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Críticas 325
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
14 de noviembre de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi, de nuevo, “1984” (Reino Unido, 1984), dirigida por el experimentado Michael Radford (esta fue su segunda película, dejando en claro que le vendría una brillante carrera). Esta película se realizó el mismo año del título del gran libro de George Orwell, “1984”. Así el cine le rindió homenaje a este gran autor del género de la distopía. Ahora bien, el filme, digámoslo así, paso sin pena ni gloria, cosa que explico por varios motivos: i) Es muy difícil lograr ser competitivo con una novela tan brillante y tan audaz como la de Orwell, de manera tal que lo más probable es que quien se haya leído la obra (¡y hay que leerla!) se sienta algo decepcionado ante la película; ii) La cinta, por más que lo intentó, tiene que dejar pasar muchos datos, mucha información política pero necesaria para el quid dramático que sí está en la novela, por lo que quien no se haya leído la obra estará en ascuas en muchos aspectos del filme; iii) Los escenarios imaginados por Orwell son casi que imposibles de imitar en formato cine, por lo cual el director, quien quería ser lo más fiel posible, se vio a gatas para generar las sensaciones de pesadumbre que se sienten con las letras. Entonces, tanto quien leyó la novela como quien no lo haya hecho, fácilmente se sentirán decepcionados ante la cinta. Sin embargo, las actuaciones, la fotografía y la banda sonora son muy buenas. Dicho con otras palabras, en cuanto el contenido, muchísimo mejor la novela; pero desde lo estético, la película no se queda atrás de Orwell. Tal vez el filme habría dado más de que hablar si el director se hubiese tomado varias licencias ante la novela, planteando así un producto diferenciado. Ahora bien, a pesar de lo dicho, la cinta puede servir para un excelente cine-foro pues toca de manera importante diversos temas: i) se basa en una de las piezas esenciales de la distopía justo cuando se cimentaba con fuerza luego de la Segunda Guerra Mundial (junto a “Fahrenheit 451” de R. Bradbury y “Un mundo feliz” de A. Huxley); ii) da excelentes puntadas para meditar cómo, ante el superpoblamiento y otros problemas contemporáneos, avanzamos a dictaduras televisadas; iii) permite una crítica contundente a los gobiernos mesiánicos y al manejo de los medios de comunicación (donde la mentira es verdad, la guerra es paz, el odio es amor); y iv) dilucida la naturaleza humana, la cual se nos deja ver con claridad justo cuando es puesta en entredicho. Yo disfruté volver a ver este filme, en especial porque me recordó la lectura que hice hace muchos años de la obra de Orwell que, debo decirlo, me marcó significativamente. Entonces, la cinta permite otro objetivo: no olvidar. La recomiendo con los matices ya hechos. 14-11-2015.
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spoiler:
"tanto quien leyó la novela como quien no lo haya hecho, fácilmente se sentirán decepcionados ante la cinta. Sin embargo, las actuaciones, la fotografía y la banda sonora son muy buenas. Dicho con otras palabras, en cuanto el contenido, muchísimo mejor la novela; pero desde lo estético, la película no se queda atrás de Orwell".
1 de junio de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi “The Shape of Water” (“La forma del agua”, 2017, EEUU), dirigida por Guillermo del Toro [1964- ] y escrita por el propio director junto con Vanessa Taylor. El reparto es maravilloso: Sally Hawkins, Doug Jones y Michael Shannon, entre otros. Todos estuvieron brillantes, pero Sally se lució. La trama es compleja y sencilla a la vez. En un laboratorio secreto del gobierno estadounidense, en épocas de guerra fría, se estudia, cruelmente, a un hombre-anfibio (Doug Jones), venerado por los indígenas amazónicos. Este ser se conecta con una solitaria aseadora Elisa (Sally Hawkins) de dichas instalaciones. Ahora bien, la cinta más que de drama es una obra, que se perfila para ser de culto, en el género de la fábula fílmica. Lo anterior se refleja en los premios y las nominaciones que acumula; por ejemplo, 4 Premios Oscar de 13 nominaciones en el 2017; el León de Oro del Festival de Venecia por Mejor película, 2017; etc. La producción es impecable y como lo sabemos, cuando hay una buena producción hay, por consecuencia, una buena música, una gran fotografía, etc. El diseño visual de la cinta es, para sintetizar, magnífico. Sobra, creo yo, analizar detalles de la cuidada producción, pues son tantos… invito al espectador que no solo se deje llevar de la trama, para que aprecie, igualmente, las imágenes que se le presentan, la forma en la que se ubica la cámara según el estado de ánimo que desea transmitir, etc. Ahora, pasando a temas más de contenido, estamos ante una fábula en sentido estricto, de manera tal que aparecen elementos antropomorfos necesarios para poder evaluar nuestra propia condición humana. En este caso, la obra, desde la ficción narrativa, nos muestra dos mundos, todos perfectamente comprensibles en tanto que humanos: uno cruel, del dolor, y otro de la esperanza y del amor. Sería absurdo soñar con un mundo perfecto… si existiese sería el más imperfecto de todos (recuerdo en este punto el Elogio de la Dificultad de Estanislao Zuleta). La realidad es el mundo del dolor, como diría Schopenhauer, pero para equilibrarla, es necesario adicionarle un(os) elemento(s) que permita(n) volver la vida como algo digna, a pesar del dolor. En este caso, esos elementos son, inicialmente, la superación de la doble soledad, tanto la del ser anfibio como la de la mujer de limpieza, y luego el amor, que lleva al rescate de ambos. Pero no todo termina bien. ¿Qué habría pasado con el amigo de Elisa, Giles? Finalmente, algunos críticos han dicho que los personajes están demasiado estereotipados, lo que hace que el espectador no siempre se sienta identificado con alguno de ellos, al verlos demasiado etéreos, sin contradicciones internas, como sucede en la realidad. Pero es una cuestión de gustos. Finalmente, como dato curioso, esta película es objeto de una demanda por un posible plagio, algo común entre las cintas con buenos réditos, de la obra teatral estadounidense Let Me Hear You Whisper de 1969, escrita por Paul Zindel. Realmente, son tramas con algunas cosas en común, pero nada más que eso. Ya veremos qué dicen los tribunales. La recomiendo entonces. 2018-06-01.
13 de abril de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi “Three Billboards Outside Ebbing, Missouri” (“Tres Carteles a las Afueras de Ebbing, Missouri”, 2017, RU y EEUU), dirigida y escrita por Martin McDonagh [1970- ], quien cuenta con pocas cintas en su haber (las suele dirigir, escribir y producir) pero que tiene un gran impacto en la crítica. Valga señalar de este director dos cosas: i) su vida misma ya es un drama (sobrevivió como pudo a una dura adolescencia, soñando entre la pobreza ser un gran escritor); ii) logró un sitio en el género del “In-yer-face” que subraya la violencia expresa y, a veces grotesca, como forma de desencajar a la vez que de lograr la atención del espectador. El reparto es de este filme es de lujo: Frances McDormand (premiada en varias oportunidades por esta interpretación), Woody Harrelson, Sam Rockwell (igualmente premiado por este papel) y John Hawkes, entre otros. La cinta narra cómo una madre, divorciada, Mildred Hayes (Frances McDormand), se enfrente a la policía local, dirigida por William Willoughby (Woody Harrelson), porque no da con los autores del brutal asesinato de su hija, para lo cual pone tres avisos o carteles, fuera del pueblo, reclamando justicia. Ahora bien, la obra ha sido muy bien recibida por el público, los festivales más reconocidos de cine y por la crítica. Estamos pues ante una cinta que puede llegar a sentar cátedra en el cine “dramáticamente cómico”, por usar estas palabras con cierta ligereza. Sus méritos son muchos, pero resalto dos: el guion y las actuaciones. Frente al primero, es un guion bien construido, que camina entre dos aguas (el drama más angustiante posible y la comedia irónica y macabra). La inteligencia que se refleja de la obra es, claramente, producto de un guion bien construido que deja en claro que los infiernos no sólo están en las grandes ciudades. En este caso, el guion, si bien tiene una línea central clara, la de Mildred, no deja de mostrar el drama que atraviesan sus otros personajes, por lo que, en cierto sentido, es una construcción bien articulada de varios relatos, donde cada cual logra mostrar los sentimientos, generalmente malos pero que terminan, por la ayuda mutua, transformándose en buenos, que atraviesan al personaje del relato respectivo. Dicho con otras palabras, el guion no se queda en la exhibición del dolor de la madre y de las escenas violentas, sino que llega a poner en evidencia la incertidumbre y la movilidad de los sentimientos (odio, violencia, venganza, rabia, etc.) de sus personajes implicados, pero sentimientos que, como dije, se transforman cuando los personajes se tienden una mano. Frente al segundo, hay dos actuaciones brillantes, Frances McDormand y Sam Rockwell (este último es un brutal policía que se transforma a partir de una carta de su jefe), que dejan boquiabierto al espectador. Obviamente, las obras de McDonagh rayan con lo más crudo posible, por lo cual esta película en particular se toma ciertas licencias que al espectador le costaría creer pero que permiten la exhibición de la crudeza de la vida. Una de ellas es el comportamiento abusivo del policía brutal, interpretado por Rockwell, que nunca pasa a ser judicializado (ni siquiera un linchamiento del encargado de las vallas, que hace frente a todo el pueblo y frente a su nuevo jefe). Pero a pesar de estas licencias, la obra atrapa en cuestión de minutos al espectador y solo lo suelta pasadas algún par de horas de finalizada. Pasando a otro asunto, quisiera resaltar de esta cinta la mirada intimista que ofrece de los sentimientos que mueven a las personas, pero más que eso, la manera cómo la esperanza surge, muchas veces sin esperarlo, de personas bienintencionadas que logran conectar a los que padecen, en este caso, del jefe de la policía, interpretado por Woody Harrelson. Este último pasa a ser el puente que logra la comunicación y, de esta manera, la salvación ante el dolor. Estamos pues ante una obra que ha dado y seguirá dando mucho de qué hablar. 2018-04-12.
22 de noviembre de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi “Non essere cattivo” (“Don’t be bad”, 2015, Italia) dirigida y coescrita por Claudio Caligari [1948-2015] y con un reparto que supo hacer muy bien su labor: Luca Marinelli, Alessandro Borghi, Silvia D'Amico y Roberta Mattei. La película está ambientada en la periferia marginal (urbana y socialmente) de Ostia, Italia (el mismo lugar de muchos filmes de Pasolini), en los años 90. Narra (la evolución de) la vida de dos amigos, que habitan la frontera entre la legalidad y la ilegalidad. Se rastrea el efecto de la búsqueda del éxito entre dos referentes: la mafia, de un lado, y la vida afectiva, del otro. Al finalizar, cada uno escoge un camino diferente pero nunca se separan. Para empezar, hay que señalar que la obra logró importantes nominaciones, como en el Festival de Venecia, Sección oficial largometrajes y los Premios David di Donatello, con 16 nominaciones y premio como mejor sonido; entre otros festivales. También fue escogida para representar a Italia en la selección de mejor película en lengua extranjera, para los Premio Oscar. Igualmente, es importante señalar que puede verse la cinta como una continuación del filme “Amore tossico” (1983) del mismo director. Por demás, él murió el 26 de mayo de 2015, a los 67 años, justo cuando terminó el montaje del filme, por lo que no alcanzó a conocer el buen efecto que tuvo su cinta. Ahora bien, como ya puede percibirlo el lector, la película me encantó, entre otros motivos por su buen ritmo y las excelentes actuaciones de Luca Marinelli (Cesare) y Alessandro Borghi (Vittorio). Agrego a esto la buena banda sonora, sumado a la gran factura del sonido y la fotografía. Pasando a otros temas, la cinta no deja en paz al espectador, pues le plantea los dilemas a los que se enfrentan varios jóvenes de las periferias; esto es, los de aquellos que tienen modelos grises a seguir y que deben construir su futuro a pesar de la adversidad. En este sentido, la exigencia moral, si es contextual, debe tener en cuenta las condiciones en las que el sujeto desarrolla su vida. Pero, ¿la exigencia moral es igual para quien nace con todo al alcance de la mano y para quien vive en ambientes desgarradores? Sí y no. Creo que siempre habrá exigencia moral, por lo que explicar el porqué de un comportamiento inmoral no significa justificarlo ni mucho menos premiarlo. Dicho con otras palabras, cintas como esta, podrían darle a entender al espectador que lo inmoral y lo ilegal puede perdonarse plenamente por tratarse de personas en desventaja socio-económica. Pero esto sería revolver dos cosas diferentes como si fuesen iguales, pues de todas maneras, el comportamiento inmoral e ilegal no se vuelve moral y legal dependiendo del contexto del sujeto; aunque la exigencia moral, eso creo, sea distinta para quien lo tuvo todo y para quien no tuvo nada, metafóricamente hablando. Incluso, la propia obra deja en claro los diferentes resultados obtenidos por los amigos, todo por sus decisiones morales. Entonces, la cinta, puede servir para un interesante debate de formación moral, tema que siempre está en boga. Agrego, que con ella se puede rastrear, además, los imaginarios de una “juventud rebelde”, género que, por demás, siempre ha motivado cientos de películas en todos los tiempos, pues representando a jóvenes-problema se garantiza una tensión de fondo en tanto que ellos amenazan lo que se considera “normal” y “sano” en toda sociedad. Tendremos pues filmes sobre la juventud alocada, para mucho rato, en todos los tiempos; en fin de cuentas, la juventud está hecha para romper moldes y reconstruir categorías. La pregunta es hasta dónde y con qué precio. La recomiendo, entonces. 2017-11-22
13 de enero de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi “American Psycho” (USA, 2000) dirigida por la canadiense Mary Harron (con una modesta carrera en el cine) y protagonizada por (el gran) Christian Bale, quien a pesar de todo no logró salvar la película. Se basa en una novela homónima, con un buen éxito comercial. La película trata de un joven yuppie neoyorquino de los ochenta del siglo pasado, acaudalado, que se vuelve asesino en serie como forma de salir de su vida aburrida. Pero la película me pareció tan aburrida como la vida misma del asesino. Pero hay mucho que decir al respecto. En primer lugar, esta película sufrió muchos cortes y censuras pre y posproducción, que terminaron por hacer de la historia algo enredado y con muchas sombras. Esto explica en buena medida las decenas de preguntas con las que queda el espectador una vez termina el filme. En segundo lugar, la trama es inverosímil: un yuppie que asesina cuanto ve y no pasa nada. En tercer lugar, no hay claridad sobre qué se buscaba. Inicialmente creí que era detectivesca pero de eso no tiene un ápice. De terror, menos. De suspenso, pues tampoco, en tanto que la trama es lineal y sin sobresaltos. Al finalizar me pregunté si era una sátira social de la decadencia de los ejecutivos gringos de la década de los 80, pero un componente fundamental de este género sería el humor negro, que no está presente. En fin, no me pareció una película que convoque al espectador por sus propias confusiones internas. Tal vez lo único rescatable es una buena (aunque no ha sido la mejor) interpretación de Bale y la banda sonora (se basa en los hits de los ochenta del siglo pasado). Tampoco veo algunas ideas relevantes del filme como para un ciclo de cine-foro, salvo la crítica a la vida de los ejecutivos decantados de los 80. Es por ello que considero que puede dejarse pasar. 13-01-2015.
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