Después de haber visto Mother!, película que, bajo mi punto de vista, guarda ciertos paralelismos con Midsommar, puedo decir que ya estaba curada de espanto al atreverme con la cinta de Ari Aster. Aun así, es difícil estar totalmente inmunizado ante la sucesión de escenas perturbadoras de las que somos testigos a lo largo de sus 145 minutos.

Esta segunda entrega no defrauda. Humor, gamberradas, golpes y explosiones en una trama más dinámica que la anterior Deadpool. No tomarse nada en serio hace que, increíblemente, todo parezca más realista. El cariño que ya sentíamos por el protagonista y sus compis se amplía ahora a nuevos personajes (especial mención a Dominó y Cable) y asistimos al nacimiento de una gran familia de cabrones afortunados.

No sé en qué momento le pareció a Kishimoto buena idea enviar a Naruto y compañía a la luna, motivados por la aparición de otro villano más (en esta ocasión extraterrestre) al que no se le ocurre mejor idea para arreglar los problemas del mundo shinobi que cargarse el mundo en su totalidad. En cualquier caso, lo que verdaderamente importa y lo que hace que esta película sea una delicia es la manera en que se presenta el inicio de la relación entre Naruto e Hinata. Braguitas en el suelo y lágrimas en las mejillas.

Sobresaliente Jake Gyllenhaal en esta frenética película que aborda el tema de la culpa (y la redención). Tiene mérito mantener hasta el final el clima de tensión y suspense ubicando la acción en un único escenario y guiando al espectador tan solo mediante los diálogos telefónicos y las reacciones del protagonista.

Globalmente, estamos ante un excelente thriller que cumple con su cometido de atrapar al espectador desde el primer momento hasta el último gracias a la ambientación inquietante, la realista interpretación de los actores protagonistas ahogados por la desesperación y las sugerentes pistas que van apareciendo en el camino para que hagamos nuestras propias conjeturas.

Sin embargo, la película no destaca por su originalidad. Más allá de estar bien construida, el argumento y el secreto que se esconde tras el secuestro de las niñas se quedan un poco cojos. Además, algunas pistas, como la continua referencia a la religiosidad, despistan demasiado y no acaban de tener una relación con el misterio a la altura de lo que se promete. Por otro lado, me da la sensación de que se hace demasiado hincapié en la figura de Hugh Jackman como padre americano protector que quiere tomarse la justicia por su mano llevando sus acciones al límite porque la policía es una panda de inútiles, eso resulta un poco cansino.

En cualquier caso, Prisoners se deja ver muy bien y es una película recomendable para los amantes del género.