SI, sin tapujos es una obra de arte de la comedia patria. Para las nuevas generaciones será algo que no se pueda entender, pero los que vivimos el cine de la época la recordamos.

Fruto de una época pero totalmente actual políticamente hablando. Algunos de los actores más grandes que ha dado España con un guion de Vizcaíno Casas. Una comedia política de las que abundaban en ese periodo de la historia de nuestro país.

Un cine que a día de hoy, no sería bien visto dado el buenismo y el pielfinismo de la generación de cristal. Puede ser que la verdadera época de la libertad y la innovación fuera hace 40 años, ahora el yugo de los lobbys no permite la creatividad.

De las pocas películas políticas que fueron adelantadas a su época, una historia visionaria sobre una España que ha día de hoy va retrocediendo en valores y cine.

Sencillamente espectacular, los que tenemos una edad la conocemos de siempre. Una historia de jetas, mentirosos y caraduras a cada cual de peor calaña.

Un 10, simplemente imprescindible por la historia más rocambolesca de la España del S.XX. Hay pasajes más bizarros, que no se han tenido en cuenta en el documental.

Nos empeñamos en buscar películas de comedia y caraduras cuando lo tenemos en forma de documental, y lo mejor es que está basado en hechos reales.

Una basílica creada en un secarral abandonado en Utrera, un avispado se proclamó papa. Una historia, que si bien es digna de servir de guion para Pajares y Esteso o cierto es que forma parte de la historia.

Una historia de despilfarro, noche sevillana, agresiones sexuales, normas extravagantes. Unas risas aseguradas, perfecta para ver del tirón, Totalmente recomendable

El tema de los fantasmas está de moda, y subiéndose al carro de lo paranormal llega esta película. Trabaja la madre de Stifler, por lo que es obligado su visionado.

David Harbour en un papel cómico, que siempre es de agradecer. La típica película que ves el sábado por la noche ,es lo suficientemente buena como para que deje un buen sabor de boca. Está en tierra de nadie, no hace gracia ni da miedo (tampoco es su objetivo) pero entretiene que es suficiente.

Jennifer Coolidge llena la pantalla con su carisma, su sola presencia es ya motivo de visionado.

A veces nos recuerda (vagamente y salvando las distancias) a las películas de fantasmas de los 80, pero no llega. La receta de casa con fantasma gracioso y familia está ya muy trillada, pero sigue funcionando. Claramente las cosas funcionan si se hacen bien, y este es el caso.

No esperemos, eso sí, que vamos a ver una obra maestra que satisfaga las ansias cinéfilas de los especialistas pero cumple.

Como es normal, los efectos visuales no son gran cosa ni pretenden serlo, pero lo contrario sería una sorpresa.

Desde que apareció en Netflix me saltaba en recomendaciones, le decidí dar una oportunidad. Mala idea, los medios y críticos la ponen como una obra de arte, pero para mi es una tomadura de pelo.
Lenta, previsible y horrible. Parece que en ocasiones los productores quieren que nos perdamos en la oscuridad. Carece de sentido la oscuridad que desprende. Las sobreactuaciones son de manual en todos los actores. Los personajes son una amalgama sin un propósito claro. Batiburrillo de estereotipos y razas metidos por cumplir el cupo.
Sabemos lo que pasa desde el primer capítulo, por lo que es una serie que se puede obviar.

No merece ni un segundo de nuestro tiempo. La única interpretación que se salva es la de la niña, para su corta edad está sublime. Un guion muy visto y sin "chicha", una interpretación principal que ni está ni se le espera y nada de terror.

La falta de ritmo, de emoción y de suspense hace que estemos ante una de las películas más tediosas de la historia del cine. Algo ya mil veces visto pero producida de una manera horrenda. Bebe de todas las fuentes, un batiburrillo de estereotipos que no conducen a nada.

Problemas familiares que no tienen nada de novedoso, lenta, una fotografía que no acompaña y una banda sonora ausente. Pocas veces se estrenan en streaming películas de una factoría tan pésima.