en la escena del bar donde se relacionan los nombres del asesino con el fútbol. Espectaculares son las imágenes que nos conducen al estadio donde posiblemente esté el asesino. Y tiene sus magníficos momentos románticos, para mi de los mejores en el universo cinematográfico, con la despedida en la estación, o en el reencuentro final.
Después de todo lo que he vivido en el universo fílmico con esta película solo me cabe el máximo desprecio por el festival de cine de San Sebastián que ha pasado por esta película sin enterarse; explicable porque en este maravilloso film no hay ningún elemento que pueda servir a sus objetivos políticos. Absolutamente de obligada visión.
9
11 de junio de 2008
11 de junio de 2008
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así ha contado este cuento su director, desde la visión de un niño y utilizando las imágenes que un niño vería: en la casa (su padre no tiene dinero), en la calle (sus amigos juegan), en el colegio (las zapatillas de las otras o el director). Desde que empieza la película, cuando busca las zapatillas entre las cajas de fruta ya te cautiva ese niño. Y el sólo podría llevar la película adelante, como llora cuando como cualquier niño le hacen llorar. Pero aparece la hermana. ¿Habrá un diálogo más bonito que el de los dos hermanos con el cuaderno? Y más, y más, pero habría que verla porque no puedo contaros más cosas. Os aseguro a todos los que gustan de las historias bien contadas que esta os va a gustar y mucho. Acción tiene un montón, como corren los dos niños. Pero el que quiera una acción con violencia está equivocado con esta película. Toda ella es ternura. Y el que quiera crítica social aquí la va a tener, vaya barrio donde trabajar como jardinero. Y hablando de dinero, no creo que haya costado mucho dinero hacer esta preciosa película.
27 de septiembre de 2012
27 de septiembre de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi esta película no está incluida entre las que más me gustan. Es cierto que tiene momentos magistrales, como la recepción y la boda, pero en general decae el interés por buscar más la sorpresa del espectador que el contarnos los hechos tal como se van produciendo. Por otra parte, tantos personajes que tienen que hacer llegar al espectador sus sentimientos hacen que este se pierda, máxime cuando se trata de una película oriental que en general ofrecen una gran dificultad para recordar los nombres y relacionarlos entre los personajes. El guión me ha parecido bastante simple y Kurosawa lo alarga aumentando el número de escenas en las que de forma reiterativa vemos la maldad de los personajes y el ansia de venganza del protagonista. Además, hay una historia melodramática entre el protagonista y su mujer, que presenta una deficiencia al andar, que baja el tono intrigante para llevarlo al sentimentalismo. Parece ser que el guión de esta película era de un sobrino de Kurosawa y este se limitó a darle algunos retoques. Si algo sobresale en la película y la hace motivo de visión obligada es la magnífica interpretación de Toshiro Mifune en un papel de ejecutivo, muy distante de los papeles de samurai a los que nos tiene acostumbrados.

7,4
327
8
4 de marzo de 2013
4 de marzo de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El expresionismo alemán triunfó en Hollywood durante esta década de los años 20 y la Fox, la productora para quien trabajaba Ford, hizo todo lo posible para explotar el éxito que había conseguido con “Amanecer” de F. W. Murnau, pagándole a Ford y su esposa un viaje de dos meses por Alemania y Europa. Ford realiza con esta película un homenaje al cineasta alemán que no deja de ser una imitación del cine de Murnau. De hecho, los exteriores correspondientes a un pueblo alemán utilizados por Murnau para “Amanecer” son reutilizados por Ford para su película “Cuatro hijos” que está ambientada en su mayor parte en Alemania. Ford cuenta para esta película con su asiduo director de fotografía, George Schneiderman, que habiendo entendido la idea del director realiza un magnífico trabajo utilizando las luces y las sombras, al más puro estilo expresionista, y se arriesga, con el director, en complejos movimientos de cámara de los que tenemos buena muestra al principio del film, consiguiendo un derroche visual que supera a menudo la sencillez emocional de la historia. La interpretación de Margaret Mann como la madre es muy buena y supera en esos momentos el amaneramiento al que estaban sometidos los actores y las actrices para transmitir sentimientos en el cine mudo.
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