El amor está lleno de ritos, de cesiones, de placeres particulares. He aquí una nueva manera de evidenciar esto. No te quedes con las apariencias: esta es una película que cuenta de otra manera lo que todos sabemos (o creemos saber) sobre el amor.

Habrá quien diga que mantener la cara de palo durante gran parte de una película no es una buena interpretación. Sin embargo, Tommy Lee Jones mantiene esa cara rígida, surcada por las arrugas de la experiencia, durante casi todo el metraje del film, y compone una gran interpretación: el veterano militar que, aun creyendo conocer lo que significa la guerra, tiene que volver a replantearse todo aquello en lo que había creido.

Los pocos minutos que Susan Sarandon aparece en la pantalla, también está muy sólida, arrastrando el dramatismo que su marido en la ficción no puede expresar.

Encontramos una grata sorpresa en la comedida interpretación de Charlize Theron, que sabe mantener el tipo en su papel de policía guapa, recién ascendida, que ha de ganarse el respeto de sus compañeros.

El tema de fondo de esta película es muy duro, pero se plantea bastatante bien, dosificando poco a poco la información, llevando al espectador a un punto en el que no tiene más remedio que aceptar la dificultad de decidir cuál es el lado bueno. Si es que hay alguno bueno.

Existe un cine que se construye sobre sí mismo sin exigir aportación alguna al espectador. Son historias que ya están terminadas cuando apenas han comenzado. Magical Girl no es ese cine. Es ese otro que necesita perentoriamente al espectador para culminar su viaje. Aquí se trata de esa forma de contar historias que te obliga a completar la voz que no oyes al otro lado del teléfono, a imaginar el desenlace de la cita que se corta al sentarse a la mesa del restaurante, a suponer dónde ha pasado tanto tiempo cada personaje... Es un cine que hipnotiza durante mucho más tiempo que el del metraje de la película. Ese es el cine de Magical Girl. Una historia con un gran trabajo de guión, actores, dirección y escenarios, que va ganando en complejidad y en sugerencias con cada requiebro y cada sorpresa. Y que nunca resulta artificial o fantasiosa. Tal vez ahí está su magia, en que comienza en una vida que nos parece común y nos lleva a través de esa misma vida a terrenos a los que nunca habríamos pensado llegar. Todo en esta película se confabula para ofrecernos una historia tremendamente seductora. Y decir esto ya es decir mucho.