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Críticas ordenadas por utilidad
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7,4
47.325
5
28 de septiembre de 2016
28 de septiembre de 2016
118 de 190 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de esas que aparenta discurso radical, el cuchillo entre los dientes, no hay dolor, Los hermanos Karamazov, subo montañas, cazo ciervos y me los como crudos, corro como Mo (Farah), medito, levito, me parto en dos y trasciendo, para en verdad rápidamente confesarse bonachona, dulzona, bonita de mirar, achuchable, perdonable, querible, arcoíris, lo siento, te quiero y no lo volveré a hacer nunca más.
Denuncia la sociedad del espectáculo empresarial y las grandes corporaciones, la educación como vivero de mentiras e hipocresías, y se dedica a sacarnos niños pimpollos que nos roban el alma y a crear una historia golosamente comercial y entregada.
Bueno, una vez descubierto el pastel, a este simpático capitán Pescanova que tampoco disimuló demasiado su triste truco de magia, ahora trataremos de ir más allá y hablar de sus gracias, desgracias, inteligencias y muchos temas.
- Sí, es mejor la verdad cruda que la ficción almibarada (motivo por el cual esta película justo gusta tanto, por su melocotón). Sí, cuando se habla de proteger a los niños, lo que en realidad se hace es proteger a los padres, proteger sus cuentos, trampas y miserias. Y, de paso, entrenar a sus hijos, que se preparen para ser, inevitablemente ellos también, grandes simuladores, no queda otra, se dicen aunque no lo reconozcan.
Sí, es verdad, basta ya de "infantilizar" a los niños, de considerarlos idiotas a los que hay que engañar y embadurnar de cursilería y estupidez, tapar los ojos ante la perra vida.
- Se trata de encontrar un oasis, una utopía, una forma de orden, de belleza y verdad. Lo cual, por muy hermoso e idílico que parezca, es justo lo contrario de la vida, un abigarrado caos imposible de controlar y dirigir que te come vivo, que te desborda y turba por mucho que te guardes, escondas o intentes dar la vuelta a las cosas. Y, toda esa ansia de absoluto, suele ser además el paso previo al desastre y al dolor, cuando se intenta doblegar a la fuerza, elefante en cacharrería, una realidad resistente a toda forma de uniformidad, cuando se pretende imponer normas, directrices y reglas rígidas que, bajo el manto del ideal, suelen ocultar deseo de dominio, imposición y, en último término, odio a la vida con todo lo que tiene de azar e imprevisto, como hecho cierto. Suele ser también, esa huida hacia delante, hacia el control férreo, casi cuartelero de la manada, sinónimo de fracaso vital, de cobardía e impotencia, el sustrato, si vamos más allá y nos ponemos algo estupendos, de los regímenes totalitarios, de todos los iluminados que en el mundo han sido y de su mucha barbarie como método ineludible para imponer sus sueño/deseo.
- Se hace un canto a la cultura, al conocimiento, al mundo elevado de las ideas, a huir de las vaguedades y las imprecisiones, pero la película se pierde en generalidades, en buenas intenciones y, para colmo, es terriblemente burda, machacona y gritona en su discurso, lo contrario de lo que se supone que son el refinamiento y la sabiduría, la complejidad, sutileza o discreción calmada que acarrean estas virtudes.
- Si son tan contraculturales, no deberían ensalzar a Chomsky como a un gurú, no deberían tener ídolos ni santones, habría que cuestionarlo todo, hasta a uno mismo el primero, todas nuestras certezas, ni hablar de los figurones, catedráticos o académicos.
- Y si citan a Chomsky cuando dijo que la asunción de la falta de esperanza es su garantía, que hay que tenerla para así poder cambiar, mejorar el mundo, yo me preguntaría, ¿y por qué debe haber esperanza a la fuerza?, ¿no es esa la premisa innegociable de toda religión organizada que, por cierto, parece que contradictoriamente repudian, su clave, su centro, lo mismo que de toda forma de intento de expolio y control del sumido ciudadano medio, la promesa de una recompensa que nunca llega, la excitación de un deseo, de un final feliz, ardid en el que se basa toda la industria comercial, todo modo de venta o engaño, el si haces, compras, votas, te afilias, pagas o te suscribes a todo lo que te oferto u ofrezco, tu vida será gloria, ya sea material o espiritualmente, matrimonial, sexual o económicamente, la eterna zanahoria o timo de la estampita ta conocidos?, ¿no se podría rechazar esa gran esperanza como artificio forzado, optimismo falaz y malintencionado normalmente, como candidez interesada en el mejor de los casos?, ¿no sería mucho mejor observar tal cual, el funcionamiento del mundo objetivamente, sin apriorismos ni prejuicios, atentos a cada caso concreto, a la evolución de las situaciones, al contexto, al hombre y sus circunstancias, a las causas y otras ascuas y luego, ya si eso, ponerse verdosos y esperanzados o resignados o activamente pasivos o lo que sea, ya se verá?, ¿no se esconde detrás de ese voluntarismo optimista muchas veces una negación terca y lerda de la realidad que acaba deparando mayor confusión y tristeza al sobrevalorar las capacidades humanas ante un medio que le condiciona tanto y que cambia constantemente, obligándole de esa ciega manera a chocar y esmorrarse contra fuerzas que le superan y no entiende apenas, movido como tonto por eslóganes y lemas vacíos de contenido del tipo si quieres, puedes, hay que luchar por los sueños y otras chorradas o simplezas parecidas tan del gusto de muchas muchedumbres y leitmotiv de tantas películas comerciales o anuncios generales?, ¿no se basan también en esa idea todos los charlatanes, escritores de best sellers de autoayuda y demás impostores, por no hablar de políticos, curanderos, hechiceros y otros tahúres? ¿no habíamos quedado en que era mejor la verdad difícil que el consuelo simple?
- ¿No es innecesariamente exagerada, hasta grotesca, la dimensión de superhéroe del protagonista, no se les fue de las manos esa mezcla de Einstein, Rambo, Usain Bolt, David Crockett, Buffalo Bill, Ralph Waldo Emerson, Whitman, Abraham, Dersu Uzala y Tolstoi?
Denuncia la sociedad del espectáculo empresarial y las grandes corporaciones, la educación como vivero de mentiras e hipocresías, y se dedica a sacarnos niños pimpollos que nos roban el alma y a crear una historia golosamente comercial y entregada.
Bueno, una vez descubierto el pastel, a este simpático capitán Pescanova que tampoco disimuló demasiado su triste truco de magia, ahora trataremos de ir más allá y hablar de sus gracias, desgracias, inteligencias y muchos temas.
- Sí, es mejor la verdad cruda que la ficción almibarada (motivo por el cual esta película justo gusta tanto, por su melocotón). Sí, cuando se habla de proteger a los niños, lo que en realidad se hace es proteger a los padres, proteger sus cuentos, trampas y miserias. Y, de paso, entrenar a sus hijos, que se preparen para ser, inevitablemente ellos también, grandes simuladores, no queda otra, se dicen aunque no lo reconozcan.
Sí, es verdad, basta ya de "infantilizar" a los niños, de considerarlos idiotas a los que hay que engañar y embadurnar de cursilería y estupidez, tapar los ojos ante la perra vida.
- Se trata de encontrar un oasis, una utopía, una forma de orden, de belleza y verdad. Lo cual, por muy hermoso e idílico que parezca, es justo lo contrario de la vida, un abigarrado caos imposible de controlar y dirigir que te come vivo, que te desborda y turba por mucho que te guardes, escondas o intentes dar la vuelta a las cosas. Y, toda esa ansia de absoluto, suele ser además el paso previo al desastre y al dolor, cuando se intenta doblegar a la fuerza, elefante en cacharrería, una realidad resistente a toda forma de uniformidad, cuando se pretende imponer normas, directrices y reglas rígidas que, bajo el manto del ideal, suelen ocultar deseo de dominio, imposición y, en último término, odio a la vida con todo lo que tiene de azar e imprevisto, como hecho cierto. Suele ser también, esa huida hacia delante, hacia el control férreo, casi cuartelero de la manada, sinónimo de fracaso vital, de cobardía e impotencia, el sustrato, si vamos más allá y nos ponemos algo estupendos, de los regímenes totalitarios, de todos los iluminados que en el mundo han sido y de su mucha barbarie como método ineludible para imponer sus sueño/deseo.
- Se hace un canto a la cultura, al conocimiento, al mundo elevado de las ideas, a huir de las vaguedades y las imprecisiones, pero la película se pierde en generalidades, en buenas intenciones y, para colmo, es terriblemente burda, machacona y gritona en su discurso, lo contrario de lo que se supone que son el refinamiento y la sabiduría, la complejidad, sutileza o discreción calmada que acarrean estas virtudes.
- Si son tan contraculturales, no deberían ensalzar a Chomsky como a un gurú, no deberían tener ídolos ni santones, habría que cuestionarlo todo, hasta a uno mismo el primero, todas nuestras certezas, ni hablar de los figurones, catedráticos o académicos.
- Y si citan a Chomsky cuando dijo que la asunción de la falta de esperanza es su garantía, que hay que tenerla para así poder cambiar, mejorar el mundo, yo me preguntaría, ¿y por qué debe haber esperanza a la fuerza?, ¿no es esa la premisa innegociable de toda religión organizada que, por cierto, parece que contradictoriamente repudian, su clave, su centro, lo mismo que de toda forma de intento de expolio y control del sumido ciudadano medio, la promesa de una recompensa que nunca llega, la excitación de un deseo, de un final feliz, ardid en el que se basa toda la industria comercial, todo modo de venta o engaño, el si haces, compras, votas, te afilias, pagas o te suscribes a todo lo que te oferto u ofrezco, tu vida será gloria, ya sea material o espiritualmente, matrimonial, sexual o económicamente, la eterna zanahoria o timo de la estampita ta conocidos?, ¿no se podría rechazar esa gran esperanza como artificio forzado, optimismo falaz y malintencionado normalmente, como candidez interesada en el mejor de los casos?, ¿no sería mucho mejor observar tal cual, el funcionamiento del mundo objetivamente, sin apriorismos ni prejuicios, atentos a cada caso concreto, a la evolución de las situaciones, al contexto, al hombre y sus circunstancias, a las causas y otras ascuas y luego, ya si eso, ponerse verdosos y esperanzados o resignados o activamente pasivos o lo que sea, ya se verá?, ¿no se esconde detrás de ese voluntarismo optimista muchas veces una negación terca y lerda de la realidad que acaba deparando mayor confusión y tristeza al sobrevalorar las capacidades humanas ante un medio que le condiciona tanto y que cambia constantemente, obligándole de esa ciega manera a chocar y esmorrarse contra fuerzas que le superan y no entiende apenas, movido como tonto por eslóganes y lemas vacíos de contenido del tipo si quieres, puedes, hay que luchar por los sueños y otras chorradas o simplezas parecidas tan del gusto de muchas muchedumbres y leitmotiv de tantas películas comerciales o anuncios generales?, ¿no se basan también en esa idea todos los charlatanes, escritores de best sellers de autoayuda y demás impostores, por no hablar de políticos, curanderos, hechiceros y otros tahúres? ¿no habíamos quedado en que era mejor la verdad difícil que el consuelo simple?
- ¿No es innecesariamente exagerada, hasta grotesca, la dimensión de superhéroe del protagonista, no se les fue de las manos esa mezcla de Einstein, Rambo, Usain Bolt, David Crockett, Buffalo Bill, Ralph Waldo Emerson, Whitman, Abraham, Dersu Uzala y Tolstoi?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Bueno, la película es una preciosidad y un jolgorio. Aunque peque de postal y sea superficial, o justo por eso. Es un espejismo bonito, un engaño simpático, fácil de ver, que juega a las cosas grandes aunque solo sea nominal, banalmente.
Pero lo que me reconcome verdaderamente y no me deja descansar desde hace días, nadie me responde ni me da cosa buena o alegría, estoy perdido y no me encuentro, sin rumbo y sin aliento, es: ¿por qué, si era tan libre y natural, el bueno de Viggo no nos dejó gozar de sus canas maduras?, ¿por qué mejor teñido? ¿cuál es el mensaje secreto tras esa acción revolucionaria?, ¿es una protesta, quizás iracunda, contra el modelo patriarcal de las antigua escrituras, un rechazo de los barbados blancos más hípster?, ¿una queja furibunda contra el paso del tiempo, se rebela contra lo establecido de ese modo tan airado e intelectual? Seguramente, pero yo me pierdo y no me entiendo.
Alterna ideas buenas (las cenizas por el váter, está bien como broma póstuma, humor negro, escatología frente a la ñoñería de tantas otras escenas) con algunos subrayados demasiados descarados (por ejemplo, toda la cena con los familiares es estridente y muy grosera en cuanto a la obvia exposición de las ideas contrapuestas, tan maniquea, de las diferencias entre las dos formas de educar).
Reproduce el modelo narrativo más utilizado. En la forma también hace seguidismo, es decir, a-b, a-b, a-b: mal-bien, mal-bien, mal-bien, esperanza=felicidad versus crisis=aprendizaje.
Las variaciones Goldberg versión Gould (y ya puestos a fardar de verdad de cultura, rareza y exquisitez por qué no el dodecafonismno de Schönberg ) y Chomsky (por qué no Zizek, que es más internacional, molón y juvenil). Hombre, y tratar así a la "Lolita" de nuestras entretelas, despacharla de ese modo tan sumario y pueril, reducir esa obra magna a una sentencia tan domada y funcionarial, tan poco creíble en una adolescente que no fuera un robot o una empleada del estado, a la que se supone inteligente y con algo de sensibilidad, que no viera o intuyera ahí toda esa revulsión, deleite, sátira y delirio literario tan bello y feroz que le debía saltar a la cara y a los ojos y a las mientes en cada página si de verdad leía y no solo pasaba las páginas como aparentaba. Este podría ser un buen ejemplo de lo que es la película: coge un hit cultural de prestigio a la vez que muy conocido y lo mira desde el punto de vista más convencional y limado; es inteligente y apreciable, pero tan pendiente de gustar, de caer bien y de no herir que acaba siendo también rematamente tonto.
Pero lo que me reconcome verdaderamente y no me deja descansar desde hace días, nadie me responde ni me da cosa buena o alegría, estoy perdido y no me encuentro, sin rumbo y sin aliento, es: ¿por qué, si era tan libre y natural, el bueno de Viggo no nos dejó gozar de sus canas maduras?, ¿por qué mejor teñido? ¿cuál es el mensaje secreto tras esa acción revolucionaria?, ¿es una protesta, quizás iracunda, contra el modelo patriarcal de las antigua escrituras, un rechazo de los barbados blancos más hípster?, ¿una queja furibunda contra el paso del tiempo, se rebela contra lo establecido de ese modo tan airado e intelectual? Seguramente, pero yo me pierdo y no me entiendo.
Alterna ideas buenas (las cenizas por el váter, está bien como broma póstuma, humor negro, escatología frente a la ñoñería de tantas otras escenas) con algunos subrayados demasiados descarados (por ejemplo, toda la cena con los familiares es estridente y muy grosera en cuanto a la obvia exposición de las ideas contrapuestas, tan maniquea, de las diferencias entre las dos formas de educar).
Reproduce el modelo narrativo más utilizado. En la forma también hace seguidismo, es decir, a-b, a-b, a-b: mal-bien, mal-bien, mal-bien, esperanza=felicidad versus crisis=aprendizaje.
Las variaciones Goldberg versión Gould (y ya puestos a fardar de verdad de cultura, rareza y exquisitez por qué no el dodecafonismno de Schönberg ) y Chomsky (por qué no Zizek, que es más internacional, molón y juvenil). Hombre, y tratar así a la "Lolita" de nuestras entretelas, despacharla de ese modo tan sumario y pueril, reducir esa obra magna a una sentencia tan domada y funcionarial, tan poco creíble en una adolescente que no fuera un robot o una empleada del estado, a la que se supone inteligente y con algo de sensibilidad, que no viera o intuyera ahí toda esa revulsión, deleite, sátira y delirio literario tan bello y feroz que le debía saltar a la cara y a los ojos y a las mientes en cada página si de verdad leía y no solo pasaba las páginas como aparentaba. Este podría ser un buen ejemplo de lo que es la película: coge un hit cultural de prestigio a la vez que muy conocido y lo mira desde el punto de vista más convencional y limado; es inteligente y apreciable, pero tan pendiente de gustar, de caer bien y de no herir que acaba siendo también rematamente tonto.

6,9
19.156
1
3 de febrero de 2017
3 de febrero de 2017
126 de 212 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica, la duda ofende, está basada en hechos reales (lo cual quiere decir que todo lo que vais a leer con enorme placer y hasta excitación admirativa a continuación es absoluta, incuestionable, terriblemente cierto y verdadero como el sol y las estrellas, casi tanto como el espacio exterior y las matemáticas puras).
A más denuncia, buenas intenciones y defensa de causas justas, mayor recalcitrante conservadurismo, tópicos y narración banal. No falla. La ecuación siempre da el mismo resultado, inapelable. Si la NASA hubiese intentado concentrar una película en una fórmula y se hubiera pasado la vida entera con las mejores mentes (femeninas y negras) funcionando a toda máquina en tan alta tarea cinematográfica, seguro que el producto final sería muy parecido al de esta película tan... bondadosa. No podía ser de otra manera. Es imposible crear algo más limado, falseado, burdo, ridículo y pueril, una representación o ficción más edulcorada, simplista y manipulada, una mirada más infantil, reduccionista y groseramente obvia. Cuando se impone el discurso a la idea, cuando la ficción es sometida y violada por las fuerzas de la propaganda se produce el efecto contrario al supuestamente pretendido o deseado, se da la razón al enemigo (que también utiliza las mismas gruesas armas), se dinamita el mensaje (por muy necesario y estupendo que sea) en aras de una narración maniquea que nada dice y que es solo básico oportunismo, se convierte la historia en un canto a la mentira, lo opuesto a la reivindicación de la verdad histórica. "Loving", sin ser ni mucho menos perfecta, sería un ejemplo mucho mejor, más logrado y honesto, de todo lo que estamos comentando.
Todas son escenas de vergüenza y asombro, de zoquetes asociados que se quedan pasmados ante su propia idiocia, ineptos en masa que contemplan una y otra vez cómo esas tres diosas negras (todo sabiduría, generosidad, bondad, humor, templanza, valores, fuerza, integridad, amor, justicia, ecuanimidad, orgullo, resistencia, ideas y, quizás también, por qué no, belleza y hermosura) les tratan como a ignorantes y malcriados niños de teta, además de, por supuesto, resolverles todos los problemas, hacerles el trabajo, enseñarles humanidad, iluminarles el camino, darles lecciones y, en definitiva, pasarles por los morros su indudable superioridad moral, científica, física y hasta metafísica. Diría que eso parece.
Ya digo, ni disimulos ni medias tintas, ni sutilezas ni ambigüedades. Hasta tenemos patriotismo yanqui a espuertas y en vena, con el Costner de gran patriarca y toda la tropa detrás; que los rusos malos se les adelantan y los chicos buenos americanos, como boy scouts, se tienen que aplicar y no pueden cenar ya más con la santas, deben ser guiados hacia la luz del triunfo espacial colosal (ya dijimos que la cosa, en verdad, era más bien reaccionaria y pacata y elemental, vamos, el discurso oficial, el de las nominaciones a los Óscar, las palmadas en la espalda y la política más primaria disfrazada de denuncia de alpargata o hamburguesa) por las santas camaradas negras.
A más denuncia, buenas intenciones y defensa de causas justas, mayor recalcitrante conservadurismo, tópicos y narración banal. No falla. La ecuación siempre da el mismo resultado, inapelable. Si la NASA hubiese intentado concentrar una película en una fórmula y se hubiera pasado la vida entera con las mejores mentes (femeninas y negras) funcionando a toda máquina en tan alta tarea cinematográfica, seguro que el producto final sería muy parecido al de esta película tan... bondadosa. No podía ser de otra manera. Es imposible crear algo más limado, falseado, burdo, ridículo y pueril, una representación o ficción más edulcorada, simplista y manipulada, una mirada más infantil, reduccionista y groseramente obvia. Cuando se impone el discurso a la idea, cuando la ficción es sometida y violada por las fuerzas de la propaganda se produce el efecto contrario al supuestamente pretendido o deseado, se da la razón al enemigo (que también utiliza las mismas gruesas armas), se dinamita el mensaje (por muy necesario y estupendo que sea) en aras de una narración maniquea que nada dice y que es solo básico oportunismo, se convierte la historia en un canto a la mentira, lo opuesto a la reivindicación de la verdad histórica. "Loving", sin ser ni mucho menos perfecta, sería un ejemplo mucho mejor, más logrado y honesto, de todo lo que estamos comentando.
Todas son escenas de vergüenza y asombro, de zoquetes asociados que se quedan pasmados ante su propia idiocia, ineptos en masa que contemplan una y otra vez cómo esas tres diosas negras (todo sabiduría, generosidad, bondad, humor, templanza, valores, fuerza, integridad, amor, justicia, ecuanimidad, orgullo, resistencia, ideas y, quizás también, por qué no, belleza y hermosura) les tratan como a ignorantes y malcriados niños de teta, además de, por supuesto, resolverles todos los problemas, hacerles el trabajo, enseñarles humanidad, iluminarles el camino, darles lecciones y, en definitiva, pasarles por los morros su indudable superioridad moral, científica, física y hasta metafísica. Diría que eso parece.
Ya digo, ni disimulos ni medias tintas, ni sutilezas ni ambigüedades. Hasta tenemos patriotismo yanqui a espuertas y en vena, con el Costner de gran patriarca y toda la tropa detrás; que los rusos malos se les adelantan y los chicos buenos americanos, como boy scouts, se tienen que aplicar y no pueden cenar ya más con la santas, deben ser guiados hacia la luz del triunfo espacial colosal (ya dijimos que la cosa, en verdad, era más bien reaccionaria y pacata y elemental, vamos, el discurso oficial, el de las nominaciones a los Óscar, las palmadas en la espalda y la política más primaria disfrazada de denuncia de alpargata o hamburguesa) por las santas camaradas negras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final triunfan todos. Los de la NASA, el astronauta guapo, IBM, Kirsten Dunst (hay que ver qué arpía era la condenada, arrepentidos los quiere Dios), el KevinCostner, la ingeniera pundonorosa y tan salerosa, la informática juiciosa y tan solidaria y la tal Katherine, la inteligente, presente, casada y casi inmortal (a los noventa y siete y en la Casa Blanca con el Obama, qué más quieres, compañera).
Algunas escenas curiosas y/o inconmensurables la mar de verdaderas:
- Se nos pasa media película con contención urinaria la pobre, la meona que la llaman entre dientes (aquí lo censuran), venga a la carrera y a la meada, venga con los bártulos y las cuentas. Hasta que se harta y lo suelta (la queja) todo a voz en grito y ellos, callados como putas, se dan cuenta de que estaba en lo cierto, qué razón tenía la bendita y (casi) que ni nos habíamos dado cuenta, no somos nada.
- Nadie entiende nada ni de matemáticas, ni de gravedad, ni de naves espaciales, ni de Euclides, ni la o con un canuto, vaya, lo más normal del mundo en esos lugares llenos de cafres subvencionados; son americanos y hombres y blancos y de la misma NASA, no le pidas peras al olmo, así es, ellos tienen sus severas limitaciones intelectuales o qué nos habíamos creído. Ella se levanta y llena la pizarra de enseñanzas y verdades. Todos pasmados. Cómo no. Lógicamente. Mucho.
- Entra en la reunión, por fin. Nadie sabe nada... (me empieza a sonar). Coge ella, se levanta... y... sí, eureka, otra vez todos admirados, no dan crédito.
- La echan (lo habitual en estos casos, solo había resuelto todos los problemas más complicados en un periquete y además cobrando una mierda) y el astronauta heroico pide/reclama/exige sus excelsos servicios, que ella lo compruebe que si no me quedo en tierra y no hay cohete espacial que valga, solo faltaba. Leñe, me temo que eso también me lo creo.
- Llega a casa y sus niñas que tanto la quieren le tienen preparada una gran sorpresa, se la merece la buena mujer. Que se nos casa. Qué bonito es el amor cuando es sincero y toda la familia está de acuerdo y el chico es tan majo y apuesto.
- Aparece IBM y la cosa pinta mal. Despidos y crujir de dientes. Muchas mujeres negras en la calle porque sí. Pero hete aquí que nadie contaba con "la supervisora" que en tres escapadas se hace con los secretos más recónditos de la dichosa y traicionera máquina y que ya no pueden vivir sin sus enormes conocimientos la caterva de bobos hombres blancos que llevaban allí toda su santa vida preparándose para tamaña novedad o gran acontecimiento. Seguro que fue así. Por qúe no también.
- "La ingeniera" se enfrenta a la (in)justicia racista y a la horrorosa burocracia. Se acerca al jurista, le dice cuatro cosas bien dichas (cuánta gracia y alegría que tiene mi niña) y este... se rinde. Me has convencido y eso que yo era escéptico y tal al respecto. Vamos.
El bien, pese a todos los tremendos obstáculos, volvió a ganar la partida por goleada. Lo asegura, la felicidad misma, la idiosincrasia norteamericana. Y esta película lo refrenda con abundantes pruebas científicas basadas en hechos reales.
Algunas escenas curiosas y/o inconmensurables la mar de verdaderas:
- Se nos pasa media película con contención urinaria la pobre, la meona que la llaman entre dientes (aquí lo censuran), venga a la carrera y a la meada, venga con los bártulos y las cuentas. Hasta que se harta y lo suelta (la queja) todo a voz en grito y ellos, callados como putas, se dan cuenta de que estaba en lo cierto, qué razón tenía la bendita y (casi) que ni nos habíamos dado cuenta, no somos nada.
- Nadie entiende nada ni de matemáticas, ni de gravedad, ni de naves espaciales, ni de Euclides, ni la o con un canuto, vaya, lo más normal del mundo en esos lugares llenos de cafres subvencionados; son americanos y hombres y blancos y de la misma NASA, no le pidas peras al olmo, así es, ellos tienen sus severas limitaciones intelectuales o qué nos habíamos creído. Ella se levanta y llena la pizarra de enseñanzas y verdades. Todos pasmados. Cómo no. Lógicamente. Mucho.
- Entra en la reunión, por fin. Nadie sabe nada... (me empieza a sonar). Coge ella, se levanta... y... sí, eureka, otra vez todos admirados, no dan crédito.
- La echan (lo habitual en estos casos, solo había resuelto todos los problemas más complicados en un periquete y además cobrando una mierda) y el astronauta heroico pide/reclama/exige sus excelsos servicios, que ella lo compruebe que si no me quedo en tierra y no hay cohete espacial que valga, solo faltaba. Leñe, me temo que eso también me lo creo.
- Llega a casa y sus niñas que tanto la quieren le tienen preparada una gran sorpresa, se la merece la buena mujer. Que se nos casa. Qué bonito es el amor cuando es sincero y toda la familia está de acuerdo y el chico es tan majo y apuesto.
- Aparece IBM y la cosa pinta mal. Despidos y crujir de dientes. Muchas mujeres negras en la calle porque sí. Pero hete aquí que nadie contaba con "la supervisora" que en tres escapadas se hace con los secretos más recónditos de la dichosa y traicionera máquina y que ya no pueden vivir sin sus enormes conocimientos la caterva de bobos hombres blancos que llevaban allí toda su santa vida preparándose para tamaña novedad o gran acontecimiento. Seguro que fue así. Por qúe no también.
- "La ingeniera" se enfrenta a la (in)justicia racista y a la horrorosa burocracia. Se acerca al jurista, le dice cuatro cosas bien dichas (cuánta gracia y alegría que tiene mi niña) y este... se rinde. Me has convencido y eso que yo era escéptico y tal al respecto. Vamos.
El bien, pese a todos los tremendos obstáculos, volvió a ganar la partida por goleada. Lo asegura, la felicidad misma, la idiosincrasia norteamericana. Y esta película lo refrenda con abundantes pruebas científicas basadas en hechos reales.

7,6
8.476
3
23 de febrero de 2015
23 de febrero de 2015
49 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cóctel indigesto de Dostoievski ("Crimen y castigo"), el crimen como la prueba de fuego de ciertos elegidos, Camus ("El extranjero"), el desapego existencial, y Genet ("Diario del ladrón"), la renuncia a la moral convencional.
Se nota que ha leído y se ha empachado, se le ha atragantado y ahí se ha quedado, sin asimilar ni tomar cuerpo, un resto sólido, pesado y adusto.
Muy pedante y muy irritante. Un envaramiento frío, hierático, sin alma y, en el fondo, bastante ridículo.
Si nos atenemos a lo que cuenta quizás nos podamos ceñir a tres asuntos:
- El más aparente y superficial; un estudio sobre el arte de robar minucioso y variado, pero totalmente inverosímil, absurdo. Se utiliza el triste truco de que nunca se vea todo, los planos siempre filtran la información, solo observamos una parte, una mano, una cara, una espalda, un bolso prometedor, una cartera jugosa, unos ojos intensos..., pero nunca la "operación entera", nunca la opción de que el espectador se pueda hacer una idea y así juzgue por sí mismo el hecho, aquí no es posible, todo está troceado, partido, burdamente manipulado y claramente sesgado. A esta parcialidad hay que sumarle el hecho nefando de que se suele mostrar al protagonista, o a sus compinches, robar sin disimulo, sin prisa, con calma chicha y a la cara, mirando con insolencia al saqueado, frotándose con él, acercándose ridículamente a él, vamos, que solo hubiese faltado que lo anunciasen con altavoz y grandes letras de neón (te vamos a robar y lo sabes, y te da igual, más bien mucho que te gusta). Y, por supuesto, siempre hermosos y prometedores fajos de billetes recién salidos del horno, no calderilla caritativa o algún gajo olvidado del grupo, pidiendo a gritos cambiar de manos, conocer otras voces, otros ámbitos.
- El desasosiego existencial de Michel, su apatía y tristeza, su pasotismo y angustia, su indiferencia y falta de agarraderos. Un ateo (creyó en Dios tres minutos) culto que no le encuentra sentido a la vida y que solo "siente" cuando roba. Traspasó esa línea y ya es incapaz de volver a la odiosa normalidad. De tan delicado se ha vuelto "malo". Este aspecto se da a entender solamente, se deduce por las referencias literarias externas y ciertos (escuálidos) datos que se nos proporcionan, pero en verdad su comportamiento es ilógico, estúpido, sin sentido (acaba pareciendo un pánfilo, un memo, un autista antipático y aburrido), por el simple hecho de que las ideas que le dan vida no están engarzadas en el personaje, no hay relación, es un a priori que no está concretado, el ladrón de marras es una mera marioneta de la que se intuye su origen pero al que no se han tomado la molestia de insuflarle vida, de darle carne y sangre, como si eso (crearlo, entenderlo, comprenderlo, recrearlo... ) fuese una vulgaridad, como si para esconder la falta de imaginación literaria, la ausencia de humanidad para dar vida a un ser de ficción, la incapacidad artesanal, se hubiese refugiado en la pose ampulosa y estirada, en un gesto hueco solamente formulado, incapaz de desarrollarlo, en un cultismo estéril y superfluo, frívolo y soberbio.
- La soterrada y sutil historia de amor que recorre la historia y que en verdad es su sustento y armazón, su sentido profundo. Dos almas a punto de encontrarse que no forman parte de la corriente general.
Un amor porque sí. Juntos parecen dos muertos en el limbo. Se reconoce la intención poética, el amor fou como salvación y destino, pero, como el resto, no está mostrado, solo insinuado intelectualmente. Sus encuentros son escasos y penosos, disléxicos, desoladores en su obtusa sinrazón; un chíllame que no te veo con miradas al infinito y gran pesadumbre.
Vayamos a la forma.
Contada a través de hachazos, llena de cortes bruscos, de transiciones inesperadas, de fundidos en negro, constantes, insufribles, arbitrarios, que matan cualquier atisbo de continuidad o sentido y que suponen un troceo gratuito que detiene y subraya, que solemniza innecesariamente; una especie de obsesión por querer hacer escenas aisladas, perfectas en su nada, en su ensimismamiento ausente y desconectado.
Con diálogos de besugos todo el rato, sin pies ni cabeza, repetitivos e inconexos. Hay muchos ejemplos, pero quizás lo del policía sea especialmente sangrante. Se juega con la posibilidad de que sospechen de él y se pasa la película preguntándolo y comentándolo con todo el mundo (con el amigo, con el amor, con el mismo policía); cuando nada más empezar la historia le detuvieron, cuando se encontró en el bar a ese policía (casualidad) un millón de veces, cuando le contó su teoría sobre los ladrones superiores, cuando fue otra vez a la comisaría, cuando comentaron un libro sobre un ladrón, cuando actúa como un ladrón, vive como un ladrón, piensa como un ladrón... ROBA todo el día... y aun así pregunta si creen que sospechan de él, en fin, si fuese en broma todavía te podrías reír un poco. Y así con otras cuestiones; alargando escenas con conversaciones que inciden en datos o comentarios ya dichos hace un minuto, que no aportan, que se atascan en su ceguera sorda.
Por no hablar de que muchas veces ni siquiera se miran o dos segundos después se observan con ferocidad o no responden a lo que les preguntan o contestan manzanas traigo o se van a la mitad o...
Música buena metida a lo que salga, enfatizando momentos intrascendentes, como recurso forzado para una película que quizás hubiera ganado con la ausencia total de banda sonora.
Interpretaciones deshabitadas, muertas, como zombis patéticos, sin alma, sin gesto, sin sentimiento, como robots, como hombres de paja desvencijados; sin evolución ni confrontación con lo contado, estáticos, impermeables, rígidos y cerrados, como si soportasen un dura carga, insoportable, inasumible.
Se nota que ha leído y se ha empachado, se le ha atragantado y ahí se ha quedado, sin asimilar ni tomar cuerpo, un resto sólido, pesado y adusto.
Muy pedante y muy irritante. Un envaramiento frío, hierático, sin alma y, en el fondo, bastante ridículo.
Si nos atenemos a lo que cuenta quizás nos podamos ceñir a tres asuntos:
- El más aparente y superficial; un estudio sobre el arte de robar minucioso y variado, pero totalmente inverosímil, absurdo. Se utiliza el triste truco de que nunca se vea todo, los planos siempre filtran la información, solo observamos una parte, una mano, una cara, una espalda, un bolso prometedor, una cartera jugosa, unos ojos intensos..., pero nunca la "operación entera", nunca la opción de que el espectador se pueda hacer una idea y así juzgue por sí mismo el hecho, aquí no es posible, todo está troceado, partido, burdamente manipulado y claramente sesgado. A esta parcialidad hay que sumarle el hecho nefando de que se suele mostrar al protagonista, o a sus compinches, robar sin disimulo, sin prisa, con calma chicha y a la cara, mirando con insolencia al saqueado, frotándose con él, acercándose ridículamente a él, vamos, que solo hubiese faltado que lo anunciasen con altavoz y grandes letras de neón (te vamos a robar y lo sabes, y te da igual, más bien mucho que te gusta). Y, por supuesto, siempre hermosos y prometedores fajos de billetes recién salidos del horno, no calderilla caritativa o algún gajo olvidado del grupo, pidiendo a gritos cambiar de manos, conocer otras voces, otros ámbitos.
- El desasosiego existencial de Michel, su apatía y tristeza, su pasotismo y angustia, su indiferencia y falta de agarraderos. Un ateo (creyó en Dios tres minutos) culto que no le encuentra sentido a la vida y que solo "siente" cuando roba. Traspasó esa línea y ya es incapaz de volver a la odiosa normalidad. De tan delicado se ha vuelto "malo". Este aspecto se da a entender solamente, se deduce por las referencias literarias externas y ciertos (escuálidos) datos que se nos proporcionan, pero en verdad su comportamiento es ilógico, estúpido, sin sentido (acaba pareciendo un pánfilo, un memo, un autista antipático y aburrido), por el simple hecho de que las ideas que le dan vida no están engarzadas en el personaje, no hay relación, es un a priori que no está concretado, el ladrón de marras es una mera marioneta de la que se intuye su origen pero al que no se han tomado la molestia de insuflarle vida, de darle carne y sangre, como si eso (crearlo, entenderlo, comprenderlo, recrearlo... ) fuese una vulgaridad, como si para esconder la falta de imaginación literaria, la ausencia de humanidad para dar vida a un ser de ficción, la incapacidad artesanal, se hubiese refugiado en la pose ampulosa y estirada, en un gesto hueco solamente formulado, incapaz de desarrollarlo, en un cultismo estéril y superfluo, frívolo y soberbio.
- La soterrada y sutil historia de amor que recorre la historia y que en verdad es su sustento y armazón, su sentido profundo. Dos almas a punto de encontrarse que no forman parte de la corriente general.
Un amor porque sí. Juntos parecen dos muertos en el limbo. Se reconoce la intención poética, el amor fou como salvación y destino, pero, como el resto, no está mostrado, solo insinuado intelectualmente. Sus encuentros son escasos y penosos, disléxicos, desoladores en su obtusa sinrazón; un chíllame que no te veo con miradas al infinito y gran pesadumbre.
Vayamos a la forma.
Contada a través de hachazos, llena de cortes bruscos, de transiciones inesperadas, de fundidos en negro, constantes, insufribles, arbitrarios, que matan cualquier atisbo de continuidad o sentido y que suponen un troceo gratuito que detiene y subraya, que solemniza innecesariamente; una especie de obsesión por querer hacer escenas aisladas, perfectas en su nada, en su ensimismamiento ausente y desconectado.
Con diálogos de besugos todo el rato, sin pies ni cabeza, repetitivos e inconexos. Hay muchos ejemplos, pero quizás lo del policía sea especialmente sangrante. Se juega con la posibilidad de que sospechen de él y se pasa la película preguntándolo y comentándolo con todo el mundo (con el amigo, con el amor, con el mismo policía); cuando nada más empezar la historia le detuvieron, cuando se encontró en el bar a ese policía (casualidad) un millón de veces, cuando le contó su teoría sobre los ladrones superiores, cuando fue otra vez a la comisaría, cuando comentaron un libro sobre un ladrón, cuando actúa como un ladrón, vive como un ladrón, piensa como un ladrón... ROBA todo el día... y aun así pregunta si creen que sospechan de él, en fin, si fuese en broma todavía te podrías reír un poco. Y así con otras cuestiones; alargando escenas con conversaciones que inciden en datos o comentarios ya dichos hace un minuto, que no aportan, que se atascan en su ceguera sorda.
Por no hablar de que muchas veces ni siquiera se miran o dos segundos después se observan con ferocidad o no responden a lo que les preguntan o contestan manzanas traigo o se van a la mitad o...
Música buena metida a lo que salga, enfatizando momentos intrascendentes, como recurso forzado para una película que quizás hubiera ganado con la ausencia total de banda sonora.
Interpretaciones deshabitadas, muertas, como zombis patéticos, sin alma, sin gesto, sin sentimiento, como robots, como hombres de paja desvencijados; sin evolución ni confrontación con lo contado, estáticos, impermeables, rígidos y cerrados, como si soportasen un dura carga, insoportable, inasumible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La suma de tanta incoherencia, pobreza de la escritura, situaciones abortadas, personajes sin persona y demás vacíos, unido todo a la indudable ambición intelectual de la obra da un resultado extraño; entre una pena yerma y un altivez despreciativa.
Por supuesto que del humor no hay noticia, ni está ni se le espera. De la improvisación, la espontaneidad, el deseo, el hambre... la vida, nada. Todo es severidad, seriedad, unción y pretenciosidad; una arrogancia fría, un ejercicio de estilo vanidoso, un desprecio profundo por la "realidad", por todo lo que tiene de chapucero, ruidoso, vulgar, ordinario o contradictorio, vital.
Dice que cuando fue a Inglaterra perdió el dinero con mujeres y juego; resulta imposible imaginar a un zombi tan perfecto dejarse llevar por pasiones tan humanas.
El final es bonito, emocionante incluso, bello quizás, si no fuera porque nada de lo contado anteriormente lo justifica, solo la intención previa del autor.
De las ideas a la plasmación en la historia hay un abismo que no se supera; el agujero, inmenso, que separa ambos conceptos es la película, una zona cero, desértica y desolada.
Hay un doble vaciamiento: el que consiste en extraer ideas de libros prescindiendo del sustento psicológico, moral, histórico o filosófico que las arropaba, todo su contexto; y el que trata de desnudar el cine hasta dejarlo en el hueso; la mezcla, en este caso, es atroz.
Por supuesto que del humor no hay noticia, ni está ni se le espera. De la improvisación, la espontaneidad, el deseo, el hambre... la vida, nada. Todo es severidad, seriedad, unción y pretenciosidad; una arrogancia fría, un ejercicio de estilo vanidoso, un desprecio profundo por la "realidad", por todo lo que tiene de chapucero, ruidoso, vulgar, ordinario o contradictorio, vital.
Dice que cuando fue a Inglaterra perdió el dinero con mujeres y juego; resulta imposible imaginar a un zombi tan perfecto dejarse llevar por pasiones tan humanas.
El final es bonito, emocionante incluso, bello quizás, si no fuera porque nada de lo contado anteriormente lo justifica, solo la intención previa del autor.
De las ideas a la plasmación en la historia hay un abismo que no se supera; el agujero, inmenso, que separa ambos conceptos es la película, una zona cero, desértica y desolada.
Hay un doble vaciamiento: el que consiste en extraer ideas de libros prescindiendo del sustento psicológico, moral, histórico o filosófico que las arropaba, todo su contexto; y el que trata de desnudar el cine hasta dejarlo en el hueso; la mezcla, en este caso, es atroz.

7,1
11.903
4
15 de febrero de 2014
15 de febrero de 2014
43 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buenas ideas mal desarrolladas.
Los siameses están unidos físicamente, en esta historia la unión-dependencia es psicológico-afectiva solamente. Tenemos a dos gemelos; ginecólogos brillantes, solteros, que viven juntos y que son "felices". Se compensan y complementan perfectamente; el desenfado, la seguridad en sí mismo y un cierto cinismo de Elliot son el reverso de la vulnerabilidad, timidez y bondad de Beverly. Están sanos, no tienen problemas y el futuro profesional es fabuloso. Todo va bien hasta que aparece... "la mujer" (lo femenino -el sexo- como desencadenante, una vez más, de la tragedia, la caída, la destrucción y el caos). Se rompe el equilibrio, la unión indestructible e incuestionable se resquebraja, aparecen las dudas, los miedos y el dolor; a pesar de ser adultos y triunfadores, no han madurado y son incapaces de asimilar el "amor" y su inevitable consecuencia, la vida independiente, plena y "real". Se habían creado un mundo a su medida en paralelo al mundo de los demás, el de verdad, vivían un engaño (se engañaban a sí mismos) forzado y artificial que tarde o temprano tenía que venirse abajo (todos los intentos de huir de la realidad son esfuerzos titánicos muy frágiles ante los embates del exterior -el amor sería un gran pulverizador/desenmascarador de cobardías y falsedades). Esta primera parte es muy interesante y eficaz, está bien planteada la historia en unos pocos trazos certeros y precisos. A partir de ahí vienen los problemas: se pasa a la vorágine autodestructiva sin desarrollo, explicación ni sentido; nos encontramos con una espiral enloquecedora y enfermiza porque sí, no se muestra el proceso, solo vemos el resultado, se pasa de la normalidad a la locura en un instante; no son creíbles las reacciones de los personajes; no se pueden entender comportamientos tan exagerados en tan poco tiempo y por tan poco motivo.
Historia pesadillesca, tortuosa y desquiciada en la que importa la creación de una atmósfera malsana, la consecuencia degradada, no la historia bien construida o los personajes sólidos, estos son meras marionetas utilizadas en un show sensacionalista, agobiante y desolador.
Hay talento para el horror, no para la narración. Buen poeta de lo enfermo, mal contador de historias. Hay una gran sensibilidad para lo esquinado y angustioso, nula capacidad para reflejar lo humano en su vertiente más cotidiana. Se apuesta por un romanticismo oscuro y solemne, se desprecian el escepticismo y el humor. Triunfa, en definitiva, lo trágico, rápidamente se apodera de la historia y devora a los personajes; es, en cierto modo, una mirada directa, entre exaltada y espantada, voluptuosa y horrorizada, a la muerte; entendida como una presencia constante, ominosa y amenazadora, una especie de carcoma que lo pudre todo y ante la que solo cabe el asombro y la contemplación extática.
Esta historia entronca con la ciencia ficción más pesimista, filosófica y abstracta; hay un acercamiento a lo tecnológico (médico/quirúrgico en este caso), a lo mutante y deshumanizado; un futurismo negro en el que se asocia el avance científico, el progreso y el triunfo de la razón con lo monstruoso, abyecto y desviado. Hay admiración y hay temor. Cronenberg intenta extraer/sublimar de ese "género" literario la esencia y evitar el tópico más utilitario. Se aprecia, también, un gusto por la pintura abstracta, el minimalismo y la escultura. Casi parece más un artista de museo y exposiciones que un clásico contador de historias.
Fabuloso Irons, a su elegancia, sobriedad y belleza naturales añade sensibilidad, miedo y dolor. Bujold enriquece un personaje más pequeño, que es utilizado como propiciador para ser posteriormente abandonado, no interesa su matización, solo importa como arquetipo y excusa.
El resultado es contradictorio y desproporcionado; un cuento de terror simplón y efectista que aburre, decepciona y cansa, y, a ratos, un ejercicio de estilo fascinante, perturbador y sugerente. Falla como historia, acierta como vislumbre, como ejercicio poético-patológico (esquizofrénico-paranoico).
Los siameses están unidos físicamente, en esta historia la unión-dependencia es psicológico-afectiva solamente. Tenemos a dos gemelos; ginecólogos brillantes, solteros, que viven juntos y que son "felices". Se compensan y complementan perfectamente; el desenfado, la seguridad en sí mismo y un cierto cinismo de Elliot son el reverso de la vulnerabilidad, timidez y bondad de Beverly. Están sanos, no tienen problemas y el futuro profesional es fabuloso. Todo va bien hasta que aparece... "la mujer" (lo femenino -el sexo- como desencadenante, una vez más, de la tragedia, la caída, la destrucción y el caos). Se rompe el equilibrio, la unión indestructible e incuestionable se resquebraja, aparecen las dudas, los miedos y el dolor; a pesar de ser adultos y triunfadores, no han madurado y son incapaces de asimilar el "amor" y su inevitable consecuencia, la vida independiente, plena y "real". Se habían creado un mundo a su medida en paralelo al mundo de los demás, el de verdad, vivían un engaño (se engañaban a sí mismos) forzado y artificial que tarde o temprano tenía que venirse abajo (todos los intentos de huir de la realidad son esfuerzos titánicos muy frágiles ante los embates del exterior -el amor sería un gran pulverizador/desenmascarador de cobardías y falsedades). Esta primera parte es muy interesante y eficaz, está bien planteada la historia en unos pocos trazos certeros y precisos. A partir de ahí vienen los problemas: se pasa a la vorágine autodestructiva sin desarrollo, explicación ni sentido; nos encontramos con una espiral enloquecedora y enfermiza porque sí, no se muestra el proceso, solo vemos el resultado, se pasa de la normalidad a la locura en un instante; no son creíbles las reacciones de los personajes; no se pueden entender comportamientos tan exagerados en tan poco tiempo y por tan poco motivo.
Historia pesadillesca, tortuosa y desquiciada en la que importa la creación de una atmósfera malsana, la consecuencia degradada, no la historia bien construida o los personajes sólidos, estos son meras marionetas utilizadas en un show sensacionalista, agobiante y desolador.
Hay talento para el horror, no para la narración. Buen poeta de lo enfermo, mal contador de historias. Hay una gran sensibilidad para lo esquinado y angustioso, nula capacidad para reflejar lo humano en su vertiente más cotidiana. Se apuesta por un romanticismo oscuro y solemne, se desprecian el escepticismo y el humor. Triunfa, en definitiva, lo trágico, rápidamente se apodera de la historia y devora a los personajes; es, en cierto modo, una mirada directa, entre exaltada y espantada, voluptuosa y horrorizada, a la muerte; entendida como una presencia constante, ominosa y amenazadora, una especie de carcoma que lo pudre todo y ante la que solo cabe el asombro y la contemplación extática.
Esta historia entronca con la ciencia ficción más pesimista, filosófica y abstracta; hay un acercamiento a lo tecnológico (médico/quirúrgico en este caso), a lo mutante y deshumanizado; un futurismo negro en el que se asocia el avance científico, el progreso y el triunfo de la razón con lo monstruoso, abyecto y desviado. Hay admiración y hay temor. Cronenberg intenta extraer/sublimar de ese "género" literario la esencia y evitar el tópico más utilitario. Se aprecia, también, un gusto por la pintura abstracta, el minimalismo y la escultura. Casi parece más un artista de museo y exposiciones que un clásico contador de historias.
Fabuloso Irons, a su elegancia, sobriedad y belleza naturales añade sensibilidad, miedo y dolor. Bujold enriquece un personaje más pequeño, que es utilizado como propiciador para ser posteriormente abandonado, no interesa su matización, solo importa como arquetipo y excusa.
El resultado es contradictorio y desproporcionado; un cuento de terror simplón y efectista que aburre, decepciona y cansa, y, a ratos, un ejercicio de estilo fascinante, perturbador y sugerente. Falla como historia, acierta como vislumbre, como ejercicio poético-patológico (esquizofrénico-paranoico).

7,2
7.033
7
2 de enero de 2017
2 de enero de 2017
42 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermosa y triste película. Romanticismo furioso y lánguido.
Un hombre y una mujer con muerto al fondo. Francia y Alemania. Verlaine y Rilke. La Primera Guerra Mundial ha terminado, pero nunca se acaba del todo. Las consecuencias del desastre se eternizan. Los hijos muertos son como fantasmas que ensombrecen la vida de los que quedaron y les mandaron al moridero. Los supervivientes apenas se tienen en pie, las heridas son demasiado grandes y siempre están abiertas.
Hay amores rotos, identidades truncadas y trocadas, infelicidad, esperanza y muchas mentiras. Se habla de la fragilidad humana y del dolor amenazante, de la necesidad de juntarse y de la ficción como consuelo. Hay desesperación, intriga y pasiones contenidas.
Mucha belleza en el narrar y mucha precisión en la muestra de sentimientos. La trama discurre, fluye con delicadeza y buen hacer. Es una película que se degusta, que se admira y paladea poco a poco; con intensidad, placer y sentido. Quizás en la parte final se iluminan demasiados recovecos y se le da demasiadas vueltas a la historia, pero en su conjunto es una obra apreciable, entretenida, de tan buen gusto como gran oficio. Bien. Muy bien.
Soberbios los actores, la fotografía (se juega/alterna el color y el blanco y negro de manera acertada), la música, la dirección y en general todo.
Un hombre y una mujer con muerto al fondo. Francia y Alemania. Verlaine y Rilke. La Primera Guerra Mundial ha terminado, pero nunca se acaba del todo. Las consecuencias del desastre se eternizan. Los hijos muertos son como fantasmas que ensombrecen la vida de los que quedaron y les mandaron al moridero. Los supervivientes apenas se tienen en pie, las heridas son demasiado grandes y siempre están abiertas.
Hay amores rotos, identidades truncadas y trocadas, infelicidad, esperanza y muchas mentiras. Se habla de la fragilidad humana y del dolor amenazante, de la necesidad de juntarse y de la ficción como consuelo. Hay desesperación, intriga y pasiones contenidas.
Mucha belleza en el narrar y mucha precisión en la muestra de sentimientos. La trama discurre, fluye con delicadeza y buen hacer. Es una película que se degusta, que se admira y paladea poco a poco; con intensidad, placer y sentido. Quizás en la parte final se iluminan demasiados recovecos y se le da demasiadas vueltas a la historia, pero en su conjunto es una obra apreciable, entretenida, de tan buen gusto como gran oficio. Bien. Muy bien.
Soberbios los actores, la fotografía (se juega/alterna el color y el blanco y negro de manera acertada), la música, la dirección y en general todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Final muy abierto. Cruel para el espectador que se había identificado con la poderosa ilusión amorosa de la protagonista y los padres del chico muerto.
Epílogo sensible en ese momento postrero ante/frente el cuadro de Manet.
Epílogo sensible en ese momento postrero ante/frente el cuadro de Manet.
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