Después de "El Pianista", parecía que Roman Polanski había agotado su sed de contar buenas historias con resultados satisfactorios tanto para crítica como para público, no obstante, su salvador fue el novelista Robert Harris, quien le regaló y con quien coescribió el guion de "The Ghost Writer", un thriller político más que decente que sirve como una mascada con gusto a "Chinatown", filme que catapultó a Polanski en el club exclusivo de directores como Coppola, Spielberg o Pakula, maestros del género.

Es curioso lo de este filme. Pocas veces se ve una apuesta seria y retratista sobresalir sin usar efectismos, humor desenfadado o suspenso de sobresalto. El estilo de historia que elige Polanski es uno hitchcockiano: personajes comunes envueltos en situaciones extraordinarias, una vertiente apta para el contraste entre lo corriente y lo insólito, que, frecuentemente, se muestra como un espectáculo de tiros y gestos temblorosos. Aquí no.

De por sí, el protagonista tiene una caracterización tan solemne como informal. Un escritor talentoso, con pasión por escribir autobiografías intertextuales de magos, y no por leer sobre política, menos escribir sobre ella. Aunque Roy el editor no confíe, la oferta de "outsider" es tentadora. Entonces, empieza un desfile de protocolos: nada de familia, exhibición pública, concisión literaria o austeridad financiera, el prota viaja a una isla gris y dispersa de Estados Unidos con MARSEC nivel 1.
Lo interesante del personaje de McGregor es que, además de su compleja misión, tiene un sentido agudo de observación: propone una teoría para su asalto, nota un anillo ausente en la mano de Amelia Bry, detecta un conflicto entre Adam y su esposa, evita errores ajenos y es capaz de leer entre líneas. Sí que es cierto que su repentino cambio de actitud en la segunda mitad, de gregario y apolítico a suspicaz e involucrado, se puede ver como una de los pocos aspectos afectados de la cinta. Esto también se debe a que el escritor no parece tener un interés muy grande en este caso, su investigación se determina por una actitud casual y casi que escéptica.

Suspenso y Humor:
Algo a destacar de este filme se relaciona con esos dos puntos. Polanski es moderado con el suspenso y también con el humor, lo cual podría llevar a un tono tímido e insípido, pero no esta vez. El humor visual y los diálogos sagaces son un alivio cómico necesario y se consigue gracias a las interpretaciones y los comentarios divertidos sobre política y conspiraciones: desde el olor de un gorro o la influencia de un comunicado, hasta el cansancio de comer sandwitches día y noche. Mientras que el suspenso está muy bien llevado, el método paciente que usa Polanski nunca deja de ser tenso, y en vez de apostar por maniobras arriesgadas que llamen la atención, el director apuesta por decisiones en frío que aprovechan bien el entorno y las implicaciones del simbolismo.

Entre los trazos finos:
Las pocas veces que la trama de Harris y Polanski se desvía un poco de su honrado realismo, llegamos a tener algunos momentos oportunistas, lo bueno es que no duran lo suficiente para estar aferrados a lo que sigue (zona spoiler *1).

La macroestructura de la política:
No podemos emitir queja alguna por las actuaciones que entrega el reparto de esta película, todas llegan a un punto funcional dentro del producto final. McGregor, Brosnan y Williams son lo más memorable, cada uno con su aporte ayudan a construir este mundo de influencias, secretismo y desfases entre lo privado y lo público. Habría que reconocer que el logro de este escenario político mítico de los años 2000 ya viene desde la novela: guerra contra el terrorismo, medidas indiscriminadas y conspiraciones de la historia reciente (zona spoiler *2).

Esto también nos habla de la idea controladora de esta película: que aquellos que forman parte del círculo de confianza de un político (secretarios, custodios y familiares) o quienes escriben para él (redactores, abogados, asesores de imagen) son muy importantes y hasta pueden estar arriesgando su vida por este trabajo, de una forma similar a "In the Line of Fire" de Wolfgang Petersen. Polanski intenta trazar esos límites certeros entre lo privado y lo público sobre Lang y su alrededor.

Fantasmas:
La simbología del "escritor fantasma" está bien usada: se juega con los significados literal y figurativo de esta expresión con tal de crear aún más fuego para los interrogantes que dejó McCara como personaje. Además, que el protagonista no tenga nombre es otro detalle muy interesante, y por supuesta que la ausente presencia de McCara es de lo más fascinante del filme.


Calificación: 7,5/10

En pocas ocasiones uno se topa con una película que sea una opera prima pero que no lo parezca. Sofia Coppola nació, se crió y creció en el cine como testigo de lujo de la carrera de su padre. Luego, despegó su carrera con actuaciones en películas de su progenitor, a continuación participó en el guion de "New York Stories" compartiendo el libreto con nada menos que Scorcese y Allen; por último, dio su gran salto al dirigir un corto de 14 minutos con temática adolescente, el cual le dio pie suficiente como para dirigir su primer filme.

"Las vírgenes suicidas" es una película atravesada por la angustia adolescente y eso se demuestra en su tono bivalente: es un drama y posee conflictos intensos, no obstante, exprime las emociones mezclados de estos adolescentes y nos inserta en sus vidas con una calidez alegre y vibrante. Las imágenes de Coppola son hipnóticas, sugestivas, afectadas y bellas. Quién diría que Corine Day trabajaría solo en una película en toda su carrera y lo haría de maravilla.

En este punto podríamos hacer mención de lo destacado de esta película, sin embargo, no es mi mayor deseo en este momento. Mi experiencia viendo a Coppola me ha traído películas de calidad, "Lost in Translation" o "Marie Antoniette", por ahora.

En ambas cintas Coppola tiene una capacidad destacada de ser donairosa y deprimente con un mismo régimen repetido: vidas insatisfactorias entre el hastío y la opresión. Sus personajes se trazan en torno a contextos fastidiosos, molestos, hasta llegan a ser ridículos. En "Las vírgenes suicidas" podemos señalar ese contexto característico mediante el barrio ostentoso, los adultos chismosos o la escuela corriente.

Ese contexto no es la única fuente de exasperación, pues, aunque se muestra poco, la represión doméstica y la rigidez religiosa de los Lisbon son el verdadero problema y funciona a través de sugerencias narrativas. Un aspecto que imprime más interés incluso en esa procedencia familiar es, precisamente, ese estilo de narración. Pese a que esta es la historia de las hermanas Lisbon, la sinopsis dicta que esto va acerca de cinco chicos que se obsesionan con ellas. El narrador no está clarificado, por eso, las intimidades están tan bien contadas.

El motor narrativo de hechos de esta película se inspira por lo que se conoce de fuera de esa casa, no de dentro. Siempre se nos cuenta con sugestiones de invitados: el alumno de Richard, la periodista, los taladores, Trip, las ventanas de la casa, etc. Es como estuvieras contando la historia de tu vecino, la perspectiva induce con ingenio a la duda.

El mundo exterior es el precipicio desde el que se nos muestra la vida de esta familia, parece casi el relato de una maldición, de una época lejana, de historias desconocidas que uno desee conocer. Parece como prender "Investigation discovery" y escuchar los relatos de los vecinos.

En paralelo, se van narrando los encuentros amorosos de las hermanas, quienes empiezan a ser deseadas por su belleza. Todo se narra de afuera hacia adentro otra vez, no llegamos a conocer aspectos de la intimidad. Pero lo que sucede fuera parece un acto reflejo de lo que ocurre adentro (zona spoiler *2). La trama de amor adolescente será lo más cercano a algo visto con anterioridad que cualquiera puede notar en esta película, pero en este filme no es de la misma manera.

Para este punto, ahora sí, destacar las interpretaciones de todo el elenco. Desde jóvenes hasta adultos, todos cumplen su función como bloques de una comunidad en crisis, tóxica, con morbo e incomprensión sobre la angustia y el sufrir adolescentes. El portal al mundillo que crea Coppola nunca se sintió tan cerca como en su opera prima, la cual no lo parece. Dunst y Hall entregan trabajos memorables, con retratismo y sentimiento, con miradas turbadoras.

El empleo etéreo del color y la música de la época utilizada de esa forma tan directa pueden funcionar como un punto más, un punto más de atmósfera para este precioso filme. La dirección de Coppola es medida al detalle y funciona muy bien con el estilo de narración de la película.

Pueden haber errores técnicos con respecto al montaje y a la decisión de mostrar ciertas cosas a medias. A veces, se nota una indecisión de la realizadora por mostrar con detalle u omitir lo gráfico en sus escenas, esto termina confundiendo a veces, porque son escenas que suceden muy rápido.

A último momento, Coppola toma ciertas decisiones que resultan inconsistentes en su guion, pero no evitan que éste esté armado con habilidad e ingenio. La idea de romper la trama de Trip y agregarle una explicación en retrospectiva tiene poco mérito, quizás hubiese funcionado mejor (zona spoiler *1).

Las pocas intromisiones en la casa de los Lisbon son prudentes para el guion, sin embargo, aunque hubiesen extendido más el filme, uno se queda con ganas de más y más escenas de intimidad. Por ejemplo, podrían haberle agregado peso al cura de Scott Glenn, eso queda en la nada.

En esa extraña sensación de opresión, amor adolescente y tragedia, "Las vírgenes suicidas" termina siendo una obra indispensable, con atmósfera, hipnosis, música acoplada e imágenes bellas. La narración es un viaje de la memoria y crece poco a poco en nuestras cabezas cuando vemos el final. Coppola impone experiencia donde no la habría.


8,3/10

En un género donde todo está reciclado y realizado con facilismo, llegan de vez en cuando filmes que son una bocanada de aire fresco, tal como "She's out of my League", una cinta simple pero adorable, risible pero cálida y previsible pero ingeniosa.

En una historia sobre un escuálido guardia de seguridad de un aeropuerto con muy poco autoestima que se enamora de una mujer independiente, muy bonita, casi modelo de Victoria Secret, se trata de llevar a cabo una comedia con una bivalencia notable entre lo sexual y típico, y lo relativo al romance de tortolitos, el cual nunca se pasa de azúcar.

Hay que decir que las actuaciones son clave, Jay Baruchel es tan descoordinado y torpe como pensaríamos, es un papel donde se desenvuelve cómodo; él sí es gracioso, sí es poco atlético, sí es honesto y claramente tiene un bajo autoestima y una escasa confianza; el actor corresponde con la descripción textual y Baruchel se pone los zapatos correctamente sin tenerle miedo a la vergüenza en el ámbito de lo pusilánime: desde la escena del restaurante con la confusión de ropa, pasando por el desafortunado episodio en el departamento o el loable pero truncado discurso en el avión, hasta las escenas donde interactúa con Molly o Marnie.
Aunque se exagera la pena y el infortunio con Kirk, la película hace un adecuado foco en las expectativas y deseos encubiertos en las relaciones y se nos habla efectivamente de cómo podemos lastimar a otro.

Finalmente, la parte cómica sexual es de explícito reconocimiento y los personajes secundarios son un grupo destacado, TJ Miller hace exactamente lo que tiene que hacer, mientras Nate Torrence es innegablemente un genio aquí.

En definitiva: Es de esos proyectos que se envían a las salas sin esperar demasiado éxito... o más bien uno donde el rodaje fue divertido y todos los actores se grabaron risas y recuerdos en la memoria. Lo bueno es que la diversión se contagia.

Calificación: 6.3/10

"50 First Days", probablemente la película más televisa de la historia, cada fin de semana, sin excepción, algún canal la pasa, ya sea por su duración de hora y media o porque, en general, es más querida que el promedio de comedias de Sandler.

LO BUENO:
-La música; realmente es una lista de canciones de lo más curiosa, desde los Beach Boys, The Police, The Cure, hasta llegar a "Over the Rainbow" interpretada por el gran "IZ".

-La parte romántica del filme, la cual llega a ser hasta dulce, agradable y con un leve acabado triste. El hecho de que, literalmente, Henry tenga que enamorar a Lucy cada día por el resto de su vida. La idea es, en parte, bastante buena y se nota que no es un proyecto hecho así nomás porque sí; hay un trabajo por detrás, (de hecho Sandler le dedicó esta película a su padre fallecido en el 2003).

-Es una tontería, pero está muy bien el trabajo con los animales, los cuales funcionan como histriones de fondo bastante simpáticos.

LO AMBIVALENTE:
-Que Rob Schneider, por primera y última vez, está soportable en una comedia de su amigo Sandler; es cierto que su cliché de amigo sonso es obvio, aún así, te puede llegar a agradar aunque sea un poco.

-Que hay una buena química entre Barrymore y Sandler, la cual habían demostrada en "The Wedding Singer"; esta vez si es cierto que sus personajes son bastante frívolos y típicos empero comprensibles. Quizás el hecho de que Lucy tenga que asimilar lo mismo todos los días resulte doloroso, por otro lado, Henry y su sueño de viajar a Alaska sí es poco creíble, (tal como su empleo como biólogo marino).

-Los personajes secundarios; algunos están bien, (el padre de Lucy, Tom Diez Segundos, o el médico encarnado por Dan Aykroyd); no obstante, otros, cumplen distintivamente con los estándares de comedias de Sandler, (como el de Sean Astin, Peter Dante, Jonathan Loughran o Lusia Strus).

LO MALO:
-(Zona Spoiler *1).

-Que los conflictos de Henry con el compromiso se solucionan porque el libreto necesita que sea así. Además, también pasa que el papa de Lucy pasa de alejarlo, a integrarlo.

-(Zona Spoiler *2).


En definitiva: No delinea la profundidad de "Groundhog Day", pero, en la parte del romance, es tierna, audaz y hasta emocionante.

Calificación: 7.1/10

"Alguien tiene que ceder" es la tercera película de la guionista y cineasta Nancy Meyers, cuyos dos anteriores trabajos tuvieron su merecido éxito, pero creo que estamos aquí ante su mejor cinta.
Con la elegancia y los almibarados personajes de siempre, este filme da en cuenta un resumen de todo el encanto, humor e ingenio que puede desprender esta autora; se reúnen los temas de amor, edad y aprecio con la historia de un hombre mayor con un afecto especial hacia las mujeres jóvenes, (Jack Nicholson), y la no tan joven mujer de la que se va a enamorar, (Diane Keaton).

De ahí en adelante la película sólo nos solicita dos cosas: relajarse y disfrutar. Mientras tanto, Nicholson y, en especial, Keaton se encargaran de transformar las líneas de diálogo de Meyers en una suerte de repertorio de gags ocurrentes, sofisticados y sutiles. Ni hablar del compromiso de estas dos eminencias, Keaton realizó su primer desnudo a los 57 años, mientras Nicholson siempre se arriesga a reírse de sí mismo y hacer todo aquello que convierta a Harry en un sonso por momentos.

El ambiente secundario también ayuda; tenemos para gustos los colores y aquí se nota. Por un lado, Frances McDormand funciona creíblemente bien como la hermana de la protagonista, Peet revela toda la vacuidad y despreocupación "young adult", mientras que Keanu Reeves puede llegar a funcionar como el doctor saludable y bonachón.

El juego romántico entre Harry y Erica es fabuloso; no es que el filme reitere su idea de romance de baby boomers, sino que todo anda a la perfección porque es algo interesante, atractivo y divertido observar los dos personajes en interacción. Meyers apuesta por la madurez y la veteranía como puntos en contraste de la vida libertina y nimia, esquivando el tema del compromiso.

Lo mejor de Erica, además, es cómo funciona como un refleja para la propia realizadora; el personaje de Erica es dramaturga, Meyers es guionista, Erica está divorciada, Nancy también. Luego no se puede teorizar mucho más, pero se nota el respeto que Meyers le tuvo a su propio creación como un reflejado matizado de su rol como autora de ficción hasta pudiéndose burlar de sí misma.

En definitiva: Encantadora, gustosa, ocurrente y bien llevada por las sensacionales actuaciones de Nicholson y, más que nada de Keaton, "Something's Gotta Give" es una película disfrutable que incluye más sustancia de la que aparenta.

Calificación: 7.8/10