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Críticas ordenadas por utilidad
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6,5
18.793
8
9 de marzo de 2014
9 de marzo de 2014
44 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Stockholm" es la viva imagen de que puede hacerse buen cine en España. Que hay talento y que, bien canalizado, puede dar obras tan notables como esta. ¿Cuál es la sinopsis de "Stockholm? Pues chico conoce a chica en una fiesta y decide pasar la noche con ella. Y ya está. No voy a revelar nada más. De hecho, os animo a que no continuéis leyendo hasta que no la hayáis visto. Avisados quedáis. Hay spoilers a mansalva.
Lo que puede parecer un esquema trilladísimo de chico conoce a chica acaba convirtiéndose en un análisis muy lúcido de las juventudes hedonistas que pueblan la ciudad. Él (Javier Pereira) se pone la máscara de chico simpático, espontáneo, gracioso, pagado de sí mismo, y con ella todas sus armas de seductor y ligón empedernido que ha ido perfeccionando con el tiempo. A ella (Aura Garrido) no le gusta esa máscara, pero anhela que alguien la quiera y, qué cojones, el chico es muy gracioso y está bueno. Sabe que puede encontrar algo debajo de la máscara que no le va a gustar, pero él insiste e insiste y ella se deja conquistar por la máscara. Aunque hayan diferentes momentos durante la noche donde ella pueda atisbar qué se esconde detrás de la máscara, como cuando él se encuentra a un tipo que le increpa en el 24 horas, o cuando parece que pierde los papeles después de que ella se largue de su casa. E incluso en el prólogo cuando conversa con su amigo. Aun así, ella necesita cariño y amor. Y cede. Al día siguiente, el chico se ha quitado la máscara. Ya no es ni simpático ni espontáneo ni gracioso ni atento y ella descubre lo que se temía, que debajo la máscara solo hay un capullo. Un capullo especialista en usar y tirar a la gente cuando ya no necesita de "sus servicios". Con lo que no cuenta es que la chica ha pasado por una depresión y que haber jugado con ella le costará caro. Ella descubre que nunca la querrán, que solo es una chica de usar y tirar, y se sentirá mal por ello. Se siente mal porque en el fondo le atrae que la traten de ese modo. No sabemos nada de su pasado, pero podríamos apostar que ya ha pasado por ello y la han herido a menudo. Es un síndrome de Estocolmo en toda regla, pero a escala doméstica; ella desarrolla un fuerte vínculo afectivo con el maltratador, pese a que él la trata fatal.
"Stockholm" son las consecuencias de tratar a las personas como si fueran objetos de usar y tirar; "Stockholm" es el retrato de los ligones nocturnos, muy espontáneos y guays, de esos que parecen que han nacido para ligar, que les gusta disfrutar del placer inmediato a toda costa, inconscientes de la realidad individual de cada persona. Y no les importa mentir y fingir quién no son para conseguirlo. Es de los que hieren con sus actos y les importa un comino las consecuencias. Aquí está interpretado por un chico, pero bien podría haberlo interpretado una chica y hubiésemos tenido el mismo resultado. Y ella es el retrato de esas personas frágiles que necesitan todo lo contrario de lo que les proporcionan estos chicos y que, sin embargo, caen en sus redes y se dejan tentar. Aunque eso suponga sentirse como una mierda al día siguiente. Y, aunque parezca difícil, este papel podría haber sido interpretado por un chico y el resultado volvería a ser el mismo. No tardamos en involucrarnos en el relato porque reconocemos esas personalidades, porque hemos visto o hemos sufrido -o hemos provocado- situaciones como esa. Porque reconocemos en ellos a nuestra amiga a la que siempre le están destrozando el corazón o a ese amigo chulito que parece que se ha criado en una discoteca. O porque quizás nos reconocemos, aunque sea un poquito, a nosotros mismos en uno u otro papel.
Sorogoyen apuesta por estructurar la película en dos partes muy diferenciadas para intensificar ese contraste; no solo los personajes son los que cambian de la noche a la mañana, sino toda la ambientación y el tono general de la obra. Y es un gran acierto. ¿Puntos en contra? Que durante la primera parte los diálogos suenan forzados, que el guion es demasiado autoconsciente de sí mismo y que Pereira está algo limitado y sobreactúa bastante, sobre todo durante la primera parte. Por suerte, Aura Garrido está ahí para hacer un papelón que nada tiene que envidiar al de otras actrices de más renombre.
"Stockholm" es una peli muy próxima, que conecta con una realidad que fácilmente hemos visto o experimentado. Se vale de un buen guion para transmitir un tema muy potente, aunque a veces, en boca de los personajes, los diálogos resulten algo forzados. Pero es una película muy recomendable y que se presta a hondas reflexiones.
Lo que puede parecer un esquema trilladísimo de chico conoce a chica acaba convirtiéndose en un análisis muy lúcido de las juventudes hedonistas que pueblan la ciudad. Él (Javier Pereira) se pone la máscara de chico simpático, espontáneo, gracioso, pagado de sí mismo, y con ella todas sus armas de seductor y ligón empedernido que ha ido perfeccionando con el tiempo. A ella (Aura Garrido) no le gusta esa máscara, pero anhela que alguien la quiera y, qué cojones, el chico es muy gracioso y está bueno. Sabe que puede encontrar algo debajo de la máscara que no le va a gustar, pero él insiste e insiste y ella se deja conquistar por la máscara. Aunque hayan diferentes momentos durante la noche donde ella pueda atisbar qué se esconde detrás de la máscara, como cuando él se encuentra a un tipo que le increpa en el 24 horas, o cuando parece que pierde los papeles después de que ella se largue de su casa. E incluso en el prólogo cuando conversa con su amigo. Aun así, ella necesita cariño y amor. Y cede. Al día siguiente, el chico se ha quitado la máscara. Ya no es ni simpático ni espontáneo ni gracioso ni atento y ella descubre lo que se temía, que debajo la máscara solo hay un capullo. Un capullo especialista en usar y tirar a la gente cuando ya no necesita de "sus servicios". Con lo que no cuenta es que la chica ha pasado por una depresión y que haber jugado con ella le costará caro. Ella descubre que nunca la querrán, que solo es una chica de usar y tirar, y se sentirá mal por ello. Se siente mal porque en el fondo le atrae que la traten de ese modo. No sabemos nada de su pasado, pero podríamos apostar que ya ha pasado por ello y la han herido a menudo. Es un síndrome de Estocolmo en toda regla, pero a escala doméstica; ella desarrolla un fuerte vínculo afectivo con el maltratador, pese a que él la trata fatal.
"Stockholm" son las consecuencias de tratar a las personas como si fueran objetos de usar y tirar; "Stockholm" es el retrato de los ligones nocturnos, muy espontáneos y guays, de esos que parecen que han nacido para ligar, que les gusta disfrutar del placer inmediato a toda costa, inconscientes de la realidad individual de cada persona. Y no les importa mentir y fingir quién no son para conseguirlo. Es de los que hieren con sus actos y les importa un comino las consecuencias. Aquí está interpretado por un chico, pero bien podría haberlo interpretado una chica y hubiésemos tenido el mismo resultado. Y ella es el retrato de esas personas frágiles que necesitan todo lo contrario de lo que les proporcionan estos chicos y que, sin embargo, caen en sus redes y se dejan tentar. Aunque eso suponga sentirse como una mierda al día siguiente. Y, aunque parezca difícil, este papel podría haber sido interpretado por un chico y el resultado volvería a ser el mismo. No tardamos en involucrarnos en el relato porque reconocemos esas personalidades, porque hemos visto o hemos sufrido -o hemos provocado- situaciones como esa. Porque reconocemos en ellos a nuestra amiga a la que siempre le están destrozando el corazón o a ese amigo chulito que parece que se ha criado en una discoteca. O porque quizás nos reconocemos, aunque sea un poquito, a nosotros mismos en uno u otro papel.
Sorogoyen apuesta por estructurar la película en dos partes muy diferenciadas para intensificar ese contraste; no solo los personajes son los que cambian de la noche a la mañana, sino toda la ambientación y el tono general de la obra. Y es un gran acierto. ¿Puntos en contra? Que durante la primera parte los diálogos suenan forzados, que el guion es demasiado autoconsciente de sí mismo y que Pereira está algo limitado y sobreactúa bastante, sobre todo durante la primera parte. Por suerte, Aura Garrido está ahí para hacer un papelón que nada tiene que envidiar al de otras actrices de más renombre.
"Stockholm" es una peli muy próxima, que conecta con una realidad que fácilmente hemos visto o experimentado. Se vale de un buen guion para transmitir un tema muy potente, aunque a veces, en boca de los personajes, los diálogos resulten algo forzados. Pero es una película muy recomendable y que se presta a hondas reflexiones.

6,3
13.581
3
16 de agosto de 2023
16 de agosto de 2023
74 de 110 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me la han vendido como la nueva “It follows” y resulta que está más cerca de “The Boogeyman” y otras producciones de bajo presupuesto (e imaginación) que otra cosa. A nivel estético, más de lo mismo: fotografía de tonos apagados de esa que últimamente viene de serie en este tipo de películas; tampoco nada destacable ni en los encuadres ni en los movimientos de cámara. Juegos visuales del montón. El ritmo es monótono y lento, como pasaba en “The Boogeyman”, y uno pronto entiende que es deliberadamente lento porque, de lo contrario, si la película hubiera ido al grano, habría salido un mediometraje de 30 minutos (y hubiese sido mejor).
Mismo argumento de siempre en este subgénero de películas de terror psicológico: protagonista que ha perdido a un familiar y los espíritus se aprovechan de eso. Nada nuevo. En este caso, sustituye la ouija de toda la vida por una mano de escayola y parece que has inventado la rueda. Mismo prototipo de personaje femenino que en “The Boogeyman”, “Smile” o “M3gan”: chica traumatizada (¿dónde están los hombres traumatizados?) que intenta superar sin éxito el trauma i lo sobrenatural juega con eso.
Lo único destacable es el retrato de una juventud que se desarrolla en comunidades que viven cada vez más desconectadas del mundo de los adultos, que en esta película son testimoniales. Jóvenes que tienen que superar sus traumas, sus carencias afectivas o su abandono en compañía (buena o mala) de otros jóvenes.
Mismo argumento de siempre en este subgénero de películas de terror psicológico: protagonista que ha perdido a un familiar y los espíritus se aprovechan de eso. Nada nuevo. En este caso, sustituye la ouija de toda la vida por una mano de escayola y parece que has inventado la rueda. Mismo prototipo de personaje femenino que en “The Boogeyman”, “Smile” o “M3gan”: chica traumatizada (¿dónde están los hombres traumatizados?) que intenta superar sin éxito el trauma i lo sobrenatural juega con eso.
Lo único destacable es el retrato de una juventud que se desarrolla en comunidades que viven cada vez más desconectadas del mundo de los adultos, que en esta película son testimoniales. Jóvenes que tienen que superar sus traumas, sus carencias afectivas o su abandono en compañía (buena o mala) de otros jóvenes.

6,4
19.305
3
18 de agosto de 2024
18 de agosto de 2024
55 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy un poco hasta la chirimoya que me la metan doblada una y otra vez cada vez que voy al cine y, en particular, cuando el bueno de Ridley está implicado. Iba al cine con los dedos cruzados, rezando 10 Padre Nuestros y 20 Aves Marías y no me ha funcionado de nada. Voy y me encuentro otra mierda en la línea de Prometheus i Covenant. ¿A qué me refiero? Lo explico en la zona spoiler (1). Sí, esta es algo mejor, pero no era difícil superar aquellos dos pestiños. Esto no la convierte en buena, ni mucho menos.
Pues bien. Personajes flojetes, con los que empatizas entre nada y nada de nada. Verbalizan sus problemas, no los muestran, y nos da igual. Los actores, igual de flojos. También se molestan en contarnos algo del trasfondo del universo y de su sistema económico, al inicio, pero me la suda. No aporta nada, sino que resta. El típico worldbuilding de manual que contribuye a que empieces a confundir Alien con, pongamos, Star Wars. El guion, pese a lo simplón que es, es de aquellos con más agujeros que un queso gruyere. Pongo algunos ejemplos en la zona spoiler (2).
Yo venía a ver una película de terror y/o de acción. Pues bien, la acción brilla por su ausencia: dos o tres escenas correteando de aquí para allá y poco más. Sobre la tensión y el supuesto terror que tanto ha destacado la crítica: paso más miedo intentando no tropezarme con los muebles cuando me levanto a media noche a vaciar la vejiga que aquí. Además, tienes la impresión de que los aliens nunca van en serio en ningún momento, y que cometen más errores que los protagonistas, que ya es decir. No es esa especie inteligentísima que yo recordaba.
Y bueno, a nivel de dirección es mediocre. La podría haber rodado cualquiera. No hay ni una sola idea inspirada. Hay escenas que no pueden estar peor rodadas, como la del ascensor, por poner un ejemplo.
Pues bien. Personajes flojetes, con los que empatizas entre nada y nada de nada. Verbalizan sus problemas, no los muestran, y nos da igual. Los actores, igual de flojos. También se molestan en contarnos algo del trasfondo del universo y de su sistema económico, al inicio, pero me la suda. No aporta nada, sino que resta. El típico worldbuilding de manual que contribuye a que empieces a confundir Alien con, pongamos, Star Wars. El guion, pese a lo simplón que es, es de aquellos con más agujeros que un queso gruyere. Pongo algunos ejemplos en la zona spoiler (2).
Yo venía a ver una película de terror y/o de acción. Pues bien, la acción brilla por su ausencia: dos o tres escenas correteando de aquí para allá y poco más. Sobre la tensión y el supuesto terror que tanto ha destacado la crítica: paso más miedo intentando no tropezarme con los muebles cuando me levanto a media noche a vaciar la vejiga que aquí. Además, tienes la impresión de que los aliens nunca van en serio en ningún momento, y que cometen más errores que los protagonistas, que ya es decir. No es esa especie inteligentísima que yo recordaba.
Y bueno, a nivel de dirección es mediocre. La podría haber rodado cualquiera. No hay ni una sola idea inspirada. Hay escenas que no pueden estar peor rodadas, como la del ascensor, por poner un ejemplo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(1) Sí, otra vez el líquido negro y las combinaciones de bichos Mr. Potatoe de Prometheus y Covenant. Sí, más mandanga de aquella mesiánica-prometeica-frankensteiniana made in Ridley que tanto queríamos ver, que arrastró tantas masas enfervorecidas a los cines en su momento y de la que nos quejamos tan poco en su momento (hehe). Panda de científicos locos que quieren mejorar la especie humana y hacen experimentos con el líquido negro, los aliens y la madre que los parió y, adivinen, sale mal (por enésima vez). Efectivamente, el giro de guion tenía que ser un bicho zombie de esos tan chulos que es un cruce entre un ingeniero, un alien, un humano, un slender man, un bicho azul de Avatar con talco y el cerebro de Ridley.
(2) ¿Qué hace una nave de la Weyland, tan importante por lo que contiene (líquido negro que te convierte en un superhéroe), orbitando un planeta de la Weyland, sin que nadie de la Weyland se haya molestado en recuperarla o, como mínimo, tenerla vigilada? Bien que sí lo hacen con los restos del alien de la Nostromo, que estaba perdida en el espacio… ¿Cómo es que nadie impide que la pandilla protagonista salga del planeta? ¿No hay vigilancia “planetaria”? ¿Los sintéticos no están controlados? Viendo lo que puede hacer uno (colarse en una nave de tu empresa y piratearla) yo no los tendría paseando por ahí y trabajando en una mina acompañando a un humano random…
(2) ¿Qué hace una nave de la Weyland, tan importante por lo que contiene (líquido negro que te convierte en un superhéroe), orbitando un planeta de la Weyland, sin que nadie de la Weyland se haya molestado en recuperarla o, como mínimo, tenerla vigilada? Bien que sí lo hacen con los restos del alien de la Nostromo, que estaba perdida en el espacio… ¿Cómo es que nadie impide que la pandilla protagonista salga del planeta? ¿No hay vigilancia “planetaria”? ¿Los sintéticos no están controlados? Viendo lo que puede hacer uno (colarse en una nave de tu empresa y piratearla) yo no los tendría paseando por ahí y trabajando en una mina acompañando a un humano random…

6,8
21.192
9
2 de noviembre de 2024
2 de noviembre de 2024
38 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues Eastwood ha vuelto a firmar otro peliculón. Cine de ese que tanto se echa de menos últimamente y que recuerda tanto al cine clásico. De altos vuelos en lo moral y sobrio y bien meditado en su ejecución. Guion pulidísimo, bien trabado y donde todas las piezas encajan a la perfección. Con actores al servicio de sus personajes y no al revés.
Porque aquí se nos plantea un dilema complejo, con claroscuros, donde nadie es cien por cien inocente o cien por cien culpable. Un lío difícil de resolver (pero, a su vez, tan común y corriente) teniendo en cuenta la justicia que tenemos que, como recuerda un personaje, “no es perfecta pero es la que tenemos”. Una justicia que no cree en la rehabilitación ni en la gama de grises. Y en sus manos, seres complejos, cada uno con su mochila, sus circunstancias, su forma de ver o de implicarse en el mundo, etcétera. En la zona spoilers, comento un poco la lectura que hago de la película.
Solo me queda decir que muchas gracias por tanto, Clint. Hacía tiempo que no reflexionábamos ni debatíamos tanto en casa tras un estreno.
Porque aquí se nos plantea un dilema complejo, con claroscuros, donde nadie es cien por cien inocente o cien por cien culpable. Un lío difícil de resolver (pero, a su vez, tan común y corriente) teniendo en cuenta la justicia que tenemos que, como recuerda un personaje, “no es perfecta pero es la que tenemos”. Una justicia que no cree en la rehabilitación ni en la gama de grises. Y en sus manos, seres complejos, cada uno con su mochila, sus circunstancias, su forma de ver o de implicarse en el mundo, etcétera. En la zona spoilers, comento un poco la lectura que hago de la película.
Solo me queda decir que muchas gracias por tanto, Clint. Hacía tiempo que no reflexionábamos ni debatíamos tanto en casa tras un estreno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más o menos hasta el final, ese ciudadano que todos pueden tildar de “bueno” y aquel que todos pueden clasificar como “malo” están al mismo nivel. Los dos cargan con sus respectivas mochilas, los dos tienen de lo que arrepentirse, los dos son imperfectos. Los dos tienen el mismo derecho a ser perdonados y a ser castigados. Pero uno irá a prisión y el otro no. Efectivamente, cuando el protagonista decide tomar la decisión fatídica, ahí ya sí que sí, es más culpable que el que es condenado.
Prácticamente el mismo camino que sigue la fiscal, que se beneficiará de enviar a prisión a ese tipo, pese a que se da cuenta que podría no ser el culpable. Al final, ambos, sentados en el banco, están en el mismo barco. A ella le toca decidir si quiere estar del lado del protagonista y cimentar su carrera política en base a una injusticia, o no. Finalmente, decide que no, que eso no puede quedar impune, pase lo que pase, les cueste lo que les cueste a ambos.
Prácticamente el mismo camino que sigue la fiscal, que se beneficiará de enviar a prisión a ese tipo, pese a que se da cuenta que podría no ser el culpable. Al final, ambos, sentados en el banco, están en el mismo barco. A ella le toca decidir si quiere estar del lado del protagonista y cimentar su carrera política en base a una injusticia, o no. Finalmente, decide que no, que eso no puede quedar impune, pase lo que pase, les cueste lo que les cueste a ambos.

6,9
11.329
6
17 de septiembre de 2017
17 de septiembre de 2017
49 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy fan de Bigelow como el que más. En tierra hostil me fascinó. La noche más oscura, también. No he visto nada de lo anterior, así que poco puedo opinar al respecto. Detroit me ha gustado. Menos que esas dos, pero me ha gustado. Esperaba mucho más, cierto. Pero ha cumplido. Ha arrojado luz sobre un episodio de la historia norteamericana que desconocía. He salido indignado, pero ni mucho menos lo que esperaba. No he salido tan cabreado, emocionado ni lloroso que cuando fui a ver Selma o acabé American Crime Story (muchísimo mejores que esta). Los actores están impecables; la fotografía, increíble. Pero más allá de todo eso, me extenderé en las 4 cosillas que no me convencen de esta película:
1) No está bien estructurada. Tenemos un inicio caótico donde uno cree que la película va a abarcar todos los disturbios acaecidos en la ciudad. Hay cambios de escena continuos, la cámara se bambolea de un lado para otro sin saber muy bien dónde quiere Bigelow centrar el objetivo ni qué contar. Luego sobreviene un segundo acto que va a lo concreto de sopetón (los hechos ocurridos en el motel Algiers), alargado en exceso y extenuante en la recreación de la violencia y la humillación (algo de lo que ya adolecía 12 años de esclavitud, de alargarse demasiado en el sufrimiento y la tortura. A veces menos es más). Un segundo acto que ocurre un poco por sorpresa, sin que uno sepa que la película tuviera como objetivo centrarse en ese caso tan concreto, olvidando la panorámica general por la que había apostado en la primera media hora de metraje, hasta el punto de que uno empieza a pensar que el título de la película está algo equivocado. Y luego tenemos un tercer acto apresurado, que se centra demasiado en unos personajes concretos y olvida o no dibuja todo lo bien que debería a los demás, quedándome con las ganas de saber más de lo que ocurrió después del incidente del motel y de los disturbios en general. Qué ocurrió a nivel político, a nivel policial, a nivel de la calle. Todo eso, en Detroit, no está. Hubiese sido más certero haberla titulado Motel Algiers.
2) El mensaje de fondo, el de la brutalidad policial, es demasiado evidente y hasta cierto punto demasiado reiterativo (como ocurría en 12 años de esclavitud, por ejemplo). Es necesaria, es indignante, arroja luz sobre un hecho del que yo, al menos, no había oído hablar. Pero acaba olvidando por un momento que las cosas no son tan blanco y negro como las retrata, que hay matices. No se centra en ningún momento en los negros que participaron en los disturbios, en el papel que jugaron, ni los saca en pantalla tanto para lo bueno como para lo malo. A partir de lo del motel, se olvida del contexto deliberadamente.
3) Es algo fría. Debería haber salido emocionado, con la piel de gallina, rabioso. Y esto no ha ocurrido. Quizás es que Bigelow no ha sabido calcular bien los tiempos (véase punto anterior), o no ha sabido encajar bien sobre quién recaía la acción. Quizás porque no conocía nada del background de los protagonistas. Quizás porque es demasiado obvia.
4) Y, finalmente, si no he acabado mareado durante esa primera media hora ha sido de milagro. Qué manera más parkinsoniana de mover la cámara, qué manera de saltar de plano en plano cada cinco segundos, qué manera de no centrarse en nada y escarbar aquí y allá sin detenerse un segundo. Suerte que durante el segundo acto se relaja la cosa (el movimiento de cámara, que no el espectador).
En este sentido, Selma y American Crime Story, por poner dos ejemplos recientes, son mucho más satisfactorias tanto como radiografías de un momento como poliédricas al abordarlo, no escatimando repartir palos a todo el mundo. Van más allá, intentando sacar conclusiones y entender la mentalidad americana. Además, los realizadores saben imprimir un sello emotivo que esta no es capaz. En Detroit todo es supuestamente indignante, claro, pero de un modo demasiado obvio. Como dice cierto crítico, es un relato despojado de todo trasfondo y absolutamente deshistorizado. Me olvidaré de ella y volveré a revisionar The Wire, que eso sí es realidad intravenosa.
@Cinergicos
1) No está bien estructurada. Tenemos un inicio caótico donde uno cree que la película va a abarcar todos los disturbios acaecidos en la ciudad. Hay cambios de escena continuos, la cámara se bambolea de un lado para otro sin saber muy bien dónde quiere Bigelow centrar el objetivo ni qué contar. Luego sobreviene un segundo acto que va a lo concreto de sopetón (los hechos ocurridos en el motel Algiers), alargado en exceso y extenuante en la recreación de la violencia y la humillación (algo de lo que ya adolecía 12 años de esclavitud, de alargarse demasiado en el sufrimiento y la tortura. A veces menos es más). Un segundo acto que ocurre un poco por sorpresa, sin que uno sepa que la película tuviera como objetivo centrarse en ese caso tan concreto, olvidando la panorámica general por la que había apostado en la primera media hora de metraje, hasta el punto de que uno empieza a pensar que el título de la película está algo equivocado. Y luego tenemos un tercer acto apresurado, que se centra demasiado en unos personajes concretos y olvida o no dibuja todo lo bien que debería a los demás, quedándome con las ganas de saber más de lo que ocurrió después del incidente del motel y de los disturbios en general. Qué ocurrió a nivel político, a nivel policial, a nivel de la calle. Todo eso, en Detroit, no está. Hubiese sido más certero haberla titulado Motel Algiers.
2) El mensaje de fondo, el de la brutalidad policial, es demasiado evidente y hasta cierto punto demasiado reiterativo (como ocurría en 12 años de esclavitud, por ejemplo). Es necesaria, es indignante, arroja luz sobre un hecho del que yo, al menos, no había oído hablar. Pero acaba olvidando por un momento que las cosas no son tan blanco y negro como las retrata, que hay matices. No se centra en ningún momento en los negros que participaron en los disturbios, en el papel que jugaron, ni los saca en pantalla tanto para lo bueno como para lo malo. A partir de lo del motel, se olvida del contexto deliberadamente.
3) Es algo fría. Debería haber salido emocionado, con la piel de gallina, rabioso. Y esto no ha ocurrido. Quizás es que Bigelow no ha sabido calcular bien los tiempos (véase punto anterior), o no ha sabido encajar bien sobre quién recaía la acción. Quizás porque no conocía nada del background de los protagonistas. Quizás porque es demasiado obvia.
4) Y, finalmente, si no he acabado mareado durante esa primera media hora ha sido de milagro. Qué manera más parkinsoniana de mover la cámara, qué manera de saltar de plano en plano cada cinco segundos, qué manera de no centrarse en nada y escarbar aquí y allá sin detenerse un segundo. Suerte que durante el segundo acto se relaja la cosa (el movimiento de cámara, que no el espectador).
En este sentido, Selma y American Crime Story, por poner dos ejemplos recientes, son mucho más satisfactorias tanto como radiografías de un momento como poliédricas al abordarlo, no escatimando repartir palos a todo el mundo. Van más allá, intentando sacar conclusiones y entender la mentalidad americana. Además, los realizadores saben imprimir un sello emotivo que esta no es capaz. En Detroit todo es supuestamente indignante, claro, pero de un modo demasiado obvio. Como dice cierto crítico, es un relato despojado de todo trasfondo y absolutamente deshistorizado. Me olvidaré de ella y volveré a revisionar The Wire, que eso sí es realidad intravenosa.
@Cinergicos
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