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Críticas ordenadas por utilidad
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4,7
10.034
3
23 de abril de 2009
23 de abril de 2009
37 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo tiene todo para ser un glorioso entretenimiento: Zombies nazis, guiños a clásicos del género, zombies nazis, sangre y por si no había quedado claro, zombies nazis. Pero no lo es, algo falla. Bastantes cosas diría yo. Puede ya que empiece con mal pie y sus aburrídos, tediosos y desesperantes a más no poder primeros 40 minutos lastren el conjunto. En todo ese metraje (ojo, media película), tan rutinario e inservible, no sucede absolutamente nada aparte de la presentación de personajes palurdos de turno sin interés y el intento (fallido) de meter en situación al personal. Nunca entenderé lo de los minutos de relleno, si tienes una buena idea explótala desde un principio, no des vueltas ni rodeos para estirarla como si se tratara de un chicle, porque cuando llega lo prometido e interesante ya es demasiado tarde, uno ya está practicamente fuera al entrar en escena esa imponente y molona tropa nazi. Y aún así concedes una oportunidad y esperas entretenerte con algún momento desternillante o meritorio. Pero nada, y como los personajes tampoco tienen gracia ni carisma, menos aún interés, pues como si van cayendo como moscas y por el camino se la pica un pollo, que me da lo mismo. Los intentos de golpes de humor gore se quedan en eso, en intentos que se ven venir desde muy lejos. Le falta mucha mala baba y cierta calidad técnica, y es que la plasticidad y el humor van cogidos de la mano, y en esto falla estrepitosamente el film, no es suficiente con un buen maquillaje y decentes efectos especiales en forma de chorros de sangre y desmenbramientos para hacer disfrutar al espectador, tambien hay que saber rodar el género, algo que parece que se olvida. Estamos ante un más de lo mismo, cinematograficamente pobre e inane, que pese a contar con una idea ciertamente atractiva no tiene nada que aportar al género, ni siquiera unas pocas risas que sería lo menos que se le podía pedir.

6,0
22.343
4
4 de abril de 2007
4 de abril de 2007
38 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y es que sin lugar a dudas la animación de la que hace gala "Happy Feet" es lo más avanzado y técnicamente más acercado a la perfección, oseasé, la realidad, que se ha visto hasta la fecha. Absolutamente magnífica, de un encomiable valor cinematográfico (muy merecido oscar, la mejor de las nominadas). Pero desgraciadamente el argumento escogido para llevar a cabo tan impresionantes imágenes es realmente malo. Pero no flojo o aburrido (esto lo es un poco), no, no. Malo hasta decir basta. Carece de toda originalidad, lo poco que cuenta está visto en otras cintas de corte similar, e interés, pues aparte del gran número de canciones por momentos tambien incluye escenas de acción de una visualidad impactante por tal de rellenar el metraje de la cinta a toda costa debido a la importante carencia de argumento de esta.
Que los humanos no sean de animación sino actores reales me parece un gran acierto, haber realizado a los humanos por animación hubiese sido un error pues es tal el grado de realismo de ese mundo polar de la película que al compartir escenas con actores de carne y hueso no desentonan en absoluto. Y eso habla del buen trabajo dando vida a estos simpáticos y bailongos pinguinos que junto al ritmo y variedad de sus canciones y bailes son lo más acertado del film.
Otra gran carencia es la poca o nula empatía de todos sus personajes, que tienen que meterte acentos y todo para que resulten simpáticos, eso creo lo dice todo. Me da igual que el chiquitin baile bien y cante peor que Jesulín, su amorío es un auténtico coñazo, además de ser harto previsible y estar "cantada" su resolución en todo momento. Además el film incluye un excesivamente claro y redundante mensaje ecologísta, que aunque se agradece el cine empiece a concienciar en este aspecto, no funciona del todo pues depende mucho del final de las andanzas del protagonista, y como estas son una considerable gilipollez, pues el mensaje se pierde.
Para verla en familia, contemplar absorto el agigantado avance del medio y el excelente trabajo de los animadores, disfrutar los temas musicales y poder echarte una cabezadita cuando al pinguino protagonista le da por explorar mundo.
Que los humanos no sean de animación sino actores reales me parece un gran acierto, haber realizado a los humanos por animación hubiese sido un error pues es tal el grado de realismo de ese mundo polar de la película que al compartir escenas con actores de carne y hueso no desentonan en absoluto. Y eso habla del buen trabajo dando vida a estos simpáticos y bailongos pinguinos que junto al ritmo y variedad de sus canciones y bailes son lo más acertado del film.
Otra gran carencia es la poca o nula empatía de todos sus personajes, que tienen que meterte acentos y todo para que resulten simpáticos, eso creo lo dice todo. Me da igual que el chiquitin baile bien y cante peor que Jesulín, su amorío es un auténtico coñazo, además de ser harto previsible y estar "cantada" su resolución en todo momento. Además el film incluye un excesivamente claro y redundante mensaje ecologísta, que aunque se agradece el cine empiece a concienciar en este aspecto, no funciona del todo pues depende mucho del final de las andanzas del protagonista, y como estas son una considerable gilipollez, pues el mensaje se pierde.
Para verla en familia, contemplar absorto el agigantado avance del medio y el excelente trabajo de los animadores, disfrutar los temas musicales y poder echarte una cabezadita cuando al pinguino protagonista le da por explorar mundo.

5,4
1.053
5
2 de agosto de 2006
2 de agosto de 2006
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y lo consiguen, tampoco mucho, no voy a decir que me he reido a carcajada limpia, pero por varios momentos buenos y por la enorme cantidad de personajes con su gracia que aparecen merece la pena verse. Eso sí, la aparición del Gigolo más penco del mundo, Rob Schneider, no tiene gracia y es innecesaria.
Situando. El prota trabaja probando videojuegos (el empleo de mis sueños) y junto a él trabajan personajes la mar de variopintos: Un tipo bastante infantil, un gordo y un oriental (típicos extras para las mínorias, sólo falta el negro), el creador de los juegos que parece vivir en Matrix y que habla como un robot, la chica nueva y el director que es un vegetariano taoista bastante extraño. Y esto no es todo, el protagonista se ha quedado sin casa y ante la imposibilidad de vivir con su compañero de trabajo tan infantil (no en vano, su cama es un coche) y la de vivir en casa de su chiflado colega que le suministra maría (lo mejor de la peli son este pirado y su disparatado amigo canibal), acaba mudándose a casa de su abuela, que a su vez comparte vivienda con una especie de viuda negra y una tarada adicta a las pastillas.
Diversión, algunas frikadas y algo de mala leche hacen de Grandma´s Boy un entretenido cóctel cómico. Para el que no pida más que eso, sin pretensiones.
Situando. El prota trabaja probando videojuegos (el empleo de mis sueños) y junto a él trabajan personajes la mar de variopintos: Un tipo bastante infantil, un gordo y un oriental (típicos extras para las mínorias, sólo falta el negro), el creador de los juegos que parece vivir en Matrix y que habla como un robot, la chica nueva y el director que es un vegetariano taoista bastante extraño. Y esto no es todo, el protagonista se ha quedado sin casa y ante la imposibilidad de vivir con su compañero de trabajo tan infantil (no en vano, su cama es un coche) y la de vivir en casa de su chiflado colega que le suministra maría (lo mejor de la peli son este pirado y su disparatado amigo canibal), acaba mudándose a casa de su abuela, que a su vez comparte vivienda con una especie de viuda negra y una tarada adicta a las pastillas.
Diversión, algunas frikadas y algo de mala leche hacen de Grandma´s Boy un entretenido cóctel cómico. Para el que no pida más que eso, sin pretensiones.
Un viaje personal con Martin Scorsese a través del cine americano
Un viaje personal con Martin Scorsese a través del cine americano
MiniserieDocumental

7,7
1.608
8
2 de abril de 2012
2 de abril de 2012
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Cuantas más películas hago, más cine me doy cuenta que desconozco. Siempre digo a los jóvenes directores y estudiantes que hagan lo que los pintores hacían: Estudiad a los viejos maestros, enriqueced vuestra paleta, abrid los ojos, siempre queda mucho por aprender.” (Martin Scorsese)
No estamos ante un documental al uso, tampoco es un exhaustivo estudio crítico ni historiográfico, aunque tal es su rigurosidad y criterio que bien podría serlo, sencillamente es una lección de cine, una maravillosa clase de casi cuatro horas de duración a cargo de uno de los maestros, aunque siempre le honre su empeño por reconocerse como un eterno aprendiz, al fin y al cabo todos lo somos.
A través de grandes clásicos del cine americano, desde El nacimiento de una nación hasta la Lolita de Kubrick, y recorriendo todos los géneros que han hecho grande Hollywood, Scorsese estudia y analiza, de manera tremendamente didáctica y enriquecedora, secuencias clave para entender la historia y el devenir del cine americano. Centra con detenimiento su mirada en el western, el cine de gángster y el musical, géneros propios y auténticos que han expresado a lo largo de la historia las inquietudes del cine americano, sin dejar de lado a los directores y su capacidad para reinventar constantemente el lenguaje, desde los pioneros hasta los grandes clásicos. Todo ello acompañado de intervenciones de muchos de los cineastas que han configurado Hollywood (Eastwood, Wilder, Douglas Sirk, etc…) completando la visión sobre las películas citadas y dando una imagen de conjunto a este viaje a las entrañas del cine americano.
Un camino que emprendería de nuevo años más tarde en su Viaje a Italia (1999), donde recordaría con semejante rigor y pasión las películas italianas que marcaron su vida y su forma de entender el cine. Cartas de amor al séptimo arte ante las que solo podemos dar las gracias.
No estamos ante un documental al uso, tampoco es un exhaustivo estudio crítico ni historiográfico, aunque tal es su rigurosidad y criterio que bien podría serlo, sencillamente es una lección de cine, una maravillosa clase de casi cuatro horas de duración a cargo de uno de los maestros, aunque siempre le honre su empeño por reconocerse como un eterno aprendiz, al fin y al cabo todos lo somos.
A través de grandes clásicos del cine americano, desde El nacimiento de una nación hasta la Lolita de Kubrick, y recorriendo todos los géneros que han hecho grande Hollywood, Scorsese estudia y analiza, de manera tremendamente didáctica y enriquecedora, secuencias clave para entender la historia y el devenir del cine americano. Centra con detenimiento su mirada en el western, el cine de gángster y el musical, géneros propios y auténticos que han expresado a lo largo de la historia las inquietudes del cine americano, sin dejar de lado a los directores y su capacidad para reinventar constantemente el lenguaje, desde los pioneros hasta los grandes clásicos. Todo ello acompañado de intervenciones de muchos de los cineastas que han configurado Hollywood (Eastwood, Wilder, Douglas Sirk, etc…) completando la visión sobre las películas citadas y dando una imagen de conjunto a este viaje a las entrañas del cine americano.
Un camino que emprendería de nuevo años más tarde en su Viaje a Italia (1999), donde recordaría con semejante rigor y pasión las películas italianas que marcaron su vida y su forma de entender el cine. Cartas de amor al séptimo arte ante las que solo podemos dar las gracias.
20 de diciembre de 2009
20 de diciembre de 2009
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa fantasía popular patria de tono cómico y cierta vena moralizante, si bien es cierto nada molesta, incluso simpática al fin y al cabo. Desde el plano técnico el film ofrece ciertas singularidades; una narración original basada en la presencia del propio Destino como narrador; un algo bisoño, pero curioso y apreciable, uso de pequeños efectos especiales sorprendentes para la época, unidos con otros más convencionales como el movimiento de objetivos inanimados o la creación de lugares espectrales por medio de la iluminación y el uso de los cañones de humo. A la película no le falta ritmo, quizá el sentido del humor en algún momento parece no haber superado el paso de los años, pero el ingenio del guión y de sus situaciones, aunque no estén explotadas con la brillantez que el relato merece, si están resueltas más que dignamente, no en cambio, dejan cierto regusto a apolillado, las imágenes no terminan de superar la época a la que pertenecen.
Es la historia de Ramiro (acertadamente interpretado por Rafael Durán), un joven autor teatral de escasa reputación que intenta abrirse camino en el duro mundo del espectáculo y que ve como se le cierran todas las puertas. Muy fina y sigilosamente el guión ya va avanzando (desde la siempre equivocada boca de Ramiro) lo absurdo de nuestras vidas, el destino se muestra más como una mera casualidad que como una consecuencia lógica de nuestros actos, es más, cuando Ramiro intenta creer que los hechos que le suceden son debido a lo infalible e invariable de su destino es cuando vemos se equivoca de lleno.
El film arranca con el mayor de sus atractivos, la original presencia de El Destino en persona, encarnado por un afable anciano que durante el desarrollo del film hará las veces de narrador. Su primera aparición no puede ser más significativa (y de la que proviene el título de la cinta) pues nos ofrece sus disculpas, y también sus quejas, ojo, ante el respetable porque siempre tenga que ser el destino el culpable de todos su males, o bienes, pues no están estos más que en las manos de cada uno de nosotros, sirviendo la historia que nos pasa a contar como una acertada moraleja' que resume, y en la que se basan, las claves del film. Saénz de Heredia con este gesto nos dice, sin decirlo, que se sienta en el sillón del destino para narrar la historia, es decir, el destino no es otro que él, el propio narrador que sostiene los hilos por los que se mueven sus personajes. Con este inicio el film cambia por completo la perspectiva habitual del espectador, logrando realmente de este modo un sólido toque de fábula y fantasía que ya traspasa la pantalla desde un principio.
Es la historia de Ramiro (acertadamente interpretado por Rafael Durán), un joven autor teatral de escasa reputación que intenta abrirse camino en el duro mundo del espectáculo y que ve como se le cierran todas las puertas. Muy fina y sigilosamente el guión ya va avanzando (desde la siempre equivocada boca de Ramiro) lo absurdo de nuestras vidas, el destino se muestra más como una mera casualidad que como una consecuencia lógica de nuestros actos, es más, cuando Ramiro intenta creer que los hechos que le suceden son debido a lo infalible e invariable de su destino es cuando vemos se equivoca de lleno.
El film arranca con el mayor de sus atractivos, la original presencia de El Destino en persona, encarnado por un afable anciano que durante el desarrollo del film hará las veces de narrador. Su primera aparición no puede ser más significativa (y de la que proviene el título de la cinta) pues nos ofrece sus disculpas, y también sus quejas, ojo, ante el respetable porque siempre tenga que ser el destino el culpable de todos su males, o bienes, pues no están estos más que en las manos de cada uno de nosotros, sirviendo la historia que nos pasa a contar como una acertada moraleja' que resume, y en la que se basan, las claves del film. Saénz de Heredia con este gesto nos dice, sin decirlo, que se sienta en el sillón del destino para narrar la historia, es decir, el destino no es otro que él, el propio narrador que sostiene los hilos por los que se mueven sus personajes. Con este inicio el film cambia por completo la perspectiva habitual del espectador, logrando realmente de este modo un sólido toque de fábula y fantasía que ya traspasa la pantalla desde un principio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El teatro de la vida y la vida del teatro tenían que estar presentes en la historia. No es casualidad que tras la aparición de El Destino el discurrir de los protagonistas arranque precisamente en un escenario teatral, para nada. Este detalle simboliza y vuelva a señalar una realidad antes mencionada, la vida (o el destino) es un teatro, y nosotros sus actores.
Una noche los dos amigos realizan un pacto, de existir la otra vida el primero de los dos que muera tiene que ayudar al otro para seguir adelante. Y por ir por una calle distinta (casualidad o causalidad es la cuestión) Teófilo muere atropellado. Como era de esperar, y equivocadamente, le echan la culpa al destino, un destino que no tardará en hacerles resarcirse de su error. El fantasma de Teófilo, un poco a lo Cuento de Navidad de Dickens, se le comienza a aparecer a Ramiro, un Ramiro que en un primer momento se muestra completamente escéptico y rechaza las palabras de su amigo (geniales y divertidísimas las apariciones fantasmales de Fernando Fernán Gómez en diversas formas y figuras cotidianas como perchas o quesos), unas palabras que son para el ahora, advierten un futuro equivocado, pero no tienen la capacidad de mostrarlo, de ahí que Ramiro no llegue a creer las palabras de nuestro particular Pepito Grillo, si no que mientras le crece la nariz sigue confiando en el camino que le ofrece un destino totalmente equivocado y que él mismo sabe no le pertenece, interesante paradoja, quizá es por no saber apreciar lo que posee(mos) por lo que siempre intenta(mos) alcanzar lo que no es suyo (nuestro).
Por concluir, fue 1945 un año de singular importancia en el cine fantástico costumbrista español, por así llamarlo, el estreno de "La vida en un hilo" (Edgar Neville) y la que no os ocupa, "El destino se disculpa", nos han dejado sin duda una imborrable huella en el género. Si en el film de Neville la protagonista, gracias a la ayuda de una vidente, tenía la posibilidad de comprobar como habría sido su vida de haber tomado una decisión distinta para luego poder hacerla realidad, en la obra de Sáenz de Heredia en todo momento, y sin la necesidad de dos líneas narrativas claramente diferenciadas, vivimos con las dos posibles vidas del protagonista; a la que nunca presta atención y desprecia, que son su casa, su madre, sus orígines humildes y el amor puro de una joven a la que ningunea; y la que equivocadamente elige, esa búsqueda del poder a toda costa para aumentar su clase social, llegando hasta el punto de prometerse con una mujer que no ama más que su dinero, En ambas, al final se le deja una puerta abierta al espectador para la esperanza, los protagonistas tienen la posibilidad de redimirse para antes de que sea tarde aferrarse fuertemente a la realidad que no habían vivido.
Una noche los dos amigos realizan un pacto, de existir la otra vida el primero de los dos que muera tiene que ayudar al otro para seguir adelante. Y por ir por una calle distinta (casualidad o causalidad es la cuestión) Teófilo muere atropellado. Como era de esperar, y equivocadamente, le echan la culpa al destino, un destino que no tardará en hacerles resarcirse de su error. El fantasma de Teófilo, un poco a lo Cuento de Navidad de Dickens, se le comienza a aparecer a Ramiro, un Ramiro que en un primer momento se muestra completamente escéptico y rechaza las palabras de su amigo (geniales y divertidísimas las apariciones fantasmales de Fernando Fernán Gómez en diversas formas y figuras cotidianas como perchas o quesos), unas palabras que son para el ahora, advierten un futuro equivocado, pero no tienen la capacidad de mostrarlo, de ahí que Ramiro no llegue a creer las palabras de nuestro particular Pepito Grillo, si no que mientras le crece la nariz sigue confiando en el camino que le ofrece un destino totalmente equivocado y que él mismo sabe no le pertenece, interesante paradoja, quizá es por no saber apreciar lo que posee(mos) por lo que siempre intenta(mos) alcanzar lo que no es suyo (nuestro).
Por concluir, fue 1945 un año de singular importancia en el cine fantástico costumbrista español, por así llamarlo, el estreno de "La vida en un hilo" (Edgar Neville) y la que no os ocupa, "El destino se disculpa", nos han dejado sin duda una imborrable huella en el género. Si en el film de Neville la protagonista, gracias a la ayuda de una vidente, tenía la posibilidad de comprobar como habría sido su vida de haber tomado una decisión distinta para luego poder hacerla realidad, en la obra de Sáenz de Heredia en todo momento, y sin la necesidad de dos líneas narrativas claramente diferenciadas, vivimos con las dos posibles vidas del protagonista; a la que nunca presta atención y desprecia, que son su casa, su madre, sus orígines humildes y el amor puro de una joven a la que ningunea; y la que equivocadamente elige, esa búsqueda del poder a toda costa para aumentar su clase social, llegando hasta el punto de prometerse con una mujer que no ama más que su dinero, En ambas, al final se le deja una puerta abierta al espectador para la esperanza, los protagonistas tienen la posibilidad de redimirse para antes de que sea tarde aferrarse fuertemente a la realidad que no habían vivido.
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