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5,9
20.975
7
28 de enero de 2020
28 de enero de 2020
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Si bien fuí con cierto miedo y escepticismo dado lo arriesgado de su propuesta: un mundo alternativo donde nunca habrían existido los Beatles, ni la Coca-Cola, ni Harry Potter. Tras los primeros minutos de metraje me relajé, dejé atrás cualquier infundado prejuicio y la disfruté como un enano, incluida la sorpresa tan emotiva que guarda en su interior y que me pareció muy lograda.
Digan lo que digan, y aunque Danny Boyle se esté llevando todo el mérito por la dirección de la película, los que conocemos bien la carrera de Richard Curtis sabemos que es él quién está realmente detrás del éxito de esta declaración de amor a la música y a los músicos vocacionales (como lo fueron los propios Beatles), todo ello a pesar de que la historia de amor flojee un poquito.
Cuenta Curtis: "El propio Danny pensaba que debía ser yo quien la dirigiese pero pero dirigir me supone ya mucho esfuerzo, o mucha pereza. Cosas de la edad. La idea para la película me vino cuando asistí a la actuación de un coro infantil que interpretaba temas de los Beatles y que, para no molestar a nadie, había cambiado Hey Jude por Hey dude. Colega por Judio. O escribía una versión de El cuento de la criada sobre lo políticamente correcto en las canciones o una fábula fantástica sobre la epidemia de olvido que asola hoy nuestro patrimonio cultural. Al final hay algo de ambas cosas, pero sobre todo es una historia de amor. Como siempre. No sé escribir otra cosa."
Más críticas sobre cine, series, libros y cómics en: https://elbuscadordehielo.blogspot.com
Digan lo que digan, y aunque Danny Boyle se esté llevando todo el mérito por la dirección de la película, los que conocemos bien la carrera de Richard Curtis sabemos que es él quién está realmente detrás del éxito de esta declaración de amor a la música y a los músicos vocacionales (como lo fueron los propios Beatles), todo ello a pesar de que la historia de amor flojee un poquito.
Cuenta Curtis: "El propio Danny pensaba que debía ser yo quien la dirigiese pero pero dirigir me supone ya mucho esfuerzo, o mucha pereza. Cosas de la edad. La idea para la película me vino cuando asistí a la actuación de un coro infantil que interpretaba temas de los Beatles y que, para no molestar a nadie, había cambiado Hey Jude por Hey dude. Colega por Judio. O escribía una versión de El cuento de la criada sobre lo políticamente correcto en las canciones o una fábula fantástica sobre la epidemia de olvido que asola hoy nuestro patrimonio cultural. Al final hay algo de ambas cosas, pero sobre todo es una historia de amor. Como siempre. No sé escribir otra cosa."
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5,8
27.994
6
28 de enero de 2020
28 de enero de 2020
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De inevitable visionado si se quiere seguir la estela del MCU (Marvel Cinematic Universe), me sorprendió gratamente que estuviera ambientada en los años 90, con la consabida sucesión de clichés y estereotipos graciosos que eso supone (cafeterías con internet, el VHS, la Game Boy, los cassettes, NIN, el Grunge...).
Su trama vendría a ser la equivalente en cómics a la icónica Guerra Kree-Skrull, pero aquí saben darle una muy original vuelta de tuerca y nos muestran en un genial giro de guión, que los buenos no son tan buenos y los malos, tan malos.
Es un alivio presenciar como un personaje tan maltratado por los guionistas y las series regulares como ha sido la Capitana Marvel, es recuperada y revitalizada aquí, convirtiéndose en una pieza clave para derrotar a Thanos en Endgame. La capitana Marvel sustituía en los cómics al fallecido, por falta de ventas, Capitán Marvel —de obligada lectura para todos aquellos fans del género superheroico: La Muerte del Capitán Marvel, uno de los cómics más emotivos que ha parido nunca La casa de las ideas— y se paseo por distintas formaciones de superhéroes (como los Vengadores), con más pena que gloria. Marvel Studios sin embargo, ha sabido dotarla de ese espíritu femenino fuerte y competitivo tan presente en nuestros días y le ha dado la cara de la bellísima Brie Larson de 29 años. El film no creo que sea de los peores del MCU, aunque sinceramente, tampoco creo que sea de los mejores.
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Su trama vendría a ser la equivalente en cómics a la icónica Guerra Kree-Skrull, pero aquí saben darle una muy original vuelta de tuerca y nos muestran en un genial giro de guión, que los buenos no son tan buenos y los malos, tan malos.
Es un alivio presenciar como un personaje tan maltratado por los guionistas y las series regulares como ha sido la Capitana Marvel, es recuperada y revitalizada aquí, convirtiéndose en una pieza clave para derrotar a Thanos en Endgame. La capitana Marvel sustituía en los cómics al fallecido, por falta de ventas, Capitán Marvel —de obligada lectura para todos aquellos fans del género superheroico: La Muerte del Capitán Marvel, uno de los cómics más emotivos que ha parido nunca La casa de las ideas— y se paseo por distintas formaciones de superhéroes (como los Vengadores), con más pena que gloria. Marvel Studios sin embargo, ha sabido dotarla de ese espíritu femenino fuerte y competitivo tan presente en nuestros días y le ha dado la cara de la bellísima Brie Larson de 29 años. El film no creo que sea de los peores del MCU, aunque sinceramente, tampoco creo que sea de los mejores.
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7,1
20.019
8
28 de enero de 2020
28 de enero de 2020
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Gran película de Eastwood en el que vuelve a tocar un tema muy interesante que ya abarcaría en Sully (2016) y es que, si se sigue muy de cerca la carrera cinematográfica de este gran realizador, —catalogado ya como: "el último director clásico"— hay varios temas que le obsesionan y no tiene complejos ni miedo en revisitar si le parecen lo suficientemente importantes.
Es como si Clint Eastwood arrastrase un complejo de culpa cuyo origen es dificil de descifrar y no duda en plasmarlo en películas como Sin Perdón (1992) o Million Dollar Baby (2004), llegando incluso a repetir escenas casi idénticas en films como Mula (2018) o Gran Torino (2008), donde su protagonista se siente dolido por algo de su pasado y termina confesando sus pecados a un sacerdote.
En este caso en particular, vuelve a narrarnos ese cuento moral que crítica sin disimulo uno de los peores defectos de la sociedad yanki y (ahora también) de sus instituciones públicas: esa malsana obsesión por encontrar culpables lo más rápido posible a las tragedias para satisfacer su propio ego sin importar las consecuencias, siguiendo aquellas líneas de actuación más peregrinas y/o arbitrarias. Ese egoismo hipócrita y ruín de señalar con el dedo acusador a las víctimas o incluso a los propios héroes de un acto terrorista como si fueran los únicos o últimos responsables de unos hechos que les tocó padecer y no con el encomiable propósito de sacar aquellas conclusiones que pudieran evitar una desastrosa repetición en el futuro.
Destacar la magnífica actuación de Sam Rockwell en el papel del avispado abogado defensor, un actor que, a parte de ser un magnífico bailarín —podemos cercionarnos de ello en producciones como Iron Man 2 (2010) o en Confesiones de una mente peligrosa (2002)— es también uno de los mejores actores de su generación (ganaría en 2018 el Óscar® al mejor actor de reparto por Tres anuncios en las afueras (2017) y al que conviene seguir muy de cerca.
Sin olvidar tampoco a una siempre versátil y eficaz Kathy Bates en el papel de la abnegada madre de Richard Jewell, dotando de profundidad y corazón este profundo drama real.
En definitiva, una muy buena película que merece la pena verse e incluso revisitar de vez en cuando, ya que "lo ético no está en los ojos que observan sin mancharse, sino en quienes actúan de buena fe".
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Es como si Clint Eastwood arrastrase un complejo de culpa cuyo origen es dificil de descifrar y no duda en plasmarlo en películas como Sin Perdón (1992) o Million Dollar Baby (2004), llegando incluso a repetir escenas casi idénticas en films como Mula (2018) o Gran Torino (2008), donde su protagonista se siente dolido por algo de su pasado y termina confesando sus pecados a un sacerdote.
En este caso en particular, vuelve a narrarnos ese cuento moral que crítica sin disimulo uno de los peores defectos de la sociedad yanki y (ahora también) de sus instituciones públicas: esa malsana obsesión por encontrar culpables lo más rápido posible a las tragedias para satisfacer su propio ego sin importar las consecuencias, siguiendo aquellas líneas de actuación más peregrinas y/o arbitrarias. Ese egoismo hipócrita y ruín de señalar con el dedo acusador a las víctimas o incluso a los propios héroes de un acto terrorista como si fueran los únicos o últimos responsables de unos hechos que les tocó padecer y no con el encomiable propósito de sacar aquellas conclusiones que pudieran evitar una desastrosa repetición en el futuro.
Destacar la magnífica actuación de Sam Rockwell en el papel del avispado abogado defensor, un actor que, a parte de ser un magnífico bailarín —podemos cercionarnos de ello en producciones como Iron Man 2 (2010) o en Confesiones de una mente peligrosa (2002)— es también uno de los mejores actores de su generación (ganaría en 2018 el Óscar® al mejor actor de reparto por Tres anuncios en las afueras (2017) y al que conviene seguir muy de cerca.
Sin olvidar tampoco a una siempre versátil y eficaz Kathy Bates en el papel de la abnegada madre de Richard Jewell, dotando de profundidad y corazón este profundo drama real.
En definitiva, una muy buena película que merece la pena verse e incluso revisitar de vez en cuando, ya que "lo ético no está en los ojos que observan sin mancharse, sino en quienes actúan de buena fe".
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20 de enero de 2017
20 de enero de 2017
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La pelicula nace de una muy buena idea: un ídolo caido del Grunge, muy bien interpretado por Luke Perry (y que además salva la pelicula), ayuda a un adolescente empollón con problemas emocionales a aprender a tocar la guitarra y a encontrar su propio estilo musical. Hasta aqui todo bien.
Pero la cosa es que el chaval en cuestión, perdón, el actor que lo interpreta, es malísimo. En ningún momento llegas a creertelo... ni siquiera cuando toca, cargándose él solito, una pelicula con muchísimo potencial.
Del film me quedo con la gran actuación de Luke Perry, a mi parecer un muy buen actor que, por desgracia, parece condenado a realizar telefilms y cine independiente de más que dudosa calidad... También me quedo con la nostalgia por un movimiento cultural: el Grunge, que devolvió a la escena musical de los 90, la pureza, la honestidad y el alma a un mercado donde por aquel entonces, sólo imperaba el teatro, el artificio y el espectáculo hortera.
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Pero la cosa es que el chaval en cuestión, perdón, el actor que lo interpreta, es malísimo. En ningún momento llegas a creertelo... ni siquiera cuando toca, cargándose él solito, una pelicula con muchísimo potencial.
Del film me quedo con la gran actuación de Luke Perry, a mi parecer un muy buen actor que, por desgracia, parece condenado a realizar telefilms y cine independiente de más que dudosa calidad... También me quedo con la nostalgia por un movimiento cultural: el Grunge, que devolvió a la escena musical de los 90, la pureza, la honestidad y el alma a un mercado donde por aquel entonces, sólo imperaba el teatro, el artificio y el espectáculo hortera.
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5
9 de noviembre de 2022
9 de noviembre de 2022
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Ni yo mismo me creo que haya pagado por ver una españolada de las de ahora, pero como la recomendaron con tanto ímpetu y a falta de algo mejor en la, muy escasa cartelera veraniega; acabé pasando por el aro y allá que me metí con más miedo que vergüenza.
La película no es ninguna maravilla pero se deja ver, ya que parte de una premisa muy atrayente, la nostalgia, la cual puede llegar a ablandar al más pintado.
La verdad es que cuesta bastante acostumbrarse a ver a estos insulsos, insípidos y sobre protegidos niños de esta nueva e incipiente Generación Z, jugar a ser niños de los 80 en una sucesión de topicazos, clichés y jerga típica de la época, que en boca de estos pobres críos gozan de muy poca gracia y de nula credibilidad. Pero hago de tripas corazón y tiro pa' lante porque la historia principal de sus yoes adultos en el fondo mola —¿Quién no ha tenido un amor de verano y se ha preguntado que ha sido de él o ella?—.
Como viene siendo habitual en nuestro cada vez más desprestigiado cine patrio, su protagonista, Raúl Arévalo, no vocaliza y parece hablarle únicamente al cuello de su camisa, aunque visto lo visto con otros actores como Mario Casas, corremos un tupido velo y casi damos por buena su actuación.
¿Lo mejor del film? El ritmo narrativo y sus localizaciones pucelanas; ver en una película actual aparecer la calle Platerías, las iglesias de San Benito y de la Vera Cruz o sus míticos soportales de la Plaza Mayor y anexos, es una auténtica gozada para un castellano como es servidor.
Por lo demás, parece que para ver este tipo de cine "taquillero español" hay que ir con las expectativas muy bajas, porque si no es un continuo quiero y no puedo para salir de la sala insatisfecho. Aunque esta cinta casi lo consigue.
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La película no es ninguna maravilla pero se deja ver, ya que parte de una premisa muy atrayente, la nostalgia, la cual puede llegar a ablandar al más pintado.
La verdad es que cuesta bastante acostumbrarse a ver a estos insulsos, insípidos y sobre protegidos niños de esta nueva e incipiente Generación Z, jugar a ser niños de los 80 en una sucesión de topicazos, clichés y jerga típica de la época, que en boca de estos pobres críos gozan de muy poca gracia y de nula credibilidad. Pero hago de tripas corazón y tiro pa' lante porque la historia principal de sus yoes adultos en el fondo mola —¿Quién no ha tenido un amor de verano y se ha preguntado que ha sido de él o ella?—.
Como viene siendo habitual en nuestro cada vez más desprestigiado cine patrio, su protagonista, Raúl Arévalo, no vocaliza y parece hablarle únicamente al cuello de su camisa, aunque visto lo visto con otros actores como Mario Casas, corremos un tupido velo y casi damos por buena su actuación.
¿Lo mejor del film? El ritmo narrativo y sus localizaciones pucelanas; ver en una película actual aparecer la calle Platerías, las iglesias de San Benito y de la Vera Cruz o sus míticos soportales de la Plaza Mayor y anexos, es una auténtica gozada para un castellano como es servidor.
Por lo demás, parece que para ver este tipo de cine "taquillero español" hay que ir con las expectativas muy bajas, porque si no es un continuo quiero y no puedo para salir de la sala insatisfecho. Aunque esta cinta casi lo consigue.
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