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Críticas ordenadas por utilidad
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6,4
23.512
7
1 de octubre de 2015
1 de octubre de 2015
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que soy de la opinión minoritaria que cree que la obra de Woody Allen en el siglo XXI sigue siendo muy competente, quizá un tanto irregular, pero con puntos álgidos muy potentes (la trilogía británica, Blue Jasmine y la atinadísima, en mi opinión, You will meet a tall dark stranger, visualmente magnífica) y un nivel medio más que aceptable (cosas como "Si la cosa funciona", "Midnight in Paris" o "La maldición del escorpión de Jade" rayan a buena altura). Es un Woody Allen amargo y muy negro, negrísimo, hasta macabro y cruel (mucho más de lo que lo ha sido nunca con sus personajes), y desde luego nada condescendiente. Cosas de la edad, supongo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En lo relativo a "Irrational Man", ya habría que ir hablando del subgénero 'crimen y castigo' en el cine de Allen, sin disimulos, con referencias explícitas a Dostoyevski. Y no es tanto una reiteración temática gratuita como un desarrollo y una evolución que requiere una revisión constante, desde la extraordinaria "Delitos y faltas", donde (ay, los excesos de la juventud), podemos liberarnos de nuestros fantasmas, pasar página y enterra el pasado, hasta "Match Point" donde incluso podemos librarnos de pagar por nuestros "crímenes", pero nunca erradicar los remordimientos, pasando por "El sueño de Cassandra" (extraordinaria), donde uno mismo se convierte en su propio juez implacable, hasta llegar a "Blue Jasmine", donde la suerte está echada desde el momento en el que se tomas ciertas decisiones, y a "Irrational man", donde todo se derrumba inevitablemente desde el momento en el que se opta por el "lado oscuro", cerrándose el círculo.
El protagonista de "Irrational Man", Abe Lucas, es inseguro, errático y hasta descuidado, inmiscuido en una profunda crisis existencial, probablemente fruto de numerosas decisiones equivocadas del pasado (tampoco se nos dan demasiados detalles). La solución y la salida que encuentra a su situación es profundamente inmoral, y el origen de la caída definitiva a un infierno (por el hueco del ascensor, jajaja) que llevaba marcado a fuego desde el principio (no le sirve ni siquiera de tabla de salvación la relación que inicia con Jill, el personaje de Enma Stone, cosa que me llama profundamente la atención, quizá se pueda ver como una negación de Nabokov). Parece ser que la factura a pagar es demasiado elevada cuando se llega demasiado lejos, no hay redención posible para un tipo como el interpretado por Joaquin Phoenix. Parece evidente que la conclusión del Woody Allen de 2015 es muy distante de la de 1989 en la citada "Delitos y faltas" o incluso "Otra mujer" (1988).
Hay que verla, claro.
El protagonista de "Irrational Man", Abe Lucas, es inseguro, errático y hasta descuidado, inmiscuido en una profunda crisis existencial, probablemente fruto de numerosas decisiones equivocadas del pasado (tampoco se nos dan demasiados detalles). La solución y la salida que encuentra a su situación es profundamente inmoral, y el origen de la caída definitiva a un infierno (por el hueco del ascensor, jajaja) que llevaba marcado a fuego desde el principio (no le sirve ni siquiera de tabla de salvación la relación que inicia con Jill, el personaje de Enma Stone, cosa que me llama profundamente la atención, quizá se pueda ver como una negación de Nabokov). Parece ser que la factura a pagar es demasiado elevada cuando se llega demasiado lejos, no hay redención posible para un tipo como el interpretado por Joaquin Phoenix. Parece evidente que la conclusión del Woody Allen de 2015 es muy distante de la de 1989 en la citada "Delitos y faltas" o incluso "Otra mujer" (1988).
Hay que verla, claro.
22 de junio de 2019
22 de junio de 2019
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho se está hablando entre aficionados del documental, pero ya adelanto que me ha parecido un extraordinario monumento erigido al que fue uno de los grandes acontecimientos de la historia del rock, la Rolling Thunder Revue de 1975 (no se hace ninguna referencia a la de 76). Igual es que nos hemos acostumbrado a la grandeza de los documentos que Dylan y Scorsese (juntos o por separado) están ofreciéndonos, pero solamente los números musicales de Dylan y su impresionante banda (impactante Scarlet Rivera), valen su peso en oro.
Sobrecogedoras "When I Paint My Masterpiece", "One More Cup of Coffee", "Isis", "She Belongs to Me", muy especialmente "The Lonesome Death of Hattie Carroll" o una brutal "Hurricane", en las que Dylan canta con una furia desbocada y demuestra por qué es uno de los grandes intérpretes (no sólo songwriter) que ha dado el rock. También sus dúos con Joan Baez (nacieron para cantar juntos), "I Shall Be Released" o "I Dreamed I Saw St. Augustine" son más que emotivos. "Toca una canción protesta", le espeta un espectador; y va y tocan "Oh Sister", genial. "Dylan Presidente" le grita otro... "¿Presidente de qué?".
El trabajo de investigación y rescate documental de época es también muy emocionante, todas las apariciones de Patti Smith (impactante su "Archer Songs"), Allen Ginsberg, Rambling Jack Elliott, Joni Mitchell y su "Coyote" junto a Dylan y McGuinn en la habitación del hotel (uno de los grandes momentos de la película). Y por supuesto la road movie con el propio Dylan al volante, yendo a tocar a sitios inauditos y muy simbólicos, como un auditorio de un centro cívico, una reserva de indígenas (maravillosa escena también con Dylan tocando el The Ballad of Ira Hayes de Peter LaFarge) o una cárcel con la presencia de Hurricane Carter.
La parte que ha generado controversia son los fakes, personajes inventados (Stephen Van Dorp, por ejemplo, el supuesto cameraman, el político Tanner o el productor) o hechos narrados que no ocurrieron exactamente así, como todo lo relativo a Sharon Stone (cual "F. For Fake" de Welles, por ejemplo). Pero a mí me parece un vehículo perfectamente válido para contar una historia fundamentalmente cierta y, en cualquier caso, esa mezcla documental y ficción no deja de ofrecer un producto de máximo disfrute realizado con máxima complicidad entre Dylan y Scorsese y absolutamente veraz. Que la gira fue una ruina es sabido, no importa que quien lo cuente sea un productor ficticio que quería que se tocara en grandes estadios (cosa que también es cierta).
En cuanto al maestro Scorsese, la película de nuevo cuanta con una planificación y montaje magistral, rescatando entrevistas a San Sheppard o Hurricane Carter, cada número musical dura lo suficiente para poder disfrutarlo sin que el ritmo se resienta, el film transcurre en un suspiro y las imágenes de época tienen una calidad notable (por no hablar del sonido). El caos de la gira está narrado de forma absolutamente armoniosa gracias el talento narrativo que posee este gran genio del cine insertando perfectamente todo el material anteriormente descrito con las jugosas observaciones de Joan Baez (tan lúcida como siempre) o del propio Dylan (con una terrorífica sentencia final).
En definitiva, una nueva obra maestra que no se deben perder. Deseando la edición en dvd con los cortes musicales en pase único, ¡para echarse a temblar!!.
Sobrecogedoras "When I Paint My Masterpiece", "One More Cup of Coffee", "Isis", "She Belongs to Me", muy especialmente "The Lonesome Death of Hattie Carroll" o una brutal "Hurricane", en las que Dylan canta con una furia desbocada y demuestra por qué es uno de los grandes intérpretes (no sólo songwriter) que ha dado el rock. También sus dúos con Joan Baez (nacieron para cantar juntos), "I Shall Be Released" o "I Dreamed I Saw St. Augustine" son más que emotivos. "Toca una canción protesta", le espeta un espectador; y va y tocan "Oh Sister", genial. "Dylan Presidente" le grita otro... "¿Presidente de qué?".
El trabajo de investigación y rescate documental de época es también muy emocionante, todas las apariciones de Patti Smith (impactante su "Archer Songs"), Allen Ginsberg, Rambling Jack Elliott, Joni Mitchell y su "Coyote" junto a Dylan y McGuinn en la habitación del hotel (uno de los grandes momentos de la película). Y por supuesto la road movie con el propio Dylan al volante, yendo a tocar a sitios inauditos y muy simbólicos, como un auditorio de un centro cívico, una reserva de indígenas (maravillosa escena también con Dylan tocando el The Ballad of Ira Hayes de Peter LaFarge) o una cárcel con la presencia de Hurricane Carter.
La parte que ha generado controversia son los fakes, personajes inventados (Stephen Van Dorp, por ejemplo, el supuesto cameraman, el político Tanner o el productor) o hechos narrados que no ocurrieron exactamente así, como todo lo relativo a Sharon Stone (cual "F. For Fake" de Welles, por ejemplo). Pero a mí me parece un vehículo perfectamente válido para contar una historia fundamentalmente cierta y, en cualquier caso, esa mezcla documental y ficción no deja de ofrecer un producto de máximo disfrute realizado con máxima complicidad entre Dylan y Scorsese y absolutamente veraz. Que la gira fue una ruina es sabido, no importa que quien lo cuente sea un productor ficticio que quería que se tocara en grandes estadios (cosa que también es cierta).
En cuanto al maestro Scorsese, la película de nuevo cuanta con una planificación y montaje magistral, rescatando entrevistas a San Sheppard o Hurricane Carter, cada número musical dura lo suficiente para poder disfrutarlo sin que el ritmo se resienta, el film transcurre en un suspiro y las imágenes de época tienen una calidad notable (por no hablar del sonido). El caos de la gira está narrado de forma absolutamente armoniosa gracias el talento narrativo que posee este gran genio del cine insertando perfectamente todo el material anteriormente descrito con las jugosas observaciones de Joan Baez (tan lúcida como siempre) o del propio Dylan (con una terrorífica sentencia final).
En definitiva, una nueva obra maestra que no se deben perder. Deseando la edición en dvd con los cortes musicales en pase único, ¡para echarse a temblar!!.

7,6
21.400
8
4 de enero de 2009
4 de enero de 2009
28 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente no se encuentra Recuerda (Spellbound) entre mis films favoritos de Hitchcock, una nueva visión no ha hecho más que reafirmarme en este convencimiento. La investigación criminal desde el punto de vista del psicoanálisis (pseudopsicoanálisis según el propio Hitchcock) no se sostiene por ningún lado y roza el esperpento en algún momento, aparte de lo desfasadas que están hoy en día muchas de las teorías del psicoanálisis freudiano (en especial ciertas interpretaciones de los sueños). Esto no quita que, como no puede ser de otra forma, existan grandes momentos e importantes hallazgos visuales, evidentemente en especial toda la parte del sueño ideado por Salvador Dalí (si bien él mismo cuenta que no le dejaron, o no pudo, plasmar todas las ideas que tenía).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
También me gusta mucho toda la primera parte que transcurre en el hospital, con la llegada del supuesto Doctor Edwardes, las sospechas de Constance y la pasión que surge entre ellos, con Ingrid Bergman bordando el papel de chica cohibida que de pronto de entrega al recién llegado, excelente esa subida por las escaleras (aaaaah. as escaleras en Hitchcock, cuántos momentos de gloria nos han dado) a la biblioteca y finalmente al dormitorio de JB. También me gusta la parte que trascurre en la casa del Dr Fleurot, cuando Gregory Peck baja por las escaleras (de nuevo), con la navaja de afeitar en la mano, la ingesta de bromuro y todo lo que acontece hasta el relato final del sueño.
Pero bueno, como digo, el final no me gusta, está muy forzada la resolución del caso, quizá sea la trama de “falso culpable perseguido injustamente” que menos me gusta de Hitchcock.
Inconmensurable la Bergman, preparando lo que sería un año más tarde su mejor interpretación en mi opinión (“Encadenados”, por encima de “Te querré siempre”, “Stromboli” e incluso “Casablanca”), no tanto Gregory Peck, que afrontaba su primer protagonista y aún no tenía muy decidido cuales iban a ser los rasgos de su personaje tipo (de hecho, en su siguiente película, “Duelo al Sol”, ejercería de un malvado de los de libro). Si en “Sospecha” llegamos a dudar en todo momento de Cary Grant, aquí a nadie le cabe duda desde el principio de que J.B es inocente por completo.Y que no se me olvide reseñar la famosísima música de Miklos Rozsa que creo recordar que se llevó el Oscar.
Pero bueno, como digo, el final no me gusta, está muy forzada la resolución del caso, quizá sea la trama de “falso culpable perseguido injustamente” que menos me gusta de Hitchcock.
Inconmensurable la Bergman, preparando lo que sería un año más tarde su mejor interpretación en mi opinión (“Encadenados”, por encima de “Te querré siempre”, “Stromboli” e incluso “Casablanca”), no tanto Gregory Peck, que afrontaba su primer protagonista y aún no tenía muy decidido cuales iban a ser los rasgos de su personaje tipo (de hecho, en su siguiente película, “Duelo al Sol”, ejercería de un malvado de los de libro). Si en “Sospecha” llegamos a dudar en todo momento de Cary Grant, aquí a nadie le cabe duda desde el principio de que J.B es inocente por completo.Y que no se me olvide reseñar la famosísima música de Miklos Rozsa que creo recordar que se llevó el Oscar.

5,7
611
7
4 de octubre de 2013
4 de octubre de 2013
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Parrish fue un magnífico exponente de la serie B americana, especialista en Noir (suyas son grandes películas como "The Mob" o "Cry Danger") y Western ("Fuego escondido" o "Llanura roja"), además de un especialista en montaje y en la edición, con anterioridad a su etapa de director. "Contrato en Marsella" (The Marseille Contract/The Destructors,1974), fue su último rodaje y un muy digno e ilustrativo punto y final a su carrera, creo que define perfectamente su cine, si bien ya quedaban lejos su etapa más interesante y de mayor inspiración (los 50). Cine directo y con un guión muy económico, ni una sola palabra de más para "adornar". Las escenas se van sucediendo con celeridad, aumentando el ritmo hacia el final y sin florituras, las dos escenas finales de la película en la que todo se precipita, en el muelle y el salón con la fiesta benéfica, apenas duran cinco minutos y todo transcurre en silencio (sólo esa frase final del personaje de Michael Caine, "algunas veces se necesita ayuda"). Las escenas de acción, persecuciones en coche/furgoneta, intento de asesinato de Ventura en el tren, son rudas y rodadas sin apenas recrearse en detalles con efectos especiales (una película así con el estilo actual, hubiera durado 50 minutos más sólo con explosiones, huídas interminables y señores agonizando). Quizá esta economía de medios le da un tono más realista al filme, como ocurre en la serie B, los puñetazos están mal lanzados y las huídas se producen de forma precipitada e insegura.
La contradicción viene de que para un filme como este, Parrish contara con tres estrellas del calibre de Michael Caine, Anthony Quinn y James Mason, los tres espléndidos. Es habitual ver a actores de esta talla recrearse en guiones mucho más brillantes e hilvanados, pero es que el estilo de Parrish se impone, muy poco importa otra cosa que no sea lo que se ve en pantalla, poco se sugiere y poco interesa el pasado de los personajes y el por qué de las cosas; el planteamiento está muy claro y el tiempo en el que transcurre la historia es lo único que importa (ni siquiera se nos da un detalle de por qué se conocía los personajes de Quinn y Caine, o alguna referencia para conocer mejor a las hijas de Brizzard).
Igualmente me parece curiosa y digna de mencionar la estructura de la película, que comienza con protagonismo absoluto del personaje de Anthony Quinn (Ventura ,el funcionario americano de la embajada en Francia), a los 25 minutos aparece por primera vez el asesino a sueldo Deray, interpretado por Michael Caine. El protagonismo recae en este personaje y en su viaje a Marsella para acabar con Jacques Brizzard (James Mason), para, inesperadamente, al final volver a asumir el protagonismo Ventura. Las tres partes son muy distintas, la primera (para mí la más costumbrista mejor), quizá se detiene un poco más en mostrarnos al personaje de Anthony Quinn, su decadente vida personal y laboral, su afición al alcohol y los problemas con el mafioso. En la segunda, cambia el ritmo y la estética, el juego de la carrera de coches con la hija de Brizzard así como la cínica relación con el malvado de la película, la relación con las chicas (con el uso de la palabra como medio directo para llegar a la cama, siendo la chica finalmente la que da el paso primero) y la entrada en la mansión, recuerda mucho a los largos de la serie Bond , y la tercera, en la que el final se precipita, es la que más se acerca a sus films negros de los 50s.
En fin, una peli bastante interesante, en mi opinión.
La contradicción viene de que para un filme como este, Parrish contara con tres estrellas del calibre de Michael Caine, Anthony Quinn y James Mason, los tres espléndidos. Es habitual ver a actores de esta talla recrearse en guiones mucho más brillantes e hilvanados, pero es que el estilo de Parrish se impone, muy poco importa otra cosa que no sea lo que se ve en pantalla, poco se sugiere y poco interesa el pasado de los personajes y el por qué de las cosas; el planteamiento está muy claro y el tiempo en el que transcurre la historia es lo único que importa (ni siquiera se nos da un detalle de por qué se conocía los personajes de Quinn y Caine, o alguna referencia para conocer mejor a las hijas de Brizzard).
Igualmente me parece curiosa y digna de mencionar la estructura de la película, que comienza con protagonismo absoluto del personaje de Anthony Quinn (Ventura ,el funcionario americano de la embajada en Francia), a los 25 minutos aparece por primera vez el asesino a sueldo Deray, interpretado por Michael Caine. El protagonismo recae en este personaje y en su viaje a Marsella para acabar con Jacques Brizzard (James Mason), para, inesperadamente, al final volver a asumir el protagonismo Ventura. Las tres partes son muy distintas, la primera (para mí la más costumbrista mejor), quizá se detiene un poco más en mostrarnos al personaje de Anthony Quinn, su decadente vida personal y laboral, su afición al alcohol y los problemas con el mafioso. En la segunda, cambia el ritmo y la estética, el juego de la carrera de coches con la hija de Brizzard así como la cínica relación con el malvado de la película, la relación con las chicas (con el uso de la palabra como medio directo para llegar a la cama, siendo la chica finalmente la que da el paso primero) y la entrada en la mansión, recuerda mucho a los largos de la serie Bond , y la tercera, en la que el final se precipita, es la que más se acerca a sus films negros de los 50s.
En fin, una peli bastante interesante, en mi opinión.

7,0
1.593
9
4 de enero de 2009
4 de enero de 2009
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Blue Collar", de Paul Schrader (1978), primera película del guionista de "Taxi Driver" y "Toro Salvaje" e inicio de una de las carreras cinematográficas más irregulares y eclécticas de las últimas décadas. Schrader decidió guardarse este sabroso guión para sí mismo en vez de ponerlo en manos de Marty, pero no se trata de un descanso ni un alejamiento de la temática común de su trilogía con Scorsese, sino una vuelta de tuerca más, seguir indagando en la decepción al ver el imposible cumplimiento de los valores tradicionales del sueño americano. Historia de corrupción y de decadencia, de traición y de amistad destruida por la ambición. El comienzo costumbrista con ligero tono cómico y ligero estilo documentalista (de forma explícita y muy didáctica asistimos a funcionamiento interno del sindicato de trabajadores en una fábrica de coches) va dando paso a un tono sombrío y pesimista a la vez que se van sucediendo los acontecimientos. Sobre todo muy acertadas interpretaciones de Richard Pryor, Harvey Keitel y Yaphet Kotto, cuya relación de amistad, humor y complicidad interracial se va deteriorando conforme surgen los problemas y van apareciendo fantasmas...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y por ahí van los tiros, historia de tres trabajadores de una fábrica de coches que ante la desesperación por su situación económica deciden dar un golpe robando la caja fuerte del sindicato. La muerte del personaje de Yaphet Kotto es una de los asesinatos más brutales de la historia del cine, tremenda la angustia y la impotencia que se desprende.
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