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Críticas ordenadas por utilidad
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7,8
41.981
9
29 de septiembre de 2015
29 de septiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy 29 de septiembre de 2015, se cumplen 15 años del estreno comercial de una de las mejores películas del siglo 21. Este es mi homenaje.
Un hombre se detiene ante un pequeño agujero abierto en una de las colosales paredes del templo de Angkor Wat (Camboya). Un viento ligero agita débilmente las telarañas adheridas a la piedra milenaria. El hombre pasa su dedo con devoción por la superficie del agujero: en realidad es un gesto vehemente, un ruego al dios Vishnú, una súplica de liberación de un dolor lacerante, por un amor que el destino no tuvo a bien conceder. El hombre aproxima su rostro circunspecto al agujero y humildemente exhala su imploración al corazón de la piedra. Un tapón de tierra y hierba sellará el secreto. En ese mismo instante, todo queda sometido al designio benevolente de Vishnú.
Para aquellos que no habéis visto esta maravillosa película del director chino Wong Kar-wai, he de deciros que la descripción de la acción con la que comienzo esta reseña, no es parte de la sinopsis de “Deseando amar”. Tampoco corresponde a un acto del principio de la cinta. Es el final: así termina una de las mejores películas que ha dado la historia del séptimo arte.
No temáis, no se puede destripar su final, porque el final nos lleva implícitamente al principio; porque “Deseando amar” llega a nuestro subconsciente para quedarse, para deshacerse y reinventarse una y mil veces, para ser degustada como la música más sublime o la poesía más excelsa. Olvidaros del convencionalismo de las estructuras del guión clásico: desarrollo, nudo y desenlace. Olvidaros incluso del guión, porque Wong Kar-wai rompe las páginas de todo lo escrito. No hay historia, porque no hay amor: hay deseo de amar y eso no es visualmente explícito, eso es un sentimiento que transciende y que llega muy adentro.
leer reseña completa en:
http://elcinepormontera.com/deseando-amar-in-the-mood-for-love-hong-kong-2000-wong-kar-wai/
Un hombre se detiene ante un pequeño agujero abierto en una de las colosales paredes del templo de Angkor Wat (Camboya). Un viento ligero agita débilmente las telarañas adheridas a la piedra milenaria. El hombre pasa su dedo con devoción por la superficie del agujero: en realidad es un gesto vehemente, un ruego al dios Vishnú, una súplica de liberación de un dolor lacerante, por un amor que el destino no tuvo a bien conceder. El hombre aproxima su rostro circunspecto al agujero y humildemente exhala su imploración al corazón de la piedra. Un tapón de tierra y hierba sellará el secreto. En ese mismo instante, todo queda sometido al designio benevolente de Vishnú.
Para aquellos que no habéis visto esta maravillosa película del director chino Wong Kar-wai, he de deciros que la descripción de la acción con la que comienzo esta reseña, no es parte de la sinopsis de “Deseando amar”. Tampoco corresponde a un acto del principio de la cinta. Es el final: así termina una de las mejores películas que ha dado la historia del séptimo arte.
No temáis, no se puede destripar su final, porque el final nos lleva implícitamente al principio; porque “Deseando amar” llega a nuestro subconsciente para quedarse, para deshacerse y reinventarse una y mil veces, para ser degustada como la música más sublime o la poesía más excelsa. Olvidaros del convencionalismo de las estructuras del guión clásico: desarrollo, nudo y desenlace. Olvidaros incluso del guión, porque Wong Kar-wai rompe las páginas de todo lo escrito. No hay historia, porque no hay amor: hay deseo de amar y eso no es visualmente explícito, eso es un sentimiento que transciende y que llega muy adentro.
leer reseña completa en:
http://elcinepormontera.com/deseando-amar-in-the-mood-for-love-hong-kong-2000-wong-kar-wai/
9
7 de enero de 2016
7 de enero de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que el argumento es un auténtico drama, la directora turca y su co-guionista, la francesa Alice Winocour, consiguen que el guión se convierta en una historia de hadas luminiscente y esperanzadora. Y no lo hacen omitiendo gravedad, ni siquiera violencia psicológica y explícita, lo consiguen mediante la firme actitud de resistencia y valentía de las cinco hermanas: ni asomo de pasteleo o edulcorantes artificiales. Ya con el título de la película (Mustang hace referencia a los caballos salvajes americanos) nos adelanta la belleza, el orgullo y la resistencia de sus protagonistas.
Leer reseña completa en:
http://elcinepormontera.com/mustang/
Leer reseña completa en:
http://elcinepormontera.com/mustang/

6,6
2.987
8
5 de noviembre de 2015
5 de noviembre de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“A Esmorga” es como la hipnótica llama azulada de una queimada que se enciende tras el conjuro mágico. El espectador queda atrapado en un viaje sin retorno: por que uno llega a sentirse compañero de correrías de estos tres pobres desdichados, víctimas de un tiempo sin esperanza. Aquella España franquista; triste, telúrica, encapotada, está tan bien retratada por la cámara de Vilar, que a pesar del oscurantismo representado de la época, transluce una belleza sobrecogedora y terrenal de aquella Galicia indómita. El director de fotografía Diego Romero realiza un trabajo que roza la perfección.
Y que decir del trío actoral: Elejalde, Morris y de Lira nos brindan un recital que quedará para la historia del cine español. Bocas, Cibrán y Milhombres, tres pobres hombres que no saben que hacer con sus vidas. Sólo el alcohol y el sexo espurio les hace olvidar la miseria que arrastran como una losa encadenada a su existencia. No hay redención, no vale la pena volver atrás: saben que más allá de la lluvia existe una salida.
Leer reseña completa en:
http://elcinepormontera.com/a-esmorga-espana-2014-ignacio-vilar/
Y que decir del trío actoral: Elejalde, Morris y de Lira nos brindan un recital que quedará para la historia del cine español. Bocas, Cibrán y Milhombres, tres pobres hombres que no saben que hacer con sus vidas. Sólo el alcohol y el sexo espurio les hace olvidar la miseria que arrastran como una losa encadenada a su existencia. No hay redención, no vale la pena volver atrás: saben que más allá de la lluvia existe una salida.
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http://elcinepormontera.com/a-esmorga-espana-2014-ignacio-vilar/

7,1
2.621
8
19 de abril de 2015
19 de abril de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director español Diego Quemada-Diez vivió en sus propias carnes la experiencia de ser un indocumentado: llegó a Los Ángeles sin papeles, y en McArthur Park, compró documentos falsos. Tiempo después, con la ayuda de un abogado, logró regularizar su situación. Tras licenciarse en realización y dirección fotográfica en el American Film Institute, comienza a producir sus propios cortometrajes, mientras trabaja como operador de cámara con directores de la talla de: Alejandro González Iñárritu, Fernando Meirelles o Ken Loach.
“La jaula de oro” es su primer largometraje de ficción. La idea le surgió después de una estancia en Sinaloa (México). Frente a la casa de su anfitrión, pasaba una línea férrea por la que circulaban trenes llenos de inmigrantes que les pedían comida y agua. Con la idea inicial de realizar un documental, comenzó a entrevistarles; llegó a recopilar más de 600 testimonios, algunos de ellos verdaderamente espeluznantes, según sus propias palabras. La escritura del texto se fue transformando hasta convertirse en un guión de ficción.
El dramático argumento que Diego Quemada-Diez manejaba en su libreto, le hacia correr el riesgo de caer en la sensiblería, o el tremendismo. No es fácil establecer un punto de equilibrio en asuntos tan espinosos. Sin embargo el guión sale extraordinariamente parado. Hábilmente el director recurre a pequeñas sub-tramas que aligeran el peso del drama, y enriquecen la vida interior de los personajes, incluso encuentra momentos para el humor.
Leer crítica completa en:
http://elcinepormontera.com/la-jaula-de-oro-mexico-2013-diego-quemada-diez/
“La jaula de oro” es su primer largometraje de ficción. La idea le surgió después de una estancia en Sinaloa (México). Frente a la casa de su anfitrión, pasaba una línea férrea por la que circulaban trenes llenos de inmigrantes que les pedían comida y agua. Con la idea inicial de realizar un documental, comenzó a entrevistarles; llegó a recopilar más de 600 testimonios, algunos de ellos verdaderamente espeluznantes, según sus propias palabras. La escritura del texto se fue transformando hasta convertirse en un guión de ficción.
El dramático argumento que Diego Quemada-Diez manejaba en su libreto, le hacia correr el riesgo de caer en la sensiblería, o el tremendismo. No es fácil establecer un punto de equilibrio en asuntos tan espinosos. Sin embargo el guión sale extraordinariamente parado. Hábilmente el director recurre a pequeñas sub-tramas que aligeran el peso del drama, y enriquecen la vida interior de los personajes, incluso encuentra momentos para el humor.
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http://elcinepormontera.com/la-jaula-de-oro-mexico-2013-diego-quemada-diez/

6,9
17.262
9
2 de marzo de 2015
2 de marzo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imaginemos una gran piedra de mármol blanco: las gubias, trépanos y cinceles dispuestos sobre la mesa de trabajo del escultor. Primero unos golpes rápidos y certeros para el desbastado de la piedra. Vienen luego los surcos de gran extensión que dejan entrever el volumen y la sombra. La escultura va tomando forma. El monocromo lo establece la luz y las sombras proyectadas que van cobrando vida. Como remate: el alisado, el lucido, la depuración absoluta. La obra de arte surge finalmente como un advenimiento mágico y metafísico. Contemplando la majestuosidad fotográfica que Pawlikowski y sus directores de fotografía, Ryszard Lenczewski y Lukasz Zal, consiguieron, uno se imagina que cada plano de “Ida” es una escultura que forma parte de un retablo excepcional. Y no es un ejemplo exagerado, la fotografía de “Ida” es de una belleza hipnótica. Pero es que además, no existe contrasentido entre el drama argumental y la imagen sublime, la simbiosis funciona a la perfección. El aire que se establece en la mayor parte de los planos, donde las protagonistas ocupan el tercio inferior del encuadre, refuerza el carácter subjetivo de cada una de ellas. Ida vive aprisionada bajo su creencia, su Dios gravita permanentemente sobre ella. Wanda, aplastada por su pasado, por sus remordimientos, por su falta de esperanza.
La cámara establece una marcada distancia con los protagonistas, como si no quisiera acceder a la vida interior de sus personajes. Esta propuesta sugerente precisa de la colaboración del espectador, dejando que sea nuestra propia imaginación la que complete los pensamientos más íntimos de las dos mujeres. La joven novicia ha vivido siempre aislada del mundo. Pura, inocente, virginal. Es el suyo un viaje de descubrimiento que pondrá a prueba su fe y su paz interior. Wanda en el contrapunto, la antítesis de Ida. Está de vuelta de todo, parece no importarle nada. Bebe en exceso y se acuesta con el hombre que más cerca esté de su última copa. Pero su actitud no responde a una forma premeditada de entender y vivir la vida, más bien es un salto al vacío: el remordimiento y la culpa la asfixian. A diferencia de su sobrina, no tiene un Dios en el que refugiarse, no hay redención ni esperanza.
Leer toda la crítica en:
http://elcinepormontera.com/
La cámara establece una marcada distancia con los protagonistas, como si no quisiera acceder a la vida interior de sus personajes. Esta propuesta sugerente precisa de la colaboración del espectador, dejando que sea nuestra propia imaginación la que complete los pensamientos más íntimos de las dos mujeres. La joven novicia ha vivido siempre aislada del mundo. Pura, inocente, virginal. Es el suyo un viaje de descubrimiento que pondrá a prueba su fe y su paz interior. Wanda en el contrapunto, la antítesis de Ida. Está de vuelta de todo, parece no importarle nada. Bebe en exceso y se acuesta con el hombre que más cerca esté de su última copa. Pero su actitud no responde a una forma premeditada de entender y vivir la vida, más bien es un salto al vacío: el remordimiento y la culpa la asfixian. A diferencia de su sobrina, no tiene un Dios en el que refugiarse, no hay redención ni esperanza.
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