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8
25 de octubre de 2009
25 de octubre de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film dentro de una guerra pero sin ser de guerra.
Comienzos de Gibson y de un actor desconocido fuera de Australia como es Mark Lee.
Casi hora y media de película en la que cada minuto que pasa,una amistad se hace más fuerte,dos jovencitos australianos,uno de campo y otro de ciudad,con algo en común,la edad.
El film nos cuenta la intrahistoria de una guerra llevada a la juventud,lo que se hace por dentro con esa edad.
A mi juicio es una película díficil de ver dos veces.
Pero que tiene posiblemente diez de los minutos más tensos de la historia del cine...
Comienzos de Gibson y de un actor desconocido fuera de Australia como es Mark Lee.
Casi hora y media de película en la que cada minuto que pasa,una amistad se hace más fuerte,dos jovencitos australianos,uno de campo y otro de ciudad,con algo en común,la edad.
El film nos cuenta la intrahistoria de una guerra llevada a la juventud,lo que se hace por dentro con esa edad.
A mi juicio es una película díficil de ver dos veces.
Pero que tiene posiblemente diez de los minutos más tensos de la historia del cine...
30 de julio de 2017
30 de julio de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno se imagina la reunión de producción de La Leyenda de Excalibur con el productor diciendo "Necesitamos revisitar el mito artúrico pero sin ser pesados, sin que parezca una lección de historia mitológica y que enganche a miles de palomiteros".
Dicho y hecho. Se coge a Guy Ritchie, que de frenesí fílmico anda sobrado, se coge a Charlie Hunnam, ídolo televisivo gracias a SOA y convertimos la película en una mezcla atiborrada de Juego de Tronos, Vikings, El señor de los anillos y si nos queda un poco, un toque de aquello que era Camelot y Arturo pero sin Lady Ginebra, que en este caso es la que se debieron ahorrar a lingotazos los productores con esta película infame.
Palomitera como ella sola y sin ningún tipo de contenido, este Rey Arturo es un frenesí de corto guión y muchos efectos especiales mágicos que dejan al pobre Merlín como un mindundi, haciendo que Camelot parezca Mordor y todo ello aderezado con chistes modernos, propios del siglo XXI y una buena dosis de fanfarronería made in Fimmel al que secundan Jude Law (buen amigo de Ritchie), Eric Bana (tan testimonial y bienintencionado como en Troya), Djimon Hounsou (qué se te ha perdido aquí?) y Aidan Gillen, al que muchos conocerán como Meñique en Juego de Tronos y que completa un casting perfecto para atraer a la generación Netflix-HBO millenial a las aventuras de Arturo.
El resultado, como era de esperar, es un bodrio entretenido para el que no quiere saber nada de Arturo, de capas y espadas clásicas o del que esperaba una película con alguna pequeña lección de historia inglesa. Si usted quería encontrar algo más en ella, dese la vuelta, está a tiempo de no sacar Excalibur de la piedra.
Dicho y hecho. Se coge a Guy Ritchie, que de frenesí fílmico anda sobrado, se coge a Charlie Hunnam, ídolo televisivo gracias a SOA y convertimos la película en una mezcla atiborrada de Juego de Tronos, Vikings, El señor de los anillos y si nos queda un poco, un toque de aquello que era Camelot y Arturo pero sin Lady Ginebra, que en este caso es la que se debieron ahorrar a lingotazos los productores con esta película infame.
Palomitera como ella sola y sin ningún tipo de contenido, este Rey Arturo es un frenesí de corto guión y muchos efectos especiales mágicos que dejan al pobre Merlín como un mindundi, haciendo que Camelot parezca Mordor y todo ello aderezado con chistes modernos, propios del siglo XXI y una buena dosis de fanfarronería made in Fimmel al que secundan Jude Law (buen amigo de Ritchie), Eric Bana (tan testimonial y bienintencionado como en Troya), Djimon Hounsou (qué se te ha perdido aquí?) y Aidan Gillen, al que muchos conocerán como Meñique en Juego de Tronos y que completa un casting perfecto para atraer a la generación Netflix-HBO millenial a las aventuras de Arturo.
El resultado, como era de esperar, es un bodrio entretenido para el que no quiere saber nada de Arturo, de capas y espadas clásicas o del que esperaba una película con alguna pequeña lección de historia inglesa. Si usted quería encontrar algo más en ella, dese la vuelta, está a tiempo de no sacar Excalibur de la piedra.

7,0
32.315
6
16 de noviembre de 2011
16 de noviembre de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
He puesto un seis a la película y es gracias a los registros técnicos, fotografía muy elaborada, buenos planos y usos del paisaje y los exteriores de gran nivel (las universidades, los planos de las ciudades de fondo sobre todo el de Edumburgo) sensacional música y a mi juicio desaprovechada aunque ganaron el Oscar en los grandes premios de vestuario, música y mejor película.
La película se hace eterna, transcurre muy lentamente, quizás para aprovechar ese estilo de principios de siglo de una sociedad heredera de la Reina Victoria. Muesta una total falta de emoción, que esté basada en un hecho real es una losa que la hace aún más pesada porque ha de respetar esa historia real, pero se convierte en una historia manipulada y en la que la teoría (las diferencias culturales y religiosas de Abrahams y Liddell) pasan a un segundo plano, sirviendo sólo para mostar al final de la película la doble moral británica recibiendo heroicamente a Liddell y por la puerta de atrás a Abrahams.
Los actores me parecen tibios, no transmiten ni Ben Cross (Abrahams) ni Ian Charleson (Liddell) ninguna sensación de poder sentirte como ellos o de llegar a comprenderlos, el origen judío de Abrahams y el rechazo de parte de la sociedad que tienen hacia él no se hace patente y el no parece correr para demostrar nada y en el caso de Liddell exactamente igual, no se conecta con sus sentimientos en casi ningún momento, sólo cuando dice que Dios le hizo así para correr y por eso él le honra así.
Película a mi juicio flojita para ser considerada un clásico y para ser Oscar a mejor película. Si quereis ver algo mejor recomiendo Gallipoli que también tiene jovencitos corredores, amistad y emoción.
La película se hace eterna, transcurre muy lentamente, quizás para aprovechar ese estilo de principios de siglo de una sociedad heredera de la Reina Victoria. Muesta una total falta de emoción, que esté basada en un hecho real es una losa que la hace aún más pesada porque ha de respetar esa historia real, pero se convierte en una historia manipulada y en la que la teoría (las diferencias culturales y religiosas de Abrahams y Liddell) pasan a un segundo plano, sirviendo sólo para mostar al final de la película la doble moral británica recibiendo heroicamente a Liddell y por la puerta de atrás a Abrahams.
Los actores me parecen tibios, no transmiten ni Ben Cross (Abrahams) ni Ian Charleson (Liddell) ninguna sensación de poder sentirte como ellos o de llegar a comprenderlos, el origen judío de Abrahams y el rechazo de parte de la sociedad que tienen hacia él no se hace patente y el no parece correr para demostrar nada y en el caso de Liddell exactamente igual, no se conecta con sus sentimientos en casi ningún momento, sólo cuando dice que Dios le hizo así para correr y por eso él le honra así.
Película a mi juicio flojita para ser considerada un clásico y para ser Oscar a mejor película. Si quereis ver algo mejor recomiendo Gallipoli que también tiene jovencitos corredores, amistad y emoción.

7,4
20.252
6
5 de julio de 2011
5 de julio de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha gustado calibrar las películas que veo en función del actor-director y su divismo e imaginar como seria la película si la firma o la cara la pusiera otro, y esta película no es una excepción.
La he visto por el reclamo Eastwood y me ha decepcionado en su conjunto, principalmente la trama y el guión.
Dirección: Buenos planos y nada mejor que hacer actuar a alguien que conoces genial (yourself).
Actores: Clint Eastwood seguirá indestructible, posee la facilidad que tiene el tipo duro indomable con los años (algunos lo imaginaran débil por su edad pero ojo no te confundas, que es Clint). Es el mismo Clint Eastwood de Infierno de Cobardes pero metido a predicador y con algunos modos mejores.
Secundarios: Flojitos la verdad, la Dirección es Clint, el resto simplemente aparecen, el malo es teóricamente muy malo pero apenas se demuestra (Coy Lahood- Michael Moriarty), Hull Barrett el minero que consigue que Eastwood se interese es un apocado minero (de un grupo de apocados mineros de oro que tienen mas pinta de granjeros tímidos que de buscadores de oro el dúo Sarah-Megan con su lucha de insatisfacciones,y los peores de todo, la banda de Stockburn,el comisario malo, los peores en guión y en la teoría, porque su temible presencia se ventila en 10 minutitos. Lo salvable, la aparición de Chris Penn como el hijo de Lahood.
Guión: La guión empieza al mas puro estilo "El Grupo Salvaje" y luego, bajón!
Paupérrimo, trama pisoteada y mil veces vista, misterioso extraño llega a la ciudad y ayuda a los "buenos", huyendo de su pasado, el ahora predicador que resultara conocido a mas de uno, para terminar de demonizar a los malos tenemos la escena de Spider Conway en la ciudad.
Fotografía: Esmerados paisajes, muy curiosos los detalles mineros de Lahood y los planos largos de la marcha de Eastwood, afortunadamente renuncio al escaso bagaje paisajístico al que le acostumbraron en el spaghettiwesterm. Lo peor, el poblado de los mineros, es poco menos que cuatro casas de las que en ningún momento vemos nada que merezca la pena ver,y su explotación minera es solo platear oro.
La Fotografía tiene un 6 porque sale Clint y eso es suficiente para no suspenderla pero sin el, seria un western corrientísimo de media tarde de televisión autonómica, no pasara a la historia y mas bien parece la redención del Clint Eastwood protagonista de Infierno de Cobardes. Por los secundarios y la trama, muy flojita.
La he visto por el reclamo Eastwood y me ha decepcionado en su conjunto, principalmente la trama y el guión.
Dirección: Buenos planos y nada mejor que hacer actuar a alguien que conoces genial (yourself).
Actores: Clint Eastwood seguirá indestructible, posee la facilidad que tiene el tipo duro indomable con los años (algunos lo imaginaran débil por su edad pero ojo no te confundas, que es Clint). Es el mismo Clint Eastwood de Infierno de Cobardes pero metido a predicador y con algunos modos mejores.
Secundarios: Flojitos la verdad, la Dirección es Clint, el resto simplemente aparecen, el malo es teóricamente muy malo pero apenas se demuestra (Coy Lahood- Michael Moriarty), Hull Barrett el minero que consigue que Eastwood se interese es un apocado minero (de un grupo de apocados mineros de oro que tienen mas pinta de granjeros tímidos que de buscadores de oro el dúo Sarah-Megan con su lucha de insatisfacciones,y los peores de todo, la banda de Stockburn,el comisario malo, los peores en guión y en la teoría, porque su temible presencia se ventila en 10 minutitos. Lo salvable, la aparición de Chris Penn como el hijo de Lahood.
Guión: La guión empieza al mas puro estilo "El Grupo Salvaje" y luego, bajón!
Paupérrimo, trama pisoteada y mil veces vista, misterioso extraño llega a la ciudad y ayuda a los "buenos", huyendo de su pasado, el ahora predicador que resultara conocido a mas de uno, para terminar de demonizar a los malos tenemos la escena de Spider Conway en la ciudad.
Fotografía: Esmerados paisajes, muy curiosos los detalles mineros de Lahood y los planos largos de la marcha de Eastwood, afortunadamente renuncio al escaso bagaje paisajístico al que le acostumbraron en el spaghettiwesterm. Lo peor, el poblado de los mineros, es poco menos que cuatro casas de las que en ningún momento vemos nada que merezca la pena ver,y su explotación minera es solo platear oro.
La Fotografía tiene un 6 porque sale Clint y eso es suficiente para no suspenderla pero sin el, seria un western corrientísimo de media tarde de televisión autonómica, no pasara a la historia y mas bien parece la redención del Clint Eastwood protagonista de Infierno de Cobardes. Por los secundarios y la trama, muy flojita.
30 de julio de 2015
30 de julio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lucir el mejor plantel posible del cine francés y que esté firmado por uno de los mejores realizadores del cine galo moderno exige mucho más a una idea demasiado manida que hemos visto en filmes con menos caras conocidas y menos presupuesto.
Las pequeñas mentiras intentan abarcar todo un Océano Atlántico de sentimientos y emociones ocultas bajo la piel de los protagonistas y lo único que se consigue es embarrarse en las arenas de Arcachon en un metraje excesivo para lo que se nos quiere contar.
Quizá Cluzet esté sobreactuado, quizá lo esté Cotillard, o quizá sea el conjunto en sí donde intentamos encontrar profundidad humana que sin embargo se diluye como un azucarillo al pretender agrupar tantas emociones alrededor de un hecho trágico.
El cine francés pasará a la historia por ser capaz de llevar a la gran pantalla historias cotidianas que hacen que te plantees el lado de la pantalla en el que te encuentras. 'Pequeñas mentiras sin importancia' pretende adentrarse en las relaciones humanas pero acaba salpicando de un tono moralista todo el conjunto que para más inri se solventa en 15 minutos finales a pesar de que Canet ha tenido dos horas y media para intentar contarnos de verdad la historia.
La nota, un cinco muy justito logrado en los enfoques de las cámaras, en el montaje y en el bonito propósito sobre el que versa la película pero desde luego y al igual que las relaciones humanas, 'Pequeñas mentiras sin importancia' no es lo que parece ni lo que quiere parecer.
Las pequeñas mentiras intentan abarcar todo un Océano Atlántico de sentimientos y emociones ocultas bajo la piel de los protagonistas y lo único que se consigue es embarrarse en las arenas de Arcachon en un metraje excesivo para lo que se nos quiere contar.
Quizá Cluzet esté sobreactuado, quizá lo esté Cotillard, o quizá sea el conjunto en sí donde intentamos encontrar profundidad humana que sin embargo se diluye como un azucarillo al pretender agrupar tantas emociones alrededor de un hecho trágico.
El cine francés pasará a la historia por ser capaz de llevar a la gran pantalla historias cotidianas que hacen que te plantees el lado de la pantalla en el que te encuentras. 'Pequeñas mentiras sin importancia' pretende adentrarse en las relaciones humanas pero acaba salpicando de un tono moralista todo el conjunto que para más inri se solventa en 15 minutos finales a pesar de que Canet ha tenido dos horas y media para intentar contarnos de verdad la historia.
La nota, un cinco muy justito logrado en los enfoques de las cámaras, en el montaje y en el bonito propósito sobre el que versa la película pero desde luego y al igual que las relaciones humanas, 'Pequeñas mentiras sin importancia' no es lo que parece ni lo que quiere parecer.
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