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Críticas ordenadas por utilidad
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6,6
1.529
8
15 de octubre de 2006
15 de octubre de 2006
10 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yendo tras el susodicho actor, pues nunca hasta ahora mentado pero ya en dos ocasiones pensado, me topé por casualidad, más que por probada referencia convertida en definitiva prueba documental con esta peli, que una vez califiqué sin mucho reparo y nulo sonrojo de western de aventuras. Pues desde la primera escena, los elementos constituyentes de los distintos contextos por los fue atravesando la trama no cesaron en el empeño de exhalar un cierto halo de extrañamiento ambiental. Pueblo perdido y costero, mexicano y somnoliento. Las primeras frases cortas bien resueltas, contundentes algunas, sentenciosas las más. Héroes, al menos uno y medio que están dispuestos a pasar un año en vilo reposado, encadenándose únicamente al juego, alcohol y, no sé si a la mayormente descubierta siesta. Y son héroes, pues para qué tanto libro, insisto, en llevarme a la tumba?
Estructura fulminante, sólida, acción consensuada, se distribuyen los papeles y la encarnación de las más de las virtudes sin atisbo de machismo decimonónico. Empieza la travesía, enrevesada, pero solo física, renovada de accidentes. Ambigüedad, (como dijo aquel) también así la palpo yo en los tipos, ensombreciendo el tiempo por el que, quién sabe, podrá transcurrir la acción que acabará erigiendo la inquietud proclamada momentos antes por la negra sospecha.
Ni lo aparentemente previsible molesta, porque tan creíble cinematográficamente resulta gracias también, a la más natural postura, opción, que periódicamente identificamos, al recogerla, de la más contagiosa cotidianidad.
Escena alrededor de la hoguera, me percaté, quién sabe si como resultado producido por las postrimerías de un largo proceso de baja California moral, o simplemente fruto tergiversado y ambivalente de la emoción que lograra amasar el momento. Pero en el intercambio cruzado de fieros dardos dialogados ahondé al escarbar la tierra esa miríada de significados ocultos, posibles nuevas interpretaciones cercadas por su carácter inhibidor que, latentes, ni siquiera adujeron suficiente esfuerzo para dejarse entrever, tal vez sentir.
Y al final, el final tantas veces repetido, pero al fin cuestionado clarividentemente; “con un mazazo mortal en el cogote, quién expiraría por contar la historia del Quijote?”
Estructura fulminante, sólida, acción consensuada, se distribuyen los papeles y la encarnación de las más de las virtudes sin atisbo de machismo decimonónico. Empieza la travesía, enrevesada, pero solo física, renovada de accidentes. Ambigüedad, (como dijo aquel) también así la palpo yo en los tipos, ensombreciendo el tiempo por el que, quién sabe, podrá transcurrir la acción que acabará erigiendo la inquietud proclamada momentos antes por la negra sospecha.
Ni lo aparentemente previsible molesta, porque tan creíble cinematográficamente resulta gracias también, a la más natural postura, opción, que periódicamente identificamos, al recogerla, de la más contagiosa cotidianidad.
Escena alrededor de la hoguera, me percaté, quién sabe si como resultado producido por las postrimerías de un largo proceso de baja California moral, o simplemente fruto tergiversado y ambivalente de la emoción que lograra amasar el momento. Pero en el intercambio cruzado de fieros dardos dialogados ahondé al escarbar la tierra esa miríada de significados ocultos, posibles nuevas interpretaciones cercadas por su carácter inhibidor que, latentes, ni siquiera adujeron suficiente esfuerzo para dejarse entrever, tal vez sentir.
Y al final, el final tantas veces repetido, pero al fin cuestionado clarividentemente; “con un mazazo mortal en el cogote, quién expiraría por contar la historia del Quijote?”

6,3
865
2
24 de marzo de 2007
24 de marzo de 2007
5 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas ya me atrevería a comenzar tal que así mi comentario; “Es de este tipo de cine…” Porque las ideas, intenciones y maneras desde las que se parte para levantar este tipo de historias y argumentos, después de, ciertamente, ya algo visto y por ende sufrido, no es que puedan seguir incluyéndose como un todo, una vez rematada la faena, en la sección de cine de autor, sino simplemente en el pozo sin fondo de las películas fallidas, algunas, estoy seguro, mucho antes de haber empezado a rodarlas, porque si de antemano, a todas luces ya no se consigue reunir el número suficiente de mimbres, ni si quiera hablo ya de cimientos, mínimamente sólidos, para qué seguir. Pero bueno, habrá que seguir rentabilizando, o dilapidando el prestigio adquirido en anteriores films a través de subsiguientes subvenciones.
Entre que una ya la visto yo y mi acompañante no y a la inversa, tuve que rebuscar un poco más de lo normal y no tuve más remedio que toparme con esta peli y un preestreno, que, visto lo visto, hasta puede que me hubiera sabido, al menos, a gotitas de gloria. Pero, lo mismo que ya tenía la certeza de que la suerte estaba más que echada con respecto a la elección, no podía despegarme de un mal presentimiento sobre el contenido de la historia y la manera de contarla. Tanto es así que, al poco de dar comienzo tan pesada levedad, le comenté a mi acompañante: “Al menos me fijaré en la historia de los movimientos de cámara.” Pues quise pensar que, en muchas oportunidades, es parte inherente del estilo de un autor. Pues ni eso. Alcanzó tan altas cotas la frustración ya en los primeros compases de la primera historia, que solo pude acabar constatando al respecto, un rápido y reiterado movimiento de acercamiento a los rostros de determinados personajes con los que fraguar primeros planos durante breves momentos. Hecho absolutamente prescindible y fútil en el marco de una indiferencia insultante en relación al resto de elementos que van configurando cada una de las historias.
Conclusión más abajo.
Entre que una ya la visto yo y mi acompañante no y a la inversa, tuve que rebuscar un poco más de lo normal y no tuve más remedio que toparme con esta peli y un preestreno, que, visto lo visto, hasta puede que me hubiera sabido, al menos, a gotitas de gloria. Pero, lo mismo que ya tenía la certeza de que la suerte estaba más que echada con respecto a la elección, no podía despegarme de un mal presentimiento sobre el contenido de la historia y la manera de contarla. Tanto es así que, al poco de dar comienzo tan pesada levedad, le comenté a mi acompañante: “Al menos me fijaré en la historia de los movimientos de cámara.” Pues quise pensar que, en muchas oportunidades, es parte inherente del estilo de un autor. Pues ni eso. Alcanzó tan altas cotas la frustración ya en los primeros compases de la primera historia, que solo pude acabar constatando al respecto, un rápido y reiterado movimiento de acercamiento a los rostros de determinados personajes con los que fraguar primeros planos durante breves momentos. Hecho absolutamente prescindible y fútil en el marco de una indiferencia insultante en relación al resto de elementos que van configurando cada una de las historias.
Conclusión más abajo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sintetizando: Cada una de las historias me dejó indiferente pero no solo eso; con tendencia a una sensación de pérdida de tiempo deprimente. Todo: su planteamiento, puesta en escena, desarrollo de la acción, desenlace; que poco me dice y cuanto me carga. No se trata de contar mentiras, sino lo de siempre; algo real, verosímil o, al menos que estremezca, aunque sea con trampas, que consiga emocionarte, aunque sea sobretodo gracias uno mismo, a su bagaje emocional innato, desarrollado con el tiempo. Pero ni con todas esas ayudas logra transmitirme el más mínimo pesimismo, angustia, rabia, pena, desolación, mezquindad, miseria, identificación, cercanía. Nada. Todo está muerto, tan muerto cinematográficamente hablando que, ¿qué clase si quiera de “vidilla” puede surgir de ahí? Solo un momento me interesó, me gustó, en la historia final; el primer desenlace, pero claro no se trataba de eso sino de mostrar algo mil veces visto, pero que no por ello debe dejarse de hacer, pero… que si no aporta nada nuevo, que transmita, aún engañándote pero que transmita, que no te engañe siendo absolutamente consciente de que estás siendo vulgarmente estafado.
3
10 de agosto de 2006
10 de agosto de 2006
3 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes siquiera que se me empezara a contar la historia, mi decaído olfato, también es verdad, ya acertaba a oler un fluir intrascendente. Unas cuantas desavenencias después, en cuanto a forma, fondo, cielo y tierra, terminaron por dotar mis papilas olfativas de una gran importancia y acreedora de una seguridad manifiesta en el arte del presagio, solo con haber saboreado de forma plausible el impulso ventoso que más tarde intentaría abaratar anhelantes sensibilidades recubriéndolas de fango y lodo.
No ya por qué no me ha gustado, sino por qué ni siquiera me interesó someramente. Tal vez estemos ante una sucesión de escenas que, de por sí y dentro de un más amplio contexto y desarrollo argumental no inciden, de manera aparentemente vaga, indolente y desapaciblemente, más que en retroalimentarse de la intrascendencia que fuera condimento consustancial de la esencia de los primigenios elementos cofundadores de los cimientos desde los que se pensaba ir levantando la historia.
Quise entrever o rememorar al principio, otra forma de contar de carácter dramático con ribetes poéticos, con marcado acento accionarial, en este caso, con la sucesión de acontecimientos que el grupo de músicos y porteadores provocara o fueran por ellos provocados, tan proclives para ello eran las circunstancias escrituradas por el guión.
Una vez muerto el patrón, erigida la protagonista como nueva jefa, quise entrever o rememorar otro tratamiento en la resolución de conflictos tanto a través del recibimiento y reacciones varias del hijo pródigo en su regreso junto con su “amada”, tanto por y contra sus compañeros de fatigas, como por y contra aquella, como en la escena del matadero bar, donde toda coincidencia con las pelis de acción norteamericanas en este tipo de secuencias, sufriría antes siquiera de erigirse como planteamiento un contumaz desmoronamiento.
Y algo entreví y rememoré, es cierto, pero con resultados estrictos y por acumulación tan pobres y faltos de vida, que, ni siquiera es que cargaran pesadas alforjas en mi espalda al comienzo de un largo camino, es que, todo pasaba con una finalidad tan indiferente ante tus ojos, que, ya no, al poco, sino al mismo tiempo que veías todo desvanecíase mortalmente olvidado.
La segunda parte, con ese corte temporal abrupto que da un vuelco a la historia y llena de simbolismo el dichoso sorgo, que por toda la peli deambula como alma en pena, con desfachatez hunde más en la miseria anegada, (o sea sin posibilidad de reflote), un interés que ya se encontraba abrumadoramente aborrecido a varios cientos de metros bajo tierra sin posibilidad de resucitar siquiera a través de los gases de una ente desapercibido en avanzado estado de descomposición.
No ya por qué no me ha gustado, sino por qué ni siquiera me interesó someramente. Tal vez estemos ante una sucesión de escenas que, de por sí y dentro de un más amplio contexto y desarrollo argumental no inciden, de manera aparentemente vaga, indolente y desapaciblemente, más que en retroalimentarse de la intrascendencia que fuera condimento consustancial de la esencia de los primigenios elementos cofundadores de los cimientos desde los que se pensaba ir levantando la historia.
Quise entrever o rememorar al principio, otra forma de contar de carácter dramático con ribetes poéticos, con marcado acento accionarial, en este caso, con la sucesión de acontecimientos que el grupo de músicos y porteadores provocara o fueran por ellos provocados, tan proclives para ello eran las circunstancias escrituradas por el guión.
Una vez muerto el patrón, erigida la protagonista como nueva jefa, quise entrever o rememorar otro tratamiento en la resolución de conflictos tanto a través del recibimiento y reacciones varias del hijo pródigo en su regreso junto con su “amada”, tanto por y contra sus compañeros de fatigas, como por y contra aquella, como en la escena del matadero bar, donde toda coincidencia con las pelis de acción norteamericanas en este tipo de secuencias, sufriría antes siquiera de erigirse como planteamiento un contumaz desmoronamiento.
Y algo entreví y rememoré, es cierto, pero con resultados estrictos y por acumulación tan pobres y faltos de vida, que, ni siquiera es que cargaran pesadas alforjas en mi espalda al comienzo de un largo camino, es que, todo pasaba con una finalidad tan indiferente ante tus ojos, que, ya no, al poco, sino al mismo tiempo que veías todo desvanecíase mortalmente olvidado.
La segunda parte, con ese corte temporal abrupto que da un vuelco a la historia y llena de simbolismo el dichoso sorgo, que por toda la peli deambula como alma en pena, con desfachatez hunde más en la miseria anegada, (o sea sin posibilidad de reflote), un interés que ya se encontraba abrumadoramente aborrecido a varios cientos de metros bajo tierra sin posibilidad de resucitar siquiera a través de los gases de una ente desapercibido en avanzado estado de descomposición.

6,4
1.213
2
6 de agosto de 2006
6 de agosto de 2006
8 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que decir, solo despotricar podría ante el desarrollo atragantante de esta película, de principio a fin. Con la excepción de tenues destellos de una cierta brillantez de contenido verbal, (la ví ayer y hace años que no recuerdo donde), el resto fue pasto de una mediocridad, mojigatería y desfachatez narrativa insultante. Es de este tipo de films en los que intuyes a la legua su sopor melodramático, su banalidad total y ya no indiferencia sino esa molestia que empieza a atentar contra, hasta, una menoscabada inteligencia. ¿Por qué? Podría afirmar pesaroso, por no encontrar motivo sólido y real que no lo sé, pero experiencias similares aparte, siento, como así creo que volví a sentir ante los suficientes datos que una vez sobre la mesa tal súbita desazón provocáranme, una determinada fecha de producción, la piedra angular representada por un argumento de estas características, siendo aderezado todo ello por la pareja o el trío protagonista acabaron siendo determinantes, una vez más, para un previsible hedor a descomposición, mucho antes de otorgarle el beneficio de la duda. Si todo ello no hubiera resultado lo suficientemente revelador, añadámosle unos minutos de visionado, para convencernos, de una manera contundente, de su falta de decoro cinematográfico. Todo vale, todo resulta inverosímil, sonrojante, falto de interés y no estamos hablando de un film de Van Damme. Los buenos sentimientos son patéticos, los que se dejan entrever como “malos” resultan irritantes, por esa mojigatería indefinible en su ambigüedad de tan almibaradas formas. Y con uno de los desenlaces más faltos de toda decencia argumental que recuerdo haber visto. Una peli de las que se te hace “bola”, nada más intentar masticar.
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