You must be a loged user to know your affinity with juanito
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

7,3
3.911
7
17 de octubre de 2010
17 de octubre de 2010
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A priori, una película del mismo estilo que las que Chabrol realizó entre finales de los sesenta y principio de los setenta de la mano del productor Andre Genoves y que constituye sin duda la mejor etapa de su obra: Un matrimonio burgués de provincias se verá azotado por una tragedia que volteará su plácida vida.
La apertura parece mostrar ya los mimos trazos: Ese matrimonio al cual cada uno de los cónyuges trae un hijo nacido en una relación anterior contrata a una asistenta para que sirva en su casa situada a las afueras de una ciudad de provincias francesa. Será esa asistenta, ayudada por una empleada de correos, las causantes de la tragedia.
Es decir, el escenario es el mismo, pero lo actores no son ya los mismos. Si el principal logro de Chabrol era mostrar cómo las virtudes de una encantadora vida burguesa van siempre acompañadas de unos vicios soterrados que cuando salen a ras de tierra son capaces de hacerla enfermar, en ésta ocasión todo nace de una agresión externa. Se pierde con ello lo más refinado y complejo de esas historias, que además de describir las contradicciones y peligros de la convivencia, el amor, la lealtad o el tedio lo integraban brillantemente en una narrativa en que tan lógica era una decisión como su contraria, disquisición que se hacía el propio espectador acompasado a la historia. Además, el suspense propio de un admirador de Hitchcock, siempre con arreglo a sus fórmulas.
No por ello es mala, sino simplemente inferior a sus grandes obras (“ La Mujer infiel o Al Anochecer, por ejemplo). Queda el acierto con que sabe recrear esa tensión, o más bien los prolegómenos de esa gran histeria que se va cociendo a fuego lento, pero de la que el espectador tiene certeza que se presentará. Es básicamente ésa la fuerza que hace caminar a la película y por la que uno se entrega a ella, ya que no existen los conflictos morales típicos de Chabrol. Un simple complejo de inferioridad por ser analfabeto o pobre bastan para odiar, y estas son razones suficientes que no necesitan más explicación. Es cierto y es verosímil, está bien narrada y va directa al corazón, lo que la convierte en una buena película. Pero a mi juicio no alcanza la gran categoría de las mejores de su autor.
La apertura parece mostrar ya los mimos trazos: Ese matrimonio al cual cada uno de los cónyuges trae un hijo nacido en una relación anterior contrata a una asistenta para que sirva en su casa situada a las afueras de una ciudad de provincias francesa. Será esa asistenta, ayudada por una empleada de correos, las causantes de la tragedia.
Es decir, el escenario es el mismo, pero lo actores no son ya los mismos. Si el principal logro de Chabrol era mostrar cómo las virtudes de una encantadora vida burguesa van siempre acompañadas de unos vicios soterrados que cuando salen a ras de tierra son capaces de hacerla enfermar, en ésta ocasión todo nace de una agresión externa. Se pierde con ello lo más refinado y complejo de esas historias, que además de describir las contradicciones y peligros de la convivencia, el amor, la lealtad o el tedio lo integraban brillantemente en una narrativa en que tan lógica era una decisión como su contraria, disquisición que se hacía el propio espectador acompasado a la historia. Además, el suspense propio de un admirador de Hitchcock, siempre con arreglo a sus fórmulas.
No por ello es mala, sino simplemente inferior a sus grandes obras (“ La Mujer infiel o Al Anochecer, por ejemplo). Queda el acierto con que sabe recrear esa tensión, o más bien los prolegómenos de esa gran histeria que se va cociendo a fuego lento, pero de la que el espectador tiene certeza que se presentará. Es básicamente ésa la fuerza que hace caminar a la película y por la que uno se entrega a ella, ya que no existen los conflictos morales típicos de Chabrol. Un simple complejo de inferioridad por ser analfabeto o pobre bastan para odiar, y estas son razones suficientes que no necesitan más explicación. Es cierto y es verosímil, está bien narrada y va directa al corazón, lo que la convierte en una buena película. Pero a mi juicio no alcanza la gran categoría de las mejores de su autor.
6 de febrero de 2010
6 de febrero de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película llena de reclamos que no ha llegado a satisfacerme plenamente. Antes de verla, todas las informaciones de que disponía sobre ella eran prometedoras. Una solvente producción dirigida por Robert Wise, director que si desde la mitad de su carrera se había especializado en grandes producciones, hasta llegar a ella había conseguido algunas películas excelentes ( The Set Up, Ultimátum a la tierra, por ejemplo) y otras de rango inferior pero apreciables; una producción del prestigioso John Houseman para la Metro, y un gran despliegue de estrellas y secundarios de lujo.
Además, la historia tenía posibilidades para lograr uno de los grandes dramas de los años 50. Trata sobre las luchas entre los directivos de una gran compañía para alzarse con el cargo de presidente de la misma. Me esperaba una trama áspera, nerviosa, casi negra, y el inicio de la película, francamente bueno, así parecía confirmarlo. Ha muerto el gran jefe y se desata la guerra entre los candidatos a sucederle. A partir de aquí, nos son presentados los distintos personajes que optan al puesto y se nos muestran los sacrificios que sufren en sus vidas personales por su codicia. Posteriormente será el momento de la guerra entre ellos.
El problema a mi juicio es que todos los elementos de tensión en la película están esbozados, pero no llegan a ser verdaderamente dramáticos. Asoma los dientes, pero no da verdaderas dentelladas. Además, el hecho de que sean varios los personajes hace que se disperse la acción y haya menos posibilidades de desarrollo dramático. El resultado es que se nos cuentan las desventuras de los personajes y el espectador las toma como tales, pero no sufre con ellas.
Por otra parte, cada uno de los personajes tiene un tratamiento un tanto aséptico por parte del realizador. Se genera un conflicto en que uno no se siente plenamente partidario de nadie. Esto no sería grave en otra clase de película, pero estamos ante uno producción de la Metro en la que suelen ganar los buenos. Y ha de sumar al espectador a la batalla.
Cuando uno termina de verla no queda perturbado por ella.
Tiene buenos momentos- en especial al final- pero no consigue una obra redonda. Y por supuesto, es una buena producción de la época con todas sus ventajas. Puede verse, pero prefiero otras obras del mismo realizador, aparte las citadas, como “ Born to Kill”, un buen cine negro de la época de aprendizaje en la RKO, o también “ Odds against tomorrow”, un policíaco del año 1960. Más afiladas.
Además, la historia tenía posibilidades para lograr uno de los grandes dramas de los años 50. Trata sobre las luchas entre los directivos de una gran compañía para alzarse con el cargo de presidente de la misma. Me esperaba una trama áspera, nerviosa, casi negra, y el inicio de la película, francamente bueno, así parecía confirmarlo. Ha muerto el gran jefe y se desata la guerra entre los candidatos a sucederle. A partir de aquí, nos son presentados los distintos personajes que optan al puesto y se nos muestran los sacrificios que sufren en sus vidas personales por su codicia. Posteriormente será el momento de la guerra entre ellos.
El problema a mi juicio es que todos los elementos de tensión en la película están esbozados, pero no llegan a ser verdaderamente dramáticos. Asoma los dientes, pero no da verdaderas dentelladas. Además, el hecho de que sean varios los personajes hace que se disperse la acción y haya menos posibilidades de desarrollo dramático. El resultado es que se nos cuentan las desventuras de los personajes y el espectador las toma como tales, pero no sufre con ellas.
Por otra parte, cada uno de los personajes tiene un tratamiento un tanto aséptico por parte del realizador. Se genera un conflicto en que uno no se siente plenamente partidario de nadie. Esto no sería grave en otra clase de película, pero estamos ante uno producción de la Metro en la que suelen ganar los buenos. Y ha de sumar al espectador a la batalla.
Cuando uno termina de verla no queda perturbado por ella.
Tiene buenos momentos- en especial al final- pero no consigue una obra redonda. Y por supuesto, es una buena producción de la época con todas sus ventajas. Puede verse, pero prefiero otras obras del mismo realizador, aparte las citadas, como “ Born to Kill”, un buen cine negro de la época de aprendizaje en la RKO, o también “ Odds against tomorrow”, un policíaco del año 1960. Más afiladas.

7,6
2.183
8
28 de enero de 2011
28 de enero de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para algunos la primera gran obra maestra de Melville, " El confidente" contiene ya todas las marcas de su director que posteriormente repetiría en todas sus películas negras y que le otorgaron una reputación que no ha dejado de crecer con el tiempo. No adscrito a la " nouvelle vague" y anterior a la eclosión de esta, fue sin embargo muy apreciado por sus integrantes. Supongo que la razón de esta estima es que Melville es un " autor" en toda la amplitud del concepto y que se forjó en un estilo absolutamente propio; lo paradójico es que la admiración de Melville se posaba en los denostados "artesanos", tales como Robert Wise, William Wyler, o las meras películas de género.
Cineasta obsesionado por la cultura norteamericana urbana, y en especial con aquella forma de vida que él mismo se había forjado a partir de una grandísima cantidad de películas, su intención no fue más que incorporarla a las suyas propias. Crea un cine que no se agarra a la Francia de su tiempo, sino al Manhattan que tiene instalado en su cabeza y lo puebla de unos mismos estereotipos: el héroe de cine negro. Aquí es Belmondo, en otras Alain Delon, siempre el mismo: Trágico, silente, callado, íntegro, terriblemente estético, cualidades que no visten a un personaje, sino que encarnan un arquetipo.
Poco después vendrían análisis desorbitados de su obra, también provenientes de la crítica francesa: intentos de emparentarlo con el existencialismo o de convertir sus obras en tragedias griegas, aspiraciones que iban mucho más allá de las del propio Melville, cuya fundamental preocupación era entretener al público tal como lo lograban las películas norteamericanas.
" El confidente" narra las andanzas de un hombre al salir de la cárcel, sus enfrentamientos con la policía y el valor de sus amistades con sus compañeros del hampa, en síntesis, casi lo mismo que se cuenta en las siguientes sin que en esta haya un atraco de por medio. Con un ritmo siempre preciso, unos actores casi hieráticos - aunque con Belmondo quizás no saque el mismo partido que con Delon o Lino Ventura- y su romántica recreación de ambientes , consigue lo de siempre, una obra cautivadora.
Quizás no tenga la magnitud de los más grandes directores, pero sí que es uno de los que más atractivo ejercen; no me ocurre siempre lo mismo con alguno de los otros.
Cineasta obsesionado por la cultura norteamericana urbana, y en especial con aquella forma de vida que él mismo se había forjado a partir de una grandísima cantidad de películas, su intención no fue más que incorporarla a las suyas propias. Crea un cine que no se agarra a la Francia de su tiempo, sino al Manhattan que tiene instalado en su cabeza y lo puebla de unos mismos estereotipos: el héroe de cine negro. Aquí es Belmondo, en otras Alain Delon, siempre el mismo: Trágico, silente, callado, íntegro, terriblemente estético, cualidades que no visten a un personaje, sino que encarnan un arquetipo.
Poco después vendrían análisis desorbitados de su obra, también provenientes de la crítica francesa: intentos de emparentarlo con el existencialismo o de convertir sus obras en tragedias griegas, aspiraciones que iban mucho más allá de las del propio Melville, cuya fundamental preocupación era entretener al público tal como lo lograban las películas norteamericanas.
" El confidente" narra las andanzas de un hombre al salir de la cárcel, sus enfrentamientos con la policía y el valor de sus amistades con sus compañeros del hampa, en síntesis, casi lo mismo que se cuenta en las siguientes sin que en esta haya un atraco de por medio. Con un ritmo siempre preciso, unos actores casi hieráticos - aunque con Belmondo quizás no saque el mismo partido que con Delon o Lino Ventura- y su romántica recreación de ambientes , consigue lo de siempre, una obra cautivadora.
Quizás no tenga la magnitud de los más grandes directores, pero sí que es uno de los que más atractivo ejercen; no me ocurre siempre lo mismo con alguno de los otros.
10
1 de marzo de 2010
1 de marzo de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno duda cómo puntuar las películas de Bergman. Al no tratarse de trabajos convencionales sino mas bien del despliegue de sus propias obsesiones, parecen situarse más allá de cualquier valoración. Pero es una falsa primera impresión; por supuesto, representar experiencias que a uno le parecen personalísimas no garantiza el éxito. Y en segundo lugar, por debajo de ese entramado se esconde un trabajo artístico inconmensurable.
Esta en concreto es una de las demostraciones más claras de ese virtuosismo. A lo largo de tres horas asistimos a distintas conversaciones de un matrimonio. Nada se nos muestra, todo se nos dice. ¿No hay acción? En el cine de Bergman una conversación rebosa acción. Todos esos diálogos están llenos de verdad, y ahí donde todos los demás se detienen, él parece dar un paso más. Es tal su intensidad que más parecen disecciones o meras reproducciones que trabajos de inventiva. Pero ese es su gran mérito. Asistimos a un espectáculo que parece directamente dirigido a cada uno de nosotros y que nunca antes se nos había dicho.
Y este es no doliente, sino totalmente angustioso, con arranques de histeria. No son dramas, son verdaderas palizas las que inflinge al espectador, que si es uno de sus devotos, termina tan dolorido como ensimismado por la exhibición del director. Y todo a partir de actores, diálogo y puesta en escena. En esta película, nada más.
En cuanto a los actores, hasta los más críticos con su cine le reconocen esa capacidad de dirigirlos. Con unas exigencias tan trascendentales que podrían caer fácilmente en el ridículo, otra vez más resultan arrebatadores.
Los diálogos están minuciosamente milimetrados, no sólo porque logran mantener una perfecta cadencia narrativa, sino por el exquisito gusto de los mismos. Para ahondar en el alma humana no son necesarios grandilocuentes declamaciones ni golpes de pecho, sino sinceridad y voluntad de recogimiento.
Y la puesta en escena, desnuda, casi invisible. No pretende impactar por su austeridad, sino simplemente desaparecer.
Como conclusión, la crónica de un matrimonio, tan real y al mismo tiempo tan estremecedora. Tres horas apasionantes de conversación. Sólo un genio es capaz de confeccionar esta película.
Esta en concreto es una de las demostraciones más claras de ese virtuosismo. A lo largo de tres horas asistimos a distintas conversaciones de un matrimonio. Nada se nos muestra, todo se nos dice. ¿No hay acción? En el cine de Bergman una conversación rebosa acción. Todos esos diálogos están llenos de verdad, y ahí donde todos los demás se detienen, él parece dar un paso más. Es tal su intensidad que más parecen disecciones o meras reproducciones que trabajos de inventiva. Pero ese es su gran mérito. Asistimos a un espectáculo que parece directamente dirigido a cada uno de nosotros y que nunca antes se nos había dicho.
Y este es no doliente, sino totalmente angustioso, con arranques de histeria. No son dramas, son verdaderas palizas las que inflinge al espectador, que si es uno de sus devotos, termina tan dolorido como ensimismado por la exhibición del director. Y todo a partir de actores, diálogo y puesta en escena. En esta película, nada más.
En cuanto a los actores, hasta los más críticos con su cine le reconocen esa capacidad de dirigirlos. Con unas exigencias tan trascendentales que podrían caer fácilmente en el ridículo, otra vez más resultan arrebatadores.
Los diálogos están minuciosamente milimetrados, no sólo porque logran mantener una perfecta cadencia narrativa, sino por el exquisito gusto de los mismos. Para ahondar en el alma humana no son necesarios grandilocuentes declamaciones ni golpes de pecho, sino sinceridad y voluntad de recogimiento.
Y la puesta en escena, desnuda, casi invisible. No pretende impactar por su austeridad, sino simplemente desaparecer.
Como conclusión, la crónica de un matrimonio, tan real y al mismo tiempo tan estremecedora. Tres horas apasionantes de conversación. Sólo un genio es capaz de confeccionar esta película.

7,4
2.215
10
6 de enero de 2010
6 de enero de 2010
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última obra de ese cineasta único que fue Ophuls. Si el estilo es lo que caracteriza a un artista, es evidente que Ophuls lo es. Cualquiera de las últimas 4 películas rodadas en Europa son geniales, pero creo que esta es la mayor de ellas. Narrando en flash-back los episodios amorosos de una dama del siglo XIX que sobrevive como mero espectáculo circense en sus últimos días, la trama - o la ausencia de ella- supone la perfecta excusa para que el autor pueda hacer lo que mejor sabe hacer y más le gusta: recreación de ambientes exquisitamente europeos, escenarios lujosos y artísticos, la vida como una mera frivolidad; y todo ello plasmado en su estilo: su travelling, la cámara en movimiento, haciendo una y mil acrobacias con ella , tantas que como James Mason decía: " Si se le priva de su travelling, el pobre Max sufre como un niño".
Todo ello en un color deslumbrante, con una esplendorosa puesta en escena.
Son por películas como estas , y no con aquellas en las que el autor pretende imponerse aún a costa de romper con todo lo bueno que tiene el cine americano, con las que el cine europeo puede mostrarse orgulloso y combatir con sus propias armas al cine extranjero. Creando, no destruyendo.
Genial, de un romanticismo atroz , el final de una fantástica época que se ve reflejado en los tristes últimos días de la protagonista, convertida en un simple reclamo circense de unas masas incapaces de entender la sensibilidad y ávidas de morbo.
Todo ello en un color deslumbrante, con una esplendorosa puesta en escena.
Son por películas como estas , y no con aquellas en las que el autor pretende imponerse aún a costa de romper con todo lo bueno que tiene el cine americano, con las que el cine europeo puede mostrarse orgulloso y combatir con sus propias armas al cine extranjero. Creando, no destruyendo.
Genial, de un romanticismo atroz , el final de una fantástica época que se ve reflejado en los tristes últimos días de la protagonista, convertida en un simple reclamo circense de unas masas incapaces de entender la sensibilidad y ávidas de morbo.
Más sobre juanito
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here